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❝Todo❞

11

Su oficina lo recibió de nuevo y en la pantalla otra buena noticia; recibiría a más maestros antes de lo esperado, por fin podrían organizar un horario de trabajo decente, aunque eso significaba más trabajo para él, era mejor empezar ahora mismo antes de que termine acumulándose y de nuevo Jungkook trasnochado y con su nariz sangrando, el dolor de cabeza haciéndole la vida imposible, lo que lo llevaría a acudir a las pastillas que tanto odiaba.

Cerró los ojos un instante para descansar la vista y volver al trabajo.

Entonces la señorita Lee entraba y de manera aparatosa, tropezaba teniendo que agarrarse del marco de la puerta. Arqueó la ceja izquierda.

—Perdón, un momento de torpeza— se excusó, enseñándole sus tacones altísimos— estoy aprendiendo.

—Se va a quebrar algo con esas cosas. Dígame qué ocurre.

—Sí— se acercó a pasitos cortos, como si arrastrara los pies— pregunta el maestro Kim Seokjin si en vista de que van a ingresar maestros de arte, puede regresar con natación y a deportes que era su área principal.

—Claro.

—Dijo que en caso de que la respuesta fuese afirmativa, tendrían que hacerle mantenimiento a las piscinas para antes de la próxima semana.

—Entonces usted debe encargarse de llamar a los encargados de aquella labor. Hágalo ahora.

—Lo haré ahora. Con su permiso.

Jungkook no quería intervenir imponiendo un código de vestimenta, pero esos tacones realmente parecían mortales, no le dijo nada más.


—No quiero decirle que se lo advertí,— la observó en el suelo— pero se lo advertí.

No se había roto nada, pero la caída que tuvo fue dolorosa, el encargado de la enfermería del campus llegó corriendo, ella chilló. Dejándose levantar.

—Tal vez tarde un poco-

—Sí, sí. Llévela y que descanse— bufó, viéndolos alejarse, él recogió las armas mortales que traía por zapatos— ¿Quién se pone esto? Solo para seguir la moda.

Entró a la oficina, sentándose y colocando el par de tacones en una esquina de su escritorio, que los recogiera cuando lo necesitara.

Pasado un momento, tocaron la puerta y Kim entró, no se veía muy feliz y traía varias carpetas que supuso eran para que él las revisara. Más trabajo, bien.

Los ojos de la castaña se distrajeron con el par de tacones y abrió la boca asombrada.

—¡¿De quién son?!— tomó uno, lo analizó con ojos brillantes.

—De la secretaria, se acaba de caer por llevar eso puesto sin saber caminar en ellos y ahora está en la enfermería— la señaló— ni los mires, que-

—¿Le molestará si me los pruebo?

—No lo creo, te puedes disculpar con ella cuando le hagas compañía en la enfermería.

Le rodó los ojos, quitándose las plataformas que traía puestas para enfundarse los pies en los zapatos que eran su talla bajo la mirada de Jungkook, que solo se aseguraba de que no terminara también en el suelo con eso.

—¿Cómo me veo?— caminó con ellos en el espacio frente al escritorio—Son preciosos, debo preguntarle dónde los consiguió... no te asustes, que tengo toda una colección de tacones, me esforcé en aprender a usarlos— levantó la pierna, casi tocando su rostro— soy invencible en estas cosas.

—De todas maneras— la hizo regresar ambos pies al suelo— ten cuidado, deja eso ahí y dime cómo van las clases.

Lo hizo, se quitó ambos tacones y regresó a sus plataformas.

—Van muy bien, no es tan difícil como creí que sería y vamos a un ritmo bastante decente, nada muy impresionante pero se puede mejorar— exigente, entonces—¿Ya comiste?

—No tengo mucho apetito, tal vez lo haga en una hora o dos.

—Tienes que comer— dijo— ¿Te consigo un almuerzo rico? Ya que tu secretaria está incapacitada por el momento y no tengo clase en una hora más...

—¿Tú serás mis secretaria por unos minutos? Porque necesito a alguien que revise estos documentos.

Puchereó, haciéndolo reír.

—No me agradas— rodeó el escritorio, buscando un minuto de su atención— director...

—¿Mm?

Se apoyó en el escritorio. Por un micro segundo, Jungkook solo pudo ver a sus piernas.

—No quiero sonar intensa, pero, ya son las cuatro de la tarde y dijiste que hablarías con ya sabes quién sobre ya sabes qué en la mañana.

Él sonrió, apoyando el mentón en su mano.

—¿Entonces?

—¿Lo hiciste o no?

—Lo hice— confirmó— ¿Por qué preguntas?

—Porqué yo también hablé con mi ya sabes quién sobre ya sabes qué— arrugó la nariz— no salió bien, pero ya lo hice, creo que tendremos que hablar por segunda vez cuando ya no esté tan alterado, pero ya nada queda.

Le estaba hablando en un tono que denotaba profunda coquetería y Jungkook estaba cayendo por el.

Pero...

—O sea que todavía no has terminado con Trent.

—Si lo hice, pero él no lo acepta.

—Mm, eso es un problema, Kim.

Y uno bastante grande, teniendo en cuenta que el hombre no parecía ser el más agradable del mundo. Significaba que Trent seguía creyendo que Kim estaba con él y eso no era terminar, eso era un tipo de pausa obligada.

Kim acercó la silla de Jungkook.

—Lo resolveré pronto, lo prometo— se inclinó, besando su nariz— solo está siendo necio y con el ego herido.

Volvió a besar su nariz y mantuvo esa cercanía, dudando en si dar el beso que realmente quería darle o no, Jungkook no estaba seguro dado lo hablado, pero es que la había extrañado y pensado tanto.

—Bebé...

—¿Sí?

—¿Vas a besarme bien o todavía no?

—Mmm... sólo porque me llamaste bebé y eso me encanta.

Atacó su boca, saciando una sed de cinco años y saludándolo como hubiese querido hacer apenas llegó. Jungkook se colocó de pie entre sus piernas luego de apretarlas en sus manos y adherirla a él, tomándolo todo. Agresivo y anhelante.

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