La cena aquella noche era ruidosa.

Harry estaba sentado junto a Ginny y a Hermione.

Con ésta última acababa de arreglar sus problemas, debido a que no le habían escrito en todo el verano, haciéndole sentir peor de lo que ya estaba.

A pesar de que sus amigos le hubieran jurado que ellos no habían querido y que solo siguieron las instrucciones de Dumbledore, una parte de él estaba resentida con ellos.

Por otro lado, Ed removía la comida en su plato sin ganas de probarla. No podía dejar de pensar en Corvus.

A pesar de que ya llevaban un par de años sin mandarse cartas en vacaciones, la vuelta de Voldemort había alterado a ambos, aún más conociendo el historial de Lucius.

Deborah se dio cuenta de la actitud de su amigo y le dio un pequeño golpe en el hombro.

-Come, ya sabes como de pone la señora Weasley si dejamos sobras.

El moreno sonrió levemente y asintió hacia su amiga.

En aquel momento Regulus entró al comedor y se sentó junto a Dylan, con quien intercambió una mirada.

Minutos después Sirius y Remus se sentaron también en la mesa, ambos con caras abatidas.

Deborah comió tranquilamente, escuchando la pelea ente Sirius y Molly ya que el primero quería contarle a Harry lo que ocurría con Voldemort.

-¡Él no es James, Sirius!

Ante la mención de su padre la chica se aclaró la garganta llamando la atención de todos en la mesa.

-Soy la única familiar directa de Harry aquí y teniendo en cuenta que también soy mayor de edad, la decisión de si Harry necesita saber esto es mi responsabilidad.

Dicho esto se giró hacia Harry, quien la miraba aliviado por haber detenido la pelea.

Sirius miraba a su plato dolido por las palabras de Molly, mientras que Remus apoyaba su mano en el hombro de su amigo.

-¿Tú quieres saber lo que está ocurriendo?

Harry no se lo pensó dos veces y asintió ante la pregunta de su hermana.

La chica le hizo un gesto a Sirius para que hablara mientras que Molly se cruzaba de brazos molesta.

Sirius comenzó a explicarle a Harry todo lo que ocurría y en qué consistía la orden.

Cuando el hombre terminó Harry miró unos segundos su plato para luego alzar la cabeza.

-Quiero unirme a la orden.

Deborah miró al chico con el ceño fruncido. A su lado Ed sonrió, dándose cuenta de lo parecidos que podían ser los Potter.

-Absolutamente no, eres demasiado joven.

Se apresuró a contestar Molly y esta vez nadie la contradijo.

Harry miró con esperanzas a su hermana, pero esta se limitó a negar la cabeza.

El menor frunció el ceño hacia ella y se levantó de la mesa enfadado.

-¡No es justo! ¡Tú estás en la orden y aún no has acabado Hogwarts!

Deborah le miró tranquila. Si le dieran dinero por cada vez que alguien le había dicho aquello en el último mes sería rica.

Al ver que su hermana no iba a contestar nada, Harry se fue a su habitación.

Ed miró preocupado a su amiga, pero esa negó con la cabeza y también se levantó.

-Me voy a la cama, mañana será un día atareado.

***

Harry bajó las escaleras de la casa Black medio dormido.

Hoy era el día de su juicio y se había levantado a las cinco de la mañana.

Se sentó en la mesa de la cocina y apoyó su cabeza en sus brazos.

Sintió como alguien se sentaba frente a él. Alzó la mirada para ver cómo su hermana le tendía un café.

-Toma, lo necesitarás, Molly vendrá enseguida con el desayuno.

Harry asintió sorprendido. No se esperaba que Deborah fuera a estar allí, pero viendo lo elegante que iba vestida y como había atado su cabello en una apretada coleta supuso que iba a ir al ministerio con él.

-Lo siento, lo de ayer. Estaba enfadado y no debí pagarlo contigo.

A pesar de haber aclarado que se disculpaba por lo de el día anterior, ambos hermanos captaron que también hablaba de el día que Voldemort volvió, el día en el que hizo llorar a su hermana.

La chica se encogió de hombros quitándole importancia y bebió de su propia taza de café.

Molly entró unos segundos después con comida que le extendió insistentemente a Harry.

-Come algo cariño, tienes que coger fuerzas.

El chico mordió su tostada mientras cogía un periódico.

Se estremeció al ver el título de la portada : ¿La vuelta de el señor tenebroso? ¿O la gran mentira de Albus Dumbledore y Harry Potter?

El chico frunció el ceño furioso. Por mucho que Sirius le hubiera explicado que el objetivo del ministro era desacreditar a Dumbledore él no podía controlar su ira.

El periódico fue arrebatado de sus manos bruscamente, por Regulus Black, quien le miraba serio.

-No leas eso, solo trae problemas. Te lo dice alguien que también fue portada.

Harry asintió mirando al hombre.

Lo cierto es que se sentía intimidado por él. A pesar de saber que era la persona que había cuidado de su hermana todos estos años, el hermano de Sirius y que nunca le haría daño, no podía evitar sentirse incómoda cuando la mirada de el hombre se posaba en él.

Regulus por su parte observó de arriba a abajo al chico antes de suspirar.

-¿Vas a ir así a tu juicio? Si llevas la corbata mal atada.

El hombre comenzó a ajustar su corbata cuidadosamente e hizo un gesto en dirección a Deborah.

-Ayúdame con su pelo. Es igual que el tuyo y no queremos que se presente en el ministerio como si se acabara de despertar.

La chica se levantó también y comenzó a intentar colocar los cabellos de su hermano.

Desde la puerta de la cocina, Molly y Sirius miraban la escena divertidos, este último conteniendo alguna que otra carcajada.

Cuando Deborah y Regulus parecieron darse por satisfechos se apartaron de Harry mientras este se sonrojaba por la vergüenza.

-Recuerda chico, en situaciones como esta, la apariencia puede ser la diferencia entre la victoria y el fracaso.

Sirius entró en la sala posando su mano en el hombro de un sonrojado Harry.

-Veo que sigues usando los lemas de la ancestral casa de los Black hermanito.

Dijo con obvia burla.

-Solo los que son necesarios.

Contestó cortante Regulus antes de ir a servirse un café.

-¿Qué tal el día mini Potter?

La chica rodó los ojos antes de ir tras Regulus, causando que Sirius soltara una pequeña risa.

-Tu hermana es un hueso duro de roer, especialmente cuando molesto a Reg. Me recuerda a tu madre, pero mucho más seria.

A pesar de que pretendía ser una broma, el tono de voz del hombre se escuchó más melancólico que otra cosa.

Antes de que pudiera contestar a su padrino, Arthur entró anunciando que era la hora de salir y él, Harry y Deborah partieron al ministerio.

***

Los tres andaban rápido por el ministerio, ya que habían cambiado la hora y el lugar de el juicio de Harry.

Pero se vieron obligados a detenerse ante la presencia de Lucius Malfoy, quien aprovechó para burlarse.

-Wesley, por mucho que corras nadie te dará dinero.

Arthur decidió ignorarlo, pero el rubio aún no había acabado.

-He escuchado el motivo de vuestra visita aquí, una pena que he vayan a hacer juicio Potter, pero no te preocupes, mis amigos del juzgado se encargarán de que no vuelvas a pisar Hogwarts.

Harry bajó la mirada, pero sintió como alguien se ponía delante de él.

-No te preocupes Harry, si es cierto que la gente del juzgado conoce a Malfoy tienes el juicio en el bolsillo. No creo que nadie sea capaz de soportarle por otra razón que no sea dinero.

Lucius dejó su burla, que ahora se convirtió en enfado y se acercó peligrosamente a la chica.

-Cuidado con lo que dices Potter. He escuchado que quieres entrar en la academia de aurores el año que viene y aunque sea con dinero, puedo encargarme de que no entres.

La chica no se sintió intimidada ante la clara amenaza de el hombre, pues aunque se cumpliera, el único motivo que tenía para entrar era poder vencer a Voldemort.

-Te agradará saber que no eres el único que tiene contactos Malfoy, y que el año que viene por estas fechas yo estaré entrenado, te guste o no.

El rubio rodó los ojos y se fue de allí.

Arthur y Harry miraron perplejos a Deborah, quien no se había inmutado por las amenazas.

-Vamos o llegaremos tarde.

¡Hola!

El día de el juicio de Harry llegó y podemos ver que Deborah sigue odiando a Lucius.

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