~LXXIX~
El cuerpo de Dumbledore cayó por la torre de astronomía mientras Harry sollozaba en su escondite.
Tan pronto como el anciano desapareció Harry sintió su movilidad volver a él.
Pero no tuvo tiempo de reaccionar cuando la puerta fue abierta dando paso a miembros de la orden.
Harry observó como Regulus entraba en un duelo con Bellatrix, quien parecía dispuesta a acabar con los Black.
-Pero si es Regulus Black, el pequeño traidor. En unos momentos podrás decirle hola a tu hermanito.
El hombre no pareció intimidado ante sus palabras y la apuntó con su varita.
-Te diría que voy a mandarte a ver a tu marido, pero no creo que te importe, ambos sabemos que nunca le quisiste.
Bellatrix frunció el ceño y comenzó a atacar a su primo con fiereza mientras que el hombre esquivaba y contraatacaba elegantemente.
-¡Harry!
La voz de su hermana llamó su atención.
La chica acababa de derribar a un mortífago y miraba a todos lados tratando de encontrarle.
No fue hasta que la vio que Harry se dio cuenta de todo el miedo que había pasado, ver a su hermana siempre le traía protección.
-¡Deborah!
Gritó quitándose la capa de invisibilidad y corriendo hacia ella.
Una vez estuvieron juntos la chica se apresuró a revisar su cuerpo en busca de heridas.
-¿Te han hecho algo?
Preguntó con un tono que daba a entender que no bromeaba.
Harry negó, sintiendo cómo las lágrimas volvían a caer por sus mejillas.
-Dumbledore el...
Deborah suspiró con resignación.
-Lo sé, Hagrid ha ido a recuperar el cuerpo.
Pero en aquel momento la atención de Harry se desvió de su hermana.
Snape agarró a Draco del brazo y le arrastró fuera de la torre aprovechando el jaleo.
El elegido sintió como una furia desmesurada se apoderaba de él. Eso junto con la impotencia de no haber podido hacer nada por Dumbledore hizo que explotara.
-¡Snape!
Intentó salir corriendo tras ellos, pero fue detenido por el agarre de Deborah en su brazo.
-No lo hagas Harry, no merece la pena.
El nombrado frunció el ceño furioso ante las palabras de la chica, la cara de tranquilidad con la que le dirigía aquellas palabras no hacía más que alterarle.
Se deshizo bruscamente de su agarre y la miró furioso.
-No te metas en esto.
Y salió corriendo tras su profesor y el rubio, dejando tras de si a una Deborah preocupada.
La morena rodó los ojos con fastidio y se dispuso a seguir a su hermano, ignorando la batalla que se libraba en la torre.
Corrió tras su hermano y los mortífagos por los terrenos de Hogwarts, hasta llegar a las afueras, donde los mortífagos desaparecían.
-¡No! ¡Sectumsepr...
Pero Harry no alcanzó a terminar la maldición cuando fue golpeado por un hechizo de Snape.
-¿Te atreves a usar mis propios hechizos contra mi Potter?
El chico abrió los ojos sorprendido y adolorido.
-Yo soy el príncipe mestiz...
Pero de nuevo la frase quedó incompleta, puesto que Deborah había llegado junto a su hermano y había atado a Snape en unas apretadas cuerdas.
-Eres un idiota que va a ir a Azkaban.
Dijo la chica para acercarse a su hermano y ayudarle a ponerse en pie.
Draco miraba a los lados, sollozando sin saber muy bien que hacer, pero una vez que vio como Deborah se distraía con su hermano cogió la varita de Snape.
Agarró al hombre y suspiró mirando una última vez a Harry antes de desaparecer.
Cuando vio como las dos figuras se desvanecían Harry trató de correr hacia ellas, pero una vez más fue detenido con su hermana.
-Se ha acabado, no podemos hacer nada más Harry. Nos reuniremos con el resto.
El menor sintió como más lágrimas salían de sus mejillas y un cansancio y dolor se apoderaban de él.
Una vez la adrenalina se fue se sintió como un muñeco roto.
Deborah, quien también estaba adolorida, pues había desobedecido los consejos de Pomfrey sobre su pierna, se dio cuenta de el estado de su hermano.
Pasó una mano por su cintura ayudándole a levantarse.
-Vamos Harry, tienes que descansar.
El chico no contestó, pero apoyó su cabeza en el hombre de su hermana, mojando la camisa de esta con sus lágrimas.
***
Deborah observaba triste a Bill Weasley tumbado en la camilla.
Al parecer una columna del castillo no había servido para dejar fuera de combate al hombre lobo, quien había atacado al pelirrojo.
La chica se encontraba algo alejada de la camilla, pues no era familiar del chico.
Edmund estaba sentado a su lado y acariciaba inconscientemente la mano de su amiga, en un intento de calmarse por todo lo que había ocurrido.
Deborah, a pesar de estar incómoda ante el contacto no dijo nada, sabía que Ed lo necesitaba.
La señora Weasley sollozaba sonoramente.
-No se preocupe Molly, Bill no se volverá un hombre lobo. Para eso hace falta un mordisco y lo que el tiene es un arañazo.
Todos en la sala se giraron a mirar a la chica tras su breve comentario, incomodándola aún más.
-¿Cómo sabes eso Deborah?
Preguntó el señor Weasley con curiosidad.
La nombrada suspiró antes de levantar levemente su camisa, dejando ver la gran cicatriz en forma de garra que adornaba su abdomen.
-Experiencia. La marca dolerá un poco en luna llena, pero es todo.
Deborah bajó su camisa y miró al suelo, deseando que todos dejaran se observarla, no tenía energías para lidiar con ello.
Lupin miró a la chica con culpabilidad, recordando que fue él quien le hizo aquella marca, no era más que un monstruo.
Molly asintió agradecida, pero siguió compadeciéndose.
-Y ahora habrá que cancelar la boda.
Aquel comentario de la mujer hizo que Fleur estallara y comenzara un discurso furioso que removió algún que otro corazón en la sala.
Molly y ella acabaron fundidas en un abrazo, consiguiendo entenderse la una a la otra por primera vez.
-¿Lo ves? ¡A ella no le importa!
Deborah miró sorprendida a Tonks, quien observaba enfadada a Lupin.
-No es lo mismo Tonks y lo sabes.
Contestó Lupin bajando la mirada.
Regulus y Deborah intercambiaron miradas, sin saber si aquello acabaría bien.
-¡Claro que es lo mismo! ¡Ella quiere seguir con él a pesar de todo y yo quiero estar contigo!
Tonks se acerco al hombre mientras que este negaba con la cabeza.
-Soy muy mayor para ti Tonks, además ya sabes el monstruo que soy, lo que le hice a Deborah...
-No me uses de excusa Lupin.
Se apresuró a interrumpir la morena, no queriendo estar en medio de todo aquel drama.
-No eres un monstruo y quiero estar contigo. Por favor Remus, te quiero.
El hombre se sonrojó y sintió como su corazón se aceleraba.
A pesar de corresponder los sentimientos de la chica había algo que lo retenía o más bien alguien.
-Remus, creo que deberías intentarlo, os queréis. Date una oportunidad.
El licantropo lo pensó y acabó asintiendo ante las palabras de Arthur.
Sirius nunca despertaría, debía dejarlo ir.
Se acercó a Tonks y tomó sus manos delicadamente.
-Si alguna vez de hago daño no me volverás a ver.
Dijo muy serio mirando a los ojos de la chica.
Esta asintió y acarició la mejilla del hombre con ternura.
***
En la mansión Black no se escuchaba un suspiro.
Krecher, el elfo doméstico, hacía sus tareas como de costumbre hasta que escuchó un ruido proveniente de una de las habitaciones.
Sabiendo bien que sus amos aún no habían llegado tomó su sartén y caminó por la casa en busca de lo que hubiera hecho ese ruido.
Se detuvo ante la habitación del mayor de los hermanos Black, escuchando pasos dentro de esta.
El elfo abrió la puerta lentamente, dando por imposible la posibilidad de que este se hubiera despertado.
Pero una vez encontró la fuente del ruido su sartén cayó de su mano.
El hombre de largos cabellos se giró hacia él con una mueca confusa.
-¿Krecher? ¿Qué está pasando? ¿No estábamos en el ministerio? ¿Cómo está Harry?
El elfo abrió y cerró la boca sin poder contestar nada.
Sirius Black se había despertado.
¡Hola!
Me tomé un pequeño descanso en Navidad pero ya estoy de vuelta.
¿Qué os ha parecido el capítulo?
¿Cuál ha sido vuestra parte favorita?
¿Qué creéis que va a ocurrir con Tonks, Sirius y Lupin?
Nos vemos!
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