30
-Familiares de Lee Beomgyu
-Soy... su pareja- dudó en lo que había dicho, sabía que hace tiempo habían dejado de ser pareja, pero ¿Cómo podía ver a Beomgyu por última vez diciendo que era un idiota o un completo desconocido? Aunque hayan sido pareja, eran desconocidos, puesto que Beomgyu empezó una relación con el lindo Yeonjun y no conocía al chico que estuvo allí los últimos años.
-Pase por favor- dijo tímida la enfermera.
Yeonjun entró a la sala con miedo, viendo el cuerpo intacto del rubio. Sus lágrimas comenzaron a salir, los sollozos eran fuertes, y el dolor interminable. Sus labios temblaron y sus ojos dejaron de ver completamente. Se sentó y tomó con delicadeza su mano, así llevándola a sus labios, dejando un suave beso en ella.
Se mantuvo unos minutos en silencio, hasta que pudo hablar.
-No te vayas... abandóname a mi... pero quédate tu, con las personas que si te aman- sintió un enorme nudo en su garganta. Vio el cuerpo intacto del chico quien cargaba con miles de tubos, cánulas y vendas. Su piel desgarrada, los moretones, las fracturas. Lo más impactante era su cuello, el cuello ortopédico que estaba a su alrededor, lo que casi provoca la muerte del menor.
No era lo que imaginaba que sucedería. Y agradecía que su ex pareja fuera tan valiente y un fuerte luchador. Ese día lo vio como alguien diferente. Beomgyu solía obedecer las órdenes de Choi como un perro, pero ese día, el casi último día, se reveló. Fue tan grande el coraje que tuvo, pudo haber sido la última vez que él se defendía, pero no. Se mantuvo firme hasta la última instancia, y allí estaba luchando por su vida.
Era fuerte.
Con todo su corazón, por primera vez en su vida, pidió que Beomgyu se quedara. No para volver a su casa y llenarlo de palabras incumplidas. Quería que se quedara y volviera a su vida de antes, donde no había un romance tóxico y un novio posesivo de por medio. Deseaba que fuera a hacer lo que quería, estudiar, salir, vivir. Pidió a los cielos y a los dioses, con su voz apuntando a los cuatro vientos que Lee sea libre y que pueda vivir por primera vez.
Ese riesgoso accidente donde Beomgyu cayó, lo hizo darse cuenta de que ya no podía seguir con él. Fue el momento exacto donde su cabeza hizo clic y el miedo apoderándose de él le gritó desde la lejanía que lo soltara e hicieran nuevas vidas. Fue de la peor forma, lo admitía, pero como siempre ocurre, una persona no se da cuenta del mal que provoca en alguien hasta que algo malo termina pasando. Beomgyu casi muere, Yeonjun casi lo mata, en un caso hipotético, pero al fin y al cabo, no ocurrió. El amor estaba intentando salir desde lo más profundo de ambos, fue el gancho que sostuvo al rubio de morir. Pasaron por cosas horrendas durante años, pero el amor que estaba escondido, salió en un momento exacto, siendo un soporte, un pilar, una ayuda.
Yeonjun no tenía perdón de nada, lo lastimó, jugó con él, y por poco le saca la vida. Pero la mejor forma de sanarse era dejándolo ir.
Y así fue como sucedió.
Estaban todos reunidos en la sala esperando por noticias. De una forma Jeongin supo lo que ocurrió, por lo que enseguida dejó sus cosas y fue hasta el hospital. Yang le avisó a los padres de su amigo, siempre mantuvo el contacto de los señores Lee puesto que iba con el chisme de que algo raro ocurría en él.
Allí estaban Soobin junto a Soyeon, estos dos habían comenzado un romance luego de su terapia, él la llamó porque necesitaba a alguien de sabias palabras. A otro lado estaba Taehyun, quien se sintió muy débil y estaba sentado a punto de desmayarse, siendo rodeado por los brazos de su novio. Jeongin entraba junto a los padres de Beomgyu. La madre de él lloraba desconsoladamente, mientras que el padre del rubio solo quería ahorcar a Yeonjun por dañarlo así.
Esa sala se llenó de discusiones cuando Yeonjun salió bañado en lágrimas. El silencio fue profundo, lo que demostraba el dolor en todos. Los presentes se quedaron en shock
-¿Qué ocurrió?- preguntó en un hilo de voz Soobin.
- Lo siento...
Dicho y hecho, salió casi corriendo por los pasillos. Soobin soltó suavemente la mano de Soyeon y fue tras él. Mientras tanto, los padres de Beomgyu ingresaban al cuarto, viendo a su hijo con los latidos de su corazón muy rápidos.
No dudaron en llamar a los enfermeros, quien en segundos, ya estaban ahí, intentando bajar el pulso cardíaco del chico.
-Yeonjun- llamó Soobin marcando el paso- Juro que no te golpearé aún pero necesito hablar- siguió sin recibir respuesta- Espera Yeonjun.
Choi se sintió a morir. No podía seguir llorando, sus lágrimas se habían acabado. Paró y se dio vuelta para hablar con Kang.
-No debes recordarme que soy una mierda- sollozó fuerte- Pero juro que no lo empujé, aunque nadie me va a creer.
Sintió una mano reposar en su hombro.
-No justifico el daño que le has hecho. Créeme, los golpes, los insultos, los cortes, todo lo he visto. Pero algo me quedó claro en ti- Yeonjun no se atrevió ver a los ojos a su ex amigo- Puedes ser el más grande de los tontos y el ser humano más despreciable, pero aun así, no eres capaz de llegar al extremo de matar, se que no fuiste tu, torpe.- Choi no podía creer en las palabras de Kang- Si sabemos que eres un imbécil desde el primer golpe de Beomgyu, pero... no olvidaré el día en que tu lo conociste. Gracias a eso, pude conocerte a ti.
Yeonjun cubrió su rostro. Ya no quería seguir escuchando más. Soobin tenía razón, nadie conce con profundidad a alguien. Beomgyu vio algo erróneo cuando lo conoció, dejó todo de lado y se tiró a sus brazos, sin saber quien era en realidad. Pero en parte coincidía con lo del extremo, aunque él haya violentado a Beomgyu, nunca pudo llegar al punto de herirlo de una forma tan fatal.
-¿Sabes que ahora estás solo?- Choi solo asintió lentamente. Soobin solo suspiró y se levantó, caminando hacia donde el resto estaban.
Lloró. Si, como un completo imbécil. Lo torturó, no merecía perdón, allí estaba llorando por miedo a perder a quien lo acompañó durante años y aun así se mantuvo con sonrisa. Se odió a si mismo. Se puso de rodillas, rogando a los cielos que Beomgyu salga bien.
Eres realmente importante para muchos. Se fuerte, y no los abandones.
Un tiempo luego
-Lamento mucho lo que pasó con Hyunjin- dijo apenado Beomgyu. Esa misma tarde habían ido al cementerio a ver al chico. Minju no podía ir con ellos como acostumbraba Jeongin cada 26, el día en que se cumplía un nuevo mes de aquella atrocidad. Yang suspiró
-Yo sabía que iba a ocurrir, de cierta forma ya me preparé- dio una pequeña sonrisa.
Caminaron un poco más, Beomgyu había ido a Seul a visitar a Jeongin el fin de semana. Pasaron una tarde en la plaza y tuvieron una pijamada, contando todo lo ocurrido. Esa noche Yang le explicó sobre el suicidio de Hwang y Lee le habló todo lo que vivió con Choi.
Ambos se pusieron al día, contaron todo lo que se guardaron ese tiempo, se tenían en el teléfono contrario. Beomgyu había cambiado de teléfono, rompiendo el otro que tenía, el cual incluía las fotos, los números y todo lo que contenía con Yeonjun. Salieron y vivieron su amistad como antes, luego de haberla dejado intacta durante mucho tiempo.
Un par de horas luego, Beomgyu debía irse. Fueron hasta la estación de bus. Jeongin lo acompañó para pagar el pasaje e ir a su casa.
-Si sabes que debes visitarme más seguido- guiñó un ojo- ¿El martes está bien?
-Innie, sabes que trabajo- hizo una mueca de lástima, así soltando una risa suave al ver la cara del menor.
-¿Y si voy contigo? O mejor aún, ¿Y si me voy a vivir contigo?- sonrió. Beomgyu rió, aunque no quería volver a confiar en alguien, sabía que Jeongin no sería capaz de tratarlo tal cual como lo hizo Choi- Iremos a Busan, tendrás a tus padres cerca.
-Lo pensaré- dijo tomando el pasaje recién comprado.
Esperaron un poco más a que el bus del mayor llegase. Se dispusieron a comer papas, las cuales Yang había comprado. Beomgyu miró a su amigo, tenía un fuerte estómago.
-Innie...- dijo Lee, sintiendo su estómago revolverse por lo lleno que se sentía.
-¿Qué? Desde que me sacaron estas cosas como lo que sea- dijo llevándose otra papa a la boca. Beomgyu soltó una pequeña risa rodando sus ojos.
Quince minutos luego, el menor estaba a punto de ir a su viaje. Se despidió de su amigo y caminó hasta el vehículo.
Por un segundo, su mirada se cruzó con alguien super conocido. Era él, ese rostro tan familiar, pagando un pasaje. Parecía que si iba a irse a Australia. Beomgyu se quedó viendo unos segundos al chico, completamente sorprendido de haberlo encontrado nuevamente. Miró un poco más, hasta que se dio vuelta.
Las miradas se reencontraron, al rubio se le cortó la respiración, era el mismo sentimiento que tuvo como cuando lo vio por primera vez en el colegio. Yeonjun solo se mantuvo firme, mirándolo.
Beomgyu sonrió apenas, Yeonjun no hizo expresión alguna. Luego de una competencia de miradas, ambos tomaron rumbo hacia sus vehículos, desapareciendo de la vista del contrario.
Beomgyu subía al bus rumbo a Busan, mientras que Yeonjun solo iba caminando con el pasaje en su mano, hasta subir al auto que lo llevaría al aeropuerto donde iría a Australia.
Fue la última vez, Choi Yeonjun.
Beomgyu se sentó detrás y cerró sus ojos, formando una sonrisa. Se sentía bien estar libre, encontrar su paz y volver a vivir, pudiendo estudiar y estar con amigos sin tener tantas reglas que obedecer, y no sufrir. No mentía que en ese tiempo si estuvo preocupado por Yeonjun, no sabía como iba a manejar la situación, pero luego de seis interminables meses, vio que allí estaba, volviendo a su trabajo, concentrándose solo en él mismo.
Porque al fin y al cabo, ya ambos comenzaron a vivir tal cual habían acordado.
Con libertad.
Un final del asco, pero creanme que antes era mucho peor
Gracias por leer esta historia, ya son 11k de leídas. Sigo sin creerlo todavía.
La historia terminó, falta el epílogo y los especiales (van a ser cinco) pero prácticamente terminó.
Una vez más, gracias.
Cuídense y los quiero mucho
Adios!
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