Deborah, Regulus y los Pevensie mayores se marcharon de Hogwarts, la primera algo insegura de dejar sólo a su hermano, pero no podía llevarle con ella.

El funeral de Dumbledore se celebraría al día siguiente y con el director muerto las cosas en la orden se pondrían mucho peor, por eso lo mejor que podían hacer era volver a casa y dormir unas pocas horas mientras pudieran.

Lupin y Tonks habían decidido acompañarles, ambos cansados para ir a sus respectivas casas.

La nueva pareja cerraba el grupo, tomados tímidamente de la mano.

Entraron a la mansión Black, apoyándose los unos en los otros completamente agotados y deseando acostarse.

Regulus y Dylan lideraban el grupo, por lo que fueron los primeros en verle.

Sirius estaba allí junto a Krecher y les saludaba con una pequeña sonrisa.

-El elfo dice que llevo dormido un año, ¿alguien podría explicarme que pasó en el ministerio?

Nadie dijo nada, todos muy ocupados en observar a Sirius como si fuese un espejismo.

Regulus avanzó rápidamente hacia él y le envolvió en un fuerte abrazo.

El mayor de los Black frunció el ceño confuso, pero acabó cerrando los ojos y devolviendo el primer abrazo se su hermano desde que eran unos críos.

Deborah sintió como la mano de Edmund tomaba la suya cuando escucharon a Regulus sollozar levemente entre los brazos de su hermano.

Una vez se separaron Sirius miró con sorna a su hermano.

-Vaya Reg, no te tenía como un sentimental.

Nadie se creyó su tono bromista, pues sus ojos también estaban cristalizados.

Su broma tampoco fue bien recibida por su hermano, quien golpeó su brazo.

-Casi te mueres por hacer el idiota.

Sirius soltó una pequeña risa y asintió con la cabeza.

-Supongo.

Tonks soltó la mano de Lupin y se acercó para envolver al mayor de los Black en un corto abrazo.

-Me alegro de que estés vivo Sirius.

El nombrado sonrió y revolvió el cabello de la chica con cariño.

-Yo me alegro de estarlo Dora.

La chica soltó una pequeña risa y caminó hacia Remus, entrelazando sus manos de nuevo.

En el momento en que Sirius se percató de la escena todo rastro de felicidad abandonó su cara.

Su mirada viajó de la cara de Remus a sus manos junto a las de la chica varias veces.

Deborah suspiró, tenía claro que aquello no acabaría bien, pero tampoco quería quedarse a verlo.

Susan pareció pensar lo mismo que ella, pues se encaminó hacia la planta de arriba.

-No sé vosotros, pero yo me voy a dormir. El funeral de Dumbledore es mañana y a todos nos convendría dormir aunque sea un poco.

Deborah asintió de acuerdo y dejó la sala mientras que Dylan y Regulus le daban a Sirius una breve explicación de lo sucedido.

***

Al día siguiente, y con unas grandes ojeras, Deborah se colocó su traje negro.

Se miró al espejo y bufó ante su aspecto cansado y las pequeñas heridas del día anterior.

Ató su cabello en un desordenado moño, no queriendo hacerse cargo de él y bajó a la planta baja en busca de un café para mantenerse despierta durante el velatorio del viejo.

En la cocina Susan, Dylan y Regulus desayunaban con la misma cara de cansancio que ella.

A pesar de las ojeras, la chica pudo notar como el ánimo de Regulus había mejorado desde que Sirius despertó, lo cual era bueno.

Agradeció en un susurro a Susan cuando le extendió un café con una sonrisa.

-Lo necesitarás.

Deborah se tomó el líquido rápidamente y se dispuso a irse antes que los demás, con la intención de ver como se encontraba Harry.

La chica había decidido que lo mejor que podía hacer para evitar todos aquellos pensamientos que luchaban por llegar a ella era centrarse en su hermano y la guerra y eso haría, ya tendría tiempo de llorar una vez todo haya acabado.

Apareció fuera de los terrenos de Hogwarts y caminó hacia el castillo, donde se celebraría el funeral del director.

Recorrió los pasillos en busca de su hermano, pero se detuvo ante la columna que ella lanzó sobre Fenrir la noche anterior, ahora estaba partida en dos.

Suspiró sintiéndose culpable. Si se hubiera asegurado de que no hubiera manera para el lobo de salir de allí quizás Bill estaría a salvo.

Tan pronto como la culpabilidad llegó ella negó con la cabeza y volvió a su misión de buscar a Harry. No podía ser débil, no ahora.

Encontró al chico junto a Hermione, Ron, Lucy, Neville, Ginny y Luna, quienes intentaban reconfortar a su amigo.

Al darse cuenta de su presencia Lucy y Luna le dirigieron sonrisas amigables, a las cuales ella respondió moviendo su mano.

Ron se hizo a un lado para dejar que se sentara junto a Harry, quien tenía la mirada perdida.

El moreno sabía perfectamente quien era la persona sentada junto a él. Lo sabía porque cualquier otro le hubiera dado alguna muestra de afecto intentado hacerle sentir mejor, pero Deborah no necesitaba nada de eso.

-Escuchadme bien, las cosas están a punto de ponerse mucho peores, sin Dumbledore estamos completamente indefensos. Pero vosotros sois críos, no tendríais que estar preocupados por estas cosas, no sois soldados.

Harry se miró las manos pensando en Draco, sabiendo que él no había tenido mucha más capacidad de elección, que también se había visto envuelto en una guerra.

-Pero tenemos que luchar, por lo que es justo, por nuestras familias.

La morena miró levemente a Ginny tras su valiente comentario.

-Sé que queréis hacerlo, pero no deberíais, una familia está para proteger a los jóvenes, no al revés.

La pelirroja suspiró y sintió la mano de su rubia novia acariciar su mejilla logrando calmar sus nervios.

-¿Qué crees que va a ocurrir ahora?

Preguntó Lucy a la mayor, sintiéndose asustada.

Deborah sacó un cigarro de su bolsillo y lo encendió tomando una calada antes de contestar.

-Si te refieres a que pasará dentro de unas horas no creo que nada bueno, pero ahora mismo os traigo una buena noticia.

Los chicos la siguieron hasta el patio lleno de sillas, donde ya se empezaba a reunir gente al rededor del ataúd del director.

Deborah visualizó a los hermanos Black y a los Pevensie entrando, y lo mismo hicieron sus acompañantes.

Harry se quedó paralizado mirando al su padrino, un hombre que casi había dado por muerto.

Sirius sonrió feliz de ver al pequeño de los Potter y extendió sus brazos.

Harry no tardó mucho en correr hacia ellos y fundirse en un tierno y largo abrazo con su padrino, buscando en él consuelo por la muerte de Dumbledore.

Deborah suspiró mirando la escena. Ahora que Sirius había vuelto Harry no la necesitaría más.

La morena optó por irse de allí y caminar hasta un asiento, pues el funeral de Dumbledore no tardaría mucho en empezar.

Jade se sentó junto a ella con una cansada sonrisa.

-¿Qué tal Potter? ¿Has podido dormir algo?

La nombrada negó con la cabeza.

-No mucho, el mayor de los Black ha vuelto así que ha habido mucho jaleo.

Jade miró tras ella, donde Harry y Sirius hablaban mientras iban a sentarse alejados de ellas.

La del cabello morado silbó girándose hacia su amiga.

-¿Una familia feliz? Eso no existe.

Deborah asintió ante lo dicho por la chica.

Jade sonrió levemente hacia su amiga. Sabía que le dolía ver a su hermano con Sirius y que ambos la ignoraran.

-No los necesitas, tienes al mejor de los Black contigo, a todo el clan Pevensie, tu irritante novio y por supuesto a mi.

Deborah sonrió ante lo dicho por la chica.

-Tengo al orgullo de la familia Avery.

Jade soltó una pequeña risa ante el sarcasmo de su amiga.

Cuando se hubo tranquilizado soltó un suspiro.

-Echaba de menos estos momentos para relajarse, hace tiempo que no tengo uno.

Deborah asintió de acuerdo con lo que había dicho la chica, aquel último año se había sentido como una larga caída cuesta abajo que les había llevado a aquel momento.

-Supongo que a partir de ahora no tendremos muchos más.

¡Hola!

Con este capítulo damos fin al sexto año de Hogwarts y comienzo al último.

Cada vez queda menos para que esta historia acabe y estoy triste.

¿Qué os ha parecido?

¿Cuál ha sido vuestra parte favorita?

Espero que todes tengáis un buen año nuevo y que el año que viene sea mejor que este.

Nos vemos!