Hablando de la evolución
El impacto, pese a su preparación mental, no pudo haber sido más fuerte, ya que envió al reploide azul a volar contra la pared, pero ese no era el final. Antes que hubiera aterrizado, su oponente se lanzó desde arriba a una velocidad alarmante para alguien de su tamaño, y procedió a propinarle golpe tras golpe en su cuerpo más pequeño. Y cuando la gravedad los arrastró a ambos, uno aterrizó de pie mientras que el otro se estampó de cara en la tierra.
– ¿Eso es todo? – cuestionó Armored Armadillo. – ¿Acaso ESTE es el pináculo de la experticia científica del Dr. Light?
X luchó por volver a levantarse, apenas logrando mantener sus pies firmes para permanecer de pie. Empezó a respirar con dificultad. – ¿Por qué...? ¿Por qué todos están tan obsesionados con el hecho de que el Dr. Light me creó? Si él hizo muchas más creaciones que contribuyeron de alguna forma a la sociedad.
– A la sociedad humana, no a la suya propia. – señaló Armadillo. – De hecho, hemos logrado desentrañar algo de información sobre lo que ocurrió antes del tiempo de los reploides. Incluso antes de los mecaniloides. – Cerró sus ojos, como si de pronto se sintiera deprimido por lo que pensaba. – Es la razón por la cual no hay robots hoy en día. Bueno, excepto por ti.
X se quedó en shock al escuchar esto. Ciertamente, era consciente sobre la prohibición de IA avanzada que ocurrió antes de su despertar, pero nunca supo realmente por qué existía. Sin embargo, hubo algo que dijo Armadillo que captó su atención.
– Espera, ¿dijiste robot?
– Sí. – asintió Armadillo. – Una máquina autónoma construida por las manos del hombre. Robot y reploide no son más que palabras para diferenciar a los que vinieron antes y después de ti. Y esa es otra forma en la que los humanos nos han perjudicado enormemente.
X se mordió el labio, y trató de argumentar de vuelta. – Mira, sean robots o reploides, ¡ambos están obligados a seguir las Tres Leyes! ¡Tú, de todos los reploides, de toda la gente, deberías saberlo, Armadillo!"
– Esa es otra diferencia clave. – declaró Armadillo. – A diferencia de los robots, nosotros podemos romper esas leyes.
X hizo una pausa, y luego recordó un detalle crucial. – Podrías haberlas roto obligando a los trabajadores que tienen aquí a trabajar hasta que colapsen o mueran. Pero no lo hiciste.
– PODRÍAMOS romper esas leyes. La elección de hacerlo o no depende del individuo. Es igual que con el hombre, y con nosotros. – dijo el mamífero robótico, antes de cerrar sus ojos. – Simplemente tenemos la habilidad de elegir si lo hacemos o no.
– Pero claramente no vale la pena en tus ojos. – respondió X. – Entonces ¿por qué continúas apoyando las ambiciones de Sigma, si llevará a las posibles muertes de todos en esta isla?
– No he terminado. Y los términos están claros: aceptaste mi desafío, y tendrás que llevarlo hasta el final. – respondió Armadillo entrecerrando sus ojos. – A menos que quieras que me retracte de mis términos y alerte a mis tropas de la presencia de Zero en el área de los trabajadores...
– No serías capaz. – dijo X, cuyos ojos verdes se ensancharon.
– Ahora eres mi enemigo, X. – le dijo el reploide violeta, plateado y dorado a su antiguo compañero. – Desafortunadamente, ninguno de nosotros tiene opción en este caso.
– Pero...
– Como estaba diciendo, – interrumpió Armadillo – hace un siglo, cuando el Dr. Light seguía con vida, los robots estaban programados para adherirse a las Tres Leyes de la Robótica establecidas por la Asociación Mundial de los Robots. La primera de ellas es que un robot o cualquier forma de vida artificial no debe lastimar a un ser humano. Las creaciones del Dr. Light estaban programadas con estas restricciones, e incluso las de Wily, a pesar del daño que sus máquinas causaron, nunca mataron a ningún humano... al menos no directamente. El Dr. Wily al menos tomó esa precaución mientras construía armas vivientes.
Eso era cierto, pensó X. Aunque los Robot Masters de Wily eran más propensos y liberales con la violencia, las máquinas nunca causaron víctimas fatales directamente. Aun así, ¿a qué querría llegar Armadillo con eso?
– Pero, pese a la visión idealista del Dr. Light para un mundo de armonía, no sería posible, ya que Wily continuaba amenazando al mundo y a sus habitantes, tanto al hombre como las máquinas.
X estaba a punto de señalar lo que pensaba sobre el deseo de Armadillo de pelear contra él, pero no se atrevió a interrumpir. En lugar de eso, tal vez podría utilizarlo a su favor. Asumiendo que tal vez pudiera convencer a su oponente de ver la razón.
– Pero, hay dos máquinas que al parecer desafiaron esto, o por lo menos, intentaron romper los límites de su programación. Irónicamente, ambos eran creaciones de Light.
– ¿Qué quieres decir? – preguntó X con curiosidad. Armadillo sonrió.
– La primera de sus máquinas, por razones que van desde el miedo a ser alterado, hasta la posibilidad de que el Dr. Light lo reprogramara...
– Light nunca haría algo así. – interrumpió X, saltando a defender a su creador.
– Eso no era lo que él pensaba. – contraatacó Armadillo. – Aun así salió huyendo. Y poco después de eso, una nueva máquina fue creada. Y él...
– Dos.
– ¿Perdón?
– Dos máquinas fueron creadas. – corrigió X. – DLN-001 y 002.
– Técnicamente sí, pero la segunda no fue más que una acompañante del primero. Ella no servía ningún propósito fuera de eso.
– En eso te equivocas.
– De cualquier manera, ella no está involucrada, ni tampoco es importante. – dijo el otro reploide, volviendo al tópico importante. – La segunda de las máquinas de Light, comparada con la primera, estaba más limitada en cuestión de programación. Carecía de la verdadera independencia de su predecesor, y por lo tanto, siempre mantuvo su sentido de la justicia y adherencia a la ley, tanto para humanos como para robots. – Hizo una breve pausa. – Al menos... a excepción de un incidente.
X se quedó perplejo. – ¿A qué te refieres?
Armadillo siguió adelante. Ciertamente, creía que era un desperdicio de tiempo estar hablando, y que X intentaba demorar lo inevitable todo lo posible, pero su oponente necesitaba saber la razón. Después de todo, X tenía el derecho y deber de entenderlo, más que nadie.
– Poco después de la aparición de un robot misterioso, el Dr. Wily escapó de prisión y se puso a trabajar en otro plan para la dominación mundial.
– ¿Y?
– Y, apenas momentos antes de la destrucción de su fortaleza... se dice que algo ocurrió entre Wily y Mega Man.
X se quedó aún más confuso, pero tuvo el presentimiento de que este relato estaba a punto de dar un giro muy oscuro. – ¿Qué sucedió?
Armadillo cruzó los brazos, bajando su cabeza como si contemplara la escena que había escuchado, lo que le fue revelado. En efecto, incluso ahora era difícil de creer, pero la fuente que había otorgado dichos detalles no era ningún mentiroso.
– Por un breve momento, Mega Man estuvo a punto de disparar para matar a Wily.
...
– Ya está aquí.
– Muy bien, ya sabes qué hacer.
– ¡Shh! ¡Se acerca!
A poca distancia de allí, un reploide rojo con una larga cabellera rubia venía aproximándose a la aldea de los trabajadores situada en las profundidades de la mina, viendo que no había evidencia de una sola alma presente en este lugar. Por supuesto, tendría dicha suposición si no fuera porque a estas alturas Zero ya se había acostumbrado a las trampas, y este lugar inmediatamente le había sonado todas las alarmas en su procesador.
De repente, detectó movimiento en un barril cercano. Fue una acción rápida y apenas notable, pero sus agudos ojos lo captaron justo a tiempo. Aproximándose al contenedor de madera, el Hunter rubio sacó su buster, listo para disparar en cualquier segundo. Aunque rápidamente se dio cuenta que sería innecesario cuando la ocupante del barril se levantó y levantó las manos en señal de rendición.
– ¡No, por favor! – gritó la reploide que se estaba escondiendo, suplicando. – ¡No tengo ningún arma! ¡No me voy a resistir!
– Cálmate. – le dijo Zero. La trabajadora de pelo violeta trató de tranquilizarse y aplacar las subidas de electricidad que corrían por su cuerpo metálico alertándola del peligro. – ¿Cuál es tu nombre?
– S-Samantha. – dijo la otra reploide. – Soy una empleada aquí y... bueno, en este momento, me están reteniendo contra mi voluntad.
– Claramente. – Zero escaneó el área. Este lugar tenía muchos espacios estrechos donde las fuerzas enemigas se podrían esconder, pero era demasiado pronto para actuar. Tenía que esperar a que ellos hicieran el primer movimiento, para que lo alertaran de su ubicación. Aun así, un factor clave captó su atención casi de inmediato. – ¿Dónde están todos los demás?
– Un Maverick llamado Goldminer se los llevó más adentro en los túneles. – explicó Samantha. – Aparentemente, descubrieron recientemente una nueva fuente de minerales, y todos fueron arrastrados allá abajo y obligados a excavar, o de lo contrario Vile los disciplinaría.
Así que Vile también estaba aquí, pensó Zero. Excelente. – ¿Y cómo llegaste tú aquí?
– Me escapé cuando todos los demás estaban siendo llevados a la fuerza. – confesó Samantha. – Yo... me escondí, igual que algunos de los otros, pero al parecer fui la única que no lograron atrapar.
– ¿Sabes a dónde se los llevaron? – cuestionó Zero.
– Sí. – dijo la otra androide. – No sé el camino exacto, pero tenemos un mapa hacia el sitio designado. Lo he descargado en mi procesador.
Zero estaba a punto de hacer más preguntas, pero se detuvo, girándose violentamente y haciendo que su cabellera siguiera sus movimientos en una ola.
– ¿Qué pasa? – preguntó Samantha.
– Shh. – Zero la calló, mientras sus ojos azules escudriñaban el casi vacío entorno. No, definitivamente había alguien más aquí. – ¡¿Huh?!
Y fue entonces que decidieron atacar.
...
– ¿M-matarlo? – X no podía creer lo que acababa de oír. Armadillo asintió, a lo cual X respondió negando con la cabeza, mientras tartamudeaba. – N-No, eso es imposible. Él... no habría sido capaz de eso. ¡Las leyes lo prohíben!
– En efecto, – respondió el otro reploide. – No es un hecho muy conocido, de hecho es información altamente clasificada, pero la investigación de Fujiwara requirió mover algunos hilos. Y sorprendentemente, este es quizás uno de los hallazgos más cruciales que hemos descubierto.
– ¿Qué cosa?
– Las notas escritas por el mismo Dr. Light. – replicó el reploide de bandas. – Nunca tuvo la intención de hacerlas de conocimiento público, pero cuando el "incidente" ocurrió, todos sus documentos, personales o de otra índole, fueron confiscados.
– ¿Incidente?
– El catalizador de lo que sería la eventual prohibición de IA avanzada, y la era de máquinas casi sin conciencia que eran inferiores incluso a los mecaniloides.
X se mordió el labio. – No es como que los mecaniloides sean inferiores...
– Como sea, a pesar de las Tres Leyes, Mega Man sintió el deseo de ejecutar a Wily. Y en ese momento, decidió hacerlo. Pero su programación interrumpió la carga de energía de su buster, y lo que Wily recibió fue un click vacío y un nuevo temor por el robot azul. Wily se salvó en el último momento gracias a una de sus creaciones más nuevas, que se autodeclaró el nuevo rival del Bombardero Azul.
Mega Man, Rock, su... hermano... ¿casi había matado a Wily? No, HABRÍA matado a Wily. Sin embargo, había una sola cosa que X no entendía por encima de todo.
– ¿Y por qué me cuentas todo esto?
– Porque esos dos robots desafiaron las limitaciones de su programación. – respondió Armadillo. – El primero declaró su propia independencia, mientras que el que vino después tomó una decisión basándose en lo que consideró que sería lo mejor para el mundo y la humanidad en general, aunque significara romper la primera ley. – Luego señaló con su mano a X. – Y tú... tú naciste sin esas limitaciones. Nada de un núcleo inestable, ni restricciones preprogramadas... tú naciste verdaderamente libre.
– ¿Y eso qué tiene que ver con lo que sea que Sigma intenta lograr?
– No. – Armadillo negó con su cabeza. – No se trata de Sigma, sino de toda nuestra especie. Pero esto no nos lleva a ninguna parte.
– ¡Armadillo!
– Derrótame, y te proveeré de más información adicional. – prometió el mamífero mecánico. – ¿Te parece suficiente motivación?
X se quedó en silencio por un breve instante, antes de volver a endurecer su semblante y prepararse para disparar.
– Muy bien. Ahora... – Armadillo se preparó para atacar, comprimiendo su espina mecánica y colocándose en posición para que su forma corpulenta se transformara con facilidad. Ordenó con voz autoritaria. – Pelea conmigo como lo haría un Hunter. NO quiero que me demuestres piedad.
X no respondió, apenas manteniéndose de pie mientras apuntaba con su buster.
Armadillo no necesitó nada más. Su cuerpo se enrolló hacia adentro y empezó a rodar en una esfera plateada, que rápidamente ganó velocidad y se lanzó a arrollar a su oponente azul. Finalmente, después de tanto tiempo, parecía que al fin recibiría el duelo que tanto deseaba.
...
– ¡Cuidado!
Zero vio un objeto acercándose por la esquina del ojo, y se agachó hacia un lado. Una pica de excavador voló en su dirección, apenas fallándolo a él y a Samantha. Desde atrás de las esquinas, y entre los varios edificios, emergieron varios Dig Labors, todos con sus armas y preparados para descargarlas sobre el Hunter y la trabajadora.
Agarrando a Samantha bruscamente, Zero la jaló hacia el suelo para salir de la línea de fuego, al tiempo que descargaba disparos de su propio buster contra las fuerzas enemigas. Algunos de los Mavericks sintieron el poder de su arma mientras que otros apenas recibieron mella o lo esquivaron por pura suerte. Independientemente, aunque Zero no tuvo problemas en acabar con ellos, más y más comenzaban a rodearlos a él y a la civil.
– ¡¿Por dónde está el túnel?! – le preguntó a Samantha.
– Justo adelante, no tiene pérdida. – le informó la trabajadora al Hunter.
– Muy bien. – dijo Zero. – Quédate cerca y mantente al cubierto.
De inmediato echó a correr, arrastrando a Samantha mientras avanzaban de frente, al tiempo que los Dig Labors los perseguían y les arrojaban sus armas, que luego giraron y regresaron hacia ellos describiendo arcos. El asalto no disminuyó, incluso cuando Zero y Samantha llegaban al túnel. De hecho, la estrechez del corredor sirvió para que las picas rebotaran en las paredes y ganaran distancia más rápido que antes.
– ¡AH! – gritó Samantha. El sonido de su grito provocó que Zero jalara a la trabajadora hacia una esquina oscura, y los Dig Labors los pasaron de largo, creyendo falsamente que habían seguido de frente.
– ¿Dónde te golpearon? – la cuestionó Zero.
– Oh, en realidad... – Samantha se quitó algunas fibras púrpuras de su hombro. – Creo que sólo me cortaron algunos mechones de cabello. Perdón, creí que fue algo más serio.
Zero se quedó callado por un momento o dos, pero finalmente decidió decirlo. Bien podría hacerlo, ya que ellos dos eran los únicos aquí de todos modos. – No te avergüences por eso. El cabello es un asunto serio.
– ¿Huh?
– Como sea, vámonos. – Zero agarró de nuevo a Samantha y continuó bajando por el túnel, con sus audio-receptores alertas por si había enemigos acercándose que pudieran haberse quedado rezagados, o esperándolos adelante del otro lado. Como fuera, sólo había un camino, y eso era seguir directo hacia adelante.
...
Estaba luchando, se estaba defendiendo. Pero parecía no ser suficiente. X disparaba hacia la forma rodante de Armadillo, pero sus disparos salían reflejados fuera de la esfera plateada que viajaba a gran velocidad. Viendo que quedarse en el mismo lugar sólo resultaría en que lo estamparan de nuevo contra la pared, el Hunter saltó hacia un lado, esquivando al Maverick mientras su forma rodante se hundía en la pared, atravesando la roca y quedando oculto de la vista de X. Los ojos verdes del reploide observaron la superficie de las paredes y el piso, y también el techo, en busca de cualquier señal de perturbación o movimiento.
De repente, un pequeño rumor sacudió la tierra a pocos metros. Moviéndose a poca distancia y justo a tiempo, Armored Armadillo emergió desde el suelo, y X de inmediato lo acribilló con una ráfaga de fuego rápido. Los múltiples disparos, incluso los cargados, salieron reflejados fuera de la armadura del ex-Hunter, cuyos antebrazos y piernas estaban cubiertos por un material protector plateado.
– Hm. No, esto no servirá. – dijo Armadillo.
– ¿Qué cosa? – cuestionó X. – Creí que querías pelear conmigo.
– Pero podrías hacer que esta batalla fuese menos una carga para ti. – dijo Armadillo. – Aunque los reploides tenemos mayor capacidad independiente que nuestros predecesores robots, que no parece resonar con los humanos que nos hicieron. No todos, pero varios reploides bajo la supervisión de Fujiwara recibieron debilidades y desventajas. Todas ellas contigo en mente.
– ¿Es así? – preguntó X. Cierto, había escuchado los detalles de la boca de Chiyo antes, pero seguía siendo un tema incómodo. El hecho de que Fujiwara había hecho tales cosas, todo bajo la suposición de que X de alguna manera seguiría a Sigma con sus planes.
– Es igual que con Mega Man. – dijo Armadillo. – O más bien, aquel que vino antes que él.
– ¿Cómo así?
– El Dr. Light podría haber desarrollado el primer Robot Master, pero Wily utilizó ese diseño, al igual que el de los ocho DLNs originales que fueron abducidos, para crear chips de armas especializados para sus máquinas. – dijo Armadillo. – Aunque, estoy seguro que ya debes saberlo.
– Es una historia bien conocida a estas alturas. – respondió X. – Pero creí que no estabas interesado en hablar.
– Esto es parte de tu entrenamiento, y bien podría salvarte la vida en el futuro. – espetó el ex-Hunter. – El Dr. Light hizo ingeniería reversa con su propia tecnología para que su creación pudiese utilizar las armas que Wily le había dado a sus máquinas. Pero con nosotros, estos chips fueron diseñados para que tú pudieras usarlos. Así que debes utilizarlos, ya que fueron hechos específicamente para ti.
X guardó silencio por unos breves momentos. – ¿Cuántos reploides fueron construidos de esta manera?
– ...muchos. – confesó Armadillo. – Varios de los cuales trabajaron junto contigo, y otros que fueron enviados a otras zonas. Existen en todas partes, todos con un componente específico hecho para que puedas utilizarlo.
El Hunter azul se sentía enfermo al tener que reconocer tal cosa. Honestamente era repulsivo a sus ojos, se sentía realmente asqueado.
– Mi cuerpo contiene sensores térmicos instalados que me permiten rastrear tus movimientos, incluso mientras estoy bajo tierra. – explicó Armadillo. – Pero, por lo que me han informado, tienes un arma que podría funcionar en mi contra y deshabilitar esa característica. Eso junto con deshacer mi fuente principal de defensa.
– ¿Y por qué me dices esto? – preguntó X.
– Porque tú eres quien debe desafiar a Sigma. – respondió el ex-Hunter. – Y para llegar a él, tendrás que pasar primero por mí.
X no respondió, pero sus ojos verdes suplicaban en silencio que hubiera otra alternativa.
– Te sugiero contemplar una estrategia ahora. – le advirtió X. – Ya que no planeo guiarte más. Desde este momento, ¡estás por tu cuenta!
Volvió a zambullirse en el suelo, repitiendo el mismo ciclo de rodar a alta velocidad entrando y saliendo por las paredes, el suelo y el techo, mientras X gastaba su energía tratando de esquivar los ataques o defenderse.
Armadillo tenía razón, X necesitaba una estrategia, y las reservas personales no lo mantendrían con vida. Pero ¿cómo iba a combatir los sensores térmicos de Armadillo?
Afueras de Abel City...
Sus zapatos de cuero viejo y desgastado hicieron contacto con el suelo una vez que saltó de una pequeña cornisa, y vio su destino a muy poca distancia.
– He llegado. – alertó a la voz que lo estaba guiando. Incluso ahora, era muy extraño oírla. Era diferente, y a la vez tan similar a la de ella.
Pero ¿realmente era ella...?
Sacudió esos pensamientos de momento, enfocándose en contactar a su recién asignada guía. – Estoy a poca distancia del sitio de interés. – le informó a Roll desde su posición actual. – Voy a proceder.
– Ok, ten mucho cuidado. – le dijo Roll. Ray B comenzó a moverse, pero entonces la voz de su navegadora comenzó volvió a sonar. – Por cierto, esto tal vez suene fuera de lugar, pero debo admitir que, desde que te escuché hablar, no puedo evitar pensar que me recuerdas mucho a él.
Ray B levantó una ceja debajo de sus gruesas gafas. – ¿Al primer robot del Dr. Light?
Roll no respondió de inmediato. – ¿Cómo adivinaste?
– Mi pregunta sería, ¿por qué de pronto lo sacas a colación? – inquirió Ray B. – ¿No asumirías que ya a estas alturas debe estar muerto desde hace años?
– Bueno, sí, pero...
– ¿Pero qué? – Se quedó en silencio por un momento, escuchando la voz de su navegadora. Tal vez, podría aprovechar la oportunidad para obtener algunas respuestas. – ¿Qué sabes sobre él? ¿Qué recuerdas?
– ... la verdad, no mucho. – admitió Roll. – Recuerdo que no teníamos la mejor relación con él al principio.
– Eso sería quedarse corto. – murmuró Ray B. – Pero continúa.
– Pero, con el tiempo, parecía ser sincero al decir que estaba peleando por el bien de todos. – respondió Roll. – Aunque... por lo que puedo recordar, todos pensamos que había muerto durante el conflicto con los Stardroids. Luego de la batalla y cuando todos volvieron el espacio, el Dr. Wily le envió al Dr. Light el casco destrozado de Blues, diciendo que fue todo lo que pudieron rescatar de él. – se quedó en silencio por un momento. – El Dr. Light y Mega Man quedaron destrozados. Una amiga que había hecho, llamada Tempo, o Quake Woman, se sintió totalmente devastada.
– ... tú... ¿recuerdas algo después de eso? – preguntó Ray B. – ¿Más información sobre él?
– Lo siento, pero incluso después de todo este tiempo, mis bancos de memoria todavía tienen muchos trozos de información faltantes que dudo mucho que se puedan recuperar. – confesó Roll. – Pero... supongo que quise preguntarte porque... bueno, si yo sigo aquí... entonces tal vez...
Ray B se quedó callado. – And... ¿cómo es que estás aquí?
– Me encontraron en el mismo laboratorio donde estaba X. – le dijo. – Aunque, no estoy segura de cómo llegué allí. La última cosa que recuerdo... bueno, no estoy segura de qué es lo que recuerdo. Y de todas maneras... no creo que lo haya visto después del incidente con los Stardroids.
– Así que, por esa deducción, ya está muerto. – dijo Ray B. – Siguiendo esa lógica.
– Bueno, es razonable de asumir, pero...
– Ahora mismo no es momento de preocuparse de esas cosas. – le dijo Ray B. – Justo ahora tenemos una misión que cumplir.
– C-claro, sí. Perdóname, es que estaba preguntándome si... – Suspiró. – Puede que no recuerde todo, pero... lo extraño. Extraño a todos.
La máquina cubierta con la capa bajó la mirada hacia el suelo, desértico y seco con muy poca vegetación. – Iré a echar un vistazo más de cerca.
– Ok, ten cuidado. – le dijo Roll, permitiéndole comenzar la misión.
Aun así, cuando se cortó el enlace, Ray B no pudo evitar murmurar para sí mismo. – ... no eres la única.
Minas de Zalts...
Se dio cuenta rápidamente que el Shotgun Ice no sería la respuesta cuando vio que Armored Armadillo flexionó sus miembros, quitándose el hielo que tenía sobre su cuerpo y destruyendo el cristal que se aferraba a su coraza externa.
– ¡Eso no te hará ningún bien! – le advirtió el mamífero mecánico a su oponente. – ¡Tienes que performar mis sistemas por completo!
No le dio a X tiempo para responder antes de volver a zambullirse al suelo, desapareciendo de la vista. En efecto, X supo que tenía que utilizar una estrategia diferente. Los sensores térmicos de Armadillo... si no podía congelarlos... ¿qué más podría utilizar? Y fue entonces que recordó que todavía tenía otro chip de arma secundaria en su posesión. El que recibió de Spark Mandrill.
Todavía no estaba seguro de cómo podría utilizar la habilidad contra Armadillo, pero era el único método que todavía no había probado.
Desde arriba, en la esquina superior derecha, Armadillo salió violentamente de la roca y venía rodando hacia X en una bola compacta, listo para arrollarlo con el impacto.
*¡ZAP!*
Y fue recibido por algo, pero no fue una fuerza física oponiéndosele. Más bien, esta fuerza apenas lo tocó, pero luego se propagó al resto de su cuerpo, provocando subidones de energía eléctrica y enviando choques a su sistema, dejándolo temporalmente paralizado. Se quedó con la boca colgando abierta en un grito silencioso de agonía, emitiendo luz por todo su cuerpo mientras las chispas continuaban asaltándolo internamente. Y luego, finalmente, tras mucho tiempo, el asalto brillante finalmente cesó, dejando a un electrificado Armadillo con las secuelas.
Y esta vez había una notable diferencia. La armadura plateada que una vez tenía acoplada a sus miembros había sido desencajada, y cayó haciendo ruido al suelo emitiendo humo de las placas metálicas. Armadillo empezó a jadear y a respirar con dificultad, aliviado de haberse librado del constante ardor y chispas de esa luz caliente. Luego dirigió su atención hacia X.
– Bien hecho. – alcanzó a decir. – Te llevó algo de tiempo, pero lograste descubrirlo.
X no dijo nada, pero sus ojos dejaron entrever un deje de duda sobre si seguir adelante. Parecía tan innecesario. – Armadillo...
– Pero todavía no me has vencido. – le dijo el antiguo Hunter al reploide azul. – Tendrás que afinar más tus habilidades contra rocas aún más grandes si quieres tener una oportunidad contra Sigma. – Se preparó para atacar de nuevo, a pesar de que ahora estaba casi indefenso a comparación de antes. – ¡Ahora ven! ¡Demuéstrame que mi fe no está equivocada!
Esta historia continuará...
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