Batalla contra los Piratas Shitapper
20 de junio, Abel City , 8:30 am...
– Secuencia de entrenamiento concluida. – dijo la voz femenina y calmada de la sala de entrenamiento, y la imagen holográfica alrededor de Zero desapareció. Había puesto sus habilidades a prueba contra una simulación que lo puso en una situación similar en la cual X estuvo no hacía mucho. Un mecaniloide renegado había atrapado a un reploide, y él tenía que rescatarlo. Pero desafortunadamente, su disparo golpeó al rehén, y esta acción desmanteló la proyección de la esfera de espejismos.
Un panel que mostraba el porcentaje de su desempeño alertó al Hunter de su puntuación.
– Aw, diablos. – suspiró. – Perdí el cinco por ciento.
– ¿Sólo cinco? Eso está muy lejos de ser un mal resultado, Zero. – comentó una voz detrás de él. Zero se giró para ver a Storm Eagle entrando en la sala de entrenamiento. – Aunque tengo curiosidad del porqué estás aquí.
– Culpa de eso a Fujiwara. – respondió Zero. – Incluso luego de todos estos años, quiere reportes de mi progreso todo el tiempo. – Y también, si no quería seguir viviendo en ese laboratorio, él y Fujiwara estuvieron de acuerdo en que le enviaría los reportes de puntuación de sus secuencias de entrenamiento. Y contrario a lo que Eagle podría haber pensado, ese cinco por ciento faltante se haría notar. – Como sea, ¿qué haces aquí, Eagle?
– Venía para informarte que otro miembro de mi unidad y yo hemos sido asignados a una misión relacionada a una nave de carga, pero el Comandante Sigma sugirió que lleve a un Hunter más para mejorar nuestras oportunidades, y pensé que serías perfecto para el trabajo. Cinco por ciento menos o no.
Zero sonrió al escuchar eso. – Muy bien. Entonces, ¿qué hay en la agenda?
Base aérea de Abel City...
Zero y Eagle habían llegado, su objetivo estaba justo frente a ellos sobre la pista de aterrizaje. – Una nave de cargo vuela hacia una locación específica sobre el mar de las Filipinas. – explicó Eagle mientras él y Zero se aproximaban hacia la nave. – Nuestra misión es asegurarnos que llegue a su destino y protegerla contra cualquier ataque potencial.
– ¿Qué hay en ella que es tan importante? – cuestionó Zero.
– Está transportando armas para el programa de defensa de Abel City. – explicó Eagle. – Serán almacenadas debajo de la isla en caso de una emergencia. Con todos los mecaniloides Mavericks, y los Mavericks en general, el consejo arcadiano ha decidido reforzar nuestras medidas de seguridad.
– Bueno, esos cuatro payasos detrás de todo el hackeo han sido puestos bajo custodia, así que las cosas deberían calmarse un poco, ¿no crees? – preguntó Zero.
– Tal vez, pero es mejor no arriesgarnos. – dijo Eagle.
– Wow, y los otros se quejan todo el tiempo de que X anda preocupado por todo. – dijo una voz femenina en tono juguetón. La dueña de dicha voz se encontraba sobre la cubierta de la aeronave. – Pero parece que el líder de nuestra unidad también es un poco gallina.
Una reploide con cabello negro algo largo y ojos verde-azulados saludó a ambos Hunters con una sonrisa amigable. Saltó desde la cubierta de la nave y aterrizó enfrente de Zero y Eagle, permitiéndoles a ambos verla más de cerca. Sus hombreras, antebrazos, peto, botas y una minifalda de metal, todos eran de color verde azulado. Una banda sobre su cabeza con gemas de color magenta descansa sobre su cabeza, y tenía unas hombreras magentas, un cinturón con guardias similares sobre sus caderas y manos, y un collar magenta alrededor de su cuello. Sus rodilleras y las puntas de sus botas, junto con sus dedos y audio receptores eran de color blanco, y casi todas las demás áreas eran azul oscuro, salvo por el pecho y las piernas, que tenían el mismo color de la piel humana.
– Zero, esta es la miembro de mi unidad que se unirá a nosotros. – le dijo Storm Eagle al Hunter rojo. Luego se dirigió a la reploide femenina. – Adelante, preséntate.
– ¿No me vas a saludar? Después de todo, fui yo la que te recomendó que trajeras a Zero en lugar de a X. – dijo la reploide femenina, poniendo las manos sobre sus caderas.
Storm Eagle rodó los ojos. – También me da gusto verte, Teal.
– ¡Aw, sabía que no te ibas a olvidar de mí! – dijo Teal, antes de voltear a ver a Zero. – Pero sí. Soy Teal de la Unidad Aérea número 7. – Le extendió la mano a Zero. – Es un placer conocerte.
– Sí, lo mismo digo. – respondió Zero, aceptando el apretón de manos con Teal.
Ella se rio, aunque su mirada pasó de Zero a Eagle como si estuviera observando sus reacciones. – Hm, Eagle tenía razón sobre ti. – dijo mientras miraba al reploide rubio. – Aunque nunca mencionó que fueras tan lindo.
Los ojos azules de Zero se ensancharon brevemente, sin estar seguro de cómo responder, aunque podría haber jurado que vio a Eagle mirarlo como si lo estuviese evaluando. Sin embargo, parecía más como si el reploide pájaro se sintiera desafiado.
– Entonces – dijo Zero, aclarándose la garganta – ¿supongo que ya podremos comenzar?
Más tarde, 10:30 AM...
La nave de carga volaba sobre el mar de las Filipinas donde residía Abel City. El trío de Hunters había abandonado tanto la ciudad como la isla artificial. Se elevaba por encima de las nubes, que aquel día eran pocas y muy delgadas, dándoles a los tres Hunters una gran vista del azul del cielo. Eagle lamentaba no poder salir a estirar sus alas en un clima tan bueno como este, pero ahora se encontraba en una misión. Mientras Teal y Zero permanecían en la retaguardia, él estaba en el timón, con los ojos abiertos en caso de cualquier amenaza. Y por poco profesional que fuese, el pájaro no podía evitar preocuparse de si a Teal realmente le gustaba o no Zero.
– "No, no seas ridículo. Ella flirtea con todo el mundo; no significa nada." – pensó, antes de suspirar. – "Además, sería imposible. Yo soy su superior, y ella es mi subordinada. Sería un abuso de poder. Aun así... no puedo evitar preguntarme."
No, jamás pensaría en hacer algo así.
En la retaguardia y afuera de la nave, Zero y Teal observaban el interminable horizonte azul, mientras la cabellera oscura de Teal y la larga coleta de Zero danzaban en el viento.
– Y dime, ¿supiste lo que sucedió con Vile? – preguntó Teal al Hunter rojo, reclinándose contra la nave con los brazos detrás de la cabeza. – Oh, es verdad. Tú estuviste allí, ¿verdad?
Zero asintió, mientras por dentro se preguntaba en qué diablos pensaba Fujiwara al darle a Vile de todos los reploides un arma como esa.
– Apuesto a que pateaste muchos traseros. – dijo la Hunter de cabello oscuro. – Ese cabello tuyo fluyendo detrás de ti mientras te mueves... no me importaría verte en acción alguna vez.
Le dio al Hunter rojo un pequeño guiño coqueto. Zero no estaba seguro de cómo responder; desde que le había puesto el ojo encima, Teal se la pasaba haciéndole gestos lindos o dándole miradas provocativas, todo para atraer su atención. Al menos eso era lo que pensaba al principio.
Pero entre más lo pensaba, se dio cuenta de que sólo hacía esto cuando Eagle estaba presente, y siempre parecía estar pendiente de las reacciones de este último. Al darse cuenta de esto, Zero comenzó a dudar que fuese el objeto de su afecto.
– Como sea. – Teal decidió cambiar el tema. – ¿No te parece un poco extraño que estén aumentando tanto la seguridad?
Esto atrapó la atención de Zero. – ¿A qué te refieres?
– Quiero decir, piénsalo. – continuó Teal. – Los sujetos que estaban detrás de los mecaniloides renegados ya fueron capturados, pero sigue habiendo más incidentes.
– "Eso es verdad." – pensó Zero. – "Incluso desde que el Cuarteto Skull fue aprehendido, tres mecaniloides más se han vuelto Mavericks. Por supuesto, es mucho menos de lo que solía ser, ¿pero por qué continúan los incidentes?" – Zero solamente respondió en silencio con un asentimiento.
– ¿Y quién estaba detrás de los hackeos en primer lugar? – se preguntó Teal en voz alto. – El Cuarteto Skull admitió haber estado trabajando para alguien más. La pregunta es ¿por qué? – Se giró hacia Zero. – Oh, antes de que siga, ¿puedes prometerme que guardarás el secreto de todo lo que dije?
– Uh, sí, claro. – dijo el Hunter rubio.
– Entonces, ¿qué piensas de todo esto? – preguntó la Hunter magenta y verde-azulada. Zero se quedó callado por un momento. Sí tenía algunas cosas por decir, pero no sabía si las recibiría bien o no. – Ya te conté mis pensamientos privados, es justo que me cuentes los tuyos. ¿O acaso estás tratando de poner un acto de tipo misterioso y frío?
Zero estuvo a punto de responderle, pero él y Teal de pronto recibieron una llamada de Eagle por el comunicador. – ¡Atentos! ¡Tenemos compañía!
En la distancia, Zero y Teal pudieron ver una pequeña nave aproximándose. Su frente estaba decorada con un enorme y caricaturesco cráneo con ojos rojos. Y entonces, tres figuras saltaron fuera de la nave y empezaron a volar hacia ellos. Se trataba de reploides pequeños y amarillos con aspecto de pájaros, con tornillos enormes en sus cabezas y pies enormes y cuadrados de color naranja. Sus alas eran un cruce entre eso y unas manos, con tres "dedos" en los extremos. Los tres pájaros comenzaron a dispararles a Teal and Zero; y los Hunters se vieron forzados a ponerse a cubierto para evadir las balas.
– ¡Acérquense una vez que aseguremos la carga, J y Two P! ¡¿Entendido?! – dijo uno de los reploides pájaros por el canal de comunicaciones, mientras dos pájaros gemelos seguían en la nave que estaban pilotando. Su sección media era púrpura con gemas de topacio en su cintura, y tenía un parche en el ojo izquierdo. Hablaba con una voz chillona y cómica que traicionaba su naturaleza de criminal.
– ¡Entendido, Capitán! – replicaron dos voces al unísono.
– ¡Muy bien! – El pájaro con el parche miró hacia abajo, a la nave que él y sus dos tripulantes planeaban asaltar. – ¡Primero, a encargarnos de estos sujetos! ¡Después escapamos con el botín! ¿Están listos?
– ¡Sí Capitán, estamos listos! – respondieron los otros pájaros. Uno tenía su sección media coloreada de verde con gemas color rubí y una gorra verde sobre su cabeza con el tornillo asomándose por arriba. El otro la tenía de rojo con gemas esmeraldas y una máscara roja en el rostro.
De vuelta en la nave de carga, Zero contactó a Storm Eagle, cubriéndose del fuego. – ¡Hey, Eagle! – dijo por el canal compartido. – ¡Las fuerzas enemigas ya nos alcanzaron! ¡Están disparando en nuestra dirección!
– Lo sé. – dijo Storm Eagle por el comunicador, todavía en la cubierta de control de la nave. Abrió la puerta de salida, navegando a través de la pequeña nave hasta salir afuera. De inmediato, el ave de presa robótica extendió sus magníficas alas de color azul y violeta, y dio órdenes a sus compañeros. – Zero, mantén la nave en su curso. Teal, tú vendrás al aire conmigo.
La subordinada de Eagle pareció complacida por esto, y un disco redondo de color magenta en su espalda se abrió en dos para desplegar dos piezas alargadas que formaron un par de alas como un planeador. Los propulsores de las alas se encendieron, y con ello Teal y Eagle despegaron hacia el cielo mientras Zero se veía forzado a quedarse atrás en la nave.
Los tres pájaros criminales vieron que tenían compañía, y el que llevaba el parche comenzó a dar órdenes. – ¡Dug! ¡Jake! ¡Encárguense de esos dos! ¡Yo iré por la nave!
– ¡Sí, Capitán! – respondieron los otros dos pájaros, lanzándose hacia Eagle y Teal mientras su capitán iba hacia la nave de carga.
Eagle y Teal abrieron fuego contra ellos, Eagle lanzando su Storm Tornado y Teal transformando las secciones magentas de sus hombros en un par de armas blaster. Dug, el que llevaba la gorra, se lanzó contra Eagle mientras que Jake, el de la máscara, decidió ocuparse de Teal.
– ¿Quiénes son ustedes? – preguntó Eagle a su oponente. – ¡Digan sus intenciones!
– ¿No es obvio? – replicó Dug. – ¡Venimos aquí por su mercancía!
– ¡Sí! ¡Y no nos iremos sin ella! – agregó Jake.
– Será algo difícil con esos brazos tan pequeños. – dijo Teal, sonriendo al ver que el pájaro enmascarado se calentaba de la vergüenza.
– ¡Identifíquense ahora! – ordenó Storm Eagle a los dos pájaros.
– Ok, pero se los advierto. – dijo Dug. – Será la primera...
– ... y última vez que oirán nuestros nombres. – completó Jake, disparando desde las puntas de sus alas hacia Teal.
La Hunter voladora esquivó los disparos mientras Eagle se enfocaba en tratar de derribar a Dug con el Storm Tornado. Mientras tanto, Zero se encontraba en el panel de control de la nave, asegurándose de mantenerla en movimiento hacia su destino, pero pronto sintió que no estaba solo. Y como si fuera una señal, la puerta hacia la habitación fue derribada, y un reploide amarillo con aspecto de pájaro hizo acto de presencia listo para dispararle.
– Manos arriba, y nadie saldrá... – El pájaro con parche se detuvo. – ¡Bah, al diablo con eso! ¡Mejor te mato aquí mismo!
Lanzó unos cuantos disparos, pero Zero se agachó para esquivarlos, y para su gran sorpresa agarró al pájaro más pequeño que él, empujándolo contra la pared.
– De acuerdo, mocoso ¿quién se creen que son ustedes? – gruñó Zero, demandando respuestas.
– ¡¿Mocoso?! ¡Nos construyeron como adultos, muchas gracias! ¡ACK! – Aunque no necesitaba aire, el brazo de Zero estaba ejerciendo presión en su garganta. – ¡Somos los piratas Shitapper, terrores del cielo y saqueadores de fortunas!
– ¿Y cómo es que nunca he escuchado de ustedes? – preguntó Zero sarcásticamente, haciendo enojar al pájaro. – Viendo como te llamaron esos dos, ¿asumo que eres el líder de esta operación?
– ¡Sí! ¡Capitán Bred! – dijo el pájaro con parche, y luego empezó a agitar sus alas, creando una poderosa ráfaga que tomó a Zero por sorpresa y lo forzó a soltar al pequeño pirata.
Y luego, Bred voló en la dirección del Hunter rojo.
Residencia del Dr. Cain , 11:00 am...
Ya había pasado algún tiempo desde la última vez que Sigma estuvo en Arcadia, mucho menos en el hogar del Dr. Cain. Aunque ya fuese el año 21XX, el anciano humano tenía una afinidad por el pasado distante. Los muebles de madera contrastaban enormemente con las versiones más modernas, sin mencionar que resultaban confusos para Sigma, ya que no entendía por qué Cain tendría tanta variedad de reliquias del pasado y textos de culturas y civilizaciones antiguas.
– Ha habido mucha acción últimamente, ¿no lo crees? – preguntó el anciano mientras él y Sigma ingresaban al estudio de Cain.
– Sí, Dr. Cain. – respondió Sigma. – Me duele admitir esto, pero los crímenes de Mavericks han estado yendo en aumento. E incluso con los arrestos recientes, hay mecaniloides que se siguen volviendo violentos.
– Eso es desafortunado. – dijo el Dr. Cain, mirando sus muestras de vida vegetal fosilizadas. Luego se giró para ver a Sigma. – Pero confío en que tú y los Hunters lo mantendrán bajo control. Por cierto, cuéntame, ¿cómo le está yendo a X?
El Maverick Hunter de gran estatura se sorprendió de oír esto, pero respondió. – Hasta donde concierne a sus habilidades y desempeño en el campo de batalla, ha demostrado gran promesa. Pero...
– Pero tiene problemas para jalar el gatillo, ¿verdad? – El Dr. Cain completó la oración por Sigma. El líder Hunter asintió confirmando sus sospechas. – Siempre se preocupa demasiado. Es un rasgo que nunca ha podido superar. Pero por supuesto, es una de sus mejores características.
Sigma estaba confundido. – ¿Un defecto como ese es una característica?
– Los defectos constituyen una buena porción de la personalidad, sea de los humanos o reploides. Incluso el Dr. Light entendió esto cuando sólo había robots. – Sigma se quedaba en silencio mientras el Dr. Cain continuaba. – Pero la programación de un reploide es mucho más fluida y apta para evolucionar y cambiar. Desde luego, si ese es el caso, ¿entonces volverse Maverick es otra característica?
– Pero Doctor. – dijo Sigma. – ¿Por qué razón iba un reploide a volverse Maverick por su propia voluntad?
– "No te delates ahora."
– "Cállate. Estoy teniendo una conversación."
– Por la misma razón que un humano decide romper las leyes de la sociedad. Pero de nuevo, tal vez esto lleve una nueva era. No sólo para los reploides, sino para los humanos.
Sigma se quedó callado por un momento, contemplando lo que deseaba decir, lo que quería expresar.
– "Adelante. Dilo."
El reploide más alto finalmente habló. – Es decir que es como la teoría de la evolución de Darwin. Y tal vez como La Rama Dorada.
Sobre el mar de las Filipinas...
El pájaro estaba a punto de disparar, pero Zero avanzó a una velocidad que sorprendió al pequeño capitán. Tuvo que saltar, aterrizando en el panel de control, y agarró el timón con sus garras. Bred miró hacia Zero con malicia y comenzó a girar el timón, con él haciendo voltear toda la nave.
Desde afuera de la nave, Eagle y Teal notaron que comenzaba a hacer giros muy cerrados y a moverse de manera errática.
– Zero está en problemas. – siseó Storm Eagle, disparando otro tornado en la dirección de Dug, que seguía bombardeándolo con balas de energía desde sus "dedos". – ¡Teal! ¡Vuelve a la nave ahora!
– ¡Pero señor, lo superan en número! – protestó Teal. Él simplemente miró a Dug y Jake, los dos bandos mantenían la mirada el uno en el otro.
– ¡La nave debe llegar a su destino! ¡Ve, es una orden! – gritó Eagle, pero a pesar de su estoicismo, pudo ver la preocupación en sus ojos.
– ¡Sí señor! – respondió Teal, volando hacia la nave. Pero primero... – ¡Oye, enano! ¡Por aquí! ¡Ven por mí!
Jake inmediatamente se puso furioso. ¡¿Cómo se atrevía a mencionar su tamaño?! En ese momento ella echó a volar, haciendo que Jake la persiguiera.
Eagle comenzó a decirle a Teal que se detuviera, pero esta distracción momentánea le permitió a Dug tomar por sorpresa al pájaro gigante, lanzándose en picada y dándole una fuerte patada en el centro de la espalda. Voló a corta distancia pero se recuperó rápidamente. Esta era su batalla, y sólo podía esperar que Zero lograra evitar que Teal terminase matándose.
...
Entretanto, adentro de la nave...
– ¡Idiota! ¡Detente! ¡¿Acaso tienes idea de lo que hay a bordo?! – gritó Zero. Si este estúpido pájaro no se detenía, ¡las armas a bordo podrían detonar!
– ¡Por supuesto que la tengo! – respondió Bred, todavía jugando con el timón. – ¡Mejor entrégalas, o todos caeremos prendidos en llamas!
– Sí te das cuenta que tú también te vas a freír, ¿verdad? – cuestionó Zero.
Bred dejó de moverse, mirando al Hunter rojo con la mayor seriedad. – Nuestro sacrificio valdrá la pena. De una manera u otra, todos nos recordarán. ¡Vamos a pasar a la historia!
De repente, la puerta lateral se abrió de golpe, haciendo volar a Bred fuera del timón y contra la puerta opuesta. El capitán por poco se cayó de la nave, apenas logrando agarrarse del borde en el último segundo. Podía volar, pero tenía que hacer ver esto convincente. Él y su tripulación debían convencer a estos Hunters que eran una amenaza genuina, que no estaban aquí por razones alternativas.
Teal miró a Zero, con una sonrisa en el rostro. – Hola, ¿me extrañaste?
– ¡Bueno, yo sí! – gritó Jake, apareciendo detrás de Teal. – ¡Aún no hemos terminado, señorita!
– ¡Y nosotros tampoco, rubiecito! – gritó Bred, volando hacia la parte superior de la nave.
Zero lo siguió, pero se dirigió hacia Teal antes de ir tras Bred. – ¡Mantén la nave en curso y estable!
– ¡Lo que usted diga, Capitán! – respondió Teal, aunque no pudo decir más ya que Jake saltó hacia ella, todavía furioso por su comentario de "enano".
Bred y Zero llegaron a la cubierta superior de la nave de carga, y Zero tuvo que esforzarse por mantener el balance. Lo primero que este mocoso iba a intentar hacer era hacerlo caer, seguramente. – Y bien, ¿a qué te refieres con pasar a la historia? – preguntó Zero a Bred. – No me digas que ustedes también tienen a un supuesto benefactor.
– ¡Tal vez lo tengamos, tal vez no! – respondió bred. – ¡Pero comoquiera que vayan las cosas, seremos recordados!
– ¿En serio? Porque yo ya me olvidé de tu nombre. – Zero sonrió al ver que el pájaro se ponía furioso. Pero por supuesto, no le sorprendería si empezaba a salir vapor de sus "orejas".
– ¡Ooooh, se acabó! – gritó Bred, y efectivamente echaba vapor. – ¡Te voy a hacer volar! – Comenzó a abrir fuego contra el Hunter rojo, sabiendo que sólo uno de ellos podía volar.
Residencia del Dr. Cain , 11:45 am...
El Dr. Cain no esperaba escuchar eso. Aunque se esperaría una comparación con Darwin en relación al constante desarrollo de la "mente" de un reploide, no se esperaba una referencia a algo que él creía no se relacionaba en absoluto. – ¿La Rama Dorada?
Sigma asintió. – Darwin teorizaba que la evolución ocurre debido a la selección natural. Acorde con él, la evolución es descendencia con modificaciones. Aquellos que logran no sólo sobrevivir a las otras criaturas que las rodean, sino adaptarse y dominar al mundo en el que viven. Ellos serán los que decidan cómo serán las futuras generaciones, y los sobrevivientes de esa generación darán vida a una nueva.
– Bueno, sí, eso es verdad. – respondió Cain. – Y también supongo que se puede comparar a humanos y reploides, ya que ambas especies tienen un ancestro común. Aunque a diferencia de los reploides, el ancestro del hombre es una persona diferente dependiendo de a quién preguntes.
– En efecto. – dijo Sigma estando de acuerdo. – Pero el camino por el que la humanidad y las formas de vida robótica recorrieron para llegar hasta aquí tienen similitudes muy marcadas. En que sólo aquellos con los rasgos más deseables y mejores son los que se alzan para guiar a los que vendrán después.
– Es cierto. – dijo el Dr. Cain. – Pero me da curiosidad cómo se relaciona eso con La Rama Dorada.
– "Ahora es tu oportunidad. Dile lo que realmente piensas."
– La Rama Dorada, en realidad, no es más que una simple rama con hojas doradas. Pero se le asocia más con el poema de Virgilio. – dijo Sigma. – Se usaba metafóricamente en supuestos rituales antiguos. Los adoradores de Diana, la diosa romana con quien se suele asociar la rama. Según algunas fuentes, una persona esclavizada cortaba una rama de un árbol sagrado, y el sacerdote que cuidaba el árbol sería sacrificado. Pero el esclavo entonces tomaría el lugar del sacerdote, y cuando llegara el momento, también recibiría el mismo destino.
El Dr. Cain recordaba haber leído una versión resumida del poema de Virgilio en una ocasión, pero tenía la sensación de que Sigma tenía más que decir. No estaba seguro de a dónde querría ir el reploide con esto, pero aun así lo escuchó con atención.
– Luego está La Rama Dorada: Un Estudio sobre Magia y Religión de Sir James George Frazer. Y en su investigación compilada, ha encontrado muchas similitudes entre varias religiones, tanto modernas como paganas antiguas. Especialmente en cierto tema específico.
– ¿El cuál sería...? – preguntó Cain, tratando de ver a dónde llegaba Sigma.
Sigma notó una mariposa monarca laminada sobre el escritorio del Dr. Cain. La recogió, y miró con sus ojos azules las alas naranjas con patrones negros y blancos. – La historia de la reencarnación.
Sobre el mar de las Filipinas, 12:23 pm...
¡Maldición! ¡Este pequeño mocoso era rápido! Aunque no era demasiado fuerte, eso sólo importaría cuando Zero pudiese ganar la ventaja. Pero hasta que eso sucediera, tendría que seguir soportando a Bred mientras trataba de hacerlo caer de la cubierta.
– ¡¿Qué te parece eso, chico afeminado?! – se reía Bred a carcajadas mientras pasaba volando al lado de Zero, lanzándose en picada y obligándolo a mantenerse bajo. Zero disparó una ráfaga de plasma en la dirección del pájaro, pero el pequeño bastardo simplemente voló fuera del camino. – ¡Admítelo, no eres tan grande y malote fuera de tu elemento, ¿verdad?!
Zero gruñó, pero entonces se le ocurrió una idea. Primero necesitaría algo de información de sus dos camaradas. – ¡Eagle! ¡Teal! ¿Qué ocurre con ustedes?
...
– ¡Oh, no mucho-AUCH! – gritó Teal, desde adentro de la nave. Su cabello estaba en las alas del pirata enmascarado. – ¡Sólo estaba por darle a este mocoso una merecida tunda!
Echó la mano para atrás y cogió al pájaro con máscara por el rostro, lanzándolo contra la pared. El impacto aturdió a Jake, permitiéndole a Teal recuperar el control de la nave. Luego vio el pequeño mapa en el monitor, viendo que su destino marcado ya estaba frente a ellos.
– ¡Señor! – dijo por el comunicador. – ¡Estamos llegando al punto acordado!
Afuera de la nave, Storm Eagle escuchó y registró las palabras de Teal, mientras trataba de contener a Dug. – ¿Cuánto falta?
– ¡Unas quince millas! ¡O ya que estamos fuera de los Estados Unidos, veinticuatro kilómetros! – dijo Teal, bromeando sobre los orígenes norteamericanos de Eagle. – Trataré de mantener la nave en curso, pero este mocoso me lo está dificultando.
Fue entonces que Eagle vio algo en la distancia aproximándose. Era la nave de los piratas. – ¡Teal, mantén la nave en curso! ¡Zero, trata de mantenerte donde estás! – ordenó, y luego vio a Dug volviendo a lanzarse contra él. – Ahora le pondré fin a esto.
Zero se encontraba sobre la cubierta disparándole a Bred, mientras la amenaza enana se las arreglaba para evadir todos sus ataques. Pero en ese punto, el Hunter rojo tuvo una idea, aunque tendría que esperar a que Bred se pusiera a tiro.
– ¿Ya estás cansado? – se burló el capitán. – ¡Pero apenas empezábamos!
Volvió a lanzarse contra Zero de nuevo, listo para disparar una vez que se acercara lo suficiente. Desafortunadamente, eso era lo que Zero estaba esperando: le hundió su buster en el pecho a Bred en el último segundo y disparó a quemarropa. El pájaro salió volando hacia atrás y cayó fuera de la nave, y fuera de la vista. Mientras iba cayendo, Bred vio que Eagle había visto su nave y, con Dug detrás de él, se dirigía directo hacia ella.
J y Two P todavía se encontraban en los controles de la pequeña nave, pero su visión se bio obstruida por un enorme objeto que volaba enfrente de ellos, cuyas enormes y majestuosas alas proyectaban una sombra sobre los gemelos. Y entonces, Dug fue lanzado hacia adelante como una pelota hacia el parabrisas, destruyendo el vidrio y permitiéndole a Storm Eagle observar el interior.
– ¡¿Quién eres tú?! – preguntó Two P, a lo que Eagle simplemente respondió colocando su buster en el panel de control y soltando un poderoso ciclón para que hiciera trizas los circuitos y cables.
Para su horror, Bred escuchó una enorme explosión y vio que su nave acababa de ser destruida. Por suerte, J y Two P parecían estar bien, ya que ambos desplegaron sus paracaídas. Aunque pudiesen volar y no morirían al golpear el agua, la velocidad terminal afectaba cualquier cosa que tuviera peso, incluso a los reploides.
Aun así, ¡estaba furioso, habían perdido su nave! ¡Le iba a arrancar las alas a ese pajarraco y abrirle un nuevo agujero para poner sus huevos, y...!
*¡BEEP! ¡BEEP!*
– ¿Qué diablos? – dijo Bred en voz alta. – ¡¿Ahora quién me llama?! Ah, como sea. – respondió la llamada. – ¡Sí, ¿qué sucede?! ¡Tenemos una situación aquí!
– Retírense.
Bred inmediatamente reconoció la voz, pero no creía que la hubiese escuchado al principio. – ¡Espera, ¿qué?!
– Ya están justo arriba de su destino. Así que no hay necesidad de mantener la charada.
– ¡Pero destruyeron mi nave! – protestó Bred.
– Tu nave rentada. – aclaró la voz. – La nave que apenas habías pintado hace unos días como si fuese la interpretación de un niño de un barco pirata.
El pájaro con parche frunció el cejo. – Pero ellos... – volvió a protestar, pero de nuevo lo interrumpió.
– Retírate. Esta conversación ya terminó. – La conexión se cortó, y Bred se quedó solo, cayendo hacia el mar.
– ¡Maldita sea!
...
A bordo de la nave de carga, Jake seguía peleando contra Teal, que se esforzaba por mantener la nave estable. Ek monitor mostraba que ya habían llegado a su destino, pero no había manera de que pudiesen ir a ninguna parte con estos piratas todavía persiguiéndolos.
Pero entonces, Teal y Jake oyeron un pitido proveniente del pájaro enmascarado.
– ¿Huh? – dijo Jake confundido. Se quitó de encima a Teal, que lo miró confusa mientras contestaba la llamada. – Uh, espera un momento. ¿Sí, qué pasa? – Teal se quedó en silencio, escuchando la conversación. – ¡¿DIJO QUÉ?! – graznó el pájaro furioso. – Pero nosotros... él dijo que... dijiste que... – Jake se encontró incapaz de dar un contra-argumento. – Está bien. Como diga, capitán.
Escapó fuera de la nave a través de la puerta destrozada, abandonando la sala de control. – ¿A dónde va con tanta prisa?
Zero, que seguía en la cubierta superior, vio a Jake mientras escapaba, aunque no se fue sin detenerse por un momento para decirle algo. – ¡No has visto lo último de nosotros! ¡Sólo espera!
Con eso, salió volando, dejando a Zero muy confundido. En ese momento, Eagle vino aproximándose, aterrizando sobre la cubierta no muy lejos del Hunter rubio. – ¿Qué pasa con él? – le preguntó al pájaro gigante.
– Parece que ya entendieron el mensaje y se largaron. – respondió Eagle. – Como sea, ahora que nos encargamos de eso, – voló hacia la cubierta inferior de la nave, mientras Teal lo veía por el parabrisas – aquí es donde la nave debería atracar, ¿correcto?
– Según esto, sí. – respondió Teal, señalando al monitor. – ¿Ahora qué?
Su pregunta fue respondida cuando un enorme objeto comenzó a emerger del agua. Parecía ser un enorme cilindro de metal que se estiraba desde las profundidades desde la superficie. Se hizo más grande hasta que consumió totalmente a la aeronave, cerrando una compuerta de metal. El interior del cilindro se iluminó al encenderse las luces, al parecer para guiar a la aeronave en su camino.
– ¿Y bien? – preguntó Teal a su Comandante.
– Deja que la nave descienda. – ordenó Storm Eagle.
Teal obedeció, lentamente dirigiendo la nave hacia abajo y a través del túnel. Por el camino, el metal de color malva oscuro fue reemplazado por un grueso cristal que mostraba un enorme arrecife de coral lleno de peces tropicales. Sin embargo, no pudieron disfrutar del espectáculo de colores y diferentes especies por mucho tiempo, ya que el oscuro metal reemplazó el vidrio una vez más.
– ¿Cuándo termina esta cosa? – preguntó Teal en voz alta, mientras seguía pilotando la nave.
Y entonces, finalmente, después de un largo tiempo, llegaron a lo que parecía ser otra entrada, o quizás una salida del túnel. De cualquier manera, era el único camino. La nave continuaba su descenso, y la puerta se abrió para dejarla pasar. Debajo había un espacio para aterrizar, permitiéndole a Teal finalmente atracar la nave. Replegó sus alas y salió junto con Zero y Eagle, que bajaron desde la parte superior. Los tres Hunters miraron a su alrededor: este lugar se veía similar al entorno de la pista de despegue, ¿pero por qué estaba en el océano?
– Ah, allí están. – Una puerta se abrió, revelando a Launch Octopus, que tenía sus brazos de cefalópodo cruzados sobre el pecho y el estómago. – Y pensar que el buen doctor se preocupaba de si ustedes llegarían o no. – Su voz claramente sonaba a que estaba molesto de que lo hubieran hecho esperar tanto. – ¿Acaso se toparon con algún problema?
Zero y Eagle se miraron entre ellos, y Teal fue la que decidió responderle a Octopus. – Un poco, pero la carga está intacta. ¿Por qué?
– Oh, por nada, sólo curiosidad. ¿O es que no son capaces de pilotar una nave? Eso me conmociona, considerando que están en la unidad número 7. – Ese comentario hizo que Teal entrecerrara los ojos con rabia. – Como sea, ya que están aquí, debo hacerle saber que la carga ya fue entregada. –
Launch Octopus se giró para marcharse, pero Teal de inmediato le gritó.
– Uh, ¿hola? ¡Espera un minuto! ¿Nos quieres explicar qué es este lugar al menos?
Octopus se giró, como si reflexionara en su pregunta, y con un tentáculo se frotó debajo de la barbilla. – Hm, todavía está en desarrollo, pero supongo que les puedo enseñar. Vengan, los escoltaré.
Les hizo un gesto con uno de sus brazos flexibles para que lo siguieran. Storm Eagle, Teal y Zero echaron a andar, siguiendo a Launch Octopus hacia el interior.
En la residencia del Dr. Cain...
– ¿Reencarnación? – El Dr. Cain pensó en esto. – Sí, de cierta manera, está algo relacionada a la reencarnación.
Sigma asintió. – Cuando Frazer reportó sus hallazgos en 1890, muchos llamaron a su texto una blasfemia debido a involucrar al cristianismo en sus escritos, comparando y encontrando similitudes entre la religión más prominente de su país y la del paganismo.
– "¡Ya, ve al punto de una vez!"
– Pero no se puede negar que la reencarnación es un tema prevalente en todos los sistemas de creencia. Y de cierto modo, incluso en un sistema que muchos asocian con una falta de fe, la evolución también tiene un tema de reencarnación. Los dinosaurios una vez gobernaron el planeta, pero la Tierra cambió drásticamente. – Cain permanecía en silencio, escuchando cada palabra que decía. – Pero incluso tras su extinción, y luego de que el hielo que cubría el planeta se derritió, una nueva Tierra nació, y las criaturas que pudieron adaptarse y sobrevivir a la gran extinción y lo que vino después de ella se convirtieron en los nuevos gobernantes del planeta. Y luego de ellos vino el hombre.
Sigma se quedó callado, como si esperara alguna respuesta del Dr. Cain. – ¿Qué es lo que quieres decirme realmente, Sigma? – preguntó finalmente.
– "Ya bien puedes decirlo. No es como que pueda hacer nada para detenerlo."
– Estoy diciendo que hay un elemento crucial en la reencarnación para que pueda haber un avance o un cambio, ya sea por crecimiento o una transformación completa.
– ¿Y ese es? – preguntó el Dr. Cain, presintiendo cuál sería la respuesta del reploide.
Sigma dejó la mariposa y miró al anciano humano fijamente. – Para que nazca algo nuevo, algo viejo debe morir.
Mar de las Filipinas...
– ¡Esto apesta! – se quejó Jake, golpeando el agua con su ala. – ¡Ahora parecemos una bola de idiotas!
– ¡Esto fue tu idea, Jake! – le espetó J.
– ¡Sí! ¡Tú fuiste el que insistió en que aceptáramos la oferta de ese sujeto! – agregó Two P.
– ¡Bueno, ustedes tampoco se negaron! ¡Ustedes también decidieron seguir el juego!
Dug observaba el argumento entre sus colegas trabajadores del muelle (en realidad no eran piratas en absoluto), pero entonces notó a Bred. – ¿Qué sucede? Probablemente ya deberíamos irnos. El jefe seguramente nos va a despedir, así que tenemos que salir de la ciudad. Ya nunca podremos encontrar trabajo aquí de nuevo, eso es seguro.
Bred se quedó callado, flotando sobre el agua. Todos los pájaros habían activado sus flotadores para no hundirse, pero en ese momento Bred quería dejarse caer en el océano y desaparecer. Cierto, cuando "él" vino a ellos con la oferta de "darles algo de diversión", inmediatamente la aceptaron, pues estaban aburridos de sus vidas trabajando en un muelle. Así que cuando les dieron una nave (que pintaron), les ordenaron molestar a los Hunters que llevaban esas armas hasta llegar a su destino.
Así fue como se formaron los "Piratas Shitapper", aunque no harían su gran entrada hasta que el momento fuese correcto.
– "Vaya gran entrada." – pensó Bred. – "Ahora ¿qué vamos a hacer?"
Inicialmente no quería aceptar la oferta, pero el sujeto que les propuso hacer esto les dijo que no sólo serían recompensados, sino que serían recordados por su contribución en crear un nuevo mundo. Un mundo donde las cosas estuvieran en su lugar, y donde no tendrían que volver a ser simples trabajadores de un muelle. Cierto, ya habían hecho su trabajo, ¿pero ahora qué? "Él" había dicho que todo se arreglaría, pero no sabían cuando sería eso. Y no era como que el Día de la Independencia viniera mañana. Entonces ¿qué iban a hacer ahora?
– ¿Huh? – habló de repente Dug. – Hey, ¿escuchan eso?
Bred no estaba seguro de qué estaban hablando, pero pronto también lo escuchó. De cada uno de los aspirantes a piratas se podía escuchar un pitido agudo.
– ¿Qué es eso? – preguntó Jake. Y entonces el pitido comenzó a acelerar su ritmo, y todos se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo. – ¡Oh no, no es posible!
– ¿Qué cosa? – preguntó J.
Bred miró a su tripulación. – ¿Se acuerdan de esas mejoras que recibimos? – Todos asintieron. – ¡Creo que ahora sé lo que quiso decir con que nos iríamos con una gran explosión!
Base submarina , 1:45 pm...
Cuando los cuatro Hunters finalmente encontraron al doctor, parecía estar colocando algo en el bolsillo de su bata de laboratorio, como un interruptor o detonador. Lo que era y para qué, nadie preguntó pues sólo lo vieron brevemente. Sin embargo, la aparición de los cuatro Hunters sorprendió al humano.
– Doctor. – saludó Launch Octopus al Dr. Fujiwara. – Oh, ¿acaso lo interrumpimos en algo?
– No, para nada. – respondió Fujiwara. – Si ustedes están aquí, significa que la entrega ha sido exitosa. – Miró entonces a Eagle. – La carga está intacta, ¿correcto?
Storm Eagle asintió. – Aunque si me permite, Doctor, ¿qué es este lugar? – preguntó el ave de presa.
– Ah, sí, imaginé que preguntarías. – dijo Fujiwara. El humano y los cuatro reploides se encontraban en una pequeña cámara con forma de domo, con el techo y ventanas de cristal que le daban una vista espectacular del arrecife de coral y la vida marina. – Dado que los incidentes Maverick se han estado incrementando, Sigma y el Dr. Cain están de acuerdo en que la seguridad de la ciudad necesita mejorarse. Pero no sólo eso, sino que debemos estar preparados para cualquier amenaza externa potencial. Después de todo, no es como que sólo puedan venir fuerzas Mavericks desde Arcadia.
Zero, Eagle y Teal entendían esa parte, pero había algo que a Zero no le cuadraba. – Pero ¿por qué tanto secretismo?
Launch Octopus tomó la palabra. – Es complicado, pero tenemos que tomar medidas. Los traje a ustedes aquí con el Dr. Fujiwara en persona porque confío en ustedes. – Él y Fujiwara intercambiaron miradas y asintieron. – Tenemos razones para creer que algunos de los nuestros no tienen los mejores intereses para la humanidad.
– ¿A qué te refieres? – cuestionó Eagle.
Fujiwara se ajustó las gafas antes de hablar. – No hay pruebas, pero algunos de nuestros Hunters podrían haberse vuelto Mavericks.
Residencia del Dr. Cain...
El estudio estaba en total silencio, reploide y humano se miraban fijamente a los ojos. El Dr. Cain finalmente recuperó su voz. – Sí, bueno, supongo que eso es verdad. Aunque hay otros factores que influyen en la reencarnación. No es un proceso instantáneo. – Caminó hacia la puerta mientras mantenía sus ojos en Sigma. – Y cualquiera que sea el caso, ninguna especie o persona puede sobrevivir por su propia cuenta.
Sigma se quedó callado por un momento. – Sí, creo que ya lo he entretenido mucho, Dr. Cain. Lamento haberme ido por una tangente. Ya he gastado mucho de su tiempo.
– Oh no, está bien. He echado de menos nuestras discusiones. – le dijo Cain al reploide.
– Sí, bueno, necesito regresar a Abel City. Me despido, ahora mismo me retiro.
Sigma se dirigió hacia la puerta, y Cain se apartó para permitirle a Sigma pasar. No fue sino hasta que estuvo fuera de la casa que Cain finalmente dijo en voz alta lo que realmente pensaba. – ¿Qué diablos fue eso?
Aunque fuese un medio para mostrarle a Sigma la salida, Cain se había estado moviendo hacia la puerta ya que presentía estar en algún peligro que no podía explicar. Todo lo que Sigma había discutido sobre la evolución, las religiones antiguas y modernas, y la reencarnación incrementaron el pulso del humano y le hacía sudar frío. Durante todo ese tiempo, el anciano se dio cuenta de lo pequeño que era comparado con Sigma y lo vulnerable que estaba. Lo fácil que se le haría al reploide superarlo en fuerza. Y entonces...
– "¡No!" – Cain negó con la cabeza. – "¡No seas ridículo! ¡Sigma nunca haría eso! ¡Tú ayudaste a construirlo! De cierta manera..."
El hombre se regañó a sí mismo, pero finalmente se tranquilizó un poco.
Aun así, no pudo sacudírsela de encima. No podía quitarse esa sensación profunda e instintiva de peligro potencial, de miedo abrumándole la mente y preparándolo para salir huyendo independientemente de escaparía o no. Tal vez sólo se preocupaba por nada, pero esa parte enterrada y salvaje en el cerebro de Cain no lo dejaría olvidar esta conversación en un futuro cercano. Hasta creía que podría atormentarle potencialmente en sus sueños.
Mar de las Filipinas, 12:13 pm...
La nave de carga necesitaba reparaciones, así que Zero, Eagle y Teal serían llevados de regreso a Abel City con un Cruiziler, un mecaniloide con forma de ballena construido para explorar el océano. Por supuesto, dado lo que habían pasado, Teal se preguntaba por qué no podrían haberse llevado uno de estos para ir a la base submarina.
"¡Porque el enemigo atacaría bajo el agua, sin duda! Y en el aire, ustedes pueden volar con espacio mucho más abierto." Eso fue lo que le dijo el Dr. Fujiwara, pero todavía no creía que nada de esto estuviera bien. Y tampoco lo hacían Eagle o Zero.
– ¿Comandante? – dijo entonces, atrayendo la atención de Storm Eagle. – ¿Crees que sea verdad? ¿Que algunos de nosotros podrían ser...?
Eagle cerró los ojos y suspiró. – Eso explicaría mucho. Pero hasta que encontremos alguna prueba definitiva, no podemos hacer mucho al respecto.
Zero se quedó en silencio, pero también pensaba en lo que le habían dicho. Era cierto, ya que desde que el Cuartero Skull había sido arrestado, los incidentes con mecaniloides renegados habían cesado, sólo para volverse un problema de nuevo una semana después. Así que tenía sentido que hubiese un traidor entre ellos. Pero Zero no estaba pensando en quién. No podía ser una sola persona; todo esto era demasiado para que lo hiciera una sola persona o reploide por su cuenta.
Los tres viajaban sobre la superficie del océano, sin saber que acababan de pasar encima de una tumba submarina. Una tumba que consistía en los trozos destrozados y quemados de los reploides pájaros que no tenían ninguna posibilidad de detener lo que estaba pasando.
Centro de detención de Abel City, 1:30 am...
El reploide violeta se sentaba en su celda, con las esposas todavía en sus muñecas y tobillos, mirando hacia el suelo. A pesar de estar confinado, dada la razón por la que estaba aquí, era considerado un "casi Maverick" y mantenido bajo vigilancia estricta.
– ¡Hey! ¡Psst! ¡Hey, tú! – Vile escuchó una voz proveniente de la celda opuesta a la suya en el bloque. Miró para ver a Skip saludándole. – Eres uno de esos Hunters, ¿no? ¿Por qué estás aquí?
Vile no se dignó responder. En eso Dick también habló, su celda estaba justo detrás de la de VIle. – No te molestes, Skip. No ha dicho ni una palabra desde que nos trajeron aquí.
– "¿Qué hay que decir?" – pensó Vile.
– ¿Es cierto eso? – le preguntó Sonie a Eddy, estando ambos en extremos opuestos. – ¿Le disparó a una humana?
– Sí, yo lo vi. – respondió Eddy. – Si no hubiera sido por ese perro, le habría volado la cabeza.
– "Eso no la habría matado." – pensó Vile, apretando sus puños. – "Podría haber vivido con una herida en el hombro. Y a lo mucho le habría rozado la parte superior de la cabeza." – Desde debajo de su casco, sus ojos brillaron de rojo. – "Podría haber acertado ese disparo. Diablos, ¡podría haberlo hecho si no fuera por culpa de X!"
X. El sólo pensar en el Hunter azul lo llenaba de rabia. Él no había hecho nada malo. Sólo estaba actuando como debía hacerlo un Hunter. Después de todo, ¿no era su propósito destruir a los Mavericks? ¡Al diablo con detenerlos! ¡Mejor destruirlos a todos, para no tener que lidiar con ellos después!
– "Además..." – pensó – "sólo era un perro, X. ¡Un maldito y estúpido perro!"
De repente, se dio cuenta que no estaba solo. Y que el bloque se había puesto tenebrosamente callado, incluso a esta hora. Una sombra lo cubrió, proyectada por el sujeto que estaba detrás de la puerta de su celda.
– Oh, eres tú. – dijo Vile con desprecio. – ¿Viniste a disciplinarme en persona?
Esta historia continuará...
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