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~LXXXVI~

El día de la boda de Bill y Fleur Deborah, Edmund y Jade aparecieron en la madriguera antes de la ceremonia, pues Molly suplicó a la primera que trajera ayuda el día del cumpleaños de Harry.

Los tres estaban ya vestidos y preparados para la boda, lo cual les hacía desentonar con el caos que era en ese momento el hogar de los Weasley.

Cuando entraron dentro Molly no tardó en llevarse a Jade con ella para poder revisar las decoraciones de la boda junto con ella, Edmund se fue a ayudar a Ron y Harry a colocar la carpa y Deborah se vio arrastrada por Fred hacia el mismo patio donde ambos tuvieron aquella charla no hace mucho.

La morena sonrió levemente al ver la alegría en el rostro del chico.

-¿Qué te ocurre Weasley?

Fred sonrió y tomó sus manos.

-He estado pensando en todo lo que me dijiste el otro día. Tengo que admitir que cuando me lo contaste me asusté, es decir, nunca me había planteado poder estar con alguien asexual.

Deborah ladeó su cabeza confusa, sin comprender que era esa última palabra, pero decidió no interrumpir el discurso del chico.

-Pero luego lo pensé mejor y todavía podríamos conseguirlo todo. Podríamos adoptar o quizás pudieras quedarte embarazada con magia. ¡No hace falta tener sexo!

La morena frunció el ceño algo aturdida.

-¿Embarazarme? ¿Por qué iba a querer embarazarme?

Fred pareció percatarse de lo perdida que estaba la chica.

-No hablo de ahora. Pero ya sabes... Si dentro de unos años seguimos juntos, me gustaría formar una familia contigo.

Deborah miró a su novio con temor de contestar a aquello, no quería desilusionale.

-Pero nosotros ya somos una familia, no necesitaríamos niños.

El pelirrojo asintió, conmovido por las palabras de la chica y la rodeó entre sus brazos.

-Lo sé, pero estaría bien tener dos o tres mini Freds y mini Debs por ahí.

Deborah acarició la cara del chico correspondiendo a su forma de afecto sin saber que decir.

Sabía que ya había puesto un peso en los hombros del chico cuando le dijo que no quería tener sexo y él la había aceptado. Quizás ese era el precio que tenía que pagar.

Se separó del chico con lentitud y tras dedicarle una débil sonrisa se marchó de allí con la cabeza hecha un lío.

Dirigió sus pasos hasta la carpa, donde se cruzó con Molly y Jade saliendo de ella.

Deborah siempre había sido buena escondiendo sus emociones, pero había cuatro personas a las que nunca podría engañar, y una de ellas era su amiga.

Jade se separó de Molly y se dirigió hacia su amiga.

-¿Estás bien Debs?

Preguntó, sabiendo que la chica le mentiría.

-Si, estoy bien.

Jade rodó los ojos.

-¿Qué tal si lo intentas otra vez? Y ahora sin mentir.

Deborah suspiró.

-Es una tontería, pero Fred me ha apartado para hablar y no paraba de decir que en un futuro íbamos a tener hijos y yo....

-Y tú no quieres ser madre.

La chica asintió. Sabía lo que era crecer siendo consciente de que tus padres estaban muertos y aunque Regulus era un padre para ella siempre tendría ese hueco, además de que un hijo no entraba en sus planes.

Jade suspiró comprendiendo la situación.

-¿Y no se lo has dicho?

Deborah negó con la cabeza.

Jade tomó la mano de la chica.

-La maternidad debería ser siempre deseada Deborah. Créeme, sé como es una madre que fue obligada a tener hijos, y no es bonito.

Deborah miró a los ojos de su amiga, viendo como la tristeza los inundaba al hablar de su madre.

Jade había cambiado mucho durante los últimos años. Había pasado de ser aquella chica rebelde que fumaba en los terrenos de Hogwarts a ser una de las personas más fuertes que Deborah conocía.

Ambas chicas se quedaron en silencio unos segundos, cada una sumida en sus pensamientos.

-¿Qué quieres hacer con tu vida Debs? ¿Qué harás cuando esta guerra acabe?

Parecía una pregunta tonta, pero la nombrada se encontró sin saber que contestar. No recordaba la última vez que hizo planes para el futuro. Cuando vivía con Regulus era una niña y no pensaba mucho en esas cosas y luego Harry reapareció en su vida y su propósito se volvió protegerle.

-No lo sé.




***


Deborah se encontraba sentada en una mesa junto a Edmund y a Harry, quien estaba bajo los efectos de la poción multijugos, haciéndole parecer un Weasley más.

Bill y Fleur estaban oficialmente casados y todos lo celebraban.

Edmund miraba la pista de baile con una triste sonrisa, recordando aquel baile de invierno.

Aquel día de había dado por vencido en sus esperanzas de pasar la noche con Corvus, pero cuando menos se lo esperaba el chico apareció y pasó una de las mejores noches de su vida.

Habían pasado muchos años de eso ya, ahora eran más mayores y las cosas habían cambiado, pero había una pequeña parte de Ed que todavía mantenía la esperanza en que Corvus entraría por esa puerta y podrían bailar juntos.

Unos pasos se acercaron hacia el trío, provocando que todos prestaran atención al chico de pie frente a Edmund.

Pero aquel hombre no era Corvus, sino Vicktor Krum, quien invitó a bailar al chico.

Ed miró nervioso a su amiga, pues no quería dejarla sola, pero ella asintió con la cabeza.

Cuando ambos se alejaron Deborah suspiró y apoyó su cabeza en su mano mirando hacia Fred.

El chico de reía animadamente con su gemelo mientras que este coqueteaba con las primas francesas de Fleur.

Tenía claro que ella no sería madre, pero no podía pedirle a Fred que renunciara a algo que iba a hacerle feliz.

La morena suspiró y se levantó tomando una decisión.

-¿Podemos hablar?

Dijo tocando levemente el hombro de Fred.

El chico asintió y ambos salieron de la carpa siendo observados por Harry, quien no había perdido detalle de la situación.

Fuera de la carpa, Deborah miraba al suelo, tomando fuerzas para lo que iba a hacer a continuación.

-Fred.... No quiero ser madre.

El pelirrojo la miró sorprendido al principio, pero luego negó con la cabeza.

-Eso es imposible Debs, mi madre siempre dice que todas las mujeres quieren ser madres.

La chica negó con la cabeza.

-Pues tu madre se equivoca, yo no quiero ser madre.

Un silencio incómodo se instaló entre ellos, pero Deborah lo rompió tomando las manos del chico.

-Escúchame Fred. Quiero que seas feliz. Quiero que vivas tu vida, que tengas un negocio exitoso, una mujer cariñosa y unos niños adorables. Pero yo no puedo formar parte de eso.

El chico suspiró y asintió con la cabeza.

-Yo también quiero que seas feliz, nunca te obligaría a vivir en una vida que no quieres.

Ambos miraron a los ojos de el otro, buscando consuelo para lo que sabían que era el siguiente paso.

-Lo mejor para ambos será separarnos.

Susurró la morena.

Fred asintió y estrechó a la chica entre sus brazos en un fuerte abrazo que fue correspondido.

Cuando se separaron Deborah acarició la mejilla del chico y le dedicó una pequeña sonrisa.

-Gracias por todo Deborah Potter.

Susurró el chico con una triste sonrisa.

-Gracias a ti Fred Weasley.



¡Hola!

No me matéis por favor!!

Lo cierto es que nunca pensé en Fred y Deborah acabando juntos. La vida es así, no todo el mundo acaba casado con su pareja de la adolescencia 😢

¿Qué os ha parecido el capítulo?

¿Cuál ha sido vuestra parte favorita?

¿Qué opináis de la ruptura de Fred y Debs?

Nos vemos!

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