Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Maverick


3 de mayo, 21XX...

- Wow, SÍ que te pareces a Mega Man. – decía Fumiko asombrada mientras miraba a X. El reploide azul se sentía algo apenado.

- Eso me han dicho. – le dijo a la niña más pequeña.

- Oh, vamos. – dijo Roll, de pie junto a Chiyo. – Primero, tú no querías más que nada poder salir de ese laboratorio, ¿y ahora estás evitando cualquier tipo de interacción social?

- ¡Eso no es cierto! – protestó X. – Es sólo que...

- ¿Qué cosa? ¿Te da miedo que te vean llevando a su casa a un par de niñas pequeñas? – preguntó la niña japonesa de cabello más largo con tono juguetón. – ¡Oh, sí que eres un hombre grande y fuerte!

X sintió que el calor se le subía a sus mejillas, pero esto pareció atrapar la atención de Fumiko. –Wow, ¿también te puedes sonrojar? ¡En serio pareces un hombre en traje de robot!

- De acuerdo, niñas, déjenlo tranquilo. – dijo Roll.

- A propósito – Chiyo se metió la mano en el bolsillo de su uniforme para sacar algunos zennys – Tatsuya pidió algunos palitos asados para el jueves. Así que pagó algo extra para cubrir los ingredientes que hacen falta.

La reploide rubia casi jadeó. – ¡Chiyo! ¡¿Volviste a quitarle dinero a uno de tus compañeros de clase?!

- Le dije que hacer esas cosas no es nada barato, así que hicimos un trato. – explicó la niña de pelo largo.

- ¡Pero eso no significa que esté bien! ¡¿Qué pensará tu padre sobre esto?!

- Como si le importara. Además, esto es lo más cercano a una mesada que puedo recibir.

Comenzaron a discutir de ida y vuelta sobre la moralidad de sacarle dinero a uno de sus compañeros de escuela, pero a X le atraía más ver a las docenas de otras formas de vida mecánicas como él a su alrededor. Desde que el consejo dio su aprobación, los reploides de la ciudad-estado de Arcadia se habían integrado totalmente en la sociedad humana. Por todos los rincones de la Ciudad Blanca había varias de estas "réplicas androides" caminando entre sus "creadores", y ambos eran muy diferentes en cuerpos, pero más idénticos en mentes de lo que jamás habrían sido.

Aunque era cierto que, incluso con la aprobación del consejo, esta nueva línea de formas de vida robóticas no podía ser liberada al público. Primeramente, aunque eran mucho más avanzadas y tenían un nivel de IA muy superior al de máquinas previas (incluso de los robots del Dr. Light, si el material promocional era preciso), todavía necesitaban satisfacer ciertos requerimientos, para poder funcionar a su mejor capacidad. Y aunque esto significaba más pruebas asignadas para X (para "deleite" de este último), los resultados habían llevado a lo que estaba viendo a su alrededor. Igual que los robots que los precedieron, e incluso los todavía presentes mecaniloides (todavía seguían siendo muy prevalentes a pesar del surgimiento de máquinas más avanzadas), los reploides necesitaban energía para mantenerse en funcionamiento, o de lo contrario agotarían sus reservas y quedarían en un estado de estasis (lo que esencialmente era caer en coma). Afortunadamente, necesitaban menos aceite u otros combustibles fósiles que sus predecesores, si bien el primero todavía necesitaba ser procesado y filtrado para remover las impurezas. Pero la fuente primaria de energía que mantenía sus sistemas en marcha había sido un descubrimiento mucho más reciente.

Como X había podido descubrirlo, los humanos habían expandido sus horizontes más allá de lo que había imaginado, aunque él mismo fuese la prueba viviente de ello. Uno de sus logros fue la creación de cristales artificiales capaces de almacenar grandes cantidades de energía, la mayoría de los cuales consistían en electricidad dado el bajo consumo de combustible de los reploides, los cuales eran minados en ambientes controlados donde las condiciones eran aptas para desarrollarlos. Y muchos de esos se localizaban en islas cultivadas artificialmente en la costa de Arcadia y por toda la costa de gran parte de Japón. Las islas como tales habían crecido mucho en las últimas décadas desde que fueron establecidos casi medio siglo antes, pero se habían convertido rápidamente en puntos aptos para colocar generadores de poder y torres de radio, casi todos los cuales servirían para proveer energía a la tierra principal.

Y ahora, más recientemente, a estas nuevas formas de vida robótica.

- "Y fue todo gracias a ti, muchacho." – recordaba X que Cain le había dicho cuando los primeros reploides salieron de la línea de producción. – "Tal vez no te hayas dado cuenta, pero tu contribución hará que el mundo cambie para siempre."

- Hey. – La voz de Fumiko sacó de su trance a X. – ¿Cuál es tu trabajo?

- ¿Huh? – El reploide azul levantó una ceja bajo su casco. – ¿Mi trabajo?

- Sí, digo, ¿qué es lo que haces? – aclaró la niña de gafas. – ¿Cuál es tu... cómo se llama? ¿Función?

- ¿No es obvio? – intercedió Chiyo. – Su función es dispararles a las cosas.

- ¿Qué? ¡No! – protestó X. – Trabajo como asistente del Dr. Cain.

- A tiempo completo, comparado conmigo. – añadió Roll.

- Entonces ¿no fuiste creado para ser un robot de combate? Digo, ¿reploide? – añadió Fumiko. Luego le dio unos toquecitos al antebrazo derecho de X – Pero entonces ¿por qué tienes esto si no se supone que lo utilices? – Hizo una pausa. – De nuevo, no es que haya nada a lo que dispararle, así que...

- No, no lo hay. – dijo X, aunque Roll pudo darse cuenta que no sonaba muy decepcionado sobre ello. Más bien, hasta sonaba feliz.

- Bueno, quizás eso sea lo mejor. – dijo Fumiko, pensándolo de nuevo.

Chiyo suspiró, echándose la mano atrás para rascarse una comezón en la espalda. – "¡Diablos, esa etiqueta todavía me pica!" – pensó, aunque no se atrevía a decirlo en voz alta con la reploide rubia justo al lado. – Saben, es un poco decepcionante. Que ya no haya robots de combate por allí.

Roll giró la cabeza para encarar a la niña humana. – Quizás no hayas estado para verlo, pero los robots de esa clase no son cosa de broma. – le explicó. – Hicieron toda clase de desastres, y eso sin mencionar todo el daño que causaron Wily y sus creaciones más grandes.

- No estoy hablando de hacer algo tan peligroso. – dijo la niña de pelo largo. – Pero ¿no sería genial si la gente pudiera ver lo que puedes hacer? Vi los videos de los archivos que papá sacó de ti, ¡eran increíbles! – agregó emocionada. – Es decir, ¡podríamos tener torneos de peleas de reploides o algo así! ¡Verlos dispararse y golpeándose entre ellos!

En ese momento vio que tanto X como Roll se mostraban incómodos ante su deseo de ver tanta violencia.

- No digo que fuera para destruirse o algo. Solo verlos pelear. Además, ustedes pueden fácilmente volver a ponerse los brazos y piernas si los pierden, ¿no es cierto?

- Bueno... sí. Podemos hacer eso. – respondió X con una risita nerviosa. – "Cielos, pequeña. ¿Acaso los niños eran tan sanguinarios en la época delDr. Light? – Estaba dividido entre sentirse perturbado y encontrar los comentarios de la niña hilarantes de una manera enfermiza y oscura.

- Bueno, independientemente, dudo que tengamos que considerar construir robots o reploides de combate por un largo tiempo. – dijo Roll. – Aunque... estoy segura que mi pequeño hermanito sería el más fuerte de todos. – agregó guiñándole el ojo a X.

Más tarde...

- "¿Era necesario que añadiera el "pequeño"? – gruñó X para sí mismo, todavía algo fastidiado de que Roll se dirigiera a sí mismo. Se colocó dentro de su cápsula (pues una cama normal no le proveería de recarga nocturna) frustrado de no poder dormir. Aún podía ver los rostros de las dos niñas humanas riéndose de él, al ver que sus mejillas se ponían todavía más rojas. – "Diablos, ¿acaso algunas de estas características eran necesarias?" – Aunque X jamás hablaría mal del Dr. Light, no pudo evitar preguntarse si le dio ese sistema de calefacción facial solo para que todos lo vieran sonrojarse.

- "Como un tomate bien maduro." – le había escuchado decir a Roll una vez. No era que ella tratase mal a X, pero siempre que tenía la oportunidad, su "hermana" siempre señalaba su estatus como "bebé" de la "familia" a quien estuviera cerca. Y casi siempre, el reploide azul se sentía acalorado y avergonzado.

Aun así, pese a sus sentimientos sobre ser el "menor" de la familia (que no lo era), X de pronto sintió que otro recuerdo le venía a la mente en aquel momento. Y honestamente, incluso ahora, no sabía qué hacer con él.

...

Unos meses atrás, en el momento que la puerta se abrió, el reploide azul entró a toda prisa en el estudio, examinando con sus ojos verdes todo lo que había a su alrededor. Desde que el consejo dio luz verde y se aprobó la producción de reploides en masa, X finalmente podría salir del laboratorio de Fujiwara. ¡No podía estar más feliz! Había tantos lugares a los que quería ir, aunque ya que no conocía casi nada de la ciudad afuera, solo se le permitía ir a poca distancia de la residencia del Dr. Cain. Aunque no estaba tan lejos del laboratorio, X estaba feliz con eso. ¡Cualquier lugar que no fuese su cuarto en aquel laboratorio sería bienvenido!

X descubrió que, pese a que el exterior del hogar del Dr. Cain se veía relativamente más pequeño a comparación de las otras casas que lo rodeaban, el hombre tenía mucho más que ofrecerle en ese lugar. Si bien algunos elementos retenían la apariencia más "futurista" de la época actual (X todavía tenía que asimilar que tenía décadas, no, un siglo completo de edad), el interior amoblado del lugar de Cain parecía estar atrapado en el pasado. Seguía habiendo tecnología moderna, pero en lugar de formas cúbicas lisas que sirvieran como estantes y mesas, había muebles de madera tallada de manera tradicional, y sillones acojinados con tela de diseño floral. Aparte, había un viejo reloj del abuelo haciendo tictac, cuyo péndulo oscilaba de un lado al otro en su interior, y varias pinturas de culturas antiguas casi perdidas en el tiempo.

Pero en el momento en que el anciano humano abrió la puerta para él, X vio que la espera y todas las pruebas valieron la pena. Adentro había una habitación que contenía un montón de cosas que databan de siglos, no, incluso millones de años antes de su tiempo. Un enorme escritorio con una taza de café repleta de bolígrafos a medio llenar de tinta descansaba frente a un librero aún más grande. X escaneó los títulos y vio toda clase de cosas, desde Mesopotamia hasta algo llamado "El ascenso de la robótica". Casi cada período de la historia estaba presente para que X pudiese elegirlo, aunque eso no era todo lo que el estudio tenía para mostrarle. Sobre las paredes había muestras de plantas fosilizadas y ejemplos pequeños de vida marina e insectos (aunque los insectos eran vastamente más significativos que sus descendientes del tiempo presente), y a un lado del escritorio había un globo terráqueo clásico pintado de azul y verde.

- ¿Así que estás interesado? – preguntó Cain, habiendo entrado también al estudio.

- ¡Es maravilloso! – respondió X asombrado, caminando de inmediato hacia los fósiles que estaban en exhibición. – ¿Usted encontró estos?

- No, de hecho esos son réplicas de fósiles reales. – X sintió cómo el hombre le posaba la mano sobre el hombro. – Aunque algunos de mis hallazgos fueron llevados a preservación. – Guio a X hacia el escritorio y tomó lo que parecía ser una huella antigua de una flor sobre una roca. – Esta la encontré en Argentina. Hasta que la descubrí por accidente, se creía que esta especie nunca había existido. Y aun así está conectada con varias otras plantas antiguas que se encontraron en el mismo sitio de excavación.

Cain entonces procedió a contarle al reploide más y más sobre sus años de búsqueda y estudio no sólo de flora extinta, sino de historia y cultura del mundo. Y aunque la IA de X ya conocía la información contenida en estos libros, el poder ver y sentir la enorme colección de páginas le hizo experimentar una sensación de satisfacción que no podía describir. Tal vez estaba pensando demasiado en ello, pero no le importaba. ¡Simplemente le alegraba salir al fin de aquel cuarto y de aquel laboratorio!

Pero en ese instante, se detuvo al acordarse de algo más. – Espere, ¿en dónde está el otro reploide?

- ¿Hm? Oh, ¿hablas de Sigma? – preguntó Cain mirando a X, que asintió. – Creo que todavía sigue con Fujiwara. El consejo todavía desea hablar con ambos.

- ¿Incluso ahora? ¿Qué más queda por decir? – preguntó X. – Si ya hemos sido aprobados, seguramente significa que nos ven de manera segura, ¿correcto?

Cain guardó silencio por un momento. – Las viejas creencias están siendo desafiadas, muchacho. Tanto aquellas de cuando los robots fueron introducidos por primera vez, y cuando fueron revertidos a poco más que simples drones con la programación más básica. – le explicó. – Y aquellos que están en la cima quieren asegurarse de que esta vez nada salga mal.

- Pero ¿por qué necesitarían a Sigma para probar eso? – le preguntó el reploide azul a Cain. No era como que se sintiera insultado, pero no pudo evitar preguntarse por qué no lo eligieron para hablar con el consejo. Cierto que eso finalmente le daba la oportunidad de salir del laboratorio de Fujiwara luego de todo este tiempo, pero todavía lo dejaba con la duda.

- Porque, X, éste es un asunto de control para ellos. – explicó el paleobotánico. – Sigue habiendo esa mentalidad que los seres mecánicos deben vivir para servirnos a nosotros. Y de muchas maneras, los hemos utilizado así. Ya sea que esté bien o no, esto es parte de la vida diaria para nosotros, y no cambiará en un futuro cercano. Pero ahora, las cosas han cambiado. Una máquina como tú existe, y siendo así, el trabajo de Light ha vuelto a entrar en el mundo. E igual que lo hizo cuando estaba vivo, Light puede hacer que todos vean a los robots y a la vida mecánica misma de una manera totalmente diferente.

...

- Una manera totalmente diferente. – murmuró X. El significado de esas palabras guardaba tantas posibilidades como tal vez los gigabytes de datos en sus sistemas, pero el futuro no parecía estar de humor para esperar.

- "Una manera nueva que, de una forma u otra, todos puedan entender- Aunque puede que haya algunos que quieran que dicha manera sea bajo su control." – recordó que Cain le había dicho. El robot recordó la sensación de piel humana cálida sobre su exterior acorazado y azul. – "Pero con Sigma, a quien ellos construyeron personalmente, tal vez te reconozcan a ti y a los otros que están por venir por lo que realmente son."

- Lo que realmente somos... – murmuró X en voz alta, sintiendo una oleada de somnolencia comenzando a caerle encima. – Me pregunto si... – Su lengua empezó a fallarle en formar palabras, ya que estaba dejándose caer en el sueño. Con todo, la parte de su conciencia que seguía activa continuaba preguntándose si esta "nueva manera" llevaría a una era de iluminación o de desastre.

O tal vez, por algún bizarro giro del destino, a ambas cosas.

16 de julio, 21XX...

Aunque ya fuese el año 21XX, había lugares que todavía preservaban y mantenían las costumbres de tiempos antiguos. El país de Mongolia era uno de dichos lugares. Cuando X llegó con el Dr. Cain a la provincia de Bayan-Ulgii, se quedó casi en shock ante lo que vieron sus ojos; tierra salvaje que no había sido tocada por el mundo moderno, fértil y floreciente con lagos azules y profundos, y gente que todavía participaba en las actividades de sus ancestros. De lo que Cain le había contado, estos humanos se hacían llamar los "Kazakhs," la minoría étnica más grande de todo el país, y Fayan-Ulgii era donde se localizaban muchos miembros de la tribu. A pesar de la era actual, los Kazakhs seguían siendo un pueblo muy en sintonía con las costumbres de sus ancestros, viviendo como viajeros semi-nómadas. Y cuando viero los otros reploides, no supieron qué pensar de ellos.

Mientras el equipo de excavaciones de Cain establecía su campamento, X vio a una niña pequeña aproximársele desde atrás, vestida con un chal y sombrero de piel que se veían muy calientes, y su cabello oscuro estaba trenzado en un par de coletas largas.

- Oh, hey. – la saludó X, arrodillándose para ponerse a su nivel. – ¿Cómo estás?

- ¿Es verdad? – le preguntó, aunque su lengua era antigua y no tan prevalente como otras en esta parte del mundo. Afortunadamente, X la entendió perfectamente (otra ventaja de tener una supercomputadora por cerebro, pensaba él). – ¿Es verdad que tu piel está hecha de acero?

- De una aleación de titanio, en realidad. – le respondió el reploide azul. Sintió cómo ella le ponía la mano en el brazo, y sus pequeños dedos se deslizaban por el metal liso. – Entonces... ¿te gusta? – le preguntó, sin saber exactamente qué debía decirle. Tenía que regresar con Cain, pero esta niña no parecía intenciones de soltarlo hasta terminar de "examinarlo". – Um... bueno, es un placer hablar contigo, eh...

- Zubaira. – dijo la niña sin dudar. – ¿Y tú eres?

- X.

- ¿Eso es todo? ¿Tu nombre es una letra? Eso es raro.

Aunque acababa apenas de conocer a esta niña humana, X pensaba que le recordaba mucho a cierta niña japonesa allá en Arcadia. – "¿Así son todos los niños en esta época? Dios, nada más tengo que escucharme, quejándome como si fuera un viejo."

Luego, el pensamiento de su hermana como una anciana le vino a la mente, igual que el hecho de que, por la lógica de ella, si ella fuese la hermana mayor (que no lo era), entonces ELLA le ganaba por quién sabría cuántos años. Y también se acordó del sorprendentemente fuerte agarre que tenía cuando tiró de su audio receptor, y la presión que aplicó a los componentes sensibles adentro.

- "Sí, tal vez no." – pensó X. Quienquiera que fuese el mayor técnicamente, Roll aclaraba quién dominaba cuando era necesario. Al menos, acorde con ella.

- ¿Eso es un sombrero? – preguntó la niña tribal, señalando a la cabeza de X.

- ¿Huh? Oh no, es un casco. – explicó el reploide azul.

- ¿Es caliente? – cuestionó Zubaira.

- Bueno, supongo que sí. – respondió X. Honestamente, no registraba nada debajo de su casco. Simplemente estaba presnte en él; no se había puesto a pensar si era muy caliente o frío.

- ¿Tienes cabello ahí debajo?

- ¿Cabello? – X pensó por un momento. – Yo... en realidad no lo sé. – Ahora que lo pensaba, no recordaba ningún momento en que no tuviera puesto su casco, ocultándole la frente y el resto de su cabeza de la vista. – Bueno, de nuevo, fue un gusto hablar contigo, pero tengo que... – De repente, un par de manos comenzaron a tratar de sacarle el casco al reploide. – ¡H-Hey! ¡¿Qué crees que estás haciendo?!

- Si tienes cabello debe estar allí abajo, ¿verdad? – preguntó Zubaira. – Entonces vamos a verlo.

X sujetó con las manos esa particular parte de su armadura, evitando que la niña se lo quitara. No llegaba a ninguna parte, pues su casco estaba firmemente asegurado en su cabeza. Claro que eso no significaba que le pareciera bien que se lo quitaran.

- H-Hey, ¿quieres dejar de hacer eso?

- ¿Por qué? No es como que estés calvo allí abajo. – dijo Zubaira, antes de hacer una pausa por un momento. – ¿O sí lo eres?

¿Calvo? Aunque X no estaba totalmente seguro de si tendría cabello o no, el pensamiento de no tenerlo no le sentaba bien en absoluto. Y si estaba realmente calvo allí abajo, entonces lo último que querría sería que alguien lo viera. ¡Especialmente esta niña!

Pero ninguno de los dos pudo ir más lejos, ya que en ese momento un grito agudo y penetrante hizo eco por toda el área.

X y Zubaira inmediatamente identificaron el sonido como una combinación de miedo y dolor. Un fuerte impacto se escuchó poco después, el cual hizo que X saliera corriendo hacia la fuente de la conmoción.

- ¡Quédate aquí! – le ordenó a la niña antes de salir corriendo hacia la escena, y se quedó estupefacto de ver lo que pasaba.

Había una mujer tirada en el suelo, sujetándose el estómago y gruñendo. Estaba temblando y tenía una herida en la rodilla, pero al parecer la verdadera razón de su dolor provenía de su abdomen. Otros excavadores y nativos estaban huyendo de terror de lo que parecía ser, para gran shock de parte de X, otro reploide similar a él. La presencia de un reploide no fue lo que dejó a X conmocionado, ya que para probar su confiabilidad el Dr. Cain se había llevado algunos, incluyéndolo a él, a Bayan-Ulgii para asistirlo con la excavación. Pero dado que los nativos seguían viviendo un estilo de vida que una vez se creyó perdido en el tiempo y que podrían no estar en sintonía con la tecnología, su presencia aquí era muy significativa. Pero ahora, la imagen de confiabilidad se había hecho añicos, con lo que el reploide estaba haciéndole a su valioso equipo y recursos.

El reploide tenía una apariencia muy humana similar a la de X, pero usaba una armadura amarilla y negra, y su casco era más parecido al de un trabajador de la construcción. Y fue en dicho casco donde X se dio cuenta que algo lo había perforado, ya que tenía unas enormes grietas en la superficie.

- ¡Delta! ¡¿Qué crees que estás haciendo?! – gritó otro reploide similar, corriendo a tratar de detener a su colega trabajador. Desafortunadamente, esto fue inútil, ya que Delta le dio un puñetazo en toda la cara al otro reploide, enviándolo a volar de espaldas.

- ¡Hey! ¡Ya basta! – gritó X, corriendo hacia Delta para agarrarlo por los hombros. – Delta, ¿qué está sucediendo?

Y entonces, el reploide lo miró directamente a los ojos. Los receptores ópticos del otro androide replicado estaban llenos de terror, y alguna clase de locura.

- ¿Delta? – El androide azul sintió algo en las profundidades de su núcleo. Una parte profunda, casi instintiva, de él que ni siquiera conocía comenzó a gritarle peligro. Una gran y terrible amenaza de alguna manera se había introducido en este reploide.

Y no sabía por qué, pero dos palabras vinieron a su mente de inmediato, como si supiera lo que era este terrorífico escalofrío que aprisionaba su alma. Energía Maligna...

Delta comenzó entonces a sufrir espasmos, sus dedos temblándole sin control y retorciendo su cabeza hacia todos lados. – B-Bichos... – dijo a través de sus dientes apretados. – Bichos...

X alzó una ceja. – ¿Bichos?

- Bichos... bichos en el cerebro... – dijo Delta tartamudeando. – En mi cabeza... puedo sentirlos. Están arrastrándose dentro de mí por todos lados... je, jejeje...

El reploide comenzó a reírse, aunque si era por miedo o porque encontraba esto hilarante, X no estaba seguro. Tal vez fuesen ambas cosas.

- Puedo sentirlos. Y... – Delta comenzó a ponerse violento de nuevo, alejándose de X y lanzando al reploide azul al suelo. – ¡Y me lastiman! ¡Me duele! – Cayó de rodillas, agarrándose desesperadamente con los dedos a su casco de construcción. – ¡Tengo que sacármelos! ¡Tengo que sacármelos!

En ese momento cogió un pequeño taladro, encendiéndolo y apuntándoselo a su propia cabeza.

- ¡DELTA! ¡DETENTE! – Otro reploide de trabajo, similar en apariencia a Delta, se aproximó corriendo a tratar de calmar a su colega excavador.

Desafortunadamente, la recompensa de dicho reploide fue recibir un taladro directo al torso, que Delta empujó con toda su fuerza mientras comenzaba a destrozar cables y circuitos sensibles. El reploide gritó de dolor, mientras el taladro destrozaba sus mecanismos internos hasta atravesarlo y salir por su espalda. Delta en esencia había apuñalado a muerte a su colega, y parecía no tener intenciones de detenerse. Otro trabajador agarró a Delta por detrás y lo jaló, forzándolo a soltar el taladro y subsecuentemente al otro reploide que había atravesado con la herramienta. Los esfuerzos del otro trabajador fueron respondidos por Delta dándose la vuelta y empezando a golpearlo contra el suelo, sus puños masacrando sin piedad y continuamente el cuerpo del otro reploide hasta que el metal comenzó a ceder ante la fuerza de sus golpes.

X se puso de pie de nuevo, y pronto se encontró a un hombre anciano de barba junto a él. Era el Dr. Cain.

- X, ¿te encuentras bien? – preguntó. – ¿Qué está sucediendo aquí?

Cain y su equipo excavador estaban delimitando el perímetro, cuando escucharon a una mujer gritando desde afuera. Algunos de los reploides se ofrecieron de voluntarios para ir a ver, pero cuando no regresaron, Cain decidió ir a verificar por sí mismo lo que pasaba,

- ¡No tengo idea! – le dijo X a Cain. – ¡Delta simplemente empezó a actuar como loco!

Más humanos salieron de la tienda principal, atraídos por la conmoción. Ninguno de ellos entendía del todo lo que pasaba, pero cuando el reploide enloquecido se giró para verlos, un miedo profundo y primal se apoderó de sus sentidos. Algunos se congelaron, otros trataron de salir corriendo, tanto excavadores como los nativos que se habían reunido a ver la escena.

Desafortunadamente, este repentino movimiento, como de una gacela que escapaba al atraer la atención de un león, hizo que Delta se enfocara en los humanos que escapaban. Sus ojos salvajes se fijaron primero en el Dr. Cain, e inmediatamente se lanzó hacia él. X agarró al humano y saltó con él fuera de su camino, haciendo que Delta los fallara a ambos. Por desgracia, esto solo hizo que alguien más tomara el lugar de Cain como el objetivo del reploide, y prueba de eso fue que se oyó un grito chillón muy cerca.

Delta había agarrado a Zubaira por la pierna, y la niña había empezado a patearlo salvajemente tratando de escapar.

- ¡Tú! – gritó el reploide. – Tú... ¡tienes un cerebro sin bichos! ¡Dámelo! ¡Dámelo ahora mismo! – La agarró por una de sus largas trenzas, arrastrando por la fuerza a la niña más cerca de sí mismo.

- ¡N-No! – gritó la niña de la tribu, todavía tratando de patear al ser mecánico. – ¡Suéltame!

- ¡DETENTE!

Delta se giró y vio a X de pie enfrente de Cain defensivamente. Al instante, el semblante del reploide cambió por completo. Antes salvaje pero aterrado, sus ojos se tornaron furiosos y llenos de odio, como si la sola presencia de X lo llenara de una insaciable sed de sangre. Esta distracción temporal sirvió para que los demás trabajadores le hicieran montón a Delta cuando se lanzó a la carga, tomando la oportunidad para tratar de derribarlo mientras había oportunidad. Para su gran shock, sin embargo, Delta siguió peleando con toda su fuerza contra ellos, tratando de llegar hacia X. Rápidamente salió de debajo de quienes lo restringían y saltó hacia adelante, tirando a X al suelo.

- Tú... – tartamudeó Delta. – Tú puedes... destruir... – Cogió entonces otro taladro. – Tú puedes... destruirnos. A mí. – El taladro empezó a chirriar mientras giraba salvajemente. – Destruir... destruir... – Alzó el taladro sobre su cabeza, listo para hundirlo en el pecho de X. – ¡TE DESTRUIRÉ PRIMERO!

Delta trató de empujarle el taladro, y X apenas logró atraparlo. El otro reploide continuaba aplicando fuerza y todo su peso sobre él, acercando más y más el taladro hacia la cavidad torácica de X, donde descansaba su núcleo. Cain salió corriendo tratando de detener a Delta, aunque fuese solo para ganarle algo de tiempo a X. La visión del hombre mayor atrajo la concentración de Delta, que se deshizo de él con un rápido puñetazo al estómago. El Dr. Cain voló de espaldas y cayó al suelo, tosiendo y jadeando de dolor.

Al ver que el humano ya no sería más un problema, Delta volvió a enfocarse en su objetivo original. X tomó la oportunidad y se rodó hacia un lado, mientras Delta continuaba tratando de apuñalarlo con el taladro. Tras varios intentos fallidos pero cercanos, a X se le acabó la suerte cuando el taladro perforó ligeramente su placa pectoral derecha. El reploide azul hizo un esfuerzo por no gritar, pero Delta vio que tenía una oportunidad y comenzó a tratar de seguir taladrando hasta llegar al centro de X, donde varios cables y alambres se enredaban o se cortaban en dos.

Esto no era igual que cuando Fujiwara lo obligó a pelear contra ese mecaniloide. No, X sabía que esto era totalmente diferente. Era un asunto de vida o muerte. La realización golpeó como un choque a todos sus sistemas, pero no tenía más opción que aceptarla. Solo uno de los dos podía salir con vida de eso.

Y X sabía perfectamente quién tendría que ser.

Delta no tuvo ni un segundo para reaccionar antes de encontrarse mirando hacia el barril de un cañón Buster, siendo cegado por una luz muy caliente antes de sentir que su casco y, subsecuentemente, toda su cámara cerebral fuese consumida por una repentina pero poderosa explosión de calor. Pero fue solo por un breve segundo, pues el disparo del X-Buster acababa de atravesarle toda la cabeza a Delta.

El reploide pronto cayó al suelo. X se puso de pie y miró cómo el trabajador al que acababa de dispararle se convulsionaba ligeramente. Tras algunos espasmos pequeños, se quedó tieso, inmóvil, y esencialmente muerto.

X tuvo que forzar sus ojos verdes a no mirar esa imagen, volteando a ver al Dr. Cain en busca de algún consuelo. Pero desgraciadamente, encontró que el anciano humano estaba igual de imposibilitado que él de explicar lo que acababa de suceder. Los humanos, el equipo de Cain, y los nativos, todos simplemente se quedaron parados allí, sin que ninguno se acercara o se alejara. Todos estaban congelados, en un estado de sorpresa y comprensión terrible.

Esta historia continuará...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro