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~LX~

Deborah bajó la sala común al día siguiente de su beso con Fred.

Había estado retrasando todo lo que pudo el momento de ir a desayunar, pero sus tripas rugían.

Al bajar se encontró con Jade, quien parecía estar dibujando al calamar gigante, el cual se veía por la ventana.

-Buenos días Potter.

La chica asintió y se sentó junto a ella.

-No sabía que dibujabas.

La morena negó con la cabeza.

-Solía dibujar mucho de niña, lo retomé este verano. Mi madre no puede enterarse de que fumo y dibujar me ayuda a distraerme.

La chica asintió y se giró para ver a Ed, quien acababa de bajar a la sala.

-¿Quieres venir con nosotros a desayunar?

Jade pareció dudar unos segundos, mirando a Ed de reojo, pero al final asintió.

Y así el trío llegó al gran comedor, en el cual Corvus se encontraba ya, desayunando junto a su primo.

Se sentaron en su mesa, Deborah dándole la espalda a la de Gryffindor para evitar así tener que hacer ningún contacto visual.

El comedor estaba lleno de las típicas conversaciones y risas matutinas, muchos haciendo ya planes para Navidad.

Pero el silencio se hizo en todo el comedor cuando varias lechuzas llegaron con el profeta.

El periódico cayó frente a Ed, quien lo miró dudoso.

Jade y Deborah observaron como el chico perdía el color y ponía una cara de horror al leer la primera plana.

De más está decir que no fue el único, aunque la mayor conmoción se produjo en su mesa.

-¿Ed? ¿Estás bien?

El moreno negó con la mirada perdida y le pasó el periódico a su amiga.

Jade se asomó por encima de su hombro a leer y ambas pusieron la misma mueca que él segundos atrás.

El título rezaba:

Fuga masiva de Azkaban.

Más de 50 prisioneros fueron liberados, entre ellos Bellatrix Lestrange y Ronan Avery.

Se sospecha que el prófugo Sirius Black puede haber estado envuelto en toda esta situación, debido a su parentesco con Bellatrix.


-Tengo que mandar una carta.

Dicho esto Jade se levantó y salió a toda prisa del comedor.

Pero no fue la única en tener una mala reacción.

Corvus y Draco, junto a los amigos de este miraban el periódico impresionados.

Ella había escapado, su madre, la mujer que torturó a miles de personas, la mujer que mató a la madre de su novio, la que no le había escrito desde que entró a Azkaban.

Tendría que volver a verla.

Un escalofrío le recorrió el cuerpo y sintió ganas de vomitar durante unos segundos.

No resistió la tentación y aún sabiendo que le haría mal, giró la cabeza para mirar a Edmund.

El chico estaba aún más pálido que él y se había movido al asiento junto a Deborah en lugar de frente a ella.

La chica intentaba reconfortarle de alguna manera, pero él tenía la mirada perdida.

Durante unos segundos sus ojos hicieron contacto y todo lo que quiso Corvus fue ir hacia él y abrazarle. Protegerle y ser protegido de lo que venía.

Pero sabía que no podía, especialmente ahora, así que sin decir nada se levantó dejando el lugar.

En la mesa de Gryffindor la noticia había llegado ya.

El trío de oro observaban preocupados como Neville y Lucy se abrazaban.

La chica tenía la cabeza apoyada en el pecho del chico, quien proporcionaba caricias en su cabello buscando relajarse.

Harry, Ron y Hermione salieron del gran comedor junto con la pareja, pues lo querían dejarles solos.

Una vez fuera, Edmund y Deborah se cruzaron en su camino y Lucy no pudo resistirlo más.

-¡Ed!

La chica ya con lágrimas en los ojos corrió a refugiarse entre los brazos de su hermano, quien la estrechó fuerte, ambos compartiendo su dolor y temor.

Deborah observó la escena preocupada por ambos hermanos.

Neville por otro lado los miraba temeroso. Sin Lucy a su lado todos aquellos recuerdos eran abrumadores.

-Longbottom ven aquí, hay sitio para tres.

La voz de Edmund sorprendió al nombrado.

El chico le miraba con una sonrisa torcida y extendía un brazo hacia él, invitándole a unirse a ese momento que ambos hermano compartían.

Neville no dudó mucho y se lanzó a los brazos de los Pevensie, pues todos ellos compartían un dolor muy parecido.

Deborah se colocó junto con el trío de oro, todos observando aquella escena.

Lo único que daba vueltas en la cabeza de la chica era la misma frase una y otra vez.

La cosa está a punto de ponerse mucho peor.





***





Aquella noche una gran mayoría de alumnos de Hogwarts tuvo problemas para conciliar el sueño.

Deborah fue una de ellas, por lo que se removió molesta cunado alguien intentó despertarla.

-Debs por favor, esto es importante.

La morena miró a Lucy confusa.

-¿Lucy? ¿Qué haces aquí?

La más joven negó con la cabeza y arrastró a la Slytherin escaleras abajo reuniéndose con Edmund.

-¿Sabes que está ocurriendo?

Preguntó la morena.

Pero su amigo negó igual de dormido que ella y ambos se limitaron a seguir a Lucy.

De camino al despacho del director Dumbledore Lucy les puso al día de las pesadillas de Harry y de el accidente que había sufrido el señor Weasley.

Los tres usaron la chimenea del director para ir a la mansión Black, donde los Weasley y Harry ya se encontraban.

Al escuchar el sonido de la chimenea Harry subió la cabeza y no pudo evitar sentirse aliviado, pues habían interrumpido la pelea de Sirius con Fred.

Los dos nombrados se miraban desafiantes, pero el pelirrojo acabó saliendo de la sala furioso.

-Sirius, ¿no te puedo dejar solo con los chicos cinco minutos sin que la cagues?

Reprochó Regulus, quien se había cruzado con Fred al entrar.

El hombre comenzó a ofrecer chocolate caliente a todos.

-Quería ir al hospital.

Regulus negó con la cabeza.

-Me parecería raro si no lo deseara, su padre está allí.

El hombre sonrió levemente al extenderle su chocolate a Lucy, quien le devolvió el gesto.

-Pero ellos no pueden ir, pondrían en peligro a la orden.

Regulus acarició rápido los brazos de Ed y Deborah dándoles la bienvenida.

-Pues se razona con ellos. Si intentas ordenarle algo nunca lo conseguirás.

Sirius rodó los ojos.

-¿Qué sabes tú de críos de todas maneras?

Su hermano alzó una ceja.

-He criado a una, idiota.

Queriendo salir de allí, Deborah suspiró y tomó el chocolate caliente de Fred para salir en su búsqueda.

Le encontró en la cocina, mirando hacia la ventana con impaciencia.

-Ten, te ayudará a sentir mejor.

El chico se sobresaltó al oír su voz, lo cierto es que no esperaba escucharla hablar con él por su propia voluntad.

Fred tomó la taza y suspiró frustrado.

-Es que no entiendo por qué tenemos que estar aquí y no ayudando a mis padres.

Deborah tomó asiento junto a él.

-Te entiendo, he tenido ese mismo sentimiento muchas veces en mi vida.
Cuando Harry fue elegido para el torneo, el año pasado tras la tercera prueba, cuando Ed fue petrificado.

Fred observó a la chica junto a él con una pequeña sonrisa, notando como trataba de animarle.

-Te pasaste junto a Ed el resto del curso, recuerdo que te vi allí cuando Ginny....

La morena asintió sabiendo a lo que se refería.

-Aquel día estuvimos un buen rato juntos.

El pelirrojo asintió.

-Si, fue cuando me di cuenta de que no eras tan mala como fingías serlo.

Deborah se encogió de hombros.

-Supongo que yo de di cuenta de que no erais tan idiotas como aparentabais.

Fred soltó una pequeña risa.

-Sé que esto de no poder hacer nada es una mierda, pero también tienes más familia que te necesita, ve con tus hermanos y ayúdales a ellos.

El chico asintió y se levantó.

-No te creas que se me ha olvidado Potter. Tenemos una conversación pendiente.




¡Hola!

Fuga se Azkaban señoras y señores.

¿Qué os ha parecido?

¿Parte favorita?

¿Qué creéis que va a ocurrir a continuación?

Nos vemos!

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