~LXX~
Regulus entró a la sala en la que Deborah y Sirius descansaban.
Ya habían pasado dos días y la chica aún seguía sin despertar, lo que preocupaba al hombre.
Al entrar se encontró con Edmund y los gemelos Weasley, quienes mantenían una charla con Lupin, quien no se había separado de Sirius.
Ed se levantó en cuanto le vio, dejándole espacio para sentarse.
El hombre sonrió levemente y acarició el hombro del chico.
Desde que Ed volvió de Hogwarts ambos hacían turnos para vigilar que Deborah no se despertara sola, los gemelos solían venir cuando tenían tiempo libre, pues ambos estaban comenzando un negocio en el callejón Diagon.
-Estábamos hablando de la próxima misión de Remus, va a tener que irse mañana.
El nombrado asintió sin muchos ánimos, pues no tenía ganas de irse a intentar razonar con los lobos, más aún ahora que Sirius se encontraba así.
Tras unos minutos más de charla los gemelos y Lupin se acabaron marchando, pues tenían cosas que hacer.
Cuando se quedaron solos, Ed tomó la mano de su amiga, viendo las marcas negras de su brazo.
-Aún me cuesta creer que le haya ocurrido esto, odio no haber estado allí con ella.
Regulus apretó el hombro del chico.
-Estás aquí ahora y llevas estando junto a ella años, no te culpes.
El más joven asintió y le dedicó una sonrisa.
-Lo mismo te digo Reg.
Dicho esto se levantó de su asiento.
-Me voy a tener que ir. Mañana Elisa va a ayudarme a repasar para mi examen de ingreso al curso de medimagos.
Regulus asintió y miró al chico sintiendo orgullo. Parecía que fue ayer cuando conoció a aquel ruidoso niño de once años.
Ver todo lo que él y Deborah habían madurado le hacía feliz.
-Ve, suerte con el examen.
Una vez solo se acomodó en uno de los sillones de la sala, dispuesto a dormir allí.
***
Deborah abrió los ojos sintiéndose confusa.
Lo primero que notó fue un gran dolor de cabeza y en el resto de su cuerpo, por lo que soltó un pequeño gruñido.
Se encontraba tumbada en una sala totalmente a oscuras, por lo que no veía nada.
No sabía cómo había llegado allí, por lo que intentó hacer memoria.
La orden, el ministerio, Jade, Corvus, Sirius, Bellatrix, Harry....
Ante el último recuerdo se incorporó bruscamente, causando un profundo dolor en su abdomen.
-Mierda.
Susurró cerrando los ojos y tratando de contener el dolor.
Miró a su alrededor haciendo un esfuerzo por intentar distinguir algo en aquella oscuridad.
Visualizó una cama junto a la suya en la que alguien estaba tumbado, aunque no podía ver quien.
Decidió que lo mejor que podía hacer era despertar a la persona que dormía e intentar obtener más explicaciones.
-Hey, hey. ¿Me oyes? Despierta.
Sirius no se movió, pero Regulus, quien siempre dormía intentado estar atento, se incorporó de golpe.
-¿Deborah?
Susurró, buscando su varita.
-¿Reg?
El hombre sonrió al escuchar la voz de la chica y conjuró un lumos.
Cuando la habitación fue iluminada, Deborah pudo ver cómo el hombre frente a ella la observaba con lágrimas en los ojos.
-¿Qué me ha ocurrido?
Dijo mirando extrañada las cosas negras que subían por sus manos y muñecas.
Regulus se acercó lentamente.
-Salvaste la vida de Sirius, pero sufriste la maldición cruciatus varias veces por parte de Bellatrix. Tu cuerpo necesitaba tiempo para recargar energías.
Deborah asintió, algo mareada.
Al notar que Regulus aún seguía con los ojos cristalinos tomó su mano.
-Hey, estoy bien, no va a pasarme nada.
Regulus asintió con la mirada baja, pero se sorprendió al subirla.
Una pequeña sonrisa adornaba la cara de su hija, tratando de calmarle.
Eso fue todo lo que necesitó el hombre, quien la abrazó delicadamente.
Deborah correspondió al abrazo ensanchando su sonrisa y cerrando los ojos, sintiéndose relajada.
***
La noticia de que Deborah había despertado no tardó mucho en extenderse.
Tonks fue a verla junto con Ted y Andromeda esa misma noche.
Aunque todos estaban alegres por su despertar, Deborah podía notar lo preocupados que estaban aún por Sirius.
Al día siguiente, Moody estuvo allí a primera hora de la mañana y charló con ella tranquilamente hasta que alguien tocó la puerta.
Fred Weasley entró a la sala con una gran sonrisa.
Al ver al joven entrar Moody decidió irse, dejando a ambos solos.
El pelirrojo avanzó hacia ella y acarició su mejilla.
-Me alegro de que estés viva Potter.
Ella sonrió levemente ante su comentario.
-Me alegro de estarlo Weasley.
Fred soltó una pequeña risa antes de juntar sus labios con los de la chica en un suave beso.
Una vez se separaron, Deborah notó como las mejillas del chico estaban coloradas.
-He estado pensando y casi te mueres sin saber muy bien que hay entre nosotros.
La morena alzó una ceja.
-¿Eso es lo que te preocupa?
Fred asintió pareciendo decidido.
-Claro. Si te mueres y me toca dar un discurso en tu funeral no sería muy adecuado decir “descansa en paz Deborah, la chica con la que llevo besándome desde navidades”.
Deborah rodó los ojos divertida ante los chistes del chico.
-¿Y cómo preferirías llamarme?
Las mejillas de Fred se volvieron aún más rojas, pues sabía perfectamente que la respuesta de la chica podía ser negativa.
-¿Mi novia quizás?
Deborah bajó la mirada algo nerviosa.
Siempre temió que el momento de formalizar esto que tenían llegaría, pero no esperó que fuera en ese momento.
Nunca había estado interesada en relaciones, no sabía cómo hacer.
-Yo.... Está bien, pero podemos dejarlo entre nosotros de momento. No estoy preparada para que todo el mundo lo sepa.
Fred asintió comprensivo, lo cierto es que a él tampoco le hacía mucha ilusión enfrentarse a Regulus si este se enteraba.
-Trato hecho.
***
Edmund salía junto a Elisa de su examen de ingreso.
-¿Cómo te ha ido?
El chico suspiró llevándose una mano al cabello.
-Bastante bien, aunque tenía la cabeza en otro lado.
La rubia acarició el hombro del chico.
-Debbie se pondrá bien, es fuerte.
Edmund no pudo añadir nada más, puesto que Peter y Tonks se aparecieron frente a ellos.
-¿Qué hacéis aquí?
Ante la pregunta de Ed, las sonrisas de ambos se ensancharon.
-Deborah ha despertado.
Edmund no necesitó nada más, sacó su varita y se apareció en el salón de la mansión Black, sobresaltado a Krecher quien pasaba por allí.
Ignorando las quejas del elfo subió las escaleras a toda prisa y abrió la puerta de la habitación en la que se encontraba su amiga.
-¡Debs!
La chica apenas alcanzó a reaccionar, cuando Ed la abrazó hundiendo su cara en el cuello de su amiga.
-Me alegro de verte Ed.
El chico ignoró el tono burlón de su amiga y apretó sus brazos.
-No vuelvas a hacer algo así nunca más, me oyes.
No fue hasta que las lágrimas comenzaron a caer que se dio cuenta de lo mucho que la había extrañado.
Deborah acarició levemente su espalda y él se separó.
-Sé que solo han sido unos días, pero primero perdí a Corvus, Jade está en paradero desconocido y tú.... No podía perderte a ti también.
El ceño de Deborah se frunció al escuchar el nombre del chico y tomó la mano de su amigo.
-Ed.... Aquel día en el ministerio, Corvus estaba allí.
Los ojos del nombrado se abrieron con sorpresa y negó con la cabeza.
-No,no. Eso no es posible, Corvus nunca haría algo así.
Deborah suspiró.
-Lo hizo, pero no sabemos bajo que circunstancias, recuerda que Regulus también fue mortífagos.
Más lágrimas cayeron por las mejillas de Edmund, pensando en todo lo que le podrían haber hecho al chico.
Se acomodó en la cama junto a su amiga y apoyó su cabeza en su hombro.
-Siempre acabamos juntos tú y yo, creo que deberíamos casarnos.
Deborah sonrió levemente, por lo menos se tenían el uno al otro.
¡Hola!
Deborah ha despertado y yo lloro.
Llevo tres días escribiendo esto porque todo lo que hacía me parecía una mierda jajajj.
¿Qué os ha parecido?
¿Cuál de los tres reencuentros os ha gustado más?
¿Tenéis ganas de que Deborah hable con alguien más?
Os leo!
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