~CIII~
Draco Malfoy caminaba por los pasillos de Hogwarts totalmente desorientado, tratando de encontrar algún rostro familiar.
El mensaje de Voldemort llamando a Harry acababa de sonar en su cabeza y se sentía desorientado.
Sabía que ahora mismo sus padres debían de haberse reunido con el señor oscuro y estarían esperándole, pero no se sentía capaz de volver allí.
También era consciente de que los miembros del otro bando estaban en el gran comedor lamiendo sus heridas, sabía que su primo estaba allí, pero tampoco tenía la fuerza de voluntad para ir allí.
Sus pasos temblorosos se detuvieron al escuchar unos sollozos de una voz muy conocida, una voz a la que nunca imaginó que escucharía llorar.
-¿Potter?
Si la chica escuchó su llamada le ignoró completamente.
El corazón de Draco se partió al verla allí tirada, con la cabeza apoyada en el pecho de Regulus Black y sollozando.
Deborah Potter, la chica de acero estaba rompiéndose en pedazos justo delante de sus ojos, lo cual le provocaba ganas de llorar.
Draco comparó esa sensación con la que tienes cuando eres un niño y ves a tus padres llorar, ser consciente de que esa persona invencible no puede con todo.
Avanzó hacia la chica, sentándose junto a ella lentamente.
-¿Potter?
La nombrada pareció ser consciente de su presencia, pues le miró unos segundos aún llorando para volver a acariciar los cabellos de su padre adoptivo.
Draco suspiró al escuchar como sollozaba de nuevo y rodeó los hombros de la chica con su brazo.
Deborah se tensó ante el contacto, pero lo cierto es que en ese momento no pensaba con claridad, solo sabía que necesitaba consuelo.
Enterró la cara en el cuello del rubio y lloró de nuevo, mojando la camisa de este.
Draco abrió los ojos sorprendido porque la chica hubiese correspondido al contacto, pero no tardó mucho en recomponerse y acariciar su espalda levemente, tratando de disipar su terrible dolor.
***
Harry Potter salió de la oficina de Dumbledore sabiendo lo que tenía que hacer.
Él era el último horrocrux y tenía que ser destruido.
Después de todo lo que había pasado este año, de las muertes de Moody, Cedirc, Tonks, Lupin, Dobby y otras muchas en las que no alcanzaba a pensar en aquel momento estaba dispuesto a sacrificarse igual que habían hecho ellos.
Pero antes de dejarse asesinar había algo que tenía que hacer.
Cuando entró al gran comedor para ver a los miembros de la orden que seguían vivos faltaron varias personas.
Los Pevensie, Jade y Edmund habían estado esperando impacientemente la llegada de Regulus y Deborah al comedor, la cual aún no había ocurrido.
Harry suspiró sacando el mapa del merodeador. Si iba a morir quería ver a su hermana la última vez.
-Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas.
Alivio recorrió su cuerpo cuando vio el nombre de su hermana junto a el de Draco y Regulus, pero este se fue tan rápido como llegó al ver que los nombres de Tonks y Lupin seguían en el mapa.
Si iba a morir tenía que ver una última vez a su hermana.
Corrió todo lo rápido que pudo hasta el lugar donde el mapa indicaba que se encontraba, pero se detuvo al escuchar sollozos.
Se acercó todavía más para ver cómo Draco rodeaba a su hermana con sus brazos mientras ella lloraba desconsoladamente en su cuello.
Sintió como su cuerpo perdía toda la fuerza al ver el cuerpo de Regulus.
Siempre vio al hombre como alguien invencible. Nunca fueron cercanos, pero sabía que Regulus había cuidado de él todo lo que había podido.
Y ahora estaba muerto, muerto por su culpa.
Su mirada pasó ahora a su hermana, viendo como era incapaz de dejar de llorar. Estaba rota, por culpa de Harry.
El chico se agachó junto a Draco y Deborah y le hizo una pequeña señal a este último.
El rubio pareció entenderla puesto que soltó lentamente a la chica y se levantó, dejando algo de espacio a los hermanos.
Harry posó las manos en las mejillas de su hermana y la miró con todo el amor que podía transmitirle.
Deborah había estado junto a él, protegiéndole desde el momento en el que pisó Hogwarts, se enfrentó a Umbridge, Snape, un hombre lobo e incluso a varios mortífagos para ayudarle.
Ver a una de las personas más fuertes que conocía romperse delante de él le hizo darse cuenta de que su sacrificio merecería la pena.
Si su muerte llevaría a un mundo mejor para personas como su hermana estaba dispuesto a hacerlo.
Con su dedo limpió las lágrimas que caían por las mejillas de la chica y juntó sus frentes.
-Voy a arreglarlo Deb, te lo prometo. Crearé un mundo en el que no tengas que sufrir.
La chica no contestó, simplemente acarició su cabello lentamente.
Harry separó sus frentes y miró a la chica como años antes había hecho James, dándose cuenta de que quizás sería la última vez en verla.
Reuniendo toda su fuerza de voluntad se separó de su hermana y se levantó dispuesto a irse, pero el brazo de Draco le detuvo.
-¿A dónde crees que vas Potter? Puede que tu hermana esté muy débil para impedirte hacer una locura, pero yo no. Si pretendes hacer caso al señor oscuro e ir a morir yo...
Lejos de enfadarse, Harry esbozó una triste sonrisa, dándose cuenta de lo mucho que había extrañado al malhumorado rubio.
-Cuida de Deborah, es la única familia que me queda Draco.
El rubio negó con la cabeza, impidiendo su partida una vez más.
-No puedes hacer esto Harry, tu muerte ahora es lo último que ella necesita y yo... Yo...
Harry acarició su mejilla deteniendo sus palabras y dándose cuenta de que había algo que aún quería hacer antes de morir.
Juntó sus labios con los de Draco en un suave y breve beso, acariciando con ternura los rubios cabellos del chico.
Antes de que Draco tuviera oportunidad de reaccionar, Harry ya se había separado.
-Harry, por favor.
Suplicó esta vez.
Harry se apartó de él delicadamente y sonrió.
-Cuida de ella Draco.
***
El niño que vivió caminaba por el bosque prohibido dirigiéndose hacia su muerte.
Se detuvo y miró la snitch que le dejó Dumbledore, la que atrapó en su primer partido de Quidditch, donde todo parecía más fácil.
Una pequeña risa se escapó de entre sus labios recordando como había conseguido atraparla, casi se trata la snitch.
Una idea llegó a su mente gracias a ese recuerdo y besó la snitch, causando que esta se abriera y de ella saliera una piedra.
-La pierda de la resurrección.
Susurró el chico.
Unas figuras aparecieron rodeándolo, causando que Harry retrocediera sobresaltado.
-Hola Harry.
Saludó el fantasma de su padre con una tranquilizadora sonrisa.
-Papá, mamá.
Saludó Harry con la voz temblorosa mirando a ambos.
-Siento mucho que no vayas a estar aquí para tu hijo.
Dijo el chico mirando a Remus, quien negó con la cabeza esbozando una triste sonrisa.
-Deborah y tú teníais razón, ningún padre no debería abandonar a su hijo. Lamento no haber podido cumplir la promesa que le hice a tu hermana, pero sé que cuidarán de él y le contarán lo que le pasó a sus padres.
Harry asintió con lágrimas cayendo por sus mejillas, el sentimiento de tristeza creciendo cuando miró a Regulus.
-No llores ahora Harry, cabeza alta. Que el impresentable de Voldemort no te vea asustado.
El chico esbozó una leve sonrisa.
-Lo siento mucho Regulus, todo esto es mi culpa.
El hombre negó.
-No lo es Harry, tú solo cuida de Debs por mi.
Harry contuvo su impulso de contestar que el también estaba a punto de morir y no podría hacerlo, pero no se vio capaz de negarle nada al fantasma.
James rodeó los hombros de Regulus con su brazo.
-No he tenido la oportunidad de decirlo, pero Lily y yo pensamos que de todas las personas que podrían haber adoptado a Debbie, nos alegramos de que hayas sido tú.
La mujer pelirroja asintió ante las palabras de su marido y se acercó a Harry.
-¿Duele?
Preguntó el chico con la voz temblorosa.
-Es como quedarse dormido cariño.
Dijo Lily.
-¿Estaréis conmigo?
James se colocó junto a su mujer y miró a su hijo con determinación.
-Hasta el final.
¡Hola!
Segundo capítulo que escribo llorando.
Sé que ahora todo el mundo (incluida yo) está muy triste por la muerte de Reg, pero os prometo que no es elegida al azar y que es importante para ✨character development ✨
¿Qué os ha parecido el capítulo?
¿Cuál ha sido vuestra parte favorita?
Nos vemos!
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