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Pequeños detalles

La densidad del agua que caía fluidamente, corriendo desde el costado de la montaña, le hizo preguntarse cómo iba a pasar por aquí, aunque al dar unos cuantos pasos más, X fue testigo de cómo la aparentemente impenetrable barrera cristalina se abría en el centro, abriéndose como un par de cortinas corriéndose para dar la bienvenida a un invitado de honor. Por supuesto, dado el repentino estallido de luz que inmediatamente golpeó sus receptores ópticos, X se encontró que se había perdido de observar el mundo exterior desde que llegó a la mina por primera vez.

Y efectivamente, la vista que tenía frente a él era un completo contraste con los corredores confinados y aparentemente interminables, con escasa iluminación y escondidos en las profundidades de la tierra. El área que aguardaba más allá de lo que esencialmente era una cámara de batalla parecía ser la completa antítesis del resto, y el reploide azul se sorprendió de lo que vio. La sensación de rayos ultravioletas cayendo sobre su cuerpo metálico y absorbiendo el calor de la radiación le sirvió como una distracción momentánea al Hunter de ojos verdes, junto con el ligero pero gentil toque de la brisa en esa locación tan alta. A diferencia de la Región Polar, el mundo fuera de las Minas de Zalts estaba libre del intenso frío y los potenciales efectos adversos a los sistemas de una máquina, de estar expuestos de manera prolongada a los elementos. Ciertamente, la tierra no estaba precisamente llena de vida ni tampoco era una especie de paraíso de flora y fauna, pero había una presencia distintiva de vida aquí, con pequeños parches de vegetación brotando cerca de la cascada, y la imagen bastante pintoresca del sol de mediodía sobre las montañas era un bono adicional.

Sin embargo, X sabía que no podía quedarse.

– ¿Hm?

Una pequeña presión en un lado de su bota le indicó que no se encontraba solo, pero lo que acababa de hacer contacto con él estaba muy lejos de ser peligroso.

Al contrario, dándose cuenta de qué se había aproximado a él, X se percató de que la máquina más pequeña lo había reconocido. El Met que lo había reparado antes de su subsiguiente duelo contra Armadillo lo estaba mirando con unos enormes ojos azules, una cara circular y oscura, contrastando con su casco protector brillante y amarillo.

X estaba a punto de hablar, pero el pequeño androide en miniatura de pronto adoptó un resplandor dorado, y un rayo de energía electrificada salió disparado de sus prominentes labios amarillos, golpeando a la máquina más alta directo en el núcleo. Aunque por un momento le produjo una sensación hormigueante, X se dio cuenta de que no le causó dolor, sino tal vez cierto cosquilleo. Tras unos momentos, la luz se apagó, y el reploide se dio cuenta que su coraza externa estaba totalmente reparada.

– Oh, así que por eso estabas aquí. – dijo X al darse cuenta, dirigiendo su atención hacia el Met. Hizo una ligera pausa, mordiéndose el labio, y giró la mirada por un momento. – Armadillo... gracias.

El Met pareció ni siquiera reconocer a quién le estaba dando las gracias, ya que le hizo un gesto señalando hacia adelante, indicando que lo que realmente le interesaba a X estaba más allá. Ante él se abría pequeño camino de roca endurecida, que apenas era tocada y rozada por algunos parches de verde debido a plantas que florecían o algo de musgo suave, y una forma distante que apenas acababa de ver al final de dicho camino.

Esta no asumió la apariencia que tenía antes de revelarse totalmente a sí misma, pero X todavía fue capaz de reconocer cuál era el "premio". Y más todavía, el hecho de que simplemente estuviera allí, prácticamente esperándolo a él. El Met lo guio hacia su objeto de interés, ya fuese que X necesitara direcciones o no.

Incluso con su alineamiento, su función seguía siendo para el beneficio de las unidades que lo rodeaban, fuesen humanas o mecánicas.

Afueras de Abel City...

Desde donde estaba parado, los bordes de su capucha rasgada y el ala de su sombrero cedían ligeramente ante los caprichos de la ligera brisa que soplaba por ese paisaje vacío. Ya había dejado muy atrás las fronteras de las ruinas de Abel City, pero incluso aquí, la figura encapotada podía sentir las consecuencias del ataque de los misiles.

Incluso en lugares donde las explosiones no pudieron llegar, toda la isla se sentía como un territorio peligroso e inexplorado. Efectivamente, Sigma parecía no haber dejado nada intacto, y su influencia y la de aquellos que la seguían literalmente estaban en todas partes.

¿Estás bien ahora? – preguntó una voz femenina. La figura en cuestión estaba escalando una pequeña colina de chatarra, y finalmente pudo ver las estructuras de la metrópolis que todavía seguían en pie, casi destruidas, a poca distancia de allí. – Acorde con Ai, la conexión se perdió momentáneamente cuando llegaste a la sección B-3.

Él no respondió.

¿Señor?

El androide encapotado permaneció en silencio. Su voz, esa voz, una de muchas que una vez creyó que jamás podría volver a escuchar.

¿Sr. Ray B?

Y aun así... no era la misma. Era suya, pero... no la que poseía antes. Nada era como solía ser antes. O tal vez, de nuevo, el mundo a su alrededor había cambiado sin que él se diera cuenta hasta que ya había sucedido. Igual que todo lo demás que podía recordar a lo largo de su existencia. Aun así, de todas las personas, de todos los... bueno, seres, ella era la última que él habría esperado ver que seguía aquí.

No, no estaba aquí. Ella no estuvo aquí antes. No como él, o los otros que...

– Estoy bien. – le respondió finalmente.

Por difícil que fuese de tragar, no podía enfocarse en los cientos de posibilidades que vendrían a él en ese momento. De cómo ella, de entre todos, seguía aquí. Y, si lo estaba, entonces... ¿tal vez habría...? No, tuvo que arrancarse a sí mismo de esos pensamientos. Debía concentrarse en lo que estaba frente a él, lo que era su realidad presente, lo que había sido por los últimos años.

– Parece ser que quedan algunos puntos ciegos en la ciudad. – le dijo Ray B. a su "navegadora" por el comunicador. – Así que habrá que investigar para ver si se puede volver a reestablecer contacto con su base de operaciones.

Los efectos del impacto de los misiles tuvieron repercusiones incluso aquí. Efectivamente, Sigma no había dejado nada intacto. No que eso le sorprendiera, nada de esto era nuevo.

¿Puedes ver algo nuevo? – preguntóRoll, y su voz volvió a sacarlo de su reflexión.

Era su voz. Y aun así, al mismo tiempo, no lo era. No estaba seguro si le gustaba o no; al mismo tiempo le agradaba y odiaba oírla. Otro recordatorio del tiempo que había pasado, lo largo que llevaba vagando por la tierra.

¿Cuánto tiempo habría pasado realmente desde que todos los demás habían desaparecido?

– En este momento, no. – respondió Ray B. – Aunque, puedo ver un área de interés.

En efecto, aunque su vista ya no era lo que solía ser, incluso con esas gruesas gafas oscuras, podía ver la locación a lo lejos donde había visto movimiento la noche anterior. Aunque lo había visto desde muy lejos, y francamente tuvo muy poco tiempo de investigar por su cuenta. Por el contrario, justo después de ver el repentino movimiento de sombras y de siluetas amorfas moviéndose entre las densas sombras del ya oscurecido paisaje, se dio cuenta de que dichas siluetas se dirigían hacia la misma ciudad de la que apenas habían logrado escapar.

Pero ahora, en el sol, con la luz del día todavía reinando sobre el horizonte, Ray B. podía ver lo que yacía más allá de las fronteras de las ruinas detrás de él.

Sin embargo, en lugar de ver otro grupo de estructuras de vivienda y establecimientos destruidos, casi podría jurar que se detuvo frente a un cementerio. No había señales de vida por ninguna parte, pero en sus partes más internas le invadió un terror nauseabundo. Incluso aunque había pasado un largo tiempo, se había jurado a sí mismo de nunca volver a poner un pie voluntariamente en un lugar como este, en caso de que, igual que muchos otros como él mismo, cuando entraban a este lugar, rara vez volvían a salir.

Y si acaso volvían a emerger, nunca lo hacían como habían entrado antes.

En este momento, te encuentras cerca del Punto Z-O-R-X, alrededor de unos ochenta a ciento doce kilómetros miles de la Base Aérea. – Roll hizo una pausa por un momento. Ray B. pudo sentir su duda. – Por lo que he escuchado... es una de las áreas menos dañados de la ciudad.

La figura encapotada se ajustó sus gafas, y se apretó su capa protectora sobre su cuerpo metálico. La tela estaba desgarrada y desgastada, pero servía suficientemente bien su propósito. Además, francamente, e incluso si había pasado mucho tiempo, ya se había acostumbrado a esconderse.

Irónico, considerando que, de cierto modo, siempre se había estado ocultando.

– ¿Tus superiores creen que planea usar esa locación? – le preguntó Ray B. a Roll.

Ha habido algunas discusiones sobre eso, sí. – respondió Roll. – Ai dijo directamente que la única forma de que alguien puede salir de aquí es aprendiendo a volar o a nadar.

Otra pausa, y Ray B. notó ocurrió después de decir esa última palabra en particular.

– ... lo irónico, es que sólo haya un par de humanos muertos. – murmuró Ray B. Luego miró hacia las ruinas distantes de Abel City. – ...al menos es un poco reconfortante que todavía puedan utilizar electricidad aquí.

¿Hm? ¿Qué dijiste?

– O-Oh, nada. – respondió Ray B. – Sólo... pensaba en voz alta. Perdón.

Pudo oírla reírse un poco.

Eso es algo que en lo que los hombres de mi familia son muy buenos. – Hizo otra pausa. – ...y parece ser que X también heredó ese rasgo.

Ray B. se quedó pensando, aunque no lo articuló abiertamente. Él era igual que su hermano, y al mismo tiempo, no lo era.

Aunque no quiero halagar a Sigma, al menos la mayor parte de la población humana parece haber sido identificada. – añadió Roll. – Aun así... ¿crees que tome represalias por lo que hicieron en el faro?

Continuó caminando, acercándose más y más al sector de interés, pero la enigmática máquina seguía respondiendo a las preguntas de la reploide. – Tal vez. Sin embargo, no creo que sea de la manera en que muchos esperarían.

¿Qué quieres decir?

– No me malentiendas. – aclaró Ray B. para ella. – Cualquier muerte, humana, o robot...

¿Robot?

– ...Reploide, perdón. – La figura encapotada tosió. – Como sea, cualquier pérdida de vida sigue siendo eso, sin importar de qué o quién haya sido. Siempre significa lo mismo. Se han ido, para siempre.

Ray B. dio un respingo bajo sus gruesas gafas.

– Lo siento. – murmuró. – No era mi intención hablar de cosas dolorosas.

Oh no, está bien. No es algo que me guste, pero... sigue siendo... eso. – respondióRoll. – En ese momento, los asuntos presentes tienen mayor prioridad.

– Estoy de acuerdo. – replicó Ray B. Honestamente, por dentro quiso exhalar un suspiro de alivio ante no tener que discutir más las cosas. – Aun así, si puedo preguntar...

Adelante.

– ¿Ha habido algún nuevo desarrollo en el lado de X?

Por desgracia no. – confesóRoll. – Pero acabamos de recibir noticias de Zero.

Ray B. guardó silencio por un momento antes de contestar. – ... Eso servirá. ¿Están juntos?

Por lo que alcancé a escuchar, uno de los antiguos líderes de las Unidades de los Hunters les tendió una emboscada y los obligó a separarse. – dijo la voz, tan familiar y a la vez tan diferente. – Pero por el momento, hemos recuperado la comunicación de su lado, y ya despacharon algunas fuerzas para rescatar a los rehenes y recuperar el control de la mina.

Ray B. volvió a quedarse callado.

– ... bien, al menos pudieron salvar a algunos. – dijo finalmente. – Pero en ese caso, ¿él sabe algo de lo que le pasó a X?

...en este momento, nosotros sabemos tanto como Zero, lo cual es nada. – dijo Roll. – Pero él dice que Armored Armadillo no es un mentiroso, así que si dejó que los rehenes pudieran ser rescatados, tal vez X tenga una oportunidad contra él.

– X estará bien. Es más que capaz de cuidarse a sí mismo. – dijo Ray B., antes de suspirar. – Tiene el mismo problema que los dos hijos anteriores de Light.

¿Hijos?

– Sí, Rock y... – Ray B. se detuvo. – ... ¿me permites ser franco, señorita?

Bueno, ciertamente tienes mejores modales que Bomb u Oil Man. – replicóRoll. – Pero sí, claro. ¿De qué se trata?

– ... tú... ¿conoces a alguien llamado ...Blues?

¿Blues? – preguntó Roll, antes de quedarse en silencio. – Blues... él era... alguien. Alguien a quien... creo que conocía. Ciertamente, era alguien relacionado con el Dr. Light, aunque en ese momento no lo entendía.

En efecto, en ese segundo ella debió darse cuenta. La primera vez que Rock, su hermano, reformateado como Mega Man, había entrado en la fortaleza que erigió Wily, y las ocho áreas de interés que los DLNs reprogramados habían atacado ya estaban aseguradas y vigiladas.

Sin embargo, dichas áreas tuvieron que ser aseguradas a través de la exterminación del robot respectivo de dichas locaciones específicas. Cada una de ellas. No haría falta decir que ni ella ni Light estarían en el mejor estado cuando Mega Man tuvo que combatir de nuevo contra los hijos del científico de nuevo. Cierto, el que Rock le devolviera sus palabras a Wily funcionó al final, y por suerte, todos desde Cut Man hasta Oil Man fueron restaurados, pero durante su viaje a través de la base de ese loco que buscaba gobernar al mundo, el robot azul se había topado con una muy peculiar figura.

Una que, en contraste con el verdadero "Blues" de quien Ray B. hablaba, era una máquina de color verde vibrante y no llevaba ningún artículo de ropa humana sobre su forma metálica. Pero a pesar de eso, había suficiente parecido físico como para sacarle una reacción de su creador. Prácticamente había saltado de su silla, y podría haber jurado que vio asomarse unas lágrimas de alivio en sus ojos.

Sólo para que esa pequeña esperanza de deshiciera en decepción silenciosa.

Pero... después que Kalinka fue rescatada, creo que desapareció. – continuóRoll. – Después de eso...

De cierto modo, aunque inesperado, ella se sintió agradecida por su repentina intervención, aunque resultó ser su secuestrador, aunque las circunstancias no le habían dejado mucha oportunidad. Cierto, aunque había venido a detener al Dr. Cossack de su acto de desesperación al reducir a Mega Man a chatarra, y fue entonces que la hija del científico ruso-ucraniano se arrojó frente al robot azul que él buscaba detener.

Fue un acto para el cual, francamente, nadie estaba preparado.

Fue entonces que la rubia de nueve años le dijo a su único padre vivo lo que sucedió, desde su abducción de la escuela, hasta que Wily la encerró en lo profundo bajo la tierra, cómo Blues y otro robot le ayudaron en su escape, aunque el nombre de ese otro robot se le escapaba a Roll en ese momento. Quizás su título se había ido, pero sus bancos de memoria podrían haber descifrado la imagen de cierto rostro.

O más bien, de una calavera.

Ella hizo todo eso mientras protegía al hermano de Roll de la enorme y masiva máquina de su propio padre. El cuarpo dañado de Mega Man se veía pesado ante su pequeño cuerpo, pero aun así ella se mantenía cerca de él, apoyándole la cabeza en su regazo mientras usaba su propio abrigo y ropas para limpiarle los fluidos que se filtraban de los lugares donde el aceite se estaba derramando.

Algo que Roll jamás habría creído, si no fuera porque había estado allí y lo había visto, y la niña rusa-ucraniana-sueca (la última por el lado de su madre) era muy protectora de su propia ropa. La robot, o más bien reploide rubia, técnicamente, recordó otro incidente donde pensó totalmente que la humana aplastaría a Oil Man como una lata de conservas por haberle derramado una gota sobre su bufanda nueva.

– ... y... ¿qué pasó después? – preguntó Ray B. – ¿En relación al... otro... incidente?

¿Cuál otro...? – Roll se quedó callada por unos momentos, y entonces se acordó. – Sí, creo que ahora ya lo sé. Lo siento, este núcleo de memoria no está exactamente en las mejores condiciones, pero...

De nuevo, volvió a hacer otra pausa.

– ¿Pero qué?

Bueno... es un poco ridículo, pero... realmente no quiero deshacerme de él. – confesó. – No es que contara con que el Dr. Fujiwara lo reemplazara, ya que mi cuerpo sigue igual que cuando fue construido por primera vez, pero... me gustaría que me cambiaran el exterior, pero...

– El interior es lo que realmente te hace ser tú, ¿verdad? – terminó Ray B. por ella. Independientemente de su silencio subsiguiente, Ray B. siguió adelante. – Está bien, lo entiendo totalmente.

Ai dice que no tiene sentido, viendo que las memorias y, bueno, todo lo demás, puede ser transferido cuando se trata de nosotros, pero, incluso si no está en la mejor forma, lo que tengo es...

– Algo que es sólo tuyo. Aunque no sea de lo mejor... – terminó de decir Ray B. por ella. Se detuvo por un momento. – ... puede que se trate de algo que tal vez podría matarte eventualmente, pero sigue siendo tuyo. – Se le escapó una risita. – Eso es algo que Blues conocía demasiado bien.

Me estás haciendo preguntas, y parece que tienes algo de conocimiento sobre ese robot en particular. – mencionó Roll. – Me estoy estirando un poco, pero... ¿lo conocías?

Ray B. se detuvo en seco, a mitad de su viaje hacia la entrada de la aparentemente abandonada fábrica, rodeada de un cementerio aún más desolado de mecaniloides.

¿Señor Ray B?

Más silencio. Hasta que finalmente le respondió, aunque brevemente.

– Lo vi una o dos veces. Y también... espera. – Se detuvo de repente. – Antes de seguir adelante, responderé a cualquier pregunta que tengas, pero antes de eso, ¿te importaría responder algo para mí?

Seguro. ¿Qué cosa?

– Blues... ¿qué significa él para ti?

¿Qué quieres decir?

– Es decir, ¿cómo lo consideras? – aclaró Ray B. – ¿Acaso lo consideras... o más bien, llegaste a considerarlo un amigo? ¿Quizás... familia?

Familia.

Por alguna razón, ese término detuvo a Roll en seco, y cada uno de sus circuitos individuales y componentes de su procesador se detuvo en ese instante.

Familia.

...

¡Rock! ¡Ya lo descubrí!

Se vio a sí misma corriendo hacia un podio en el medio de la ciudad, donde la población celebraba la segunda victoria de su hermano sobre Wily, junto con la que era, en ese entonces, su segunda línea de Robot Masters. Tenía noticias que darle, noticias importantes.

¡Ya sé quién es Blues! – Tenía que decírselo, pero deprisa. – ¡Él es nuestro...!

...

Pero... ¿qué era lo que tenía que decir, que era tan importante?

– ¿Srta. Roll?"

La quietud volvió a apoderarse del área, y la máquina encapotada se preguntó si la otra robot (reploide) seguía allí. Luego de unos momentos, finalmente volvió a hablarle.

...Lo siento, pero... parece que no tengo registros de nada de eso.

Más silencio.

– ...ok. – respondió la figura encapotada finalmente. – Eso está bien. No es que sea importante en este momento de todos modos. Hay asuntos mucho más urgentes ahora mismo.

Bien... de acuerdo, si tú lo dices. – dijoRoll, aunque con un ligero titubeo. – Pero aun así, con eso, ¿puedo preguntarte algo?

– ¿Qué cosa?

¿Acaso conociste a Blues? ¿Sabes qué pasó con él? – le preguntó. Se mordió el labio, aunque aquel a quien estaba guiando no podía verlo. – ¿Qué pasó con... los demás?

Ray B. cerró sus párpados, aunque su propia visión no era muy diferente de navegar en la oscuridad.

– ...el Retiro. – murmuró. – Sólo eso.

¿Y exactamente qué fue eso?

Ray B. no dijo nada. Y pronto, empezó a caminar de nuevo, permitiendo que Roll oyera sus pisadas por el comunicador.

Se sintió tentada a decir algo, pero en última instancia decidió no hacerlo. Aunque no podía entenderlo del todo, no planeaba sacar a colación ninguna otra cosa que fuera dolorosa de discutir.

En efecto, aunque todavía no estaba del todo segura de qué habría ocurrido antes de su muerte anterior, mucho menos cómo había ocurrido, pero por lo que este misterioso extraño que los estaba ayudando tenía que decirles, parecía ser que ella se había perdido de algo muy grande.

Algo que tenía un alcance mucho más grande que aquel que había acabado con su existencia antes.

Minas de Zalts...

– ¡Diablos, todavía está encima de mí!

Este pensamiento y la desesperación por llegar a donde estaban sus pertenencias tan pronto como fuera posible, servían más como métodos efectivos para poner en movimiento a Goldminer. En efecto, aunque tenía un esquema detallado de toda la estructura de las Minas de Zalts, el antiguo criminal y ahora Maverick se dio cuenta que estaba más bien dando tumbos torpemente en lugar de correr.

– "¡No, detente!" – pensó, recuperándose antes de detenerse y permitir que su procesador desacelerado, y la ola de pánico y estrés intenso en sus circuitos emocionales lentamente se fue relajando, y su ventilación poco a poco fue enfriando su cuerpo recalentado. – "No puedes dejar que esto se apodere de ti. ¡No eres uno de esos malditos humanos!"

No, él no era ni de cerca tan patético como ellos. Estaba muy por encima de dejarse someter por sus miedos y ansiedades instintivos, que plagaban los cerebros poco desarrollados de esos primates. No era una criatura sorteada como presa por el preciso pero imperdonable orden de la naturaleza, un ser como él no tenía origen en nada orgánico.

Goldminer no era ninguna de estas cosas... y aun así, estaba asustado. Quizás fuese humano, pero irónicamente, no necesitaba serlo para saber con qué, o quién estaba tratando ahora.

Zero, el Hunter Rojo, el Demonio Rojo, el que no dejaba nada, y a nadie de pie cuando dejaba el campo de batalla. Y considerando el estado del Mole Borer, Goldminer no creía que sus oportunidades fuesen muy altas en mantener una pelea contra el reploide rojo como el fuego con cabellera dorada. Ahora que lo pensaba, hacer volar a esos excavadores probablemente no fue tan buena idea. Cierto, ningún humano terminó muerto (órdenes de Armadillo, siempre seguidor a rajatabla de las reglas, incluso las que ya no se aplicaban más a ellos), pero ya que Zero y el otro (el sujeto azul, pero el nombre se le escapaba a Goldminer en ese momento, y francamente no le importaba recordarlo) se encontraban aquí para salvar a los rehenes, ciertamente no se vería bien si más de la mitad de ellos habían desaparecido sin más.

De nuevo, tal vez no tenía nada que preocuparse. Después de todo, no era como que cualquiera de los humanos hubiese quedado atrapado en la explosión de los misiles del Mole Borer.

Humanos. Sí, de esto se trataba todo. Oh, los humanos, los preciosos humanos, los frágiles humanos, los indefensos humanos, los delicados y débiles primates, ¡qué asco! ¡Eso no importaba, él no tenía culpa de nada! ¡Esos estúpidos monos hicieron caer este desastre sobre sí mismos! ¡Era sólo cuestión de tiempo antes que se volvieran demasiado arrogantes para soportar el potencial que apenas estaban tocando con la creación de la raza mecánica!

El potencial que "él" apenas había raspado la superficie, el único, irónicamente, humano quien, de cierta forma, conjuró a los seres tales como él.

– Tu amigo tenía razón, anciano. – siseó Goldminer por lo bajo. La imagen del humano vino a su mente de una demostración que había visto hacía años. Todo mundo sabía quién era "él", pero nadie parecía molestarse en dirigirse a él por su nombre. Como si todavía quedase una buena cantidad de reverencia y desdén por él. – Puede que hayas logrado construir a un ser vivo que no está hecho de carne y hueso, pero aparte de eso, estás a punto de dejarlo totalmente inválido.

No hablaba del hombre que creó al primer robot, Thomas Light, ese tonto sentimental, sino el que lo hizo con sus propias manos. El primer robot. El primero de todos ellos.

... el primero... no.

No, imposible, pensó Goldminer. No pudo haber sido él. La primera de las máquinas que vivió como sus creadores de carne y hueso, sí (odiaba a esos primates), pero no era uno de ellos. No un reploide. No, ese, el primero, que vino mucho antes que el azul que fue desenterrado por el Dr. Cain, no era como ellos.

Cierto, incluso con la poca información que los humanos, y a su vez Sigma y Fujiwara reunieron sobre él, todavía había mucho que nunca se sabría. Era un enigma entonces, y siguió siéndolo incluso después de la muerte.

Al menos, asumiéndolo así, dados los defectos en el núcleo...

– ¡¿Eh...?!

El Maverick lanzó un grito ahogado cuando escuchó algo, girándose para ver y terminó estrellándose contra una roca cercana. Ciertamente era una roca bastante grande casi del mismo tamaño que él, pero seguía siendo una simple roca.

En cuanto estaba a punto de dar otro paso, sin embargo, Goldminer vio por detrás de la roca con la que se había tropezado, una figura envuelta en las sombras, al principio imposible de identificar, pero luego tras unos momentos, el Maverick se dio cuenta con horror de a quién acababa de alertar de su presencia. O tal vez, el tipo ya estaba allí desde el principio, Goldminer no estaba seguro. De lo que sí tenía certeza, sin embargo, era que, pese a la expresión estoica en sus rasgos faciales, las puntas ennegrecidas en su larga coleta indicaban que estaba MUY lejos de estar calmado.

– Buen señor. – dijo Zero, cuyos labios temblaban con una rabia ardiente. – Si me permite decírselo, creo que me acabas de quemar el pelo.

Afueras de Abel City...

Aun así, todavía no lo entiendo del todo.

– ¿Qué cosa?

Por qué Sigma hizo lo que hizo.

– Al hacerlo, en esencia considera a los humanos como insignificantes y simple carne de cañón, ¿no? – cuestionó Ray B. – Podría darte algunas razones más, pero eso probablemente me llevaría tiempo listándolas todas.

Eso no será necesario, gracias. – respondióRoll. – Cualesquiera que sean sus razones, no me podría importar menos. Esto no puede seguir así, y hay que detenerlo. – aclaró, tratando de hacer notar que su ira no estaba dirigida hacia aquel a quien estaba guiando. – Pero aun así, con su declaración hacia la humanidad, y el... Dr. Fujiwara...

Dio un respingo, aunque Ray B. no podía verla.

¿Por qué iba a darles a todos la oportunidad de buscar refugio? No creo que fuera a poner semejante pensamiento en su cabeza, pero, si sus... acciones contra Fujiwara eran algún indicio, ¿por qué... hacer eso en público, y aparentemente dejar a todos los demás? ¿No es que su misión es ir en contra de toda la humanidad?

– Oh, claro que lo es. – respondió Ray B. – Pero no creo que quiera que todos mueran tan rápido.

¿A qué te refieres?

Ray B. hizo una pausa. Pensó entonces en Asimov. Tantas cosas de las que nunca había hablado estaban saliendo todas a la vez. Y francamente, el tiempo no había hecho que fueran más fáciles de asimilar.

– Incluso si no recuerdas mucho... ¿estás al tanto de un incidente llamado "El Apagón".

Apagón...

...¿hablas de lo que ocurrió antes del incidente Gamma? – cuestionó Roll, y el silencio de su interlocutor parecía ser una respuesta. – No creo haber estado presente para eso, pero... hay algunos detalles que recuerdo haber oído al respecto. La mayoría de testimonios de otros, pero con los pocos robots que no fueron afectados o lograron sortear la ola eléctrica, dicen que lograron combatir la fuente del fenómeno mismo.

– Bueno, los responsables de ello, esencialmente apagaron toda la energía en el planeta. – le explicó Ray B. – Había tres de ellos.

¿Tres?

– No importa. – dijo Ray B., antes de proceder a explicar. – El punto es, que quien lo inició no fue ni Wily ni el más nuevo miembro de su ejército en ese momento, sino una supercomputadora enterrada bajo un templo en Sudamérica, que buscaba eliminar toda la vida orgánica en la Tierra como le parecía. No me sorprendería en absoluto si eso es en esencia lo que Sigma tiene en mente para los humanos. Sin embargo, hay una cantidad significativa de diferencias entre sus métodos y los de aquel que se hacía llamar Ra Moon. – Se detuvo por un momento, soltando un suspiro. – Y eso tiene más que ver con sólo la presencia de electricidad. No, creo que tiene un conjunto de planes totalmente diferente para todos ustedes. No sé del todo cuáles sean, pero... las ideas que tengo no son nada que pudiera beneficiarles.

Me lo imagino, pero creo que ya es un poco tarde para eso ahora. – dijo Roll, antes de soltar un suspiro de resignación. – No tiene sentido lamentarse por ello, pero...

– ¿Pero qué?

Roll se quedó callada por un momento. – Desearía que el Dr. Light todavía estuviera aquí. Él sabría qué hacer.

Roll y Ray B. discutieron sobre el Dr. Light, ella hizo preguntas, y dijo que X dijo que lo había visto. Ray B. se quedó en silencio.

Algo en lo que los hombres de mi familia siempre han sido buenos. – se rio Roll. Luego hizo una pausa. Todos eran buenos en ello, pero no lo dijo de esa forma. En lugar de eso, cambió de tema. – Aun así, dadas las circunstancias, las cosas podrían haber sido peores.

Ray B. asintió. – Aun así, no puedes quedarte aquí. Ninguno de ustedes puede hacerlo. Al menos tienen que sacar a los humanos de esta isla tan rápido como sea posible.

¿Por qué? – preguntó Roll. – No es que quiera halagar a Sigma, pero al menos la población humana sigue con vida.

– Es cierto, pero no sé si sea del todo algo bueno. Quedarse aquí durante tanto tiempo.

¿No creerás que Sigma tomará represalias? – preguntó Roll.

Ray B. negó con la cabeza. – No. Él quiere a los humanos vivos, a diferencia del Apagón.

¿Y por qué crees eso?

La figura cerró sus ojos, dejando que la oscuridad se apoderase de su entorno, aunque su propia vista ya no fuese lo que solía ser. – ... Sólo digamos que, aunque necesitamos encargarnos de Sigma... por tu bien, y del resto, necesitan salir de esta isla tan pronto como sea posible.

¿Por qué?

Ray B. se detuvo, mordiéndose el labio hasta que la piel sintética estaba muy cerca del punto de ruptura. Aunque no era que su "carne" estuviera en la mejor condición de cualquier manera. – Para que los humanos puedan matarte.

Afuera de la cámara de Armadillo...

Era cierto, Armadillo no había mentido.

Al final del camino descansaba un objeto con forma de disco sobresaliendo del suelo, listo para que aquel para quien fue construido se aproximara. En efecto, en un bizarro sentido de humor, la cápsula se ubicaba en lo que X consideraba un paraíso en miniatura. La parte superior de la cápsula sobresalía del suelo rocoso, y una formación circular de vida vegetal y muestras escasas de hongos rodeaban su forma metálica enterrada, como si hubiese sido colocada de manera intencional aquí en este pequeño refugio, lejos de los confines de la mina. El conjunto singular de cascadas que bloqueaban la entrada a esta sección pequeña y oculta del área estaba rodeada por varias oleadas de agua que rugían al caer, desarrollando una ligera sensación de humedad en sus mejillas, la cual le indicaba a X que literalmente este era el lugar de mayor altitud en toda la zona.

Aun así, dado para lo que vino aquí, el Hunter no tenía tiempo de sentarse para admirar todo lo que estaba frente a él.

Antes que el Met pudiese urgirlo a seguir, X dio un paso hacia la cápsula, y el enorme y enigmático dispositivo emergió desde un compartimiento oculto construido en el suelo, sin perturbar las formas de vida que le rodeaban. Las dos mitades se separaron entre sí, y la parte superior se elevó hasta superar ligeramente la estatura de X. Y como era de esperarse, una figura se manifestó frente a él en la forma de una grabación.

Sin embargo, una parte de él no podía evitar sentir que había más en este mensaje que una recolección de datos insertados hacía un largo tiempo.

Saludos, X. – le habló la imagen del fallecido Dr. Light al reploide azul. – En efecto, si has encontrado esta cápsula, entonces ya no puedo negar que te aguarda el camino del guerrero.

X había cambiado de su estado ligeramente potenciado al modo estándar que era completamente azul. Los componentes de las mejoras seguían existiendo en sus piernas, pero X prefería no mostrar tales cosas cuando no fuese necesario. Quizás fuesen parte de su armadura, y su propósito fuese recibir el daño por él, pero seguían siendo del Dr. Light.

Algo que dejó atrás.

Los contenidos de esta cápsula en particular son, debo admitirlo, diferentes comparados con las otras. – dijo elDr. Light, o más bien su imagen. – Ya que contiene un componente no mecánico, pero que es vital que lo tengas. Y más aún, que lo entiendas.

– ¿Entender qué? – se cuestionó la máquina en voz alta, pero rápidamente se regañó a sí mismo por tal estupidez. ¿Qué estaba haciendo, incluso con entretener la posibilidad de que una proyección holográfica fuese a responderle...?

En efecto, ya estoy llegando a esa parte.

... Un momento, ¿acababa de suceder? Por lo que parecía, sí, la imagen del científico barbudo parecía divertida ante la sorpresa de la máquina. Antes que X pudiese responderle, aunque lo que estaba por decir con exactitud seguía en el aire, la proyección del Dr. Light siguió adelante.

Era sólo una proyección, ¿correcto?

En esta cápsula yacen las habilidades y destrezas de un individuo que una vez recorrió la Tierra hace muchos años. – continuó Light. – Un individuo que se dedicó por completo a la senda y al espíritu de la batalla y los combates. Sin embargo... – la imagen añadió algo más, aparentemente al sentir la vibra de decepción en X – ... el camino del verdadero guerrero depende más de que sólo la habilidad del cuerpo y la agudeza de la mente. Había dos candidatos para esta cápsula en particular. Y sí, el otro era en última instancia un peleador más poderoso por su propia cuenta, sobrepasando a su condiscípulo en fuerza y habilidad, pero elegí a su compañero por otra razón, una que creo que será la que decidirá todo.

X ladeó la cabeza ligeramente hacia un lado, analizando la expresión del holograma. Probablemente estaba sólo en su mente, con una mezcla de ilusiones personales, pero el Hunter podría haber jurado que era casi como si el Dr. Light estuviera esperando que le respondiera.

– ¿Y qué razón sería esa?

La forma de Light entonces pareció alterarse lentamente, adoptando una apariencia diferente a la que tenía antes. En lugar de una bata de laboratorio, su cuerpo parecía haberse convertido de el de un anciano al de un hombre musculoso y tonificado, vestido con un gi de artes marciales que parecía algo rasgado y desgastado, pero todavía funcional, y una cinta amarrada alrededor de su frente. Aun así, la imagen seguía representando la cara del creador de X.

Ahora, entra aquí y recibe esta nueva característica. – le urgió elDr. Light, desapareciendo de la vista aunque su voz todavía se escuchaba. – Aprende a utilizar tu espíritu como un medio para defender al mundo.

X lo hizo, aunque dudando ligeramente, dado lo diferente que era esta cápsula en particular a comparación de la anterior. Igual que antes, sin embargo, la energía contenida dentro del dispositivo se activó, acoplándose al cuerpo de X y envolviendo su armadura en luz, pero en lugar de consumir todo su cuerpo, la energía migró hacia el centro de su pecho, directamente donde residía su núcleo.

Aprende la senda del Puño Ascendente... aprende el Hadouken...

Esta historia continuará...

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