~LXII~
Deborah miraba a atenta con la varita en la mano.
Estaba oscuro pero no podía conjurar un lumos pues delataría su posición.
Después de revisar que no hubiera nadie en el callejón suspiró y volvió a la plaza donde Moody estaba.
-¿Has encontrado algo?
Preguntó el hombre nada más verla llegar.
La chica negó con la cabeza.
-Esos idiotas se esconden bien.
El hombre miró las distintas calles que habían mirado.
-Acabarán saliendo, siempre lo hacen.
Deborah asintió y se apoyó en la pared.
-¿Cómo le va a Shacklebolt con el presidente muggle?
Moody bufó aún atento.
-Ese hombre es un inepto, tendrá suerte si sale vivo, aunque no es más idiota que el de magia.
La chica volvió a asentir dándole la razón.
-¿Sabes algo de Weasley?
Preguntó esta vez el hombre.
-Está mejor, vendrá mañana a pasar las navidades con su familia.
Deborah sacó un cigarro y lo encendió.
-Me alegro. No debimos mandarle solo a aquella misión.
La chica soltó una calada y el ceño de Moody se frunció.
-No entiendo por qué sigues con esa mierda, tienes suerte de que no se lo haya dicho a Regulus.
Deborah rodó los ojos.
-Tú bebes y yo fumo, aquí cada uno tiene sus vicios. Además Regulus no puede prohibirme fumar.
Moody iba a responder con lo que muy probablemente sería una burla hacia su persona, pero se vio interrumpido por un hechizo que iba en su dirección.
Deborah fue rápida y tiró el cigarro al suelo, consiguiendo detener el rayo antes de que diera a el hombre.
Ella entró en duelo con el encapuchado mientras que Moody se enfrentaba a otro de ellos.
La morena no tardó demasiado en desarmar y atar a su encapuchado y se apresuró a ayudar a Moody.
Entre los dos terminaron con el mortífago restante, quien era más poderoso que el primero.
Una vez ambos estuvieron inmobilizados Deborah se apoyó de nuevo contra la pared, con la respiración agitada.
Moody sonrió en su dirección.
-Estás mejorando en esto de los duelos Potter, espero grandes cosas de ti el año que viene en la academia.
La chica no contestó pues miraba fastidiada como su cigarro casi completo se había desperdiciado.
-No te pongas llorón ojo loco, que tú lo que quieres es verme todos los días.
En respuesta a la burla de la chica el hombre pisó el cigarro que ella tanto miraba.
-Hemos terminado por hoy Potter, vuelve a tu casa, yo me encargaré de estos.
Deborah asintió y procedió a aparecerse frente a su casa.
Una vez cruzó la puerta se encontró de lleno con Ed, quien se aseguró de que la chica no estuviese herida.
Desde que las vacaciones se navidad llegaron Edmund estaba terriblemente ansioso.
Estaba preocupado por Corvus, no podía dejar de pensar en las mil posibilidades de lo que podría estar sufriendo.
Deborah se dejó examinar por su amigo y ambos entraron al comedor, donde ya comían todos.
La chica se sentó junto a su amigo y comenzó a comer.
-¿Qué tal la misión?
Deborah miró a Peter, que era quien había hecho la pregunta.
Los Pevensie también pasarían las navidades allí.
-Solo hemos cogido a dos, pero nadie salió herido. ¿La tuya que tal?
Tanto Peter como Susan pertenecían a la orden, aunque esta última no participaba en misiones ya que tenía un puesto de trabajo en el ministerio desde que les pasaba información.
-Pillamos a tres torturando a una pareja de muggles, ellos están bien pero uno de los mortífagos escapó. Cada vez van en grupos más pequeños.
Deborah asintió.
-Eso es porque son más y así abarcan más terreno.
Molly golpeó la mesa al ver como Ron y Harry escuchaban atentamente la conversación.
-Ya basta. No se hablan asuntos de la orden en la mesa.
Todos los niños Weasley y Harry protestaron mientras que Peter soltaba una pequeña risa.
-Lo sentimos Molly, se nos olvida.
La mujer les miró con una sonrisa y asintió.
***
El día de navidad Deborah se despertó confusa al escuchar ruidos en la cama de al lado.
Abrió los ojos y miró como Edmund se abrazaba las rodillas.
-¿Ed?
El chico se giró a mirarla.
-¿Te he despertado? Lo siento.
Ella negó con la cabeza restándole importancia.
-¿Qué hora es?
-Las 4 am.
Contestó el chico en un susurro.
-Desde que tenemos que ocultar lo nuestro y no podemos escribirnos Corvus y yo acordamos mandarnos una carta de madrugada el día de navidad.
Deborah asintió moviéndose a la cama de su amigo y sentándose junto a él.
-¿Y qué tal?
El chico negó con la cabeza.
-Yo mandé la mía hace una hora ya, se supone que la suya tenía que haber llegado ya, pero nada.
Deborah suspiró pasando una mano por los hombros de su amigo.
-Debs, ¿tú crees que Corvus quiere dejarme?
La chica se sorprendió ante lo dicho por Ed.
-Es que últimamente actúa muy distante y sé que están pasando un montón de cosas en su vida ahora mismo, quizás solo soy una carga más.
Deborah apretó su agarre al chico.
-En mi vida también han pasado muchas cosas y tú nunca has sido una carga, es más, has sido una gran ayuda y pienso que Corvus opina lo mismo.
Ed soltó una pequeña risa, contradiciendo a las lágrimas que corrían por sus mejillas.
-Deborah Potter, te estás volviendo una cursi.
La nombrada negó con la cabeza divertida.
Ambos amigos se quedaron despiertos esperando la carta que nunca llegó pero al final tuvieron que bajar a desayunar.
Sirius estaba en la puerta de la cocina decorando el árbol de navidad junto a los Weasley, Hermione y los hermanos de Ed.
-¡Edmund, mini Potter! ¿Por qué no os unís a nosotros?
Ambos rechazaron la invitación con amabilidad y entraron en la cocina.
Deborah estaba harta de la actitud de Sirius hacia ella, la trataba como si fueran mejores amigos pero luego parecía asustado de acercarse a ella.
La chica suponía que eso se debía a que Sirius creía que ella sería una mujer dulce como su madre o graciosa como su padre. Cuando se daba cuneta de que a quien se parecía era a Regulus parecía abrumado.
Una vez en la cocina vieron a Regulus y a Dylan, quienes tomaban café.
-Papá comparte que necesito café en vena.
El chico arrebató la taza de las manos de su padre y tomó un sorbo bajo la atenta mirada de este.
Deborah se limitó a servirse su propio café y a colocarse junto a Regulus.
-¿Mala noche?
Preguntó divertido Dylan ante la actitud de su hijo.
-Terrible, no he pegado ojo desde las 3 am.
Su padre alzó una ceja curioso.
-¿Y qué es lo que te ha mantenido despierto?
Edmund tardó unos segundos en pensar una mentira.
-La emoción por las navidades papá. Estoy nervioso porque hoy voy a recibir eso que llevo queriendo todo el año, ¿verdad Debs?
La chica se limitó a asentir, divertida por la situación.
Dylan pasó su mirada por ambos amigos antes de contestar.
-Si Deborah dice que es verdad me lo creo.
Pero su conversación se vio interrumpida al escuchar la puerta de la entrada abrirse.
Se asomaron para ver que ocurría y se encontraron con la escena de un Arthur en silla de ruedas siendo abrazado por sus hijos y esposa.
Lucy en el salón de acercó a sus dos hermanos mayores, quienes le dieron un leve abrazo.
Dylan abrazó por los hombros a Ed, mirando con una sonrisa la escena frente a ellos.
Deborah observó como Sirius hacia lo mismo con Harry y Hermione.
Sintió una mano en su hombro y alzó la cabeza para ver a Regulus, quien la miraba con una pequeña sonrisa.
-Feliz Navidad.
¡Hola!
Capítulo más alegre para prepararnos para lo que viene en el siguiente jajajj.
¿Qué os ha parecido?
¿Parte favorita?
He visto a gente teorizando sobre quien va a morir el la batalla de Hogwarts y de verdad que tengo muchas ganas de hacer spoiler, pero no lo haré, os dejaré con el miedo xd.
Nos vemos!
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