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-Si te hago daño, solo dime y voy a parar- susurró suave, acariciando su espalda.

Él solo asentía, no quería parar aquel acto que estuvo esperando practicar. Se había preparado de la mejor forma, quitando su miedo de entregarse hacia quien sería el único amor de su vida.

Porque al menos en ese tiempo creía eso.

El castaño pasaba sus manos delicadamente sobre la suave piel del menor, transmitiendo paz hacia él.

-Yeonjun, agh

Los gemidos eran cada vez más seguidos y más fuertes. Estaban en su atmósfera romántica, explorando sus cuerpos.

Ambos lo disfrutaban, fueron precavidos para tener su primera vez. Yeonjun cuidaba de Beomgyu para no lastimarlo, y éste le prometió que la próxima sería Yeonjun el que debería ser cuidado por él.

Las risas, los besos, las caricias y el amor eran los elementos fundamentales en aquel entonces, cuando esta relación era estable.

Una vez terminada su tarea, se quedaron en esa cama, sin moverse, sin despegarse. El silencio invadía la sala donde ambos adolescentes se encontraban. Lo único que podían escuchar era la respiración suave del contrario.

-¿Te gustó?- dijo coqueto, mientras le acariciaba la espalda.

-Mucho- dijo tímido.

-Tu quieres volver a intentarlo ¿O no?

Beomgyu negaba con la cabeza, pero por dentro se moría de ganas.

Esa noche fue única para los adolescentes, la noche en que sus cuerpos se conocieron por primera vez.

Aunque no sabían lo que iba a ocurrir en un futuro.









-Vuelo 551 a Corea, última llamada.

Los chicos seguían metidos en el baño. Mientras Wooyoung disfrutaba del cuerpo de Choi, éste salió de su burbuja individual y se dio cuenta de lo que estaba haciendo.

-¡Sal, idiota!- gritó.

Comenzó a abotonar su camisa, saliendo hecho una furia hacia donde sus compañeros estaban.



-¡¿Qué no les dije que no tardaran?! ¡Casi nos perdemos el vuelo!- gritó el jefe furioso.

Jung y Choi no hicieron ruido alguno y salieron casi corriendo hacia el avión, que estaba a segundos de despegar.

Una vez en el avión, Yeonjun tomó asiento al lado de la ventanilla para tomar fotos del cielo. Quería mostrarle a Beomgyu la bella vista de las nubes y las alturas, los paisajes de forma diminuta. Justo como su lindo novio lo deseaba algún día.

Por otro lado, Wooyoung estaba sentado del lado izquierdo. No quería estar cerca de la ventanilla, es más, ni siquiera se animaba a pisar el avión y cuando debía subir debieron hacerlo a la fuerza.

-No te vayas a drogar, amigo- dijo sarcástico Choi, viendo como el menor se vaciaba un pote de pastillas.

Wooyoung apenas podía hablar, estaba temblando del miedo y parecía que las pastillas no le hacían efecto.

Yeonjun al inicio se rió, pero al ver como su compañero no reaccionaba pasados diez minutos desde que el avión arrancó, se preocupó. El cuerpo de Jung estaba estático, no se movía y no realizaba si quiera un parpadeo. Parecía shockeado.

-Woo, ¿Por qué mejor no duermes?- recomendó. Podía odiarlo, pero si se trata de alguien con pánico hacia algo, Yeonjun ayudaría a esa persona sin importar que.

-T...ten...tengo...- su respiración comenzaba a ser agitada. Yeonjun se preocupó aún más luego de ver como casi colapsaba. Jung estaba temblando y respiraba entrecortado. Sus lágrimas no tardaron en salir y la desesperación lo carcomía.

Choi no sabía como ayudarlo, el menor estaba en un ataque de pánico que no podía controlar. En casos tan extremos como el de Wooyoung, Yeonjun no podía manejarlo. Jung estaba completamente ansioso, al grado donde comenzó a arañar los brazos de su compañero, debido a la ansiedad. La primera vez que tomó el avión había tomado sus pastillas de dormir un momento antes, y apenas arribado, cayó dormido en su asiento.

Esta vez no fue así.

Cuatro horas luego, Wooyoung estaba recostado sobre el asiento, con sus ojos apenas cerrados, mientras que una que otra lágrima rebelde se escapaba.

Choi no sabía que había sido eso, pero había algo que le preocupaba y le decía que debía protegerlo.








En Corea

Beomgyu se encontraba junto a sus cosas en el cuarto de Taehyun, acomodando una que otra cosa que tenía con él.

-Si eres consciente de que vendrá aquí a buscarte ¿No?- enarcó una ceja.

Beomgyu suspiró.

-Ya te dije que volveré a Busan- dijo por cuarta vez, un poco harto de explicarle.

Soobin solo mordió su labio, un poco incómodo ante lo dicho. Realmente no quería que se fuera de Seul, si él se iba, corría muchos riesgos. Lo que Soobin realmente tenía miedo era que se quiera ir a otro lado fuera del mundo.

El rubio levantó su vista y se encontró con los tres curiosos chicos.

-¿Ocurre algo?- dijo, indiferente.

Taehyun mordió su labio. Miró hacia su hermano y luego hacia su novio.

-Hyung... no queremos que te vayas- dijo Taehyun casi en un susurro.

Beomgyu no supo que decir. No quería abandonar a sus amigos, si pudiera, se los llevaría con ellos. Pero en parte quería estar solo sin nadie quien le diga que hacer o vigilándolo para que no se "lastime", él quería ser libre, abandonar todo y poder sentir la libertad que le fue restringida años atrás.

No quiero irme, pero no tengo opción.

Soobin no aguantó más, tiró la última palabra.

-¿Esto lo haces por Yeonjun?

El tono que había usado espantó un poco a los chicos, Taehyun sabía que ese tono era cuando estaba completamente molesto con algo, pero intentaba ocultarlo.

Beomgyu no quiso responder. Se quedó parado con sus cosas en mano, esperando a que salieran para que pudiera irse de una vez.

Acto que no ocurrió.

-Beomgyu...

Kai tomó la mano de Taehyun y se lo llevó del cuarto. Soobin se mantenía firme, mirando amenazante al menor, esperando a que se arrepintiera de sus actos.

-¿Puedes dejar de controlarme un día? Desde que llegué solo me preguntas por Yeonjun- suspiró- Estoy cansado, quiero salir a solas y viajar a Busan para ver a mis padres luego de mucho tiempo- agachó su cabeza, dudando por lo dicho.

-¿Realmente piensas que creeré eso?- chasqueó la lengua- Beomgyu, no hablas con tus padres hace casi seis años, recuerda que tu iniciaste la pelea.

-¡Y por eso mismo la arreglaré!- gritó exasperado, intentando salir del cuarto- Soobin, solo quiero salir de aquí y alejarme un poco de las personas que conozco- suplicó.

Soobin entendía que Lee había pasado por tantas cosas en su vida. Recuerda cuando el menor llegó llorando a su casa por la gran pelea con sus padres, y ese mismo día, Yeonjun estaba cursando. Fue desgarradora la forma en que su amigo se rompía en mil pedazos por esa pelea. Fue peor con los años que pasaban cuando el rubio comenzó a disminuir sus visitas y llamadas. Las pocas veces que se habían visto en un pasado, el menor parecía completamente decaído, y en muy raras ocasiones, se veía lastimado.

En este momento, para él, lo mejor era alejarse de todo el entorno, despejar su mente y concentrarse en buscar su paz interior. Al menos quería probar si aquello aún existía en él, puesto que hace seis años, dejó de existir el concepto de paz en su vida.

-Soobin, quítate- mandó un poco enojado. Pero el mayor seguía en la puerta sin darle lugar- Soobin, lo que menos necesito es discutir contigo, por favor- suplicó, pero el mayor seguía sin moverse- ¡Soobin, por favor!

-¡No te irás de aquí!- escupió con furia- ¡Beomgyu, lo que intento es ayudarte a salir de esta situación!

-¡No estás ayudando para nada!- respondió, gritando como nunca antes lo habían escuchado sus amigos- ¡Por favor Soobin, solo deja de entrometerte y déjame irme!

Intentó salir por la puerta empujando apenas al mayor, pero éste solo lo tomó del brazo.

-¡No te irás hasta que me respondas!

El agarre de Soobin en el brazo de Beomgyu aumentaba con fuerza cada vez más. En ese mismo brazo, estaban esas heridas recientes.

-¡Soobin, auch!- quitó como pudo su brazo, soltando una lágrima que no fue notada.

Kang se quedó estupefacto por lo que había hecho, era justo lo que quería evitar. Iba a disculparse con él por haberlo tratado mal, pero ya era tarde.

Beomgyu se estaba yendo.

Taehyun y Kai se encontraban afuera en la sala, escuchando los gritos de los chicos, con un temor en su cuerpo. Kai no entendía la situación, pero si le dolía ver a su pareja de esa forma, vulnerable y asustado de la pelea, y de perder a uno de los únicos amigos que fue quien lo entendió.

Soobin por otro lado comenzó a seguir al menor.

-¡No podrás ir a otro lado, Gyu!- intentó sonar lo menos egoísta que podía, pero le era imposible- ¡Beomgyu, por favor espera!

El rubio se quedó parado en su lugar, escuchando las súplicas del mayor. Intentaba irse, pero sus pies se inmovilizaron, sus pensamientos se bloquearon y sentía que ya no respiraba.

-Hablemos, como personas tranquilas- intentó convencerlo, sin iniciar otra pelea- Lamento haberte gritado, me dejé llevar. ¿Podemos hablarlo por última vez?

Beomgyu suspiró. Tardó unos segundos en dar una respuesta.

-¿Qué quieres, Soobin? ¿Por qué te importa tanto mi relación con Yeonjun?- dijo frustrado, al grado de querer llorar, como solía hacerlo seguidamente.

-Necesito que me digas si te estás escapando de él. No soporto verte de esa forma Beomgyu- comenzó a alzar la voz.

-¡Te he dicho que necesito un respiro! Quiero estar solo, despejar mi cabeza un momento.

Soobin bufó y rodó sus ojos. Sabía que iba a seguir mintiendo, por lo que tuvo que tocar el tema.

-¿Te crees que no he visto los golpes? ¡¿Te crees que no noto el daño que te hace?! ¡¿Cómo es que de un día a otro mi amigo aparece con un nuevo golpe y cada vez empeorando de forma psicológica?! Beomgyu, deja de ser tan terco y acepta que Choi Yeonjun es un tipo tóxico...

Un sonoro golpe se escuchó en esa casa. Beomgyu estaba completamente irritado y furioso con Soobin. No por hablar mal de Yeonjun, sino por no dejarlo irse. Lee quería irse sin hablar de Yeonjun, quería encontrar su paz y no nombrar al chico que amó.

Abrió la puerta y salió, no sin antes decir lo último que tenía que decir.

-¿Quieres saber como es Yeonjun conmigo? ¡Justo como lo fuiste hace un momento!- dijo, tirando su mochila hacia la cara del mayor.

Sin más, Beomgyu se fue de la casa, dejando atrás todo su equipaje y su teléfono vibrando.



En otro lado de Seúl


-¡Por favor, Gyu! Ábreme- suplicó en un hilo de voz.

Tocaba desesperadamente la puerta, con lágrimas cayendo como cascadas. Completamente desesperado y con el corazón roto, el complemento hacia la situación fue la ausencia de su amigo. Tocó por última vez la puerta, rindiéndose de recibir ayuda o una respuesta.

Cubrió su cara con sus manos y deslizó su cuerpo por la pared, hasta quedar como una bolita en el suelo. Los hipidos sonaban, la gente que pasaba veía al chico en ese estado y escuchaban sus sollozos.

-Gyu... estoy solo... completamente solo...- susurró apenas, sintiendo punzadas en su corazón por perder a la persona que le quedaba y amaba.

A esa única persona que creía que jamás iba a abandonar y fallar.










Renací de mi muerte.

Bueno espero que los disfruten mis amores, cada vez se va a poner más trágico.

Los amo mucho 

Adiooos

PD: Stream Inception

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