~LXI~
Harry miraba al techo de su habitación sin poder dormir.
Por mucho que Molly hubiera dicho que el señor Weasley se pondría bien, no podía evitar sentirse terriblemente culpable.
Él había atacado al señor Weasley, él era la serpiente, él era el monstruo.
Cansado ya de mirar al techo decidió bajar a la cocina y beber algo.
Pero no llegó muy lejos, pues al bajar las escaleras se encontró con su hermana y Regulus charlando en un sillón.
Ambos le daban la espalda, por lo que no le notaron llegar.
-¿Cómo están Lucy y Ed? Todo lo de Bellatrix debe de ser duro. Dylan estaba aquí cuando llegó el periódico y pude ver el miedo en sus ojos.
Deborah suspiró mirando a la chimenea.
-No muy bien, pero creo que no hay una buena forma de enterarse de que el asesino de tus padres ha vuelto.
Harry entendió el doble significado de esa frase y sintió como algo se encogía en su pecho.
-¿Y Corvus? ¿Seguís siendo amigos?
Deborah suspiró negando con la cabeza.
-Es complicado, bastante la verdad.
Regulus miró a la chica antes de contestar.
-A su edad me hubiera encantado tener un amigos que me ayudara a ver todas las estupideces que cometía.
El silencio volvió a llenar la sala y Harry subió de nuevo a su habitación, dispuesto a intentar volverse a dormir.
***
A la mañana siguiente una Jade y un Corvus confusos se subían al tren.
-¿Segura de que no les has visto?
La morena negó con la cabeza, acomodándose en el asiento del compartimento.
-Segura, no les veo desde anoche.
Corvus se miró las manos.
Desde que leyó la noticia en el periódico miles de pensamientos rondaban se cabeza.
Por un lado estaba aterrado por cómo iba a reaccionar Edmund, después de todo había sido Bellatrix quien había matado a su madre, además de la última discusión que tuvieron. Le daba miedo perderle.
Por otro lado le angustiaba el pensamiento de volver a casa, deseaba que el tren se detuviera y no llegar nunca a la estación.
-Corvus, ¿cuándo vas a contárselo?
La voz de Jade interrumpió sus pensamientos.
Miró a la chica, quien tenía su misma cara de preocupación, lo cual era normal pues a ella le esperaba su padre.
-No lo sé.
Respondió simplemente mirando por la ventana.
Jade pareció pensar unos segundos en que decir antes de contestar.
-Se enterará de un modo u otro Corvus, es mejor que se lo digas tú.
El de cabello rizado negó con la cabeza.
-No puedo, sé que cuando le diga que estamos comprometidos todo se habrá acabado. No estoy preparado para que se acabe.
Ambos ocupantes del compartimento bajaron la mirada.
La suave risa de Jade inundó el compartimento.
-Es gracioso, hace tan solo un año me creía invencible, tenía seguridad en mi misma y creía que podría librarme de toda esta mierda..... Y mírame ahora.
La morena sacó un cigarro mientras que Corvus la observaba.
-Mira el lado bueno, nunca tendremos nada romántico entre nosotros, yo soy gay y tú lesbiana.
Jade esbozó una sonrisa.
-Por lo menos no voy a tener que aguantar a un tío intentando follar conmigo cada dos por tres.
Ambos amigos rieron, ambos intentando evadirse del inminente reencuentro.
Cuando el tren llegó a la estación se separaron.
Jade bajó directamente mientras que Corvus buscó a su primo.
Cuando le encontró vio como tenía la misma mirada que él.
-¿Preparado?
El rubio asintió y ambos bajaron del tren siendo recibidos por Narcissa, que les estrechó entre sus brazos.
-Vámonos rápido chicos, tenemos visita.
Un escalofrío recorrió la espalda se Corvus al escuchar las palabras de su tía.
Durante el camino a la mansión no pudo parar se pensar en Ed y en como necesitaba uno de sus abrazos en aquel momento.
El trío entró a la sala principal, donde Lucius Malfoy les daba la espalda, charlando con una mujer de cabello revuelto y rizado.
Cuando ambos se percataron de su presencia se giraron.
Corvus observó a su madre de arriba a abajo, no recordaba que la mujer fuera tan aterradora.
Siendo niño miraba a su madre y se sentía protegido, ahora lo hacía y sólo podía pensar en todas las vidas que había destrozado, preguntándose que haría con la suya.
La mujer le miró de arriba a abajo antes de esbozar una calculadora sonrisa.
-Corvus....
***
Por otro lado, en el hogar de los Black, Ed y Deborah estaban en la habitación de esta vendándose la mano.
-Aprieta que no quiero imaginarme lo que sucederá si Reg o mi padre nos ven las cicatrices.
Deborah hizo caso a su amigo y apretó más la venda de este.
El sonido de la puerta abriéndose les interrumpió.
Se giraron sobresaltados hacia la puerta, pero se calmaron al ver que solo era Fred.
-Tranquilos, no escondáis la mercancía que solo soy yo.
Ed soltó una pequeña risa antes de levantarse.
-Voy a hablar con Susan, quiero saber como ha ido su misión.
Y dicho esto salió de la habitación, no sin antes guiñarle un ojo a su amiga que quiso matarlo.
Una vez solos Fred carraspeó incómodo.
-¿Puedo?
Deborah asintió, dejando que el chico se sentara frente a ella en la cama.
-Supongo que ya sabes para que he venido así que no voy a alargar más esto. Deborah, me gustas desde hace ya un año. Nunca supe si llegaría a decirte esto algún día, pero he llegado a la conclusión de que si quieres algo debes luchar por ello.
La morena bajó la mirada incómoda.
-Odio esto Weasley, odio lo vulnerable que me siento cuando estoy contigo. Pero supongo que para mí desgracia también siento cosas por ti.
Fred sonrió divertido.
-¿Para tú desgracia? Soy el hombre más guapo de todo Hogwarts.
Deborah asintió con la cabeza reteniendo una sonrisa.
Fred la miró y durante unos segundos se quedó embobado mirando sus ojos.
Sacudió la cabeza unos segundos después.
-Entonces nos gustamos, ¿qué hacemos ahora?
Deborah se apartó un poco de él.
-Mira Weasley, yo no estoy preparada para estar en una relación con nadie, así que no puedo ofrecerte nada.
El pelirrojo pensó unos segundos antes de responder.
-No tenemos por qué entrar en una relación en este mismo momento. Aunque no te niego que me gustaría, podemos ser amigos que se besan.
Deborah casi suelta una risa ante lo dicho por el chico.
-¿Y a dónde quieres llegar exactamente con eso de los amigos que se besan?
Fred se acercó a ella sonriente.
-A qué me cojas el suficiente cariño como para que luego te de pena dejarme, es el plan perfecto.
La chica no pudo evitarlo y levantó las comisuras de sus labios muy levemente.
Fue un movimiento casi imperceptible, pero Fred se dio cuenta.
-¿Eso ha sido una sonrisa? ¿Acabas de sonreír?
Deborah negó con la cabeza pero ya era muy tarde.
Fred agarró sus mejillas y juntó sus frentes.
-Hazlo otra vez, por favor.
La chica negó con la cabeza, pero Weasley no se rindió.
Juntó sus labios en un corto beso para luego separarse y mirarla con un puchero.
-¿Por favor?
La morena negó y esta vez fue ella quien juntó sus labios en un beso más largo e intenso.
Fred se dejó llevar a pesar de haber sido tomado por sorpresa, pero gruñó cuando sintió a la chica separarse de él.
-Acuérdate bien de esto, porque esta va a ser la primera y última vez que me ves hacer eso.
Y dicho esto salió de la habitación, dejando dentro a un Fred Weasley rojo como un tomate.
-La he hecho sonreir.
Se susurró a sí mismo.
¡Hola!
En este capítulo pasamos de cosas tristes a alegres en menos dos segundos.
¿Parte favorita?
¿Qué creéis que le va a ocurrir a Corvus ahora que se ha reencontrado con su madre?¿Y a Jade?
¿Qué pensáis de la “relación” de Debs y Fred?
Nos vemos!
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