
❝Te amo❞
22
Algo que no sabían si era bueno o malo, era qué, siempre que discutían, ya fuese de manera fuerte o sutil, terminaba con ellos en cama teniendo una o dos sesiones de sexo pasional que lograban apaciguar el enojo en ambos.
Y, de hecho, discutían seguido.
¿Era malo? Jungkook no lo creía, no del todo, malo sería si esa fuese su única forma de comunicarse, pero no lo era, así que estaba bien, el mayor drama en su relación eran los desacuerdos y sus ex's. Luego de eso, todo se trataba de recuperar tiempo perdido.
Entonces, Jungkook tiraba lejos esas dudas y se permitía disfrutar hundiéndose completamente en su novia y presenciar su bonita cara distorsionandose en signo de placer, saber que ella disfrutaba le causaba el más grande de los éxtasis, también le encantaba ese sutil movimiento de cadera que buscaba cordinarse con el ritmo de sus penetraciones.
Kim le parecía tan linda cuando se desesperaba, que solo provocaba hacerla sufrir un poquito más.
—N-No te atrevas-
—¿Mm? ¿Vas a darme órdenes?— alentó el ritmo, casi deteniéndose escuchando sus quejas— Mi amor.
La discusión por lo sucedido con Trent se había alargado y vuelto un problema importante en el que Jungkook le dijo que ella no tenía porqué demostrarle nada a él y Kim le había repetido que si tenía que hacerlo si quería que él lo superara.
Entonces, Jungkook sintió muchos celos porque aquello, para él, sonó a qué la opinión de ese sujeto, era relevante. Y se enojó, un clásico de Jeon.
Aunque muchos de sus motivos para sentirse celoso carecían de mucho sentido, como podía ser esta ocasión, él era incapaz de controlar el maldito sentimiento y sentía que nada podía contentarlos en el instante.
Pero, Kim le sonreía de manera muy dulce y con cierta malicia porque ella si sabía controlarlo.
—Te amo— pronunció con naturalidad en su boca, Jungkook aspiró esa declaración y le supo dulce— no tengo ojos ni mente para nadie más que tú- ah... sí, sí, oh, mi Jungkook. Más, dame más.
También sabía encenderlo a tope.
—Dilo otra vez.
—Te amo...
Su cuerpo se sacudía debajo de Jungkook con violencia, no tenía la fuerza suficiente para sostenerse de sus hombros como siempre hacía y el morbo que la imagen de sus pechos rebotando causaba en este, era algo que Kim no se podía imaginar, pero que Jungkook tenía la dicha de adorar.
—También te amo...— correspondió como pudo, todavía dopado con la deliciosa sensación de estar dentro suyo—te amo, bebé.
Jungkook observó al papel y luego al hombre y detrás del hombre a Seokjin haciéndole señas extrañas con la boca.
—Me temo que no tengo poder de decisión sobre quienes entran al equipo de natación y quienes no— la expresión de alivio que puso el maestro fue casi graciosa— el entrenador es Kim Seokjin, así que él decide.
—¡Pero eso es absurdo! Usted es el director, es su jefe y puede ordenarle que acepte a mi hijo en el equipo.
—Sí, puedo hacer eso.
—Pues hágalo.
—Pero no lo haré, porque no soy el entrenador, no sé nada sobre natación e imagino que le han explicado los motivos por los que no admitieron a su hijo— señaló a Seokjin— explícale los motivos.
Asintió, tenía el cabello mojado y el traje algo húmedo porque estaba entrenando con los estudiantes.
—Su hijo no sabe nadar— sonrió de boca cerrada— esos son todos los motivos, oh, y estamos llenos.
—Pues le enseña.
—Al equipo solo ingresan quienes ya están preparados puesto que son los que representan a la universidad en distintas competencias— explicó pacientemente— en mis clases de deporte, anuncié un espacio en mi horario de clases de natación para principiantes, su hijo puede inscribirse en ellas y comenzar un proceso.
El hombre se cruzó de brazos y paseó su mirada de maestro a director, todavía enojado.
—Pero mi hijo quiere entrar al equipo, hágalo entrar al equipo.
¿A qué hora se acaba este día?
—No puedo permitir eso, señor, su hijo no tiene las capacidades necesarias para pertenecer al equipo— cuánta paciencia—él audicionó, le puedo enseñar el vídeo para que vea que no miento, no sabe nadar, tuve que sacarlo de la piscina y está en enfermería todavía.
Jungkook se frotó las sienes y luego la señorita Lee entró, de nuevo tambaleando en unos nuevos tacones que se veían más altos que los otros.
—Lamento la interrupción, los maestros de la facultad de ciencias le recuerdan que convocaron una reunión y solicitan su presencia inmediata en la toma de decisiones para el horario final.
—Estaré ahí en un minuto, avíseles de mi retraso.
—Entendido.
Se colocó de pie, suspirando en su interior.
—Lo lamento, pero si el maestro Kim no aprueba al estudiante, es algo que se me sale de las manos. Debería considerar las clases y así obtener un entrenamiento previo para volver a audicionar para el equipo— iba a seguir discutiendo, no lo dejó— espero que comprenda y tenga un buen resto de día, me disculpo con ambos y la señorita Lee los llevará a la salida.
Amplió la mirada mientras abandonó su oficina luego de ellos, pensando en que no podía tolerar comportamientos tan estúpidos como esos.
¿Por qué las personas eran así de intolerantes?
Les invito a leer algo interesante que subí hace un rato, se llama DON'T, BELL.
♡
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