~LXIII~
Después de el día de Navidad las vacaciones pasaron volando, antes de que Deborah se diera cuenta ya estaban de camino a la estación.
Antes de subir al tren fue detenida por Regulus.
-Estudia mucho y pásatelo bien Deborah. Y que sea la última vez que te enfrentas de forma directa a un profesor y no me lo dices.
La chica abrió la boca con sorpresa.
-Te vi la herida en cuanto llegaste a casa, pero no quise decirte nada porque pensé que lo tenías controlado.
Deborah asintió con la cabeza.
-Lo tengo controlado, pero no podía dejar a Harry solo con esa bruja.
Regulus sonrió levemente antes de dejar ir a la chica.
Miró hacia abajo, donde Sirius en forma de perro observaba a Deborah irse.
-Puede que lo sea una Gryffindor, pero es muy valiente.
***
E
dmund bajó a la sala común cuando todos estaban ya dormidos.
No había podido hablar con Corvus desde que había llegado a Hogwarts y no le había notado bien en el banquete, así que tenía la esperanza de que este hubiera captado su mensaje.
Corvus si captó el mensaje, pues unos minutos después apareció en la sala con la mirada baja.
En cuanto le vio entrar Ed se levantó y caminó a paso rápido hacia él, envolviendo a su novio en un abrazo.
Edmund estaba tan contento de verle que lo se dio cuanta de que aquel gesto no fue correspondido.
-¡Corvus! Te he extrañado tanto. ¿Estás bien cariño? ¿Eso es una herida?
El nombrado cerró los ojos al sentir las caricias de su novio en sus mejillas y dejó salir un suspiro, ignorando las preguntas que el chico le hacía.
Por su parte Ed le observaba preocupado. Sus ojeras eran grandes y estaba mucho más delgado que la última vez que le vio, además de eso tenía una pequeña rozadura en su mejilla.
El de cabello rizado abrió los ojos, colocando su mano encima de la de Ed y haciendo uso de todo su autocontrol para no besarle.
-Tenemos que hablar, ¿nos sentamos antes?
Edmund asintió y ambos se sentaron en el sofá en el cual se vio arrastrado en un abrazo hacia el pecho de Corvus, quien tenía los ojos cerrados.
-¿De qué querías hablar?
Susurró sin querer romper el ambiente.
-Shhh, todavía no, vamos a estar así un rato.
Edmund asintió y se acurrucó en su pecho sintiendo tranquilidad.
Pero la tranquilidad no duró mucho tiempo pues Ed escuchó el sollozo de Corvus y le miró preocupado soltándose de su abrazo.
-Ahora vamos a hablar. ¿Qué te ocurre Corv? ¿Cómo puedo ayudarte?
Corvus acarició las mejillas de el chico con lágrimas cayendo por sus ojos.
-Yo.... Ed... No podemos estar juntos.
La voz de el chico tembló al decir esto último y desvió la mirada no atreviéndose a mirar al otro a la cara.
-¿Qué? ¿Cómo?
Fue lo único que alcanzó a responder Edmund.
-No podemos estar juntos Ed... Me han comprometido con Jade.
Una lágrima cayó por la mejilla de Edmund al escuchar aquello, pero negó con la cabeza no queriendo rendirse.
-Pero no tenemos que dejarlo.... Podemos hablar con tu tía... Ella seguro que lo entiende.... Tiene que hacerlo.
Pero Corvus negó con la cabeza.
-No vamos a hablar con nadie, este es mi deber como sangre pura y no puedo escapar de él.
En este punto ambos se encontraban soltando lágrimas.
-Pero puedes escapar de él, puedes venir conmigo y con Debs, estarás b....
-¿¡Es qué no lo entiendes!? ¡No voy a huir, es mi deber y voy a cumplirlo!
Unos segundos de silencio siguieron a las palabras de Corvus, en los cuales este último intentaba mantener el tipo.
-¿Incluso si eso supone renunciar a lo nuestro?
Preguntó Ed casi en un susurro, mirando fijamente sus ojos.
Corvus se tomó unos segundos antes de contestar.
-Incluso si hay que renunciar a lo nuestro.
Ed bajó la mirada y soltó un sollozo partiendo el corazón de el chico frente a ella.
Pero Ed era una persona orgullosa, así que haciendo uso de todas sus fuerzas se levantó.
-Pues ya está, esto se ha acabado. Nos veremos por aquí supongo.
Y dicho esto salió subió a su habitación a paso rápido.
Una vez se quedó solo, Corvus se levantó del sofá y tiró de una patada una de las mesas soltando un pequeño grito, apenas audible.
Después de desahogarse con todos los objetos de la sala común, se colocó frente a uno de los cristales que daba al lago y se sentó frente a este observando como los peces pasaban.
-¿Corvus?
El llamado de Draco no recibió respuesta, pero al observar el estado de la sala común supo que su primo ya lo había hecho.
Con un sencillo hechizo recogió todo el desastre que Corvus había causado antes de acercarse y sentarse junto a él.
-Asumo que ya lo has hecho.
Corvus asintió sin quitar la mirada de los peces.
-¿Cómo estás?
El moreno suspiró.
-Mal, acabo de perder al amor de mi vida.
Draco miró al suelo. Aunque no hacía mucho que sabía de la relación de su primo, podía notar lo mucho que este quería a Edmund.
-¿Qué le has dicho?
Esta vez Corvus se giró hacia él antes de contestar.
-Lo que tenía que decirle, que estoy comprometido y que no puedo estar con él.
El rubio negó con la cabeza triste.
-Así que le has mentido.
El moreno miró a su primo con el ceño fruncido.
-No lo he hecho, eso es verdad.
Su primo negó.
-Te conozco, les habría costado convencerte pero al final acabarías huyendo con Pevensie y Potter. Esto es mi culpa...
Corvus se apresuró a interrumpirle.
-Ya hemos hablado de esto Draco, nada de esto es tu culpa.
El rubio esquivo su mirada.
-Ambos sabemos que eso no es cierto, lo hiciste para protegerme y no deberías.
Corvus alzó la manga de su brazo izquierdo y lo extendió hacia Draco.
-Por mucho que tenga ganas de arrancarme el brazo, si tuviera que ponerme esta marca de nuevo lo haría, porque así tú estarás lejos de todo esto. Aunque lo pierda todo no pienso dejar que entres en esta guerra.
¡Hola!
El capítulo de hoy es algo más corto de lo habitual, pero estoy de exámenes así que esto es todo lo que puedo ofrecer de momento.
He sufrido escribiendo esto :(
¿Qué os ha parecido?
¿Qué pensáis de la ruptura de Corvus y Ed?
¿Parte favorita?
Nos vemos!
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