~LXIX~
Regulus creyó que había descubierto el miedo muchos años atrás, cuando desafió las órdenes de Voldemort y tuvo que huir por ello, cuando su madre les golpeaba a él y a su hermano o peor aún, cuando este se fue y les dejó solo.
Regulus creyó que sentía miedo mientras esperaba junto a Dylan y sus dos hijos mayores en la mansión Black, deseando que noticias del ministerio llegaran.
Los dos adultos habían sido obligados por Dumbledore a quedarse en la mansión Black para recibir a algún posible herido.
Peter y Susan llegaron de una vigilancia unos minutos después y decidieron quedarse con ellos.
En el momento en el que las puertas de su casa se abrieron y dieron paso a Tonks cargando el cuerpo de su hija y Connor el de su hermano con Elisa delante dando explicaciones supo lo que era el miedo.
Sintió como sus rodillas temblaban y por unos momentos dejó de escuchar, observando como ambos eran llevado a otras habitaciones.
Observó como Remus se apoyaba en la pared sollozando.
Cuando consiguió recuperar un poco su cordura se acercó a este temblando.
-¿Qué ha ocurrido Lupin? ¿Qué les ha pasado?
El hombre frente a él se aclaró la garganta antes de hablar.
-Estábamos en mitad de la batalla y Sirius ayudó a Harry con Malfoy, después Bellatrix intentó matar a Sirius, pero Deborah desvió el hechizo y...
Su voz se rompió y miró al suelo.
Segundos después Molly y los gemelos Weasley también aparecieron allí, al igual que otros miembros de la orden, quienes venían de dejar a los chicos en la enfermería de Hogwarts.
Moody fue el encargado de terminar de explicar a todos lo que había ocurrido con Sirius y Deborah.
Después de lo que a Regulus le parecieron horas, Tonks bajó las escaleras.
-Debs está estable, pero tardará unos días en despertar, hasta que su cuerpo se recupere por completo.
El hombre sintió como un peso se quitaba de su espalda, pero aún quedaba algo por saber.
-¿Y Sirius?
Se apresuró a preguntar Remus.
Tonks bajó la mirada antes de contestar.
-Elisa sigue intentado estabilizarle, ha cruzado el velo después de todo.
El silencio se hizo en la sala, nadie era capaz de decir nada.
George por su parte observaba como su gemelo se mordía las uñas nervioso y agachó la cabeza.
Por lo menos sus hermanos estaban bien.
Aquella noche los Weasley y los Pevensie se quedaron a dormir en la casa, esperando aún por noticias de Sirius.
A las tres de la mañana Regulus salió de su habitación, sabiendo que no iba a dormir en toda la noche.
Sus pasos le dirigieron inconscientemente a la habitación de su hermano, en la cual no había entrado desde que este se fue de casa.
Suspirando abrió la puerta y observó que todo seguía igual a como lo recordaba.
Pasó los dedos por las marcas con lápiz que había en el armario de Sirius, donde ambos solían medirse y competir por ver quien era el más alto.
Suspiró y salió de la habitación, viendo las escaleras, donde habló con él la última vez antes de que se fuera para no volver, antes de dejarle sólo en aquel infierno.
Y finalmente llegó a la habitación que habían adaptado para cuidar a Sirius y a Deborah.
Entró para encontrarse con Elisa, comentando unos cables a su hermano.
Cuando la chica se percató de su presencia le dedicó una pequeña sonrisa.
-Sirius estará bien, ahora mismo se encuentra en un estado de coma, es imposible saber cuando lo hará, pero aún está luchando.
Regulus sonrió levemente, sintiendo como un par de lágrimas caían por sus ojos.
Elisa se levantó y acarició el brazo del hombre.
-Te dejo a solas con ellos.
Una vez sólo, se acercó lentamente a la cama en la que su hermano yacía.
-Tienes que despertar Sirius, no puedes dejarme sólo, otra vez no.
Sujetó su mano durante unos segundos para luego girarse hacia Deborah.
Acarició la mano de la chica notando como unas marcas negras subían por sus dedos, mano y parte de su brazo.
Conocía muy bien esas heridas provocadas por la maldición cruciatus. Él mismo tenía algunas de su época como mortífago.
Pero odiaba que ahora ella también las tuviera.
Más lágrimas se deslizaron por sus mejillas, sintiéndose culpable.
-Siento no haber podido protegerte, lo siento.
***
Por otro lado, Corvus fue devuelto a Hogwarts por los mortífagos y entró a la sala común tambaleándose.
No sabía si su amiga estaba viva o muerta y era su culpa.
Su madre había hecho aquello, él había atacado a gente, herido a personas.
-Corvus.
Draco corrió hacia él y envolvió al chico en sus brazos mientas este rompía en llanto.
-Soy un monstruo, soy un monstruo...
Susurraba una y otra vez el chico.
El rubio le sostuvo en sus brazos, aguantando las ganas de preguntar que estaba ocurriendo o si los Potter seguían vivos, quien importaba ahora era su primo.
***
Al día siguiente Edmund bajó a la sala común a esperar a Deborah como le era costumbre.
Tras una hora de esperar y algo preocupado decidió ir al desayuno pensando que encontraría a su amiga allí.
Pero el panorama que le esperaba en las puertas del gran comedor era muy distinto.
El trío de oro, Neville y Lucy se dirigieron hacia él.
-¿Sabes algo de Deborah?
Edmund miró extrañado a Harry, el cual tenía los ojos rojos y unas grandes ojeras que indicaban que no había dormido en toda la noche, además de tener pequeñas heridas repartidas por su cara.
-Yo... La última vez que la vi fue ayer. ¿Ha pasado algo?
El elegido pateó el suelo con frustración.
-Voy a hablar con Dumbledore, él debe saber algo.
Pero antes de que pudiera irse fue detenido por Edmund, quien le agarró del brazo preocupado.
-¿Qué vas a ir a preguntarle a Dumbledore? ¿Qué le ha pasado a mi amiga?
Harry trató de soltarse del agarre del chico, pero fue en vano.
Lucy intervino separando a ambos.
-Harry, espera un momento, iremos todos a hablar con Dumbledore, pero hay que explicarle todo a Ed, es su mejor amigo. Estoy segura de que tú querrías que Hermione y Ron lo supieran si te pasa algo.
El nombrado bajó la cabeza y asintió.
-Lo siento... Solo estoy preocupado, no sabemos nada de ellos desde lo de ayer. Te lo explicaremos por el camino Edmund, ven con nosotros.
Para cuando llegaron al despacho de Dumbledore, el Slytherin aguantaba las ganas de ponerse a llorar allí mismo. No podía creer todo lo que había ocurrido en toda una noche.
Al parecer el viejo sabía que vendrían, pues al llegar el les esperaba con una sonrisa.
-Tomen asiento por favor.
Edmund se apresuró a seguir las indicaciones del hombre, rascando su brazo con ansiedad.
Lucy, al percatarse del estado de su hermano, tomó sus manos y dio pequeñas caricias en ellas.
-¿Sabe algo de Deborah o Sirius?
Preguntó Hermione al ver que nadie se atrevía a hablar.
Dumbledore asintió.
-La señorita Potter se recuperará. Los cruciatus han agotado todas las energías de su cuerpo así que no despertará en un tiempo. El caso del señor Black es distinto. Al cruzar el velo el resultado debía ser una muerte instantánea, pero como Harry le sostuvo, ahora mismo el señor Black se encuentra en una batalla de vida muerte en la que no podemos intervenir.
Una lágrima se deslizó por la mejilla de Harry.
-Quiero ir a verles.
El director hizo una mueca y negó con la cabeza.
-Me temo que en el momento que salgas de Hogwarts tendrás que ir directo a casa de tus tíos Harry.
El moreno dio un puñetazo a la mesa furioso.
-¡Son mi hermana y mi padrino! ¡Son mi familia!
Ron pasó su brazo por los hombros de su amigo en un intento de reconfortarle.
-Lo siento Harry, pero no es seguro.
Harry se levantó de su asiento y salió de allí furioso, siendo seguido por Ron y Hermione.
Lucy y Neville se levantaron también dispuestos a irse.
-¿Vienes Ed?
Preguntó extrañada la chica al ver que su hermano no se movía de su sitio.
El nombrado negó con la cabeza y le dedicó una pequeña sonrisa a su hermana.
-Ir yendo vosotros, yo tengo que hablar con el director.
Cuando la pareja hubo dejado la sala Edmund se giró hacia Dumbledore.
-Quiero entrar en la orden.
El anciano alzó las cejas sorprendido.
-¿Está usted seguro señor Pevensie?
Edmund asintió con determinación.
-Ayer podría haber perdido a mi hermana y mi mejor amiga sin haberme dado cuenta. No quiero que vuelva a pasar, quiero ayudar.
El director suspiró y esbozó una pequeña sonrisa.
-Bienvenido a la orden señor Pevensie.
Y así acabó el último día de Hogwarts.
Los alumnos desayunaron leyendo los periódicos sobre cómo Voldemort había vuelto y que Sirius Black era inocente, pero ambos se encontraban en paraderos desconocidos.
Un ambiente general de malestar se respiraba cuando hubo que subir al tren de camino a sus casas.
Algunos estaban ansiosos por ver a sus familias, otros aterrados de volver a su casa.
Pero había algo que todos tenían claro.
La guerra había comenzado.
¡Hola!
Este es el final de el último año de Deborah en Hogwarts.
¿Qué os ha parecido?
¿Cuál ha sido vuestra parte favorita?
Nos vemos!
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