❝Hogar❞
34
—Una niña.
Ambos se observaron, sorprendidos, realmente esperaban un niño, al menos esas eran sus sospechas, pero los hacía felices de igual manera, de hecho se notaba, pues Jungkook no dejaba de sonreír.
Llegaron al auto, Jungkook había considerado cambiar el modelo, Kim no lo dejó y dijo que mejor la ayudaba a elegir un auto que fuese más práctico para uso de ambos sin deshacerse del suyo.
Él no entendía para qué dos autos, pero si así lo quería Kim, pues mejor no discutirle.
—La esposa de Namjoon tendrá un niño— le avisó, colgando la llamada y ayudándola a subir— es una buena noticia, pero ella está enojada con él porque solo sabe hacer varones.
—¡Podrán ser amigos!— aplaudió— Ojalá se enamoren cuando crezcan.
Jungkook apretó el claxon de manera patosa, demasiado impresionado por eso.
—No.
—Eso no lo decides tú.
—Tampoco tú. Ella no tendrá novio hasta después de los veintiocho, no lo va a necesitar.
Kim bufó.
—¡Va a querer un hombre en su vida!
—Ya tiene uno; yo— afirmó.
—Oh, por amor al cielo.
—Y no la vamos a enviar a Londres nunca.
—Estás siendo ridículo.
—Estoy siendo precavido, no quiero que conozca a un Trent.
Ah, Trent. El imbécil británico aquél, él realmente se atrevió a llamar a Kim cuando llegó al país por negocios—según dijo, fue por eso, Jungkook sabía que era por Kim— y preguntar cuando era la boda.
Cómo estaban en videollamada, Kim suspiró hastiado, enfocó su estómago que no estaba tan hinchado pero podía notarse y luego a Jungkook a su lado en el sofá que no hizo más que mirarlo como si fuese a matarle, intimidandolo un poco.
—Ya está, ahora deja de joder.
Y colgó, eso le traumó lo suficiente para no volver a llamar o siquiera aparecerse por ahí.
—¿Quieres comer algo antes de ir con tus padres?
—No, porque mamá se enojará si sabe que comí y no fue en su casa— se mordió el pulgar— pero tengo ganas de una dona rellena.
—Vamos por ella entonces.
—No, voy a comer dónde mamá.
Suspiró.
—Vamos a tardar en ir con tu madre porque tenemos que ir a ver la casa— le recordó— voy a pasar la zona comercial y cuando la pase, no podrás conseguir donas en ningún sitio.
Aceleró, solo para molestarla y hacerla decidir rápidamente.
—¡Bien! Vamos por las donas.
—Ya sabía.
La casa que Jungkook había elegido—Kim así se lo permitió— era totalmente del gusto de ambos, se decidió por una casa de dos pisos porque conocía a sus amigos y los de Kim lo suficiente para saber que irían muy seguido a quedarse a dormir, una cocina amplia pues ella quería seguir aprendiendo a cocinar como tanto le gustaba, paredes blancas, muebles negros, el contraste perfecto para no quitarle luz a los distintos espacios.
Un jardín muy grande, eso fue primordial para Jungkook, pues aunque no podían tener una playa propia, el jardín era perfecto para pasar una que otra noche allí viendo al cielo.
—La habitación de la bebé...
—¿Rosa?— preguntó la encargada de venderles el lugar.
Jungkook negó, empezando a molestarse porque lo interrumpía cada dos segundos.
—Me gustaría que fuese en tonos púrpura, pastel, tonos muy suaves.
—¿Nada de rosa entonces? El rosa combina con el púrpura.
—Kim— llamó a su novia— dile como queremos los colores del cuarto de la bebé.
Ya se había hartado, sonrió.
—Está bien que sea en tonos púrpura pastel— se acercó, entrando a dicha habitación— las paredes pueden ser del tono más claro y el techo un poco más oscuro con todas las cositas que ya se conversaron.
—Entendido— respondió ella, anotando todo aquello— ¿Qué hay del jardín?
—Sigue igual, con los columpios y el tobogán... la casita del perro.
—¿Tienen mascota?
Jungkook asintió ante la pregunta, él traería a su perro.
—Sí, la casita de este no puede ser exactamente pequeña, más bien considerablemente grande y espaciosa. Él es muy grande.
—Comprendo... pidió ampliar el garaje.
—Sí, ya di las instrucciones, son dos autos los que hay que poner ahí dentro— se asomó, le gustaba mucho la vista del frente de la casa— bebé, deberíamos colocar un cercado...
—¿De verdad?
—Mm, mejor un portón, que nos aleje del resto de las casas en la calle, todo es muy directo a la autopista y eso puede ser peligroso.
Kim se encogió de hombros, aceptando.
—Si tú quieres eso... está bien.
—¿Un portón?— la mujer estaba alarmada con tantas medidas preventivas y remodelaciones.
—Así es, que no sea muy alto o será un problema— señaló su cuaderno, pidiéndole que siga anotando— que no interrumpa la vista desde el segundo piso.
—S-Si. Claro, si.
—¿Algo más?— preguntó Kim, totalmente divertida con lo meticuloso que estaba siendo Jungkook.
—Todo está bien aquí adentro, excepto el barandal de los escalones— volvió a señalar el cuaderno— hay que cambiarlo, no es seguro ni se ve bien, no hace contraste con el resto del material de la casa, se ve raro, como adherido con pegamento.
Kim se cubrió la boca ante la indignación de la mujer, pues ella estaba segura de que la casa estaba perfecta tal cual estaba, pero era Jungkook quien la había comprado y él le encontraba hasta el más mínimo defecto a cada cosa.
Digno de un perfeccionista.
Él solo quería que se sintiera como un hogar, uno agradable para los tres. Y vaya que lo logró.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro