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~CIV~

Deborah se encontraba sentada en el suelo del gran comedor mirando sus pies.

Tras la partida de Harry, Draco había decidido que ambos estarían más seguros allí y había traído el cuerpo de Regulus con ellos.

En aquel momento el rubio se encontraba sentado junto a la chica Potter, al otro lado de esta estaba Jade Avery, quien miraba a Deborah preocupada mientras daba caricias en su brazo.

Draco alzó la mirada y vio a las personas que rodeaban el cuerpo de el menor de los Black.

Sirius sollozaba arrodillado junto a él mientras que acariciaba los cabellos de su hermano; Dylan Pevensie abrazaba a Peter y a Susan, los tres llorando; Edmund y Corvus apretaban sus manos entrelazadas, mientras que Ed dejó salir sus lágrimas, Corvus hacía todo lo posible por contenerlas.

-Debs.

El trío alzó la mirada para ver a Lucy Pevensie, quien tenía la cara empapada de lágrimas.

La nombrada suspiró y abrió sus brazos, causando que la pequeña Hufflepuff se lanzara hacia ellos y comenzara a sollozar en su hombro.

-Lo siento mucho, lo siento.

Murmuró la menor en el cuello de la chica.

-¿Podemos sentarnos?

Draco sonrió levemente al ver que  Pansy, Blasie y Theo habían escogido el lado correcto.

Se notaba que los tres Slytherins estaban incómodos, no teniendo a nadie allí.

Jade les sonrió.

-Sentaros con nosotros, podemos formar el club de los traidores a los que ningún bando quiere juntos.

Blasie soltó una pequeña risa y se sentó junto con sus amigos.

Nadie habló, el único sonido que se escuchaba en ese pequeño círculo que habían creado eran los sollozos de Lucy.

Cuando la chica pareció encontrarse mejor se apartó de Deborah y miró a Draco con una triste sonrisa.

-Me alegro de que estés bien, nunca tuve la oportunidad de agradecerte todo lo que hiciste por mí.

El rubio se dispuso a contestar, pero los ruidos de los mortífagos fuera del castillo hizo que se alterara.

-Tenemos que ir a ver que ocurre.

Anunció Jade poniéndose de pie, al observar como muchos empezaban a abandonar el comedor.

Deborah asintió y se puso de pie, pero fue detenida por el brazo de Jade, quien la miró preocupada.

-Puedo hacerlo Jade.

Se limitó a decir la morena, su voz rasgada de tanto llorar.

El pequeño grupo abandonó el comedor y se dirigió a fuera, donde todos los mortífagos esperaban, dirigidos por Voldemort.

-¡Harry Potter ha muerto!

Se escucharon gritos ante las palabras de aquel monstruo, gente sollozando.

Draco derramaba lágrimas, pero se giró hacia Deborah, preocupándose de que reaccionara igual que con Regulus, pero no fue así.

La chica tenía su mirada clavada en Voldemort, un escalofrío recorrió la espalda de Draco al mirar a los ojos de la chica, los ojos de alguien a quien no le quedaba nada que perder.

Observó atónito como Deborah comenzó a andar lentamente, abriéndose paso entre la multitud y arrebatándole su varita a alguien, pues ella había perdido la suya.

Draco comenzó a andar tras ella, dispuesto a detener cualquier locura que estuviera planeando la chica.

Voldemort se regocijaba de su victoria mientras que se burlaba de los perdedores, invitándoles a unirse a su bando.

Tan distraído estaba el señor oscuro que no se percató de la chica de mirada certera que se acercaba a él a toda velocidad.

-¡Avada kedavra!

Voldemort abrió los ojos con sorpresa cuando vio como el rayo verde se dirigía hacia él, por suerte para el hombre, Bellatrix fue rápida al desviar el hechizo.

-¡Curcio!

La chica Potter cayó al suelo al ser golpeada con la maldición, se retorció de dolor, pero no hizo el más mínimo ruido.

La risa de Bellatrix se escuchó por toda el área.

-Pero si es la pequeña Potter, la pequeña y sucia traidora.

Agarró los cabellos de la chica, levantando su cabeza.

La expresión de la cara de Deborah era neutral, como si no hubiera recibido el cruciatus.

-Traela ante mi Bellatrix.

Anunció Voldemort.

En el lado de la orden, todos observaron tensos como la chica era arrastrada, muchos de ellos estaban preparados para atacar.

Voldemort acarició el cabello de la chica, quien se retorció violentamente ante el tacto.

-Pobre criatura, la última persona de tu familia viva. Te mataría, pero los Potter son sangre puras antiguos y no podemos dejar que esa sangre se desperdicie, aún estando contaminada.

El señor oscuro acarició una de las mejillas de la chica, pero se apartó rápidamente al recibir un escupitajo por su parte.

-No tiene sentido que te resistas Potter ya he ganado, estáis condenados y nada podrá salvaros.

-¡Draco!

El rubio, quien había estado observando la escena aterrado, miró a sus padres, que le llamaban desde el otro lado.

La tentación de volver al bando vencedor con su familia llegó a él, pero luego miró a Voldemort. Aquel hombre había matado a Harry, no iría con él.

-¡No!

Anunció determinado.

-¡Crucio!

El rubio saltó del susto al escuchar a su tía volver a pronunciar aquellas palabras y observó aterrado como Deborah se removía en el suelo, aún sin emitir una palabra.

Lucius negó con la cabeza, decepcionado de su hijo mientras que Narcissa le miraba con orgullo.

-¿Por qué no gritas? Antes gritabas ¡Crucio!

La voz de Bellatrix sonaba molesta mientras que la mujer descargaba su frustración en Deborah.

En este punto la chica apenas era consciente de lo que ocurría a su alrededor, lo único que sabía era que su hermano pequeño estaba muerto y eso era peor que todos los cruciatus del mundo.

Escuchó voces discutiendo y de un momento a otro gritos.

Sintió como unos brazos la alzaban de el suelo y corrían con ella en brazo huyendo de las maldiciones que volaban por el aire.

-¡Deborah! Debs por favor, tienes que aguantar un poco más.

La chica entrecerró los ojos, tratando de enfocar a la persona que le hablaba.

-Estoy bien Ed.

Murmuró la chica, pero ninguno de los dos se lo creyó.

-Escúchame Debs, no puedes rendirte aún. Tú hermano sigue vivo y tenemos que entrar allí a ayudar al resto. No pienso dejarte aquí, siempre hemos sido tú y yo contra el mundo.

La chica acarició la mejilla de su amigo, notando que la barba de este había crecido para luego asentir.

-Lo haré.

No procesó muy bien las palabras que le había dicho su amigo, pero estaba dispuesta a ayudarle.

Se levantó con ayuda del chico y ambos entraron al gran comedor, donde todos observaban el duelo de Harry contra Voldemort.

-¡Expelliarmus!

-¡Avada kedavra!

Deborah miró a su hermano con lágrimas de alivio corriendo por sus mejillas.

Cuando el cuerpo de Voldemort cayó al suelo con un ruido sordo todos comenzaron a celebrar.

Deborah sonrió levemente, dejando de resistirse a todo el dolor que su cuerpo sentía.

Se dejó caer en los brazo de Edmund cerrando sus ojos, sabiendo que perdería la consciencia en poco tiempo.

Ojalá Reg hubiera podido ver esto.

Fue su último pensamiento antes de quedarse inconsciente en los brazos de su amigo.

La guerra había acabado.

¡Hola!

Último capitulo de la batalla de Hogwarts acabado, lo que significa que queda muy poco para que este libro se acabe.

No estoy preparada para dejar a Debs atrás todavía así que si tenéis sugerencias, algún one shot o algo que queráis saber de este universo dejadlo aquí y así alargamos el final un poquito jajaj.

¿Qué os ha parecido el capítulo?

¿Cuál ha sido vuestra parte favorita?

Nos vemos!

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