~CII~
El trío de oro se encontraba tumbado en el suelo, frente a la puerta cerrada de la sala de menesteres.
Harry sostenía entre sus brazos a Draco, a quien había ayudado a salir.
El rubio por su parte parecía no darse cuenta del tacto de Harry, pues estaba muy ocupado mirando a la puerta cerrada con una expresión de terror.
Goyle había muerto consumido por aquel fuego.
Si bien nunca habían sido muy cercanos y sólo se juntaban por orden de sus padres su corazón se estrujó pensando en él.
-¡Traidor!
Despertó de su ensoñación gracias a los gritos de Crabbe, quien le miraba con furia.
-¡Si no hubieras dudado cuando él te dijo que hechizaras a Potter seguiría vivo!
Draco se apartó de Harry poniéndose de pie y mirando a Crabbe con lágrimas corriendo por sus mejillas.
-Lo siento.
Pero su amigo le ignoró y se marchó de allí sollozando.
La cabeza del rubio daba vueltas y unas ganas de vomitar se apoderaron de él.
-Draco, ¿estás bien?
Harry había agarrado los brazos del chico y le miraba preocupado, pero el nombrado no podía pensar con claridad.
Su amigo acababa de morir por su culpa.
Se apartó del tacto de Harry como si este quemara y se marchó a toda prisa por el pasillo, tratando de encontrar un lugar seguro en el que respirar.
-¡Draco!
Harry intentó correr tras él pero fue detenido por Hermione, quien agarró su brazo.
-Draco estará bien Harry, tenemos que destruir el diario.
El moreno miró una vez más en la dirección en la que el rubio había desaparecido para luego asentir.
El trío se movió por los pasillos con cautela, esquivando los hechizos y tratando de ayudar a todos los que se encontraban.
-¡Cuidado Granger!
Hermione agachó su cabeza al ver el rayo dirigiéndose hacia ella, pero Jade, quien había gritado, desvió el hechizo entrando en un duelo con el mortífago.
-¡Me alegra que hayáis venido a visitarnos chicos!
Exclamó Fred, quien estaba luchando contra el ministro con la ayuda de Percy.
-¿Sabe una cosa ministro? ¡Dimito!
Exclamó el mayor de los Weasley.
Jade, quien había acabado con el mortífago contra el que luchaba aplaudió divertida, mientras que George gritó animando a su hermano.
Fred abrió la boca para decir algo, pero una fuerte explosión sacudió el lugar.
Jade, quien había terminado de luchar, vio como las rocas del techo se dirigían hacia las cabezas de Percy y Fred.
La chica reaccionó en menos de un segundo, agarrándolos a ambos de los brazos y tirando de ellos causando que cayeran sobre ella.
La explosión dejó a todos los presentes en el suelo.
-¿Todo el mundo vivo?
Preguntó George tras unos segundos de silencio.
Para alivio de todos los presentes, nadie había muerto.
-Vaya Avery, creí que eras lesbiana, nunca pensé que querrías así a dos hombres.
Bromeó Fred mirando a la chica.
Jade rodó los ojos divertida.
-No les quiero.
Contestó señalando hacia el lugar donde Fred y Percy había estado hacía sólo unos segundos.
La respiración de ambos se cortó al ver el lugar lleno de escombros que habrían caído sobre sus cabezas.
George rodeó el hombro de Jade con su brazo, siendo consciente de que la chica acababa de salvar las vidas de sus dos hermanos.
-Gracias Avery.
La chica negó con la cabeza, limpiando la sangre que salía de una herida en su mejilla.
-Agradecemelo cuando la guerra acabe.
***
Deborah esquivó una maldición y contestó rápidamente a su atacante.
Ella y Regulus llevaban luchando en aquella torre lo que parecían horas, pero los enemigos no dejaban de llegar.
La chica estaba completamente exhausta, pero la adrenalina la mantenía activa.
-¡Desmaius!
La mujer contra la que estaba luchando salió volando y golpeó su cabeza con la pared, quedando inconsciente.
Deborah se giró a mirar a Regulus, quien la observaba divertido.
-Buen trabajo, deberíamos ir a buscar a Dylan y al resto, será más fácil luchar si somos más.
La chica asintió.
-Hablando de Dylan, ¿le habéis dicho a sus hijos que estáis juntos?
Regulus asintió levemente.
-Susan y Lucy lo saben. Ed se pasa el día contigo así que no hemos podido hablar y Peter está todo el día en misiones.
Deborah asintió, pensando en cómo sería la reacción de Ed al enterarse.
La chica miró a Regulus extrañada al ver cómo su cara se deformaba en una mueca de horror.
El hombre corrió hacia ella rodeándola entre sus brazos.
Deborah trató de mirar por encima del hombre sin entender muy bien lo que ocurría hasta que sintió un impacto.
Los brazos de Regulus, los cuales la habían rodeado fuertemente alojaron su agarre causando que la chica pudiera apartarse un poco.
Deborah miró confusa el rostro de Regulus, quien apretaba los dientes con dolor.
-¿Regulus? ¿Qué ocurre?
Levantó uno de sus brazos para tocar el rostro del hombre, pero observó con horror como su mano estaba teñida de sangre.
-¿Reg?
Miró hacia abajo y soltó un pequeño grito al ver una gran herida perforando el estómago del hombre.
Regulus cayó de rodillas arrastrando a la chica consigo.
Deborah le ayudó a tumbarse y temblando agarró su varita para cerrar la herida.
-¡Mierda, mierda!
Gritó al ver que no funcionaba.
Regulus abrió los ojos y negó con la cabeza levemente.
-Es magia oscura, no puedes hacer nada.
Deborah negó frenéticamente agitando su varita una y otra vez.
-Tiene que haber algo que pueda hacer, no puedes irte, no ahora...
La mano de Regulus detuvo el movimiento de su varita y le obligó a mirar al rostro del hombre.
-Está bien Deborah, no pasa nada...
-¡Si pasa!
Sollozó la chica.
-¡No puedes irte, no puedes dejarme aquí sola! ¡No me hagas esto por favor!
Suplicó la chica sin parar de llorar.
Una lágrima cayó por el ojo de Regulus.
-Saldrás adelante, eres fuerte, siempre lo has sido.
El hombre sentía como el momento llegaba, y a pesar de que no se arrepentía haber salvado la vida de la chica le partía el corazón verla así.
-Reg por favor, no puedo perder a mi padre... No otra vez.
Suplicó la chica, pero Regulus ya no contestó.
-¿Reg? ¿¡Reg!? ¡Regulus por favor!
Los gritos y sollozos de la chica llenaron el pasillo mientras apoyaba su rostro en el pecho del hombre.
Una sensación de dolor y terror volvió a recorrer su cuerpo, se sentía como aquella niña de tres años junto al cadáver de su padre otra vez.
¡Hola!
Perdón, no me matéis.
He sufrido mucho escribiendo este capítulo, pero era algo que tenía planeado hace bastante ya.
¿Qué os ha parecido el capítulo?
¿Cuál ha sido vuestra parte favorita?
Nos vemos!
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