~LXXXIX~
Deborah estaba sentada junto a Jade en el pasillo que unía sus habitaciones en la mansión Black.
-¿Estás bien? Hoy han pasado muchas cosas.
Preguntó la de piel oscura a su amiga.
Deborah suspiró y asintió.
-Si, pero estoy muy cansada. ¿Y tú?
La cara de Jade cambió ante la pregunta, miró sus manos con furia.
-La próxima vez seré yo quien le ataque. No voy a volver a ser débil.
Deborah asintió.
-Nunca lo has sido.
***
A la mañana siguiente Regulus apareció en la casa mientras Deborah y Hermione trataban de ayudar a Krecher a hacer el desayuno.
El elfo ya se había llevado un par de reprimendas por parte de su ama ante sus desplantes hacia Hermione, y aunque había aceptado no insultarla más, se negaba a dejar que le ayudara.
Harry, Ron y Jade también estaban en la cocina, así que todos observaron como un Regulus con cara de estar agotado entró.
-¿Estáis todos bien?
Fue lo primero que preguntó, inspeccionando a todo el mundo con la mirada.
Deborah asintió y se dirigió a él con una taza de café la cual le extendió.
-¿Cuánto has dormido?
El hombre bebió un sorbo del café y se sentó.
-No mucho, Lupin desapareció de la nada y Sirius y yo fuimos a buscarle, pero cuando nos rendimos ya había vuelto.
La morena asintió, sintiéndose aliviada de que Remus hubiera decidido volver, más no mencionó nada de su pelea.
-¿Sirius va a venir?
Preguntó Harry, algo preocupado por su padrino.
Regulus negó con la cabeza.
-Tonks está embarazada y Ted ha tenido que huir así que se va a quedar a ayudar.
Deborah miró preocupada a Regulus.
-¿Ted ha huido?
El hombre centró su atención en la chica y asintió.
-Los mortífagos están empezando a buscar hijos de muggles y no quería ponernos en peligro.
***
Harry se encontraba sentado en el sillón donde había dormido la noche anterior mientras que Hermione y Ron intentaban tocar el piano.
El chico miraba la nota una y otra vez leyendo las iniciales, R.A.B.
Dumoledore había muerto sin dar más explicaciones. Necesitaba encontrar el verdadero horrocrux, pero se sentía estancado.
La puerta del salón fue abierta por Regulus y Deborah, quienes charlaban en voz baja.
Tras unos minutos el hombre subió la mirada y se acercó al piano.
-¿Sabes tocar Hermione?
La chica negó con timidez.
-¿Usted sabe señor Black?
Regulus asintió.
-Tradición familiar, mi madre nos enseñó a mi hermano y a mi y yo le enseñé a Deborah.
Esto llamó la atención de Harry, quien miró a su hermana.
-Recuerdo que lo odiaba. Yo quería tocar canciones de los Beatles y me ponías a aprender música clásica.
El hombre negó con la cabeza divertido y se sentó en le piano.
-Veamos si sirvió para algo.
Deborah rodó los ojos y se sentó junto a él en el piano.
Suspiró y cerró los ojos, recordando todas las tardes que ella y Regulus habían pasado sentados en aquel piano.
Miró las teclas y colocó sus manos en ellas.
La canción “Para Elisa” inundó todo el salón.
Harry se acercó al piano y observó tocar a su hermana.
Supo al instante que había mentido al decir que odiaba tocar, pues su expresión facial se relajó en cuanto la música comenzó a sonar.
Regulus miraba orgulloso a la chica. Habían pasado años desde la última vez que habían tenido tiempo y ganas de sentarse en aquel piano. En aquel entonces Deborah era solo una niña y ahora era toda una guerrera.
Eso entristecía al hombre, aunque le aliviaba saber que podía defenderse odiaba que hubiera otra generación más de jóvenes soldado, dispuestos a morir por una guerra que no habían comenzado.
Cuando la canción terminó Deborah suspiró y miró como el trío de oro la observaban asombrados.
Se levantó del piano sintiendo las miradas de todos en ella y se sentó donde Harry había estado antes.
Agarró la nota que el chico había estado observando y frunció el ceño.
-Harry, ¿por qué tienes una nota de Regulus? ¿Y por qué dice que él está muerto?
Los dos nombrados por la chica abrieron los ojos con sorpresa.
Harry se giró rápidamente hacia el hombre.
-¿Eres R.A.B?¿Sabes dónde está el verdadero guardapelo?
El hombre pasó una mano por su cabello.
-Será mejor que nos sentemos. Tú también Deborah.
Los hermanos Potter obedecieron sentándose en el sillón, uno a cada lado de Regulus mientras que Harry, Ron y Jade, quien había entrado mientras Deborah tocaba, se colocaron delante de ellos.
-Como bien sabréis todos yo fui un mortífago. Tenía dieciséis, era un niño estúpido y mi madre me amenazó con desheredarme si no lo hacía, después de ver lo que hizo con Sirius me asusté y accedí a unirme.
Levantó lentamente la manga de el jersey que llevaba, dejando ver su maraca, la cual estaba cubierta de cicatrices y arañazos.
Deborah exhaló mirando las heridas que cubrían la marca y miró preocupada al hombre.
-Al principio él no me asignó ninguna misión, solo tenía que asistir a las reuniones, lo cual me ponía enfermo, pero un día me pidió que le prestara a Krecher.
Regulus tomó aire, preparándose para contar la siguiente parte de la historia.
-Mi madre se emocionó mucho y me hizo obedecer sin dudarlo.
La noche que Krecher estuvo con él no dormí esperando a su llegada.
Cuando le vi medio inconsciente y lleno de heridas supe que algo malo había sucedido.
Deborah apoyó su mano en el hombro de Regulus, intentado transmitirle apoyo.
-Cuando le pregunté que es lo que había ocurrido me habló de una cueva. Si tienes el falso es porque has estado allí.
Dijo ahora dirigiéndose a Harry, quien asintió.
-Me contó que le había obligado a beber una poción que le hizo querer morir y colocó dentro un guardapelo.
Toda la historia me parecía extraña así que comencé a investigar en secreto.
No tardé mucho en descubrir que aquel guardapelo era un horrocrux, un objeto en el que metes parte de tu alma y así aunque tu cuerpo muera serás inmortal.
Explicó esto último para Jade y Deborah, quienes no sabían que era un horrocrux.
-Cuando averigüé que había una manera de matarle una alegría me inundó. Llevaba meses presenciando las atrocidades que hacía.
Sabía que no podría matarle, pero si conseguía destruir el guardapelo al menos se lo pondría más fácil a su asesino. También sabía que hacer aquello también significaría mi muerte pero no me importó. En aquel momento había perdido a mi hermano, mis padres solo me usaban para subir su estatus y ya no me quedaba ningún amigo.
Un silencio tenso llenaba la sala, todos los presentes sumergidos en el relato del hombre.
-Decidí hacer algo bueno por una vez en mi vida y creé la copia que tienes allí. Hice que Krecher me llevara a la cueva y me tomé la poción, creo que no he sentido dolor mayor al de aquel día en mi vida, pero conseguí terminarla. Cambié el guardapelo y se lo di a Krecher.
Pero estaba muy adolorido y mi garganta quemaba así que decidí beber del lago que rodeaba la pequeña isla de la cueva.
La voz de Regulus se rompió. Los recuerdos de aquel día inundaban su mente.
-Sentí como unas manos me agarraron y comenzaron a arrastrarme hacia dentro del lago. En aquel momento supe que iba a morir así que ordené a Krecher que se fuera y destruyera el horrocrux.
Lágrimas caían por las mejillas de Hermione, quien sollozó levemente.
-Krecher siempre fue un buen elfo, solo me ha desobedecido una vez y fue aquella, tomó mi mano y nos sacó a ambos de allí.
Deborah apoyó la cabeza en el hombro de Regulus quien rodeó a la chica con su brazo.
Regulus Black siempre sería el hombre más valiente que conocía.
¡Hola!
Capítulo un poco más largo en el que oímos hablar un poco del pasado de Reg.
¿Qué os ha parecido?
¿Parte favorita?
Nos vemos!
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