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~LXXIII~

Deborah entró junto a Edmund a la tienda de los gemelos.

Ambos venían un poco magullados pues acababan de tener un duelo con un par de mortífagos que intentaron colarse en la casa de unos muggles.

-No puedo creer que se nos hayan escapado.

Dijo el chico apretando los puños con furia.

Deborah por su parte se limitó a suspirar. No había nada que pudieran hacer ya.

Fred bajó las escaleras de la parte de arriba de la tienda y formó una sonrisa al verlos.

-¡Estáis vivos! Subid, Jade lleva ya un rato aquí.

Ambos amigos asintieron y comenzaron a subir las escaleras.

Cuando Deborah llegó junto a Fred, este rodeó su cintura mientras dejaba un beso en su frente.

-¿Cómo ha ido?

La chica se encogió de hombros y acarició el brazo del chico.

-Se nos han escapado.

Fred acarició el cabello de la chica.

-Les atraparéis. Ahora vamos, tienes que ver lo que está haciendo Jade.

Una vez arriba, vieron como la nombrada estaba sentada en el suelo dibujando una gran pancarta con Ed apoyado en su hombro.

Desde que Jade se había unido a la orden, sus misiones se habían visto limitadas a vigilancia, al igual que las de los gemelos, gracias a eso habían llegado a llevarse bien.

-¿Qué os parece?

Levantó un cartel en el que había un retrato de Voldemort con bolas de nieve colgadas en los dos agujeros que tenía por nariz.

Los gemelos estallaron en carcajadas, mientras que Deborah miraba la escena divertida.

-Es genial Jade.

Comenzó George palmeando el hombro de la chica.

-Estás oficialmente contratada como nuestra diseñadora de interiores.

La chica sonrió divertida ante lo dicho por los gemelos.

-Siempre que me paguéis.

George miró la hora en su reloj y se sobresaltó.

-Mierda, ya deberíamos ir a la madriguera. Mamá se enfadará si llegamos tarde.

Fred asintió y bajó junto a su hermano a buscar sus abrigos.

Una vez solos Deborah resopló y miró a sus amigos.

-No puedo creer que no vayáis a venir.

Ed se encogió de hombros.

-Es tu suegra no la nuestra.

Deborah rodó los ojos y abrió la puerta para ir con los gemelos.

-Gracias a Merlín que viene Reg.

Murmuró saliendo de allí.

Ed soltó una pequeña risa, pero luego se giró a mirar a su amiga, quien había apagado su sonrisa justo cuando Deborah dejó la sala.

-¿Estás bien?

La de pelo morado se encogió de hombros mirando al suelo.

-Supongo.

Ed pasó un brazo por encima de sus hombros.

-¿Quién lo diría? Ahora somos los solteros del grupo.

Jade elevó la mirada y suspiró observando a su amigo.

-¿Le echas de menos?

El chico asintió levemente.

-Con todo mi corazón.

Unos segundos de silencio siguieron, en los cuales ambos pensaban en su amor ahora imposible.

Jade acabó por levantarse y sacudir la suciedad de su pantalón.

-Vamos Ed, te invito a una copa en mi bar.






***



Los gemelos y Deborah se encontraban en la puerta de la madriguera.

-¿Preparada?

La morena negó con la cabeza, puesto que no le apetecía nada ir a aquella cena.

George soltó una pequeña risa ante la actitud de la chica y llamó a la puerta.

Esta fue abierta por Regulus, quien pareció aliviado al verlos.

Deborah entró colocándose junto al hombre.

Antes de que ninguno pudiera comentar nada escucharon como la radio de la señora Weasley sonaba a todo volumen y Fleur alzaba la voz por encima de esta.

La morena suspiró y se llevó las manos a la cabeza, no teniendo ganas de lidiar con todo aquello.

Regulus apoyó su brazo en el hombro de la chica.

A ninguno les hacía mucha ilusión estar en medio de ese ambiente, pero la señora Weasley les había invitado y solo Tonks había conseguido rechazar la invitación.

Entraron a la cocina, donde el resto de los niños Weasley, Harry y Hermione se encontraban.

El de gafas sonrió al ver a su hermana, quien asintió con la cabeza a modo de saludo para luego sentarse entre Fleur y Regulus.

Lo cierto es que, al contrario de lo que muchos podían pensar, la rubia y ella se llevaban bastante bien.

Deborah era una persona muy callada y a Fleur le encantaba hablar, por lo que al igual que con Edmund, era fácil pasar el rato juntas.

Además de que, aunque Fleur no lo sabía, la morena admiraba como aguantaba una y otra vez los desplantes de la señora Weasley y Ginny, temiendo que en algún futuro sea ella la que tenga que pasar por eso.

-Harry, Gabrielle me preguntó por ti ayer, dice que espera que te vaya todo bien.

El nombrado respondió a la chica, pero Deborah no se concentró en la respuesta puesto que Ginny se rió burlona.

-¿Tienes algo que añadir Ginebra?

La pelirroja dejó de burlarse en el segundo que las palabras salieron de la boca de Deborah.

-No... Lo siento.

Bajó la cabeza avergonzada. Lo cierto es que ella admiraba mucho a la Slytherin y odiaba que una de sus primeras conversaciones hubiera sido aquello.

Un silencio incómodo se instauró después de aquello, en el que Deborah pudo notar la mirada molesta de la señora Weasley y la preocupada de Fred en ella.

Fleur por otro lado le dedicó una sonrisa, agradeciendo el apoyo en silencio.

Bill acarició la mano de la rubia y Regulus carraspeó su garganta.

-¿Qué decías de tu hermana Fleur?

La rubia se recompuso rápidamente y volvió a hablar de cómo Gabrielle estaba sacando cada vez mejores notas.

La conversación volvió a surgir de manera natural después de unos minutos, hasta que la señora Weasley decidió sacar otro tema delicado.

-Regulus querido, ¿sabes por qué Tonks no ha podido venir?

El hombre asintió con la cabeza.

-Lleva toda la semana con patrullas, estaba agotada.

La mujer pareció tragarse la gran mentira que Regulus acababa de soltar.

Lo cierto era que Tonks no quería ir pues aún se sentía mal por todo el asunto de Lupin y que Molly tratara de emparejarla constantemente con Bill no ayudaba.

Al finalizar la cena, Deborah se encontraba terriblemente incómoda, por lo que salió a tomar aire.

Una vez allí se cruzó de brazos y observó las estrellas.

-¿Estás bien? Te has puesto como una fiera allí dentro.

Deborah le dedicó una leve sonrisa al chico y se dejó envolver en sus brazos.

-Estoy bien.

Lo cierto es que esa afirmación era una mentira, pero el contestar aquello era un reflejo que Deborah había obtenido con los años.

-Me alegro, porque como mi madre y tú os llevéis mal las cenas de Navidad serán entretenidas.

La morena se giró y besó levemente sus labios, no queriendo contestar a aquello, puesto que ella también temía haberse ganado el odio de la mujer.

El sonido de la puerta abriéndose les hizo separarse rápidamente.

Harry les miraba con la boca abierta, algo confuso.

-¿Estás.... Estás saliendo con mi hermana?

Fred soltó una carcajada.

-Si, pero no puedes decírselo a nadie. No queremos que la gente se entere todavía.

Añadió el pelirrojo.

Harry les miró durante unos segundos más para acabar asintiendo.

-De acuerdo, pero..... ¿Cómo?

Antes de que ninguno tuviera la oportunidad de contestar, la puerta fue abierta por un molesto Regulus.

-Han vuelto con la competición de música, yo me voy.

Deborah asintió y caminó junto a él para marcharse juntos, dejando a Harry y Fred solos.

El de gafas miraba fijamente al chico.

-Como le hagas daño....

Pero lo que posiblemente sería una mala amenaza se vio interrumpida por Fred.

-No hace falta que me lo digas : ella me hará daño a mi.



¡Hola!

I'm baaack, aunque no del todo porque sigo con exámenes y me quiero moriiir.

Bueno, aquí está otro capítulo. La verdad es que no estoy muy convencida con como ha quedado, pero espero que os guste.

¿Parte favorita?

¿Tenéis alguna teoría?

Nos vemos!

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