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Profundidades

El mar de las Filipinas era un área marginal localizada al este del Océano Pacífico, al este del Archipiélago de las Filipinas, de donde obtuvo su nombre. Era reconocido como el mas más grande del mundo, cubriendo una superficie estimada de cinco millones de kilómetros cuadrados. El mar también tiene Placa Filipina que forma su fondo.

La frontera oeste del Mar de las Filipinas está marcada por las Islas Ryukyu Islands al noroeste y Taiwán al oeste. La frontera suroeste incluye las Islas filipinas de Luzón, Catanduanes, Samar, Leyte y Mindanao. Al norte, la frontera contiene a las islas japonesas de Honshu, Shikoku, Kyushu, y más recientemente, Abel City. La frontera este tiene la segunda cadena de islas, la cual incluye las Islas Bonin e Iwo Jima al noreste, las Islas Marianas, como Guam, Saipán y Tinian al este, y las islas de Halmahera, Palau, Yap y Ulithi en el sureste. Finalmente, la frontera al sur está definida por la Isla Morotai de Indonesia.

El mar se caracteriza por un complejo y diverso arrecife submarino, con la forma de una cuenca estructural junto a una serie de fallas geológicas y zonas de fractura. Arcos de islas, que resultan ser riscos extendidos que se alzan sobre la superficie debido a la actividad de las placas tectónicas, circundan al Mar de las Filipinas al norte, este y sur. Estos arcos incluyen a las Islas Ryukyu, el Archipiélago de las Filipinas, y las Islas Marianas.

Este conocimiento es muy bien entendido por los que viven en esta región, tanto organismos vivos como maquinaria por igual. Se volverá especialmente importante durante momentos críticos, mientras los miembros del escuadrón de Firefly son testigos de ocurrencias inusuales en el área.

X recordó el momento en que salió con el motociclista verde y el resto de su equipo, patrullando los límites de Abel City y las partes de la isla accesibles para los vehículos. Fue alrededor de este momento que llegaron al tramo de agua entre la isla y Arcadia, donde uno de los miembros vio un objeto acercándose a ellos, deslizándose sobre la superficie.

Una pequeña embarcación de emergencia y rescate navegaba por el océano, con su carcasa blanca marcando su lugar de origen. Esta imagen alertó a los reploides presentes, incluyendo a Firefly y a X, de que la señal enviada desde el faro había llegado al mundo exterior. Una llamada de auxilio había sido recibida y respondida. Aunque la advertencia que recibieron seguía fresca en sus mentes, ver la embarcación llenó el núcleo de X con esperanza. Pero una duda persistente continuaba en la trastienda de su mente, alertándole que no todo se encontraba bien.

Y en efecto, sus dudas pronto se verían confirmadas.

A medida que la embarcación se acercaba al borde de la isla, el Hunter azul tuvo una extraña sensación comenzando a bullir en su pecho, o más precisamente, dentro de su núcleo.

– "Mira hacia abajo." – le urgió una voz femenina.

Los ojos verdes de X se vieron atraídos hacia las aparentemente calmadas olas a poca distancia, inseguros de lo que se suponía que debía notar.

No le llevó mucho tiempo darse cuenta que había un ligero movimiento entre las suaves olas.

– ¡Miren! – exclamó X, atrayendo la atención de los demás, que también habían notado la extraña perturbación en el flujo natural del agua del océano.

Pronto se volvió claro lo que era el objeto en movimiento. Sin embargo, para cuando se dieron cuenta por completo de la gravedad de la situación, ya era demasiado tarde.

El proyectil impactó en un lado de la embarcación, explotando al hacer contacto inmediato, sacudiendo el equipamiento del barco Arcadiano hacia un lado y casi volcándolo por completo. La quilla había quedado gravemente dañada, con una enorme abertura que ya estaba haciendo entrar el agua del océano, inundándolo a un ritmo alarmante. Pero ese no fue el final: más torpedos vinieron repetidamente, golpeando la embarcación en diferentes áreas, impactando en sus objetivos hasta que todo el barco estalló en llamas, sin que se viera ni uno solo de sus tripulantes saltar por la borda para escapar.

No quedó nadie que pudiera escapar.

Pronto, la embarcación comenzó a descender en el océano, incapaz de mantenerse a flote. Mientras se hundía, las aguas extinguieron las llamas furiosas que eran fortalecidas por el aceite y fluidos de los motores, como si enviaran señales a los Hunters que observaban desde lejos que cualquier vida que pudiera haber estado a bordo había sido apagada por completo.

– "¡Mira!"

X se sobresaltó ligeramente, buscando por todos lados. – "¿Qué se supone que debo mirar?" – se preguntó, sin esperar exactamente una respuesta. Pero para su sorpresa, sí recibió una.

– "¡Bajo el agua!" – la voz femenina seguía haciendo eco en la mente del Hunter. –"¡Se está escapando!"

Para confusión de Firefly y todos los demás, X salió corriendo hacia el borde de la isla, y sus ojos verdes escanearon toda el área en busca de más anomalías que esta extraña pero siempre presente compañía intentaba alertarle. Y luego, en un instante, notó algo más: algo se movía debajo de la superficie. Una silueta oscura, semi-humanoide en apariencia y con múltiples extremidades, emergió mostrando un domo de tamaño prominente encima de ella. La silueta le dio una extraña sensación de familiaridad al reploide de ojos verdes. El resto también vino a ver, logrando vislumbrar brevemente a la figura mientras volvía a sumergirse bajo las olas, desapareciendo tan rápido como apareció, como si nunca hubiera estado allí en primer lugar.

Cuartel General de los Hunters...

– ¿Y fue entonces cuando hundieron la nave? – preguntó Zero, visiblemente sacudido por las repentinas noticias que acababa de recibir.

X asintió, todavía con problemas para procesarlo todo. Sucedió tan rápido; en un momento, una chispa de esperanza estaba frente a ellos, y al siguiente, fue totalmente destruida sin más. – Supongo que podemos considerar esto como la respuesta de Sigma a cualquier interferencia externa.

– En efecto. – replicó Zero, cruzando los brazos mientras observaba el mapa desplegado en el monitor. – Aun así, ¿estás seguro sobre quién disparó los torpedos?

El Hunter azul asintió. – Se mantuvo oculto de la vista, pero esa forma suya es más que un poco reconocible.

– No es broma. – El comandante rubio estuvo de acuerdo, y se concentró en el pequeño punto brillante que se movía alejándose del Mar de las Filipinas hacia el sur de Japón. – Entonces, nuestro culpable se dirige hacia las fosas.

La mención de las fosas generó preocupaciones entre aquellos que observaban el rastreador en movimiento. La señal confirmaba que otro más de los suyos había llevado a cabo las órdenes de Sigma. Inicialmente, fue sólo una corazonada, pero X insistió en que Ai hiciera un escaneo de rastreo para captar la firma electrónica característica del reploide. A pesar de algunas protestas de parte de ella (ya que los rastreadores mandatorios colocados en reploides probablemente sería lo primero que se quitarían bajo las órdenes de Sigma) finalmente accedió a hacer el escaneo. Y para shock de todos, especialmente de sí misma, lograron captar a alguien.

El monitor desplegó el código implantado en el rastreador, enlazando un nombre y un rostro a la señal, lo que indicaba que todos estaban en problemas potencialmente mayores que antes.

Otro rasgo muy prominente del Mar de las Filipinas era la presencia de fosas profundas en el mar, incluyendo la Fosa Filipina, y la de las Marianas, conocida como el punto más profundo de la Tierra. Había debate sobre si su sospechoso se atrevería a sumergirse en ella, especialmente debido a que el misterioso agujero azul todavía no había sido explorado del todo, incluso en este siglo. La presión potencial del agua haría casi imposible entrar sin equipamiento apropiado, y cualquier intento fallido resultaría en terminar aplastado.

– ¡Miren! – declaró un Hunter, señalando el punto que se alejaba de las fosas y se dirigía más hacia abajo del mapa, lo cual trajo un alivio colectivo a todos los presentes. Sin embargo, su alivio fue sólo temporal.

– ¿A dónde va ahora? – cuestionó Firefly, frustrado de que sus habilidades con los vehículos serían inútiles en el agua. Pero luego pensó que sería la oportunidad perfecta para probar un bote.

Ai fijó el punto en movimiento, observando como descendía desde el Mar de las Filipinas hacia el área entre el Océano Pacífico y el Índico.Más específicamente, se movía hacia las aguas tropicales que rodeaban Indonesia, Malaysia, Papúa Nueva Guinea, las Filipinas, las Islas de Salomón, y Timor-Leste.

Justo cuando el punto llegó a la región vagamente triangular que formaban estas masas de tierra, dejó de moverse y desapareció del monitor por completo. Una vez que se fijó la ubicación, X y Firefly fueron despachados para explorar el área, esta vez usando un transporte acuático.

...

El viaje llevó varias horas, a pesar de la enorme velocidad de la embarcación, ya que iban viajando lentamente de manera intencional para evitar atraer la atención, especialmente luego de ser testigos de la respuesta de Arcadia a las súplicas de aquellos que seguían atrapados cerca. Pese a todo, seguían adelante, determinados a no permitir que la duda o el miedo los desviara hasta que llegaron al punto donde el rastreador dejó de funcionar. Las olas golpeaban suavemente contra el equipamiento avanzado que usaban para viajar.

– ¿Entonces es por aquí? – preguntó X, cuyos ojos verdes se enfocaban en las densas profundidades debajo de ellos, sin saber qué les aguardaba bajo la superficie.

– Así parece. – replicó Firefly. – Al menos, aquí fue donde lo detectamos por última vez. Por lo que sabemos, podría estar en cualquier lugar.

En efecto, aunque tenían una idea general de dónde buscar, la distancia que viajaron y el aparentemente infinito espacio azul y debajo de ellos hacía poco para darles confianza. La señal había sido detectada por última vez en una sección conocida como "El Triángulo de Coral", el cual era precisamente lo que decía su nombre: un área vagamente triangular que envolvía al menos quinientas especies de corales que formaban arrecifes en cada ecorregión. Esta región se extendía por dos áreas biogeográficas: la región Indonesia-Filipina y la región del Pacífico Suroeste. Reconocida como uno de los ocho mayores arrecifes de coral a nivel global, el Triángulo de Coral era un centro de biodiversidad marina y una prioridad para los esfuerzos conservacionistas.

Lo que podría querer un Maverick como el que estaban rastreando en un área cómo esta seguía siendo un misterio. A pesar de todo, X sabía lo que tenía que hacer.

Mientras se movía hacia el borde de la embarcación sintió una mano sujetándole el hombro, deteniéndolo antes de que fuera más lejos. Al girarse, X vio a Firefly y a los otros Hunters que lo acompañaban ofreciendo a su camarada una plegaria colectiva.

– Ten cuidado allá abajo. – le dijo Firefly con cautela a X.

– Lo haré. – respondió X, y su armadura azul parpadeó al activar sus características mejoradas.

– Lo digo en serio, X. – le advirtió el motorista verde. – Mantente en guardia todo el tiempo. Y más importante todavía, sé selectivo con en quienes confías.

El Maverick Hunter semi-transformado se detuvo por un momento, como si deseara argumentar o protestar, pero en última instancia asintió, dando a entender que captó el mensaje. Con un pequeño salto fuera del borde, se zambulló en las aguas que había abajo, mientras su cuerpo metálico se hundía rápidamente ya que el peso de su cuerpo le ayudaba a descender hacia el Maverick que estaban buscando.

Firefly suspiró, mirando el océano ahora inmóvil. – Más te vale que vuelvas. – pensó en voz alta. – De lo contrario, no sé qué le diré a Zero.

Bajo la superficie...

El salpicón al impactar llenó sus unidades de audio, y el ambiente del mundo de la superficie lentamente se desvaneció mientras X se iba hundiendo. Su vista del cielo azul fue consumida por las olas del océano, y las aguas igualmente azules tomaron por completo su línea de visión, mientras el Hunter continuaba descendiendo más y más profundo. El mundo a su alrededor parecía hacerse borroso, y el abismo incomprensible que lo rodeaba era difícil de visualizar a raíz de la abundancia de partículas naturales que había en dichas aguas. Finalmente, tras un largo rato, X sintió que sus botas hacían contacto con una superficie sólida. Mirando hacia abajo, se dio cuenta que llegó al piso oceánico, donde la fundación arenosa era muy granulada, pero sorprendentemente firme.

Y luego, se dio cuenta que estaba recibiendo una llamada del cuartel general, y sin perder tiempo respondió, aunque se sorprendió por la voz que le saludó.

– ¡X! ¿Puedes oírme? ¡Soy yo!

Los ojos verdes del Hunter azul se ensancharon de sorpresa. – ¡¿Roll?! – exclamó, llevándose la mano a su audio receptor.

Una pequeña risita sonó por su comunicador. –Sorprendido, ¿verdad? No creí que estaría haciendo esto, ¡pero aquí estoy!

El Hunter inmediatamente tuvo varias preguntas para su hermana pequeña, en relación a cómo se le permitía conectarse en sus comunicaciones, y servir como su navegadora para esta misión en particular. Pero a pesar del revuelo de preguntas en su mente sobre su hermana, sabía que el tiempo era esencial, y eso podría esperar a después que todo se hubiera resuelto.

– ¿Necesitas un plano general de dónde te encuentras? – preguntó Roll.

X miró alrededor, analizando su entorno actual. Aunque no veía ningún indicio de peligro o fuerzas enemigas, el terreno se veía desecho, vacío de cualquier cosa excepto arena y algunas plantas subacuáticas esparcidas entre las piedras, con enormes secciones de algas que se aferraban a sus superficies. – Sé que me encuentro en el Triángulo de Coral, ¿correcto? – le preguntó, esperando su confirmación.

– Sí. replicó Roll. – También conocido como la Amazonia de los Mares, esta área cubre alrededor de 5,7 millones de kilómetros cuadrados, o dos millones dos mil millas cuadradas, y contiene más del setenta y seis por ciento de las especies de corales que construyen arrecifes en aguas poco profundas...

– Sí, estoy al tanto de eso, Roll, gracias. – la interrumpió X, tratando de no sonar brusco, pero esa información era irrelevante comparada con detalles más cruciales. – ¿Sabes en dónde me encuentro en relación a dónde se fue el Maverick?

– Oh, claro, lo siento. – respondió Roll, mientras miraba el monitor principal a la vez que rastreaba la ubicación de X en una computadora pequeña. – Por lo que vemos, la señal se perdió en alguna parte en las cercanías del Triángulo de Coral. Pero la ubicación exacta todavía es desconocida. Aunque... – Hizo una pausa, estudiando la última captura de la lectura del Maverick antes de que desapareciera – ... parece estar en alguna parte en la porción este del Triángulo, específicamente en las fosas marinas más profundas, pero no se comparan en nada con la Fosa de las Marianas.

– Eso al menos es positivo. – notó X. Luego hizo una pausa, mirando el abismo de agua que lo rodeaba. – Aun así... más vale que comience a buscar cualquier señal de dónde podría haber ido.

– Estaré aquí si me necesitas. – le aseguró Roll. – Ten cuidado.

X se permitió que una pequeña sonrisa se formara en sus labios. – Lo haré. – le prometió, esperando en silencio estar lo suficientemente vigilante para asegurar su retorno a salvo con ella y Zero.

Una hora después...

Inicialmente, X había creído que simplemente podría caminar hasta su destino por el piso oceánico, considerando la composición de la tierra. Sin embargo, pronto descubrió que la densidad del agua del océano era mucho mayor de lo que inicialmente sospechaba. Como resultado, activó su función de flotabilidad, que le permitió suspenderse un poco sobre el suelo arenoso y en esencia nadar hacia su ubicación deseada. Aunque el viaje seguiría siendo largo, este método sería mucho más efectivo para cubrir distancia, especialmente con el impulso extra que le proveían las mejoras en sus piernas.

De pronto, la voz de Roll llegó a sujs receptores, por lo que el Hunter hiciera una pausa para escuchar su mensaje. – ¿Ves algo de interés? – inquirió ella, con curiosidad por los detalles que X podría haber recabado.

– Por desgracia, todavía no. – replicó X, todavía rodeado en su mayor parte por un mar vacío. – Aunque, ¿ha habido más actividad alrededor de los bordes de la isla?

– No desde que la primera nave de rescate fue... explotada. – dijo Roll. Claramente la oscura realidad de la situación era difícil de digerir. – Sin embargo, este incidente ha levantado preocupaciones más allá de sólo evacuar a la población humana.

X se sintió intrigado. – ¿Cómo así? – le preguntó.

– Bueno, si esto es algún indicio, entonces claramente las fuerzas de Sigma pueden operar de manera igual de efectiva bajo el agua que fuera de ella. – explicó su hermana. Si pueden hacer esto, ¿quién nos dice que no van a extender su alcance aún más allá, cortando todas las rutas marítimas y causando toda clase de problemas?

En efecto, pensaba X, eso planteaba un problema significativo, y no sólo para los humanos. Antes de que pudiera hacer más preguntas, notó que se estaba acercando al borde de lo que parecía ser un enorme cañón submarino, donde apenas era visible el horizonte borroso de tierra firme en la distancia.

– Hey, Roll. – empezó de nuevo, moviéndose hacia el borde y preparándose para bajar para continuar con su viaje. – ¿Cuándo debería empezar a ver signos de este "Triángulo de Coral" para referencia?

– Debería estar cerca. – le aseguró Roll. – Si aún no lo has encontrado a estas alturas, creo que lo harás muy pronto.

Ciertamente, consideraba X, aunque se había zambullido cerca del borde del Triángulo de Coral Triangle, dado su tamaño y proximidad se esperaría ver algunos indicios de él a estas alturas. Al llegar al borde y asomarse, vio más cañones submarinos y fosas que servirían como los escondites perfectos para un Maverick en fuga. Saltando hacia abajo, maniobró entre los estrechos corredores, enfocándose en su misión, pero no lograba sacudirse los pensamientos al recordar la embarcación arcadiana siendo destruida. O más bien, la realización de que no fue un accidente que la destruyeran.

La voz que escuchó antes fue la misma que le habló cuando cogió el topacio que estaba en el pecho de Ray B. ¿Quién podría haber sido? Ciertamente no era nadie a quien reconociera, pero sonaba joven, casi como una niña algo mayor que la edad aparente de Roll antes de su reconstrucción, pero todavía en su cúspide de juventud. Se llevó la mano al pecho y se tocó el área donde descansaba el topacio, muy cerca de su propio núcleo en funcionamiento.

– ¿Quién eres? – preguntó en voz alta, sabiendo que era improbable que recibiera una respuesta. Aun así, había recibido mensajes que no pidió, así que ¿quizás la dueña de esta voz todavía aceptaría peticiones?

Sí, claro. Apenas tenía idea de a dónde iba, mucho menos si se dirigía en la dirección correcta. Por todo lo que sabía, podría estar moviéndose lejos del Triángulo de Coral y del sujeto al que rastreaba por completo.

– ¡Ugh!

X de pronto sintió una compresión en su pecho. La presión en su núcleo era abrumadora, pero no totalmente dolorosa. Era como si su cuerpo estuviera intentando ajustarse a una nueva fuente de energía que todavía no se había dado a conocer, intentando establecer un enlace directo con sus propios sistemas. Sin embargo, no había insertado ningún programa o actualización nueva desde que se fue. ¿Qué era esto?

Justo mientras comenzaba a reconocer sus alrededores en las profundidades, de repente el agua que lo rodeaba se disipó. La arena debajo de sus pies se endureció formando un piso de baldosas, y luces brillantes le iluminaban desde arriba. El Hunter azul momentáneamente tuvo que protegerse los ojos de la cegadora luz, y tras un momento, sus orbes verdes se ajustaron a la nueva área donde se encontraba. Era muy claro que, dondequiera que estuviese ahora, definitivamente no era como ningún lugar que hubiese estado antes.

Aunque no estaba seguro de dónde estaba este lugar, había una innegable sensación de familiaridad en él.

X dio algunos pasos con cautela a través de esta nueva ubicación, navegando largos corredores etiquetados como "Sanidad" y "Limpieza", como si no se permitiera existir ni una mota de sucio aquí. De repente, al dar vuelta en una esquina, se topó con una figura pequeña con un cabello muy característico, aparentemente aguardándole en las sombras. X se aproximó, inseguro de quién sería este individuo, casi creyendo que se trataba de un niño. Cuando la figura se dio la vuelta e hizo contacto con X, el reploide instintivamente se escondió tras la esquina, dándose cuenta de que, pese a lo que asumió de primera instancia, este niño no parecía ser del tipo alegre.

– ¿Ya está listo? – preguntó otra voz, que no le pertenecía ni a X ni a la figura. Sin embargo, cuando se giró al oír las palabras, claramente podía reconocer al interlocutor.

X también pudo reconocer la voz. – ... ¿Rock?

– Eso creo. – intervino otra voz familiar. – ¡Oh, esta pequeña criatura nos será de gran ayuda una vez que se ponga en marcha!

El Hunter azul sintió una subida de emoción, como si su núcleo estuviera prácticamente saltándole en el pecho. – ¿Dr. Light?

Pasando junto a la figura silenciosa que observaba el corredor, X se aproximó a la entrada abierta que llevaba a un laboratorio blanco y de tamaño considerable. Adentro, vio a un hombre anciano con una barba blanca completa y a un niño pequeño vestido con una camiseta azul, shorts azul oscuro, y botas robóticas (no llevaba su casco) supervisando algo que estaba confinado en una jaula de acero, similar a aquellas que se encontraban en una tienda de mascotas.

Al ver a su creador y a su hermano mayor, Rock, las emociones comenzaron a sacudirse dentro de X. Intentó evitar cometer alguna imprudencia, pese al tentador deseo de acercarse y tocar el hombro del anciano. A pesar de su edad, el Dr. Light parecía más sano que durante sus encuentros previos, en los cuales X había hablado con él mientras estaba moribundo.

– Y bien, ¿cómo se llama este pequeño de nuevo? – preguntó Rock, cuyos ojos azules se quedaron fijos en el intrigante espécimen en la jaula.

Asomándose por encima de ellos, X finalmente alcanzó a ver lo que tenía cautivada su atención. Una pequeña máquina con forma de roedor correteaba en una rueda, lo bastante pequeña como para caber en la palma de la mano de cualquiera de ellos. Era de color naranja con detalles amarillos, con aspecto de ser una criatura adorable y tímida.

– ¡Contempla a Mariachi! – exclamó el Dr. Light con orgullo, observando con intriga mientras el roedor continuaba corriendo más rápido en su rueda. – ¡El Hámster de Energía Eficiente!

Rock observó al roedor naranja y de cola corta mientras corría, notando un contador situado cerca de la rueda que incrementaba rápidamente su valor numérico. – ¿Y qué es eso exactamente? – preguntó el robot, diseñado para parecer un niño joven. – ¿Es su... contador de energía?

El Dr. Light miró el contador junto a la rueda. – Ah, sí, más o menos. – le explicó. – Muestra cuantas unidades de energía ha almacenado en sus sistemas. Pero también puede rastrear su velocidad, la cantidad de energía que la rueda puede proveerle cuando se necesita, o también puede contar el número de vueltas que ha dado.

Rock ladeó su cabeza, observando cómo el hámster continuaba corriendo en su ruedita. Sus patas se transformaron en ruedas por sí solas, causando que el dispositivo giratorio incrementara hasta que se volvió una mancha plateada, con la criatura rechoncha de color naranja aparentemente atrapada en su interior. El contador se incrementó exponencialmente, y los ojos de Rock seguían los cordones conectados a la criatura que llevaban a una batería. El nivel de energía de dicha batería era mostrado en un lado, y mientras Mariachi seguía corriendo, el dispositivo se iba cargando lento pero seguro, con el medidor indicando el incremento de su capacidad.

– Aunque admito que no podemos descartar la diversión, el propósito del pequeño Mariachi es actuar como un generador de energía. – explicó el Dr. Light. – Esta batería sirve como un componente de almacenamiento externo para la energía que genera. Pero eso no es todo. Mientras Mariachi se va moviendo, la rueda le da poder a la batería, la cual a su vez le da poder a Mariachi, creando una máquina de movimiento perpetuo que puede generar energía a voluntad sin depender de fuentes externas.

El chico castaño continuó observando al hámster robótico corriendo en la pequeña rueda, cuya batería se iba llenando a buen paso. – Entonces, esencialmente es un generador autosuficiente, ¿verdad? – cuestionó Rock, preguntándose si habría llegado a la conclusión correcta.

– ¡Eso es correcto! – replicó el Dr. Light, claramente complacido con la respuesta de Rock. – Sin embargo, ya que está terminado, probablemente debo llevarlo al Departamento de Ciencias para que pueda oficializarse todo.

Mariachi entonces dejó de correr, y sus ruedas volvieron a transformarse en patas mientras se dejaba rodar sobre la pequeña cama de aserrín situada dentro de la jaula. Sin perder tiempo, se empezó a enterrar dentro del aserrín, exhibiendo su naturaleza de roedor a pesar de ser una máquina. La batería había sido cargada por completo, mostrando la barra totalmente llena.

– Aun así, seguramente puede dejar que la Dra. LaLinde lo vea antes de llevárselo allá, ¿verdad? – preguntó Rock. – Quiero decir, el clima en las Filipinas puede ser algo errático. Cualquier fuente de poder adicional podría ser útil.

– Cierto. – El Dr. Light estuvo de acuerdo. – Tenía la intención de presentártelo a ti y a Roll antes, pero... ocurrió el incidente con el incendio en el laboratorio.

La sonrisa de Rock se desvaneció al recordar en su mente dicho incidente. Sin embargo, X entendía muy poco de lo que estaban hablando. Percibiendo que algo se acercaba detrás de él, el reploide azul se dio la vuelta para ver que una figura había estado observando toda la escena. Volteó su cabeza, como si la mención de ese evento le causara dolor físico. En cierto modo, Rock se preguntaba si así era, este individuo, que se había ocultado, parecía tener acceso al laboratorio, pero no quería revelar quién era.

... ¿Podría haber sido...?

De repente, X se dio cuenta que su entorno volvía a cambiar. Luces rojas titilaban alrededor de él hasta que toda su visión se vio envuelta por el resplandor. La intensidad cegó temporalmente al Hunter, pero rápidamente recuperó la vista y descubrió que estaba afuera. El cielo nocturno estaba adornado con una luna creciente y estrellas brillantes. Frente a él se encontraba el exterior de Laboratorios Light, con aspecto similar al estado en que X lo había visto en las fotos tomadas tras el incendio que destruyó parcialmente la estructura. Este era el hogar del Dr. Light, y también el hogar de Rock y Roll. Era su hogar.

Luego notó a la figura que lo estaba observando. ¿Se había ido afuera, o de alguna manera su salida del laboratorio arrastró a X junto con él? El Hunter no estaba totalmente seguro. Vio a un joven de cabello castaño colocándose un casco rojo. El tapabocas que anteriormente le cubría la parte inferior de la cara ahora estaba abierto, lo que dejaba sus labios a plena vista. Una pequeña sonrisa curvó sus labios, aunque con un cierto deje de tristeza detrás de ella.

– Y la gente se pregunta por qué no quería que se metiera con mi fuente de poder. – murmuró.

Los labios de X se abrieron cuando una figura apenas visible vino a su mente. Las únicas imágenes capturadas de él habían sido breves, proveyendo apenas suficiente detalle para despertar su curiosidad. Pero ahora, ante X en este momento, el Hunter podía ver al enigmático y elusivo androide en pleno, un androide que abandonó su hogar hacía demasiado tiempo y aún era recordado y extrañado.

– ¡¿Tú eres...?!

– ... ¿X? ... ¿X?

X alargó la mano para tocar el hombro gris de la máquina más pequeña, pero sus dedos nunca hicieron contacto. En lugar de eso, pronto se dio cuenta que el mundo a su alrededor parecía derretirse, tornándose líquido y disolviéndose como si acabara de ser sumergido en agua.

¿Agua...?

– ¿X? ¿Puedes oírme? ¡¿X?!

La inmensidad del cielo abierto pronto desapareció dando paso a un azul profundo, y el Hunter se dio cuenta que ya no estaba rodeado por la multitud de árboles que rodeaba el claro donde Laboratorios Light había sido construido. En lugar de eso, estaba bajando por los estrechos confines de fosas y cañones submarinos, mientras intentaba navegar a través del Triángulo de Coral.

– ¡¿X?! ¡¿Estás allí?!

– Te oigo fuerte y claro, Roll. – replicó X rápidamente, divisando la salida de la fosa que estaba navegando a poca distancia. – Disculpa la demora.

– Parece que tu enlace con el cuartel general y conmigo se cortó momentáneamente, aunque parece que la señal ahora está clara por el momento. – detalló Roll, observando las lecturas desde su lugar en el pequeño monitor. – ¿Estás bien? Traté de conseguir una respuesta luego de que no escuché de ti por un rato, pero parece que el mensaje no llegó.

– ¿En serio? – cuestionó X, contemplando todo lo que acababa de decirle, y reflexionando en lo que había visto en los últimos momentos. Aunque su tiempo en el laboratorio pareció durar sólo unos minutos, ¿había pasado más tiempo? – En este momento, no parece que haya problemas. – Hizo una pausa, notando ciertos rastros de color en la distancia. – Creo que encontré algo.

Mientras navegaba por el estrecho corredor, el Hunter se deslizó por la grieta y se dio cuenta, para su alivio, que no había estado yendo en la dirección equivocada como temía. Su ubicación deseada simplemente estaba algo más oculta de lo que esperaba inicialmente.

En total contraste con los colores apagados de las paredes de piedra del cañón submarino, la escena frente a X era vibrante y llena de vida. Una miríada de tonos y colores invadieron sus ojos, urgiéndolo a explorar esta hermosa parte del mundo más en profundidad. Varias especies de corales, desde púrpuras hasta verdes y amarillos, adornaban el área con patrones intrínsecos y texturas. Peces pequeños de colores igualmente deslumbrantes nadaban alrededor de las formaciones naturales. La claridad del agua potenció la capacidad de X para apreciar la vista, con el azul profundo del océano amplificando el encanto de los colores de este jardín subacuático.

Y en medio de la maravilla natural del mundo, era totalmente ignorante a un par de ojos que lo observaban fijamente.

– ¿Ya está aquí? – cuestionó una voz, sonando muy confiada y casi engreída, con un aire de arrogancia.

Un par de ojos observaban desde una esquina oscura donde se encontraban ocultos, observando al Hunter mientras se movía. – Sip. – respondió. – Lo he estado siguiendo desde que llegó. – Se rio ligeramente. – El pequeño ni siquiera sabe que estoy aquí.

– Entonces mantengámoslo así. – respondió su contacto, bastante alegre de saber de la aparente ignorancia de su oponente. Sin embargo, quiero que llames su atención. Y después... – Hizo una pausa, con un eco de deleite en su tono como si estuviese planeando algo nefasto. – Quiero que me lo traigas.

Esta historia continuará...

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