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~LXVIII~

Deborah y Jade tocaron el translador de el despacho de McGonagall y aparecieron a las puertas del ministerio.

-¿Entonces la orden es como una especie de resistencia anti mortífagos?

Preguntó Jade, aún intentando comprender todo lo que Deborah le había explicado de camino al despacho de la directora.

Deborah asintió con la cabeza y miró a los lados, buscando a alguien de la orden.

-Debbie, por aquí.

Al escuchar la voz de Tonks, ambas chicas caminaron hasta un callejón, donde varias personas de la orden se encontraban.

Moody apuntó a Jade con la varita nada más verla.

-¿Quién es ella Potter?

A pesar de que Jade no parecía intimidada por ojo loco, Deborah se interpuso entre ellos.

-Es mi amiga, está aquí para ayudar.

Moody pareció pensarlo unos segundos, pero decidió confiar en la chica y bajar su varita.

-Bien, esto será lo que haremos.

Mientras el hombre explicaba su plan, Lupin no dejaba de mirar a las más jóvenes nervioso.

-¿Seguro que las chicas deberían participar en esta misión? Es peligroso.

Deborah rodó los ojos y miró desafiante al hombre.

-¿Seguro que quieres entrar tú? Te asustas fácilmente.

Remus bajó la cabeza avergonzado mientras que Sirius no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa.

En ocasiones aquella chica le recordaba a Lily.

Moody carraspeó incómodo.

-¿Todos tenéis claro el plan?

Todos asintieron.

-No es muy complicado, entrar y atacar.

Añadió Connor, quien había llegado junto con Elisa.

-Pues adelante.

***

Deborah no tuvo tiempo de pensar, pues tan pronto como aparecieron en la sala del velo de la muerte hechizos comenzaron a llegar.

Jade y ella bloquearon un par y se dirigieron hacia Ron y Luna, quienes eran retenidos por mortífagos.

Deborah liberó a Ron y entró en duelo con el hombre que le retenía.

Jade por su parte, desarmó al hombre frente a ella, pero se quedó de paralizada cuando este se quitó la máscara.

-¿Papá?

Por mucho que ella supiera que su padre era parte de los mortífagos, verle allí, amenazando a una cría como Luna le impresionó.

Su padre la miró con una mueca de asco.

-No quiero volver a verte en mi casa, a partir de este día no eres mi hija.

Jade sintió como lágrimas se acumulaban en sus ojos y no fue capaz de reaccionar cuando su padre alzó su recién recuperada varita hacia ella.

-¡Cruccio!

Por suerte un brazo tiró de ella y pudo esquivar la maldición.

Luna y Ron ayudaron a la chica a recomponerse mientras que Deborah se batía en duelo con Avery.

La morena atacaba furiosa al hombre que había dañado a su amiga, dispuesta a acabar con aquello lo antes posible.

Avery, al ver que no iba a ganar aquel duelo, decidió pedir refuerzos.

-¡Lestrange!¡Ven aquí ahora!

Deborah estaba ocupada luchando, por lo que no escuchó el grito del hombre, así que se sorprendió cuando sus pies dejaron de tocar el suelo y salió disparada hacia el otro lado de la sala.

Al alzar la mirada la chica no podía creer lo que veía.

-Corvus.

Susurró sintiendo cómo la tristeza venía a ella.

El chico la observaba con la varita en alto y lágrimas en los ojos.

-Levántate y lucha, no te daré más ventaja.

Deborah hizo caso y se levantó, pero no le lanzó ningún hechizo.

-No quiero luchar contigo.

Susurró sintiendo como su voz temblaba.

Corvus negó con la cabeza para colocarse de nuevo su máscara y levantar la manga de su camisa, dejando su marca a plena vista.

-No tienes opción.

Dijo para después lanzar una maldición a sus pies.

A pesar de que el chico la atacaba, Deborah se limitó a esquivar y detener sus maldiciones.

-¡Contraataca! ¡Lucha! ¡Acaba con ésto!

Gritó el chico furioso.

Deborah negó con la cabeza.

-¡No voy a hacerte daño y sé que tú a mi tampoco!

Corvus dejó de atacar unos segundos para mirar a los ojos a la que siempre fue su mejor amiga.

-Pero ya te lo he hecho.

Dicho esto se esfumó de allí, dispuesto a atacar a otros.

Deborah sentía como todo su cuerpo temblaba y unas ganas de llorar se apoderaban de todo su ser.

-¡Debbie!

La chica miró como Tonks, quien la había llamado, se encontraba en un duelo con otros dos mortífagos.

Sin pensarlo mucho y sacando fuerzas de donde no las tenía, se apareció junto a su prima y la ayudó a derribar a los mortífagos.

-¡No toques a mi ahijado!

Por mucho que no quisiera admitirlo, en aquel momento no pudo evitar sentir alegría de que Sirius estuviera allí. Pero como no hacerlo, después del puñetazo que se había llevado Lucius.

Al subir la mirada para buscar contra quien luchar, pudo ver como Bellatrix apuntaba a Sirius con su varita.

-¡Avada kedavra!

-¡Bombarda!

Ambos hechizos sonaron a la vez.

La roca en la que Bellatrix estaba apoyada, reventó gracias al hechizo de Deborah, por lo que el rayo verde se desvío.

En lugar de aterrizar en el pecho de Sirius, aterrizó en el suelo, justo delate de sus pies.

Pero al esquivar el rayo dio varios pasos hacia atrás cayendo en el velo de la muerte.

Harry fue rápido y agarró su brazo sacándole de allí, pero el hombre no respondía.

-¡Sirius, Sirius despierta!

El hombre tenía los ojos cerrados y no parecía reaccionar a los llamados de Harry.

Deborah se apareció cerca de ellos con la intención de consolar a Harry, pero no pudo.

Aquella desgarradora escena no hacía más que llevarle a aquel día en el que su yo de tres años trataba en vano de despertar a su padre.

Un par de lágrimas cayeron por sus mejillas mirando tan fijamente la escena frente a ella que no se percató de que Bellatrix estaba en pie de nuevo y la miraba con furia.

-¡Cruccio, cruccio, cruccio, cruccio, cruccio!

La chica cayó al suelo sintiendo el más profundo de los dolores y soltando desgarradores gritos que llamaron la atención de varias personas allí.

El primero fue Harry, quien al escuchar los gritos levantó su cabeza de el pecho de Sirius.

Al ver a su hermana tumbada en el suelo, gritando, llorando y suplicando que parara, despertó una furia desconocida en él.

Por suerte, tras lo que parecieron siglos, Deborah fue liberada de esa tortura gracias a Moody, quien desarmó a Bellatrix.

Pero para aquel entonces Deborah ya había perdido la consciencia.

Harry se arrastró aterrado hacia el cuerpo inmóvil de su hermana y sollozó sosteniendo su mano.

-Tú no por favor Deborah, tú no.

Entonces su mirada de cruzó con la de Bellatrix, quien miraba la escena entre carcajadas.

Harry se puso de pie y siguió a la mujer, dispuesto a hacerla pagar por lo que había sufrido su hermana.

Corvus también sollozó, observado el cuerpo de su amiga desde su escondite, sintiendo que todo aquello era su culpa, antes de desaparecerse.

Jade se acercó a Deborah y sustuvo su mano.

El cuerpo de Sirius era abrazado fuertemente por Remus, quien no hacía más que sollozar.

Elisa apareció junto al hombre y tocó su hombro.

-Hay que llevarles a la mansión Black, quizás aún pueda salvarle y hay que curar a Debbie.

Cuando vio que Tonks se llevaba el cuerpo de su amiga, Jade se quedó allí, mirando a la nada, cuando un pensamiento llegó a su cabeza.

No tengo a dónde ir.

Sintió como tocaron levemente su hombro, por lo que se giró.

La niña rubia a quien había salvado antes la observaba con una pequeña sonrisa, a pesar de todas sus heridas.

-Puedes venir a mi casa si no tienes un sitio en el que quedarte. Tenemos una habitación de sobra y a mi padre le encanta tener invitados.

Jade estuvo a punto de negarse, pero luego recordó que era aquello o la calle, por lo que terminó por asentir.

-Me llamo Jade, Jade.... Avery.

Se presentó, diciendo su apellido con pesar.

La rubia asintió.

-Yo soy Luna Lovegood.

¡Hola!

Bueno, esta ha sido la batalla del ministerio, aunque el siguiente capítulo será un poco la continuación de este.

¿Qué os ha parecido?

¿Qué os ha gustado más?

¿Os esperabais algo de lo que ha ocurrido?

¿Tenéis alguna teoría?

Os leo!

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