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Azul vs Rojo


El mundo fuera de la puerta de la estructura seguía muy tranquilo y calmado, pero las mentes de los dos Hunters esperando afuera estaban en completo caos. El Comandante llevaba más de una hora allí dentro, pero no había señal de él.

- ¡Ya no lo soporto! – gritó Glenn girándose. – ¡Tenemos que conseguir ayuda!

Pero antes de irse a ninguna parte, su colega Maverick Hunter lo agarró de la muñeca. – ¡Ni siquiera lo pienses! ¡El Comandante nos dijo que no podemos dejar que nadie más se involucre! – le dijo Ray.

- ¡¿Y eso significa que debamos dejarlo morir?! – argumentó Glenn. – ¡Lleva mucho tiempo allí, y quién sabe lo que ese Maverick podría haberle hecho!

- ¡Estamos hablando del Comandante! – espetó Ray. – ¡Él puede manejar cualquier cosa! ¿Y por qué estás tan seguro de que tiene problemas?

Glenn guardó silencio por un momento antes de volver a hablar. – Tú viste lo que ese sujeto le hizo a Gamma. A todos nuestros amigos. ¡No voy a permitir que le pase lo mismo al Comandante! – Retiró su mano bruscamente del agarre de Ray y salió corriendo, dejando a Ray solo en la enorme extensión de tierra yerma. – Comandante... – dijo en voz alta, corriendo tan rápido como podían llevarlo sus piernas. Y aunque pudiera exceder por mucho la velocidad de un humano, tenía miedo de que eso no fuera lo suficientemente rápido.

Y si el Comandante llegaba a caer, todos ellos estarían condenados.

Sitio de excavación...

Él tenía que estar allí. Lo estaba matando al no poder ir, pero cada vez que X pensaba que había hecho acopio de valor, se acordaba del anciano humano que estaba protegiendo. X había pasado todo el tiempo paseándose de un lado a otro por todo el sitio y se había quedado despierto toda la noche, incapaz siquiera de pensar en dormir. Y aunque le había dicho al anciano que lo hiciera, el Dr. Cain tampoco podía dormir, por lo que se quedó despierto junto con el reploide azul. Pero ahora, claramente el cansancio estaba pasándole factura al humano. Sus ojos le pesaban y cabeceaba cuando el sueño casi lograba apoderarse de él.

- Tiene que volver a la tienda y descansar. – le dijo X a Cain, sintiéndose muy similar a Roll. – Quedarse despierto tan tarde no será bueno para usted.

- Sí, lo sé. – replicó el Dr. Cain, y le colocó una mano en el hombro a X. – Sigma está con ellos. No hay nada de qué preocuparse.

X bajó la mirada hacia el suelo. Deseaba poder creer que su hermana volvería sana y salva, y que el sujeto que se la llevó sería encarcelado. Sin embargo, el que el líder de los Maverick Hunters ahora estuviese involucrado en el rescate de Roll no le ofrecía mucho confort. Había demasiados detalles sobre este Maverick rojo que no sabía, y todavía creía que había mucho más que lo que Ray, Glenn e incluso Sigma le habían dicho. Y esto sólo alimentaba más su ya de por sí intensa ansiedad.

- ¡Hey! ¡Ayuda! – gritó una voz desde lejos, lo que de inmediato atrajo la atención del reploide azul. Para su gran shock, vio que se trataba de Glenn que venía corriendo hacia ellos y claramente en pánico. Se detuvo, teniendo que dejar que sus ventiladores enfriaran sus sistemas. – A-ayuda. Tienes... que ayudarme. – dijo jadeando.

- Whoa, espera, más despacio. – le dijo el Dr. Cain al Hunter, acercándose a él. – ¿Qué está sucediendo? ¿Por qué necesitas ayuda?

- ¿Dónde está Roll? – intercedió X. – ¿Dónde está? ¿Acaso la viste? ¿Está herida? ¿Por qué no está conmigo?

- No lo sé. – confesó Glenn. – Pero no creo que sea la única que está en problemas.

- ¿A qué te refieres? – preguntó el Dr. Cain. – ¿Tu compañero está bien? ¿Sigma está bien?

- ¡No lo sé! – gritó Glenn. – ¡La verdad no lo sé! ¡Ray no quiere admitirlo, pero yo creo que sucedió algo allí dentro! Creo que... – se detuvo por un momento – ... podría estar en peligro.

¿Peligro? ¿Qué clase de peligro? Mejor todavía, ¿qué podría representar una amenaza para Sigma? ¡Había sido construido con los sistemas y habilidades en combate más avanzadas! ¿Cómo podría alguien como él estar en peligro? Mejor todavía, a juzgar por los temblores de Glenn, ¿estaba en grave peligro?

- Eres Glenn, ¿verdad? – preguntó X. Glenn asintió en respuesta, y tanto él como el Dr. Cain lo miraron como si no esperasen que hablara. – De acuerdo, ¿en qué dirección se fue ese Maverick?

Glenn señaló hacia la dirección por la que vino. – Por allá, ¿por qué?

- ¿Podrías hacerme un favor? Quédate aquí con el Dr. Cain. – pidió X. Luego miró en la dirección hacia donde fue el secuestrador de su hermana, y comenzó a caminar alejándose de ambos.

- ¡E-espera! – llamó Glenn. – ¡¿A dónde vas?!

X se detuvo y miró por encima del hombro. – Voy a encargarme de esto.

Locación desconocida...

Si no iba a matarla antes, ¡con toda certeza ahora sí lo haría! Roll no tenía idea de a dónde iba, presa del pánico y el terror al punto que le desorientaban su brújula interna, pero tenía que seguir corriendo. Tenía que seguir en movimiento; de lo contrario él la atraparía.

- "¡Por favor, no!" – pensó, pero en lugar de su propia voz, era la de una niña pequeña. De su yo más joven...

...

- ¡Por favor, no! ¡No tienes que hacer esto! ¡No tienes que pelear con él! – suplicaba.

- ¡Encuentra al Profesor! ¡Sácalo de aquí! – La voz de Proto Man resonaba en su procesador. – ¡Vete con él y salgan de aquí!

- ¡No! ¡No dejaré aquí a Mega Man! – argumentó ella. Aunque no podía verlo, sabía que el otro robot le lanzaba una mirada fulminante debajo de su grueso visor.

- ¡No le harás ningún bien a nadie estando muerta! ¡¿Qué sentido tiene quedarte para que te maten?! ¡No hay nada que puedas hacer!

...

- "Nada que puedas hacer. Nada que puedas hacer. Nada..."

Roll se detuvo por un momento, ocultándose detrás de un gran pilar. Afortunadamente, al espiar por ambas esquinas el Maverick rojo no estaba a la vista por ninguna parte. Con todo, eso no significaba que podía relajarse. ¡Todavía tenía que escapar de allí! ¡¿En qué estaba pensando al arrojarle esa piedra?! ¡Debió haberse quedado quieta y tratado de escapar mientras ese Maverick seguía distraído!

Y entonces, Roll se sintió asqueada consigo misma, al recordar el estado al que había sido reducido Sigma. Sabía que arrojar esa piedra era una estupidez, ¡pero no podía permitirse dejar morir a alguien frente a sus ojos!

- "¡¿Pero eso de qué sirvió?!" – pensó, pateándose mentalmente por haber sido tan estúpida. – "¡Ahora por mi culpa los dos vamos a morir!"

Roll no pudo más que lamentarse, sosteniendo su cabeza entre sus manos. Cuando ese Maverick hubiera terminado con ella, seguro volvería al sitio de excavación. Y esos otros dos Hunters... el Dr. Cain... se cubrió la boca, conteniendo un grito ahogado. ¡X!

¡Tenía que salir de aquí! ¡Tenía que ir a buscar ayuda, o si no, tratar de volver para advertirles a todos! ¡Si este Maverick era capaz de hacer lo que vio con Sigma, ¿quién sabría de qué sería capaz si llegaba a tener contacto con los humanos?! ¡¿ Y qué pasaría con su hermano?! Roll volvió a espiar por la esquina, y al no ver moros en la costa, saldría corriendo. Empezó a mover los pies, pero al empezar a correr, sintió que una mano volvía a sujetarle la muñeca.

Afuera...

El abrumador silencio se vio roto por el sonido de pasos acercándose, alertándole a Ray que ya no se encontraba solo. Girándose, estuvo a punto de desenfundar su arma, pero se detuvo al ver quién se aproximaba.

- ¡¿Tú?! – exclamó Ray, sorprendido de ver que X había venido. – ¡¿Qué estás haciendo aquí?!

X miró hacia la entrada de la estructura construida dentro de la montaña. Sus normalmente gentiles ojos observaban intensamente el pequeño espacio creado por la puerta abierta. – Estoy aquí para ayudar. Además, es mi hermana la que está allí dentro. Debería haber venido en el momento en que se la llevaron.

- Tu deber era quedarte con el Dr. Cain. – le recordó Ray al reploide azul. – Sólo te estás poniendo en riesgo.

- Glenn está con él. – respondió X. – Y tendrás que perdonarme, pero voy a entrar allí, independientemente de las órdenes de Sigma.

- ¡No puedes! – protestó Ray, bloqueando el camino de X. – ¡Él no quiere que te involucres! ¡Las órdenes del Comandante son...!

- ¿Más importantes para ti que su vida? – lo interrumpió X. Ray se sorprendió al escuchar lo agresiva que sonaba su voz. – ¡Ya bien podría estar muerto o a punto de morir allí dentro! Si sigue con vida, ¿no sería tu deber tratar de salvarlo? ¡Y no se te olvide que no es el único que está en peligro potencial! – X se le acercó de frente a Ray para asegurarse de dejar claro su punto. – Así que a menos que quieras venir conmigo, te sugiero que no me estorbes.

Ray no tuvo ni oportunidad de moverse o rehusarse a hacerlo, ya que X lo apartó de un empujón. El reploide azul se apresuró a ir hacia la masiva puerta.

Momentos después, X había llegado a la estructura y entrado en ella, con sus ojos verdes escaneando el área en busca de cualquier señal de su hermana o de Sigma. O incluso de ese Maverick rojo. Continuó su camino, tratando de mantener sus pasos lo menos ruidosos posible mientras caminaba rápido. Se sentía tentado a llamar a Roll o al líder de los Hunters, pero se contuvo, ya que podría darle su ubicación al Maverick o poner a otros en mayor peligro.

De repente, escuchó un gemido bajo, y cautelosamente se acercó hacia el ruido para encontrarse con un reploide que había perdido un brazo en el suelo, severamente dañado y que aparentemente no podía moverse.

- ¡Sigma! – X jadeó al verlo, y corrió hacia él antes de arrodillarse para inspeccionar sus heridas. – "¡Parece como si lo hubiesen estado despedazando con garras y dientes!" – pensó X, perturbado por las muestras de tal barbarismo. – Sigma, ¿puedes oírme? ¿Sigma? – La máquina más alta gruñó algo, pero X no alcanzó a entenderle. – Mira, no hables. Voy a sacarte de aquí, y también a Roll.

Fue entonces que la atención de X se dirigió hacia la oscuridad, lejos del líder Hunter caído. Sus ojos verdes se ensancharon de horror a lo que sus audio-receptores estaban captando.

Roll todavía seguía con vida, pero X no podía estar segura de cuánto más lo estaría, especialmente ya que sus gritos estaban resonando por toda la misteriosa estructura.

...

- ¡No! – gritaba Roll, mientras su captor la arrastraba hacia la pared. Luego la soltó, y la reploide del lazo trastabilló antes que su rostro chocara contra la pared que tenía detrás.

Se levantó de nuevo, pero no tuvo oportunidad de reaccionar ya que el Red Maverick rojo la levantó de donde estaba para empujarla contra la pared. La agarró por la muñeca y la sostuvo firmemente, a lo que Roll trató de golpearlo con su otro brazo, pero él simplemente lo detuvo antes que lo alcanzara.

- ¡A-Ah! – gruñó ella, sintiendo que el Maverick apretaba su agarre. La levantó del suelo, y Roll comenzó a patear tratando de obligarlo a soltarla. Pero no sirvió de nada; él era demasiado fuerte para ella. Pese a su incapacidad de llorar, sus ojos se abrieron de par en par, mostrándose vidriosos y llenos de miedo. – Ayúdame, Rock. – murmuró quedamente, dejando de patear al saber que era inútil. – Por favor... que alguien me ayude...

Esto era todo. Iba a morir aquí. Este demonio cornudo iba a destrozarla pieza por pieza. Y no podría hacer nada al respecto.

- "No hay nada que puedas hacer."

El Maverick rojo se detuvo, todavía sosteniendo a su cautiva. Roll cerró los ojos, aguardando su muerte, pero no pasó nada. Estaba temblando, incapaz de soportar el suspenso. Y entonces, abrió un ojo, viendo que el Maverick rojo parecía sorprendido por su reacción. Como si él fuese el que estaba confundido por el terror de la otra reploide.

- Tú... – dijo Roll con la voz quebrada. – ¿B-bueno? ¿Qué estás esperando? ¿No vas a...? – No quería decirlo, pero si iba a suceder, mejor que lo hiciera rápido. – ¿O es que vas a hacerme suplicar? ¿Quieres atormentarme todavía más? ¡Qué cruel eres!

Él se acercó más a ella. Roll desvió la mirada, cerrando los ojos con fuerza y temblando. Tenía la oportunidad perfecta para acabar con ella. No había nada ni nadie que pudiese detenerlo. Entonces ¿por qué? ¿Por qué no la estaba masacrando como lo hizo con Sigma? ¿Por qué? ¡¿Por qué?!

- ¡Solo hazlo, maldición! ¡Hazlo de una vez!

Su única respuesta fue el silencio. Y no mucho después, sintió que el agarre de su captor se aflojaba. Todavía la estaba sujetando contra la pared, pero ya no la presionaba con tanta fuerza. Roll abrió sus ojos y vio que la expresión del reploide de cabello largo permanecía neutral. No aparentaba estar furioso con ella por lanzarle aquella piedra, pero sus ojos le daban escalofríos. ¿De verdad no tenía intenciones de matarla? Y si no era así, ¿por qué esperaba tanto?

Tal vez no quería no perder tiempo con ella e ir de vuelta con Sigma, ya que él estaba explícitamente modificado para el combate. Ella estaba construida de materiales baratos que podrían fácilmente ser arrancados fuera de ella. Así que ¿qué estaba esperando?

- "¿Quién demonios ERES tú?" – pensó y estuvo a punto de hablar...

BOOM!*

Solo para que sus palabras se convirtieran en un grito, pues un disparo de energía vino desde atrás, pasando peligrosamente muy cerca de su captor, pero fallando por pocos centímetros. El punto donde la ráfaga de plasma había golpeado quedó negro y echando humo, ya que había sido disparado a corta distancia. El Maverick rojo y Roll se dieron la vuelta para ver a X de pie a pocos metros, y su cañón Buster echaba humo también por el disparo que acababa de lanzar.

- ¡X! – exclamó Roll, y el miedo que tenía por sí misma fue reemplazado por miedo por su hermano.

- ¡Aléjate de ella! – gritó X. Roll se sorprendió por la ferocidad y agresividad que estaba demostrando.

- ¡X, no! – gritó ella. – ¡Tienes que salir de aquí! ¡Está demente! ¡Te va a matar!

El Maverick rojo le dio la espalda a Roll, encarando al reploide azul que acababa de dispararle.

- ¡Te dije que te alejaras de ella! – ordenó X, rezando silenciosamente por haber logrado atraer la atención de este criminal hacia sí mismo y alejarlo de su hermana. El Maverick dejó a Roll y comenzó a caminar hacia él – "Sí, así es. Mantén tus ojos en mí."

Pero cuando el otro reploide masculino parecía poder acercarse, se detuvo. X tuvo que admitir que esos ojos azules y gélidos eran muy intimidatorios, pero no retrocedió. ¿Qué estaba planeando este sujeto?

Ambos, X y Roll, lo descubrirían en cuanto el Maverick rojo extendió su brazo izquierdo. El metal rojo de su brazo se vio envuelto en una luz blanca por unos breves segundos antes de que algo totalmente nuevo tomase su lugar. En lugar de una mano estaba el barril blanco de un cañón. Un cañón que residía en el interior de un antebrazo ligeramente más grande de color rojo y blanco.

- "Un Buster." – pensaron ambos hermanos Light. – "También tiene un Buster."

Ninguno de los dos podía decir si era por miedo, asombro, o una extraña mezcla de ambas cosas. Pero en el segundo que vio una pequeña luz blanca comenzando a desarrollarse desde adentro de la oscuridad del barril, X supo que no había otra forma de salir de esto.

Este reploide tenía que ser detenida.

El Maverick rojo liberó una poderosa ráfaga de plasma que rebosaba de energía azul y dorada. X rodó fuera del camino justo a tiempo para lanzar unos cuantos disparos propios. Para el shock tanto de X como Roll, el Maverick rojo desvió los disparos como si no fuesen más que objetos que le causaban molestias. El renegado rojo y de cabello largo corrió hacia X, aparentemente decidiendo un acercamiento más físico. X se agachó y corrió hacia un lado, lanzando un disparo recargado en la dirección del Maverick. En lugar de desviarlo, se agachó debajo de él, lanzando un disparo propio hacia la dirección de X.

- "De acuerdo." – pensó X. – "Parece que no tiene muchas ganas de recibir algo como eso."

Con eso en mente, el reploide azul comenzó a recargar sus disparos y lanzarlos, tratando de mantener su distancia entre él y el Maverick rojo. Su oponente le disparó, y él le respondió de la misma manera, cubriéndose detrás de una computadora vieja y destrozada. Dicha máquina rápidamente explotó, robándole a X el refugio que estaba usando. X saltó afuera y lanzó otro disparo cargado, esta vez logrando impactar al Maverick.

El reploide de pelo largo soltó un grito de dolor mientras se agarraba el abdomen (donde le impactó el disparo). Oleadas de choques eléctricos y quemaduras intensas por todo su sistema hicieron que el Maverick se diera cuenta que no podía perder el tiempo con esta amenaza azul: tendría que deshacerse primero de ese Buster. O al menos, asegurarse que no era más un problema.

Avanzó hacia adelante a increíble velocidad, esquivando los disparos de X mientras viraba de izquierda a derecha, acercándose más y más al reploide azul. Y entonces, justo antes que X pudiera lanzar otro disparo cargado, un puño cerrado golpeó su cara. El impacto lo mandó a volar hacia atrás, revolcándose por el suelo hasta que se detuvo. X no tuvo tiempo de recuperarse, pues cuando pudo mirar de nuevo, vio al Maverick parado encima de él, listo para darle otro golpe. X se rodó fuera del camino a pocos segundos antes que su cara fuese aplastada, dejando que el piso sirviera de substituto. El puño del Maverick forzó al piso a rendirse ante su fuerza, creando un pequeño agujero abajo.

- ¡X! – gritó Roll, a punto de correr hacia su hermano, pero el reploide de ojos verdes la vio aproximarse.

- ¡No, Roll! ¡No te acerques! ¡Vete de aquí! – le urgió X. Esta momentánea distracción le permitió al Maverick coger a X por la garganta y lanzarlo contra una viga de acero como si fuera un muñeco de trapo.

Antes de poder hacerlo por su cuenta, X fue levantado por la fuerza por su agresor y lanzado contra la viga, antes de empezar a recibir una serie de golpes hacia las áreas vulnerables construidas en su cuerpo. Luego volvieron a agarrarlo por la garganta, y el Maverick lo levantó sosteniéndolo con su fuerza, para luego levantar su Buster hacia la cara de X.

Los receptores ópticos verdes del otro reploide se abrieron ante la terrible comprensión al ver la pequeña luz blanca. El Maverick no había disparado su arma de inmediato, sino que permitió que la energía se acumulara lentamente, haciendo que la luz y la energía se fuera acercando hacia el rostro de X. Era muy claro lo que su oponente estaba planeando, y a menos que lo detuviera, sería su fin.

Todos ellos estarían acabados.

Y fue entonces que X se dio cuenta; aunque no podía evitar que su agresor le disparara, la energía de su Buster estaba desesperada por escapar escape. Pero quizás podría salvarse de que le volaran la cara. Tenía que actuar rápido, cargar su propio Buster lo más pronto posible. La energía comenzó a acumularse lentamente, ya que no estaba acostumbrado a generar tanta en tan poco tiempo. Sin embargo, X desconectó el seguro y continuó acumulando más y más poder. Sería arriesgado, y posiblemente se arriesgaría a recibir daño él mismo, pero no tenía otra forma de salir de esto.

- ¡Agáchate! – le gritó X a su hermana, apenas a momentos de liberar todo lo que había acumulado dentro de su Buster. – ¡Sólo puedo disparar en esta dirección!

- ¡X! – gritó Roll, tratando de acercarse al reploide azul.

- ¡CÚBRETE! – exclamó cuando ya no pudo contenerlo más.

Los ojos de Roll se encogieron del terror y del asombro cuando la energía de los Busters tanto del Maverick como de su hermano colisionó. La combinación de plasma que resultó iba directamente hacia ella.

...

- ¡Diablos, Glenn! ¡TENÍAS que ir de chismoso, ¿verdad?!

Afuera de la estructura, Ray siseaba furioso, maldiciéndose a sí mismo por haber dejado que su compañero escapara. También se maldijo por no evitar que ese idiota azul entrara allí. ¿Y quién sabría si él, el Maverick rojo o el rehén todavía seguían con vida? ¿Si el Comandante seguiría con vida? Por todo lo que Ray sabía, ese Maverick podría haberse llevado a la reploide específicamente al Comandante aquí para acabar con él. No le sorprendería si ese hubiera sido el plan desde el principio.

- "¡Si ese es el caso, supongo que tendré que ir adentro por ti también, bastardo rojo!"

Sin embargo, sus planes de entrar se vieron truncados cuando se escuchó (y sintió) una fuerte explosión desde adentro de la estructura en la montaña. Una luz cegadora destelló adentro por unos breves instantes, y de repente todo volvió a ser quietud. Ray tuvo que volver a levantarse del suelo, ya que se había caído por la sacudida, y miró en la dirección en la que entraron X y su Comandante.

- ¡¿Q-qué demonios?!

...

De vuelta adentro, Sigma volvió a recobrar la conciencia por el eco reverberante de una explosión masiva de energía. Conocía el sonido de una descarga de Buster mejor que nadie, incluso sin poseer uno propio. Sigma gimió de dolor, frotándose su severamente dañado ojo derecho e incapaz de enfocarse para tener una imagen clara del mundo exterior. El izquierdo todavía funcionaba, pero ese Maverick rojo le había dejado marcas en la superficie, por lo que había algo de distorsión.

- "¿Qué... qué pasó?" – pensó Sigma, tratando de levantarse hasta poder sostenerse con su mano y rodillas. De repente, sintió fluidos subiéndose hacia su garganta, y un chorro de líquido rojo bajo por su prominente barbilla antes de toser un pequeño charco.

Sí, por fin todo empezaba a regresar a él. Ese Maverick rojo, él le hizo esto.

- "Maldito bastardo..."

Sigma se puso de pie de nuevo, aunque tuvo que usar la pared que tenía al lado para sostenerse. Una vez que pudo estabilizarse, el reploide caminó lentamente hacia la dirección donde escuchó aquella explosión. Ese Maverick sin duda debía ser el responsable, de una forma u otra.

Y él se encargaría de hacerle pagar por todo esto.

...

En ese momento ella recuperó su vista. La oscuridad iba disminuyendo poco a poco mientras ella intentaba levantarse para mirar a su alrededor. El disparo combinado de X y el Maverick había causado un enorme agujero en el muro, apenas a pocos metros de donde ella estaba ahora. Pero su principal preocupación era por su hermano, a quién comenzó a buscar hasta que lo vio a poca distancia. Estaba tendido en el suelo, y su Buster echaba humo y estaba dañado, con grietas en el cañón. Ya estaba a punto de ir hacia él, pero se detuvo al ver al Maverick rojo caminando en la misma dirección, aunque cojeando ligeramente.

También él había recibido daño por la violenta reacción de ambos disparos cargados, y su propio Buster mostraba grietas y signos de daño. Entretanto los sistemas de X habían vuelto a estar en línea, y se puso en alerta al ver que el reploide de pelo largo, de alguna manera, todavía no había caído. X volvió a levantarse, pero recibió un puñetazo en el estómago y se golpeó de cabeza contra una viga de acero. Luego sintió que lo agarraban por detrás de la cabeza y comenzaron a azotarlo repetidamente, con cada impacto incrementando su fuerza. Finalmente, tras un largo rato, el Maverick rojo dejó caer a X al suelo, y el reploide azul tuvo que abrir sus ventilaciones para poder enfriar el intenso calor en su cuerpo.

Sus sistemas se habían puesto en modo sobremarcha para mantenerlo andando, pero se estaban debilitando más y más. Finalmente trató de levantarse, pero una bota roja le pisó el pecho, manteniéndolo en el suelo. X alzó la vista para encontrarse con el Maverick rojo encima de él, sonriendo triunfantemente. Luego alargó la mano, directo hacia la gema roja en el casco de X: un pasaje directo hacia la cavidad cerebral y todo lo demás. Inmediatamente comenzó a ejercer una enorme presión sobre la gema, y X no pudo contener el grito de agonía de esa aguda sensación.

Toda su frente se sentía como si se la estuvieran perforando. En solo unos momentos su agresor atravesaría el cristal, y tendría acceso total para arrancarle todo lo que pudiera alcanzar.

- R-Roll... – dijo X con la voz temblorosa. – V-ve con Sigma... ¡y salgan de aquí!

- ¡No! – protestó Roll de inmediato. – ¡No te dejaré!

- ¡No hay tiempo! ¡GAH! – aulló X, uno de los dedos del Maverick acababa de atravesar por un pequeño agujero que creó en la gema. Acababa de enterrarlo en la cabeza de X, arañando la superficie de la coraza de plata debajo la piel sintética que protegía sus sistemas operativos. – ¡No hay nada que puedas hacer por mí! ¡VETE!

Nada que puedas hacer...

- No... – Roll negó con la cabeza, queriendo correr hacia su hermano, pero sabía que eso no le haría ningún bien. – No... – No había nada que pudiera hacer para salvarlo. No había nada que pudiera hacer para evitar lo que iba a suceder. Entonces, vio como el Maverick rojo alzaba su mano derecha, a punto de hundirla en el pequeño espacio de la gema roja. – ¡NOOOOO!

...

- ¡Pagarás por lo que has hecho! – rugió la voz joven, temblando y llena de furia pese a su "edad". El chico de armadura azul corrió hacia la figura roja más alta, lanzando disparo tras disparo en su dirección.

Desafortunadamente, a pesar de sus esfuerzos, no pudo superar al otro robot. El niño azul se esforzaba por volver a levantarse, listo para volver a disparar, pero él sabía que sería inútil.

Pero la muerte que esperaba nunca vino, ya que su agresor se topó con alguien más. Alguien a quien ambos habían visto antes, pero que sólo ahora podrían ver en acción.

...

De repente, justo cuando el dedo del Maverick comenzaba a atravesar la superficie de la cavidad cerebral, sus ojos azules quedaron deslumbrados por el resplandor de la gema roja. Aunque el destello lo cegó momentáneamente, saltó hacia atrás, quitándole la bota de encima a X. Esto le permitió levantarse, y el resplandor se apagó cuando finalmente lo hizo. Lo que acababa de suceder, ni X ni el Maverick, ni siquiera Roll, tenían idea de lo que fue, pero el reploide azul se encontró de pronto golpeado por una poderosa sensación de familiaridad.

- "Nacido." – Escuchó una voz dentro de su mente. No le pertenecía al niño azul, sino a otro. No podía encajar un rostro con la voz, pero lo que dijo le hizo darse cuenta de lo que tenía que hacer. – "Nacido por el solo propósito de destruir el mal." – Los ojos verdes de X se quedaron fijos en el Maverick. – "¡La energía maligna!"

...

Había recibido más daño del que imaginaba. Ciertamente, había estado bajo de energía, pero a pesar de eso había podido superar en poder a aquel reploide más alto que él. Y habría acabado con él, de no ser por la intervención de "ella". Y aunque no le gustó exactamente que le hubieran arrojado una piedra, no tenía sentido matarla. No quería volver a destruirla. Pero si no se deshacía de este intruso azul, nunca tendría la oportunidad de hacer mucho ¡pues su oponente ya parecía listo para acabarlo!

Muy bien, si eso era lo que quería, entonces se lo daría. Mejor aún, ¡el Maverick iría directo a él!

El reploide de cabello largo se lanzó de frente, con el puño preparado, pero X maniobró hacia su izquierda y le conectó un uppercut por debajo de la quijada a su agresor. Esto mandó al Maverick rojo dando tumbos hacia atrás, permitiéndole al que antes fue su víctima devolverle el favor. Un puño blanco se hundió en su estómago, y el Maverick no tuvo tiempo de reaccionar cuando un segundo puño lo tiró al piso, aterrizando de cara. Sin embargo, se recuperó rápidamente y volvió a ponerse de pie de un empujón y pasó dando una voltereta sobre la cabeza de X. Este no tuvo tiempo de reaccionar a la rápida patada que le lanzaron por la espalda, enviándolo hacia una pared cercana.

...

Sigma vio que X tuvo que agacharse para evadir una segunda patada, que el Maverick rojo ejecutó luego de dar un enorme salto hacia el otro reploide. Al ver que no golpeó nada, el agresor de X volvió a correr hacia él de nuevo, pero Sigma vio que X esquivaba los ataques del Maverick en lugar de devolvérselos. Seguro, no era que fallase cada golpe que le daba, pero cuando tenía la oportunidad de atacar, no lo hacía.

- "¡¿Qué diablos estás haciendo, idiota?!" – pensó el líder Hunter, notando que la rehén se había quedado parada observando la escena, al parecer dividida entre intervenir o no.

Si ese tonto azul no iba a actuar, ¡él lo haría!

...

- Pelea. – murmuró Roll. – ¡Pelea, tienes que pelear! – Estaba agitando sus puños, deseando no tener otra cosa que la fuerza para poder apalear a la bestia que se atrevió a ponerle las manos encima a su hermano. Pero, aun así, X se rehusaba a atacarlo. – ¡X, por favor! ¡¿Qué estás haciendo?!

Y entonces, vio cómo el Maverick rojo agarraba a su hermano por la garganta, levantándolo del suelo. El Maverick entonces comenzó a tratar de remover las placas pectorales de X, con la intención de abrirle el pecho y llegar a su núcleo. Aunque corriera hacia él, Roll sabía que solo retrasaría lo inevitable. No podía hacer nada.

- "No hay nada que puedas hacer."

Sin embargo, fue entonces que tanto ella como Sigma fueron testigos de algo que ninguno de ellos se esperaba.

La mano izquierda de X comenzó a brillar, de manera tenue al principio, pero comenzó a volverse más intensa en cuestión de segundos. Era muy brillante, y una luz de verde marino comenzó a consumir toda la extremidad. Y luego, X alzó su brillante mano y la hundió directo sobre la gema triangular azul sobre la frente del Maverick rojo. A diferencia de su oponente, X no aplicó tanta presión en el cristal, pero a juzgar por la reacción del Maverick no tuvo necesidad de hacerlo. Inmediatamente soltó un agonizante grito de dolor como si estuviese quemándose vivo desde adentro.

Y en cierto sentido, aunque nadie podría haberlo sabido, eso era exactamente lo que pasaba.

...

Había estado durmiente durante demasiado tiempo. Demasiado tiempo aislado del mundo, pero justo ahora se daba cuenta que ese breve período de libertad llegaría a su final si no hacía nada rápido. El ser de energía que acababa de entrar al cuerpo de su anfitrión ¡estaba haciéndolo deteriorarse molécula por molécula! Cierto, podría utilizar a este reploide para quitárselo de encima y escapar, ¡pero su debilidad había sido descubierta! ¡Y ahora, aquel que tenía los medios para matarlo sin duda perseguiría a su anfitrión hasta los confines del mundo!

¡Tenía que hacer algo!

...

La mano de X dejó de brillar, y el Maverick rojo lo soltó, sujetándose su cabeza y aullando mientras un fuego ardiente e incontrolable que consumía toda su cavidad cerebral, viajando por todos sus sistemas. Y luego, tras un momento, el Maverick rojo cayó de rodillas, con su sistema de ventilación desesperadamente tratando de expulsar el abrasador calor de su cuerpo.

- ¡Acábalo, X! – gritó Roll. – ¡Hazlo ahora!

X mantuvo sus ojos verdes fijos en el Maverick rojo, esperando que hiciera el siguiente movimiento. No estaba en condición para continuar peleando por mucho tiempo más, pero X tampoco lo estaba. Si seguían así, se volvía muy real la posibilidad de que ninguno de los dos saliera de aquí con vida. El Maverick miró a X, con sus ojos azules mirando intensamente a los verdes del otro, pero hubo un cambio muy sutil en ellos. Cierto, todavía había algo de agresión e indisposición a admitir la derrota, pero notó que había algo más desde que envió esa extraña descarga de energía a través de la gema del Maverick.

Casi como si acabara de reconocer al reploide azul tras un tiempo inconmensurable.

Fue entonces que los rasgos del Maverick comenzaron a suavizarse, sus ojos se abrieron con curiosidad y reconocimiento. El reploide de pelo largo comenzó a aproximarse a X, pero sus pasos eran lentos y pausados, tratando de seguir a pesar del daño sufrido. X se preparó por si necesitaba pelear sólo un poco más, pero, para su sorpresa, parecía que el Maverick ya no tenía nada de eso en mente.

- "¿Qué está haciendo?" – pensó X. Se sintió tentado a preguntarle, pero luego se recordó a sí mismo que podría tratarse de una trampa. Con todo, a pesar de que sus componentes lógicos le ordenaban ponerle fin al Maverick rojo, X no podía evitar sentir dudas.

Y entonces, de pronto se encontró siendo golpeado por otra sensación de deja vu. – Tú... yo... te conozco.

Roll no estaba segura de qué significaba esto, pero quienquiera que fuese el robot o reploide a quien este Maverick le recordaba a su hermano no importaba. – "¿Qué estás esperando?" –suplicaba mentalmente. – "¡Hazlo ya!"

Antes que X pudiese avanzar hacia el Maverick rojo para darle el golpe de gracia, vio un destello brillante desde dentro de la gema azul. Era un símbolo angular que al principio X no reconoció. Pero al ver más de cerca, vio para su gran desconcierto que se había equivocado. El símbolo era una letra; específicamente, una "W".

- "Tú... no puede ser." – pensó X. – "¿O sí? ¿En verdad eres un...?"

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando el Maverick comenzó a gruñir de dolor, agarrándose la cabeza. Y entonces, la gema comenzó a brillar, pero en vez de ser un verde brillante, una energía violeta parecía estar formándose desde el pequeño espacio en la gema. Los gruñidos del Maverick pronto se tornaron en gritos, con sus dedos agarrándose y frotándose inútilmente su casco. Dado lo que había visto hacer a este reploide, X podría haber asumido que el Maverick intentaba abrirse su propia cabeza.

- ¡HAZTE A UN LADO!

X fue derribado de un empujón hacia un lado y cayó al suelo. Un Sigma con un solo brazo vino corriendo hacia el Maverick y lanzó un puñetazo devastador que atravesó la gema que brillaba en ese momento.

El Maverick rojo cayó de espaldas y se desparramó en el suelo, con todo su cabello rubio esparcido debajo de él. El reploide empezó a temblar ligeramente, pero se quedó quieto y en silencio luego de algunos segundos. Finalmente, sus ojos azules se apagaron totalmente, perdiendo la conciencia tanto de sí mismo como del resto del mundo.

...

Entretanto, afuera Ray vio por fin una figura muy alta emerger desde la montaña.

- ¡Comandante! – gritó, feliz de ver a su líder todavía con vida. ¡Sabía que el comandante tendría éxito! ¡Nadie podría contra él! – ¡Comandante, ¿dónde está...?!

Ray se detuvo en seco al ver que Sigma se encontraba en peor forma de lo que se imaginó.

- ¡Comandante! ¡¿Qué sucedió?! – El Hunter miró hacia la puerta todavía abierta en la distancia. – ¿Dónde está X? ¿Y la rehén? ¿Están...?

- ¡Ellos están bien! Entra y ve a buscarlos. – espetó Sigma, diciendo la segunda parte en una voz menos enfurecida. – Y manda a llamar al Dr. Cain y a Fujiwara. Quiero que transporten a ese Maverick para análisis lo más pronto posible. Nos veremos luego en el sitio de excavación.

- ¡Comandante, ¿seguro que se encuentra...?!

- ¡Déjame! – Sigma apartó a Ray de su camino cuando intentó sujetarlo. Dejó atrás a su subordinado, a solas en la tierra yerma.

...

Adentro, X se había visto forzado a quedarse de rodillas, incapaz de permanecer de pie.

- ¡X! – Roll venía corriendo hacia él y le ayudó a levantarse. Ambos hermanos Light miraron al ahora inconsciente Maverick que hasta hacía poco había estado atormentándolos.

Roll fijó sus ojos verde-azulados en su captor y miró furiosa en su dirección, sintiendo un intenso repudio por lo que ese animal salvaje le había hecho a Sigma y a su familia que la consumía por dentro.

Por otro lado, X estaba totalmente inseguro de qué se suponía que debía sentir. Desde rabia ante la posibilidad de que su hermana saliera lastimada, hasta confusión por la repentina necesidad de su agresor por acercarse a él de manera no-agresiva. Cierto que podría haber sido un intento de hacerlo bajar la guardia, pero no podía evitar sentir sus dudas.

Especialmente ya que, aunque fuese por un breve momento, el Maverick parecía ver a X como si se tratara de un viejo amigo...

Esta historia continuará...

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