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♥Octavo capítulo♥

JongDae se ausentó a la hora del almuerzo para ir al baño y al regresar se sorprendió cuando no halló a su novio en la mesa donde estaban sentados todos sus amigos. Les preguntó por su paradero, más no fue necesario que respondieran porque justo en ese instante vio una figura familiar sentada en una mesa cercana junto a YiXing. Inhaló y exhaló, intentando reprimir sus celos y los impulsos que estaba teniendo de ir hacia allá y armar una gran escena. JunMyeon le había dejado en claro que lo elegiría a él sobre YiXing, así que no tenía razones para sentirse enojado.

Pero ese chico tenía sus sucias manos de arpía sobre su pequeño Minki, su preciado hijo huevo. Nadie tenía el derecho de sujetar a su hijo.

Caminó con las manos vueltas puño hasta posarse al lado derecho de su novio, quien al verlo sonrió y lo invitó a sentarse junto a él.

Cuando JunMyeon notó su ceño fruncido sujetó su mano y besó su mejilla para dejarle en claro que no había nada que temer.

—¿Ocurre algo?

—No te encontré al volver —respondió con los brazos cruzados, importándole poco las miradas reprobatorias que recibía por parte de los amigos de YiXing.

—YiXing quería conocer a nuestro hijo.

—Ya me di cuenta —Dio una mirada asesina al chico que sostenía a su pequeño huevo y luego volvió la vista a su novio, quien al parecer comprendió lo que estaba sucediendo.

Quitó amablemente el huevo a su amigo y levantándose les regaló una sonrisa.

—Disculpen, este chico y yo tenemos una cita con nuestro hijo —Tomó su mano y se marchó de allí, llevándolo al jardín.

Cuando estuvieron en un sitio más o menos solitario, hizo que apoyara la espalda en un muro y lo miró con curiosidad.

—¿Estabas celoso?

—No —murmuró sin atreverse a mirarlo directo a los ojos—. Yo te dije que podías ser su amigo.

—Pero lo estabas.

—Bueno, sí, pero ni creas que tanto —admitió de mala gana.

De pronto se sintió acorralado por los fuertes brazos del chico, JunMyeon dio un beso en su frente y se separó para dejar la cajita de cartón con su huevo sobre el pasto. Acarició su barbilla como pensando el algo y entonces dio la vuelta a la caja.

—Así está mejor, MinKi es muy pequeño para ver eso.

—¿Ver qué?

—Esto —Los labios de JunMyeon se posaron sobre los suyos de una forma suave—. Amor, no tienes que estar celoso, ¿sí? Te amo —JunMyeon lo besó de nuevo, esta vez moviendo sus labios al tiempo que sujetaba su cintura.

—¡Jóvenes, dejen de hacer esas cosas si no quieren acabar castigados!

Al escuchar la voz de una de sus profesoras se vieron obligados a separarse. Por lo menos su hijo no los había visto.

KyungSoo había vuelto al aula antes de tiempo porque debía terminar la tarea de inglés que le había hecho falta. JongIn había insistido en acompañarlo, pero él se negó porque el chico no se había comida ni siquiera la mitad de su comida y no quería ser egoísta.

En medio del camino se encontró con dos de sus antiguos compañeros, quienes al percatarse de su presencia le dieron una mala mirada e intercambiaron algunas palabras entre ellos, pero KyungSoo sabía que estaban hablando acerca de él. Bajó la mirada cuando pasaron a su lado y chocaron sus hombros sin cuidado, haciéndolo chocar contra una de las paredes. Si bien el golpe no le había solido demasiado, cada vez que alguien lo trataba de esa forma resultaba lastimado.

En ese instante deseó haber permitido que JongIn lo acompañara, porque cuando estaba con él, el resto de las opiniones dejaban de importarle.

Antes de que pudiera llorar, alguien tocó su hombro y cuando giró la cabeza se encontró con InSung. El chico lo miraba preocupado.

—¿Estás bien?

—Sí, no es nada —respondió con una sonrisa incómoda. A decir verdad odiaba que la gente sintiera lástima por él.

—¿Seguro?

—Sí.

—Bueno —InSung sacudió su cabello y le regaló una gran sonrisa—. Me voy, iba camino al salón.

—Oh —expresó KyungSoo—. Yo también, debo terminar una tarea.

—Entonces vamos juntos.

Recién cuando entraron al aula de clases, se percató de que InSung llevaba a su huevo en una cuna hecha de madera. Después de que JongIn le hubiese pedido ser su pareja de proyecto, InSung se lo había pedido a una de sus compañeras. A KyungSoo en realidad le daba igual, puesto que lo habría rechazado porque quería hacer el proyecto junto a su amigo.

InSung aprovechó que no había nadie en el salón y se sentó en el pupitre delante de KyungSoo. Él se apresuró a acabar la tarea y cuando lo hizo se puso a jugar con el huevo de su compañero. No había quedado tan bonito como el que había hecho junto a JongIn, pero por lo menos seguía con vida.

La campana no tardó en sonar. Un par de minutos más tarde todos comenzaron a llegar y cuando JongIn entró, asesinó con la mirada a InSung.

A KyungSoo ese tipo de reacciones le confundían, podría jurar que JongIn estaba celoso. Aunque si lo pensaba bien, también existían los celos de amigos y esa era una posibilidad.

InSung se marchó a su sitio y JongIn se sentó a su lado.

—Maté a nuestro hijo y ahora me eres infiel —dijo con dramatismo, fingiendo sollozar. A KyungSoo se le subió la sangre al rostro, porque aunque JongIn lo estaba tomando como un juego, en su mente era demasiado real.

—No es así —murmuró avergonzado.

—Sí lo es, eres malo.

—JongIn, no te agrada InSung, ¿o me equivoco? —preguntó en voz baja para que nadie lo oyera.

Vio al chico encogerse de hombros, como si quisiera evitar el tema.

—No mucho.

Ya no quiso decir más, porque aunque InSung era agradable con él, no quería que JongIn se molestara y creyera que lo estaba defendiendo.

Esa misma tarde se citaron frente a la entrada del centro comercial donde se encontraba el cine. KyungSoo se había puesto una playera gris con un estampado de alguna frase en otro idioma y unos pantalones de mezclilla oscuros. Quería lucir como su hubiese tomado lo primero que encontró en su ropero, aunque la realidad era que había pasado casi una hora en busca de algo lindo para ponerse.

Fue el primero en llegar al punto de encuentro, así que se sentó en una de las jardineras que decoraban la entrada y esperó algunos minutos hasta que JongIn apareció. El chico llegó corriendo, jadeante y un poco sudoroso. Absolutamente sexy según KyungSoo.

—Lo lamento —dijo entre acezos—, mamá no pudo traerme y el autobús se atrasó.

KyungSoo sacudió la cabeza, restándole importancia.

—Está bien, no esperé demasiado —Se iba a levantar por sí mismo, pero JongIn extendió una mano hacia él para ayudarle. Un poco avergonzado la aceptó y se paró de donde estaba.

La mano de JongIn estaba caliente y un poco sudorosa, pero para KyungSoo se sentía como la gloria poder tocarlo, aun si fueron sólo unos segundos.

Eligieron una película de comedia, él pagó las entradas mientras que JongIn compró las palomitas, gaseosas y golosinas, según el muchacho era un trato justo, pero KyungSoo no lo creía así, no cuando él era un gordito que había elegido tantas cosas para comer.

Durante la película estuvieron riendo como un par de tontos, al igual que el resto de las personas que ocupaban la sala. Hubo un momento en el que KyungSoo se carcajeó y luego se dio cuenta de que JongIn lo miraba con fijeza. Estaba tan avergonzado que cerró la boca de manera abrupta y calló, pero entonces JongIn le pidió que no se cohibiera y mencionó que se veía lindo riendo, provocándole un terrible sonrojo.

Como estaban sentados en la última fila, notaron cuando una pareja comenzaba a besarse en la esquina. No era un pequeño e inocente beso, podrían jurar que sus manos estaban en lugares demasiado íntimos para una sala de cine. Al retirar las miradas de la pareja se miraron frente a frente, con las mejillas enrojecidas y los corazones acelerados.

KyungSoo podía sentir la enorme tensión que había entre ellos, pero no quería hacerse ilusiones.

—¿Puedo acompañarte a casa? —preguntó JongIn cuando salieron juntos del centro comercial. Iba pateando una pequeña piedra y con las manos metidas en los bolsillos del pantalón, parecía incluso nervioso.

Él le sonrió y asintió.

Tomaron el autobús a dos calles de ahí. A esa hora iba repleto y no había ni un asiento vacío, así que tuvieron que ir parados. Ya que era tan pequeño y no podía sujetarse a los tubos, lo hizo de los asientos y JongIn lo sorprendió al rodearlo con el brazo por su redonda cintura, alegando que podía desestabilizarse y caer.

Tenía pensamientos tan diversos respecto a la mano de JongIn en su cintura. En primer lugar estaba la vergüenza que tenía porque JongIn estaba sintiendo lo blandito y redondo que estaba, pero por otra parte no podía estar más feliz por el contacto y sobre todo por la preocupación del chico.

Para suerte suya se bajaron seis estaciones después. Entablaron una corta conversación durante las calles restantes para llegar a su casa y cuando estuvieron parados frente a la puerta, JongIn se mordió el labio sin saber cómo despedirse.

—¿Quieres entrar? —cuestionó KyungSoo, porque si debía ser honesto, todavía no quería que JongIn se marchara.

—¿Está bien si lo hago?

—Por supuesto, mamá te adora y quiero que conozcas a mi papá, ya debe haber llegado —No le dio tiempo de responder, sujetó su brazo y lo arrastró al interior de su casa, aunque JongIn no parecía tener intenciones de negarse.

—Hola hijo —saludó su padre desde el sillón mientras leía un libro con sus anteojos puestos. Al percatarse de la presencia de JongIn se levantó y le dio una sonrisa—. Buenas noches.

—Buenas noches señor —Hizo una inclinación de manera respetuosa—, soy Kim JongIn, amigo de su hijo.

El hombre intercambió miradas con KyungSoo y luego volvió a poner su atención en el recién conocido.

—Me alegra conocerte, KyungSoo me habló de ti y me gusta saber con qué clase de personas amista.

La actitud afable del padre de KyungSoo ayudó a que JongIn no se sintiera nervioso, de hecho estaba cómodo. En ese instante apareció su madre, secándose las manos con un trapo y sonrió al verlos. Los saludó a cada uno con un beso en la mejilla y se fue a sentar con su esposo.

—Muchachos, la cena estará más o menos en media hora, si quieren vayan a hacer algo mientras tanto —Apoyó la cabeza en el hombro del hombre y miró a JongIn—. ¿Te quedas a cenar? Nosotros te podemos llevar a casa más tarde, si quieres llamamos a tu madre.

JongIn lo pensó por un momento, se sentía avergonzado, pero aún no quería irse.

—Está bien, gracias. Y no hace falta llamar a mi madre, ella llegará tarde del trabajo hoy.

Ya en su habitación, KyungSoo se sentó en su cama y comenzó a jugar con sus manos de manera nerviosa. JongIn notó que quería decir algo pero no se animaba, así que se sentó a su lado y esperó con paciencia a que se sintiese preparado.

—JongIn —llamó KyungSoo después de un rato—. Me preguntaba... ¿recuerdas que la vez pasada no tuve tiempo de mostrarte la canción? Quería saber si puedes escucharme ahora.

—Claro que sí —respondió de inmediato, poniendo toda su atención en él y provocando que su modestia saliera a relucir.

Con sus dedos un poco temblorosos buscó la pista de "Proud" en su celular y comenzó a reproducirse. Sentía la boca seca y su corazón golpeando con fuerza en su pecho, sin mencionar las cosquillas en su estómago. El momento se sentía muy íntimo.

Cuando llegó la hora, abrió la boca y comenzó a cantar en un perfecto japonés, poniendo sus sentimientos en cada una de las sílabas y palabras, adueñándose de la canción y dedicándola a JongIn sólo en su mente.

Llegó hasta la mitad y calló de repente, miró con timidez a JongIn esperando ver su reacción. El muchacho parecía ligeramente asombrado.

—Eso es todo lo que he aprendido hasta ahora.

JongIn tenía la boca abierta pero no le salían las palabras, hasta que pronunció un simple "wow".

—Tu voz es impresionante —dijo luego con una sonrisa—. No te miento, me pusiste la piel de gallina, estoy seguro de que vas a ganar, Kyung.

—¿De verdad te gustó?

—Lo juro, decir que me gustó sería poco.

KyungSoo se sintió henchido de felicidad, una felicidad que nada en el mundo le podría arrebatar.

—Yo también quiero mostrarte algo.

JongIn puso una canción de electrónica en su teléfono y se levantó riendo nerviosamente. Se paró frente al espejo que había en el cuarto y comenzó a mover su cuerpo al ritmo de la música, con pasos fluidos y llenos de fuerza. KyungSoo no pudo evitar que sus ojos bajaran hasta el trasero del chico en algunos momentos. Parecía tan firme que le provocaban ganas de tocarlo.

Era definitivo, cada día se enamoraba más y más.

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Este fanfic tendrá unos 15 capítulos más epílogo según mis cálculos, aunque puede ser más largo. También quiero avisarles que ayer subí el especial de kai en EL CHICO Y EL LOBO y hoy actualizaré KaiSoo en wattpad. <3 <3

Muchas gracias por su apoyo y lamento si no respondo a cada comentario, en cuanto tenga tiempo lo haré :D

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