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Cap 2.5: Compañía

El sonido de la puerta deslizándose suavemente sobre su marco interrumpió los pensamientos de Sunny. Levantó la vista lentamente, esperando ver a Mari o quizás a uno de sus amigos, pero lo que apareció fue una figura distinta. Basil, sosteniendo su cuaderno contra el pecho como si fuera un escudo, avanzó con pasos inseguros hacia la cama.

—Pensé que tal vez... preferirías algo de compañía tranquila —dijo Basil, casi en un susurro.

Sunny no respondió. Su mirada se mantuvo fija en Basil, observando cómo el chico tomaba una silla y se sentaba al borde de la cama, con las manos temblorosas pero la determinación brillando en sus ojos.

—¿Recuerdas cuando solíamos dibujar juntos? —continuó Basil, abriendo su cuaderno con cuidado, como si temiera que algo pudiera romperse—. Siempre pensé que tenías mucho talento. Tus dibujos eran... llenos de vida.

La habitación pareció estrecharse alrededor de Sunny con esas palabras. Bajó la mirada, sus ojos captando los trazos delicados de flores que llenaban la página. Los dibujos de Basil eran meticulosos, casi perfectos, como si con cada línea intentara capturar algo que estaba más allá de su alcance. Había una página en blanco al final, y Basil la señaló con una ligera sonrisa.

—Quería que la llenáramos juntos. Cuando te sientas listo.

Sunny dejó que sus dedos tocaran el borde del papel, pero no se movió para tomar un lápiz. Había algo reconfortante en la voz de Basil, pero también algo inquietante en su cercanía, como si ambos compartieran un secreto que ninguno quería mencionar.

El silencio entre ellos se alargó, roto solo por el leve zumbido del monitor al lado de la cama. Finalmente, Basil habló de nuevo, su voz más baja, como si temiera que alguien pudiera escucharlos.

—Sunny... yo... he estado pensando mucho en lo que pasó. En lo que... ocurrió con Mari.

El corazón de Sunny se detuvo un momento. Miró a Basil, cuyo rostro estaba pálido pero resuelto.

—Sé que ha sido difícil para ti. Para todos nosotros. Pero... no sé cómo explicarlo. Siento que hay algo que no he entendido. Algo que me falta.

Sunny apartó la mirada, el peso de esas palabras aplastándolo. Basil lo miraba con la intensidad de alguien que buscaba desesperadamente respuestas, pero Sunny no podía dárselas. No aún.

Basil inclinó la cabeza, sus dedos jugando nerviosamente con el lápiz que sostenía.

—Siempre he pensado que, si pudiéramos hablar de ello... si pudiéramos enfrentarlo juntos, tal vez sería más fácil. Pero... entiendo si no estás listo. Solo quiero que sepas que... estoy aquí.

Esa frase resonó en Sunny como un eco de las palabras de Mari. "Estoy aquí." Todos estaban ahí, rodeándolo con sus intentos de consuelo, pero ninguno podía penetrar el muro que había construido. Ninguno sabía la verdad.

Basil volvió a su cuaderno, como si sintiera que había presionado demasiado. El silencio regresó, pero esta vez era menos opresivo. Más... compartido.

Pasaron unos minutos antes de que la puerta se abriera de nuevo. Hero asomó la cabeza, su expresión tranquila pero alerta.

—¿Todo bien aquí? —preguntó, mirando a ambos.

Basil asintió rápidamente, cerrando su cuaderno con cuidado.

—Sí. Solo estábamos... hablando un poco.

Hero entró con una bandeja en las manos. Había un vaso de agua y un plato con un sándwich cortado en triángulos perfectos. Lo dejó en la mesita junto a la cama y le dirigió a Sunny una sonrisa que parecía practicar constantemente.

—Pensé que tal vez quisieras comer algo, Sunny. Sé que no tienes mucho apetito, pero es importante que mantengas tus fuerzas.

Sunny miró el plato sin decir nada. Hero no pareció sorprenderse por su falta de respuesta. Simplemente se sentó al borde de la cama, acomodándose como si estuviera dispuesto a quedarse todo el tiempo que fuera necesario.

—Mari siempre decía que eras quisquilloso con la comida —comentó Hero, intentando romper el hielo—. Pero cuando se trataba de su mermelada, nunca decías que no.

Sunny sintió un nudo en la garganta. Hero hablaba de Mari con una ligereza que era casi dolorosa, como si sus palabras estuvieran cargadas de un intento de mantenerla viva en sus recuerdos. Pero para Sunny, cada mención de su nombre era como un puñal.

Basil miró a Hero, luego a Sunny, y se levantó con cuidado.

—Creo que le daré un poco de espacio —dijo, sujetando su cuaderno con firmeza—. Volveré más tarde, Sunny.

Hero lo observó salir de la habitación, luego volvió su atención a Sunny. Su expresión era calmada, pero había algo detrás de sus ojos, una preocupación que no podía ocultar.

—Sé que no es fácil, Sunny. Lo que estás enfrentando... es mucho para cualquiera. Pero quiero que sepas que no tienes que hacerlo solo. Estamos aquí para ti.

Esa frase otra vez. Sunny cerró los ojos, intentando bloquearla, pero solo logró que las imágenes regresaran: la habitación oscura, las luces parpadeantes, el sonido de una cuerda tensándose. Y luego, el vacío. Siempre el vacío.

—Sunny. —La voz de Hero era firme, pero amable—. Sé que es difícil, pero quiero que intentes comer algo, ¿de acuerdo? Solo un poco.

Sunny asintió débilmente. No porque tuviera hambre, sino porque sabía que Hero no se iría hasta que lo hiciera. Tomó un pequeño bocado del sándwich, apenas sintiendo el sabor, y lo masticó lentamente. Hero sonrió, satisfecho.

—Eso es. Un paso a la vez.

Después de asegurarse de que Sunny comiera algo, Hero se levantó.

—Voy a dejarte descansar. Pero si necesitas algo, solo tienes que llamar.

Sunny no respondió. Hero suspiró, le dio una última mirada, y salió de la habitación.

Cuando la puerta se cerró, el silencio regresó, pero esta vez no estaba solo. La voz en su cabeza volvió a resonar, burlona y cruel.

—"Estamos aquí para ti." Qué gracioso, ¿no? Ellos no saben. Nunca sabrán.

Sunny cerró los ojos con fuerza, intentando ahogar la voz, pero era inútil. Era como si cada palabra de aliento, cada gesto de apoyo, solo fortaleciera esa oscuridad que se aferraba a él.

—No pueden salvarte, Sunny. Ni Hero, ni Mari, ni siquiera tú mismo.

Sunny se dejó caer contra la almohada, sintiendo el peso de esas palabras aplastarlo. Sabía que la voz tenía razón. No podía escapar de lo que había hecho. Pero, mientras el sueño comenzaba a reclamarlo, una pequeña chispa de algo desconocido —tal vez esperanza, tal vez desafío— se encendió en su interior.

Ola buenas xd,
Me disculpo por la pequeña tardanza que tuvo esto, pero me di cuenta que actualizar diario no es lo mío...xd, demasiado cansador el pensar ideas y tanto mis amigos cómo yo andábamos en bloqueo creativo, por suerte está vez solo fue de 2 días y no 3 meses XDD
Dicho esto, nos vemos en el capítulo 3
OYASUMI

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