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8


El viernes llegó más rápido de lo que se pensó, una chica que se encontraba emocionada escogiendo su vestimenta y un chico que buscaba sus pastillas para el mareo.
Ese día había jornada de trabajo, pero Baby, al ser líder, hizo de las suyas para que les dieran el permiso de salir más temprano.

A eso de las cinco de la tarde, los dos se encontraron de bajo de un árbol cercano al parque de diversiones.

— ¡Wow! — exclamó la joven. — ¡Te ves muy guapo! — admiró.

— Gracias — suspiró el chico. — Si te soy sincero, se me hace increíble que nos permitieran salir tan temprano.

— ¡Sí! — contestó contenta. — ¿No te parece genial pensar que todos los demás estarán trabajando cuando nosotros nos estaremos divirtiendo? — preguntó con una gran sonrisa.

— No había pensado en eso... — respondió, y por alguna razón su mente revivió el día que cuidó a su amiga en la casa de Bonnie.

— ¡Bien! — se agarró del brazo de Foxy. — Nos divertiremos muchísimo.

El tiempo pasa rápido cuando te entretienes o diviertes, pero el pasar de un minuto era como el transcurso de un año.

[...]

— Que mala gente, les ofrezco un cupcake por celebración de cumpleaños, y lo rechazan sólo por ser sabor frambuesa — se quejó la de cabellos rubios.

— Deberías guardarlo para otra ocasión — comentó Tom, tomó una carta y la colocó en la mesa de juego en la que él estaba.

— Sí, tienes razón — respondió la joven con el pastel en las manos.

— O puedes dármelo a mí — dijo el otro chico de cabellera blanca.

— No, no, no — respondió Tom. — Ya te comiste mi porción de pastel, deberías estar satisfecho con eso.

Ella sólo puso sus ojos en blanco, y sin escuchar otra opinión más, se dirigió a la cocina.

— ¿Cómo fue que les dieron permiso? — gruñó al entrar en la cocina. — Lo considero una falta de respeto.

— Eso es comprensible — resopló Bonnie. — ¿Pero qué se puede hacer? — siguió lavando los trastes.

— Lo único bueno es que no hay muchos clientes por aquí — dijo Chica.

— Tienes razón, es tan relajante.

Chica guardó el pastelillo dentro del refrigerador, para después sentarse en una de las sillas que se encontraban junto a la pequeña mesa de la cocina.

— Es tan tranquilo que me aburro.

La joven de cabello morado sólo formó una leve sonrisa, y pensando en cómo lo estarán pasando aquellas dos, miró al techo.

[...]

— ¿Crees que sí? — le preguntó con seriedad.

— No lo sé — contestó. — Pero me encantaría saber cómo se encuentra.

— Lleva varios días fuera — continuó mirando la ventana. — Puede que sí haya encontrado algo — miró a la infante. — La interrogante sería cómo comunicarnos con él.

— ¿Por qué haces esto, Ballora? — preguntó la niña.

La chica sólo la miró, se quedó en blanco por unos momentos.

— Yo... — suspiró con pesadez. — Yo he investigado muchas cosas, desde pequeña me han atraído los misterios y casos extraños — dijo. — Un día, miré una noticia por internet, una noticia olvidada con el tiempo, una noticia que informaba sobre la muerte de cuatro infantes y de un empleado en este mismo restaurante.

Britney no dijo nada al respecto, la duda debía ser eliminada de una vez por todas, deseaba saber cómo es que esa linda chica había conocido su existencia.

— Me inquietó tanto saber que no se había encontrado al asesino, dejar que esa alma en desgracia se saliera con la suya y no fue castigado — apartó la mirada. — Cuando supe que estaban buscando empleados para el local, no tardé mucho en decidir qué quería trabajar ahí, pensé que tal vez lograría saber más sobre el caso — una ligera sonrisa se formó en su rostro. — Tuve mucha suerte al ver que mis amigos también se unieron al local, sentí que si no tenía respuestas sobre el caso, al menos tendría un lazo familiar más fuerte con ellos.

—  Eso... — la niñita se tranquilizó. — Eso es muy lindo de tu parte, creí que mi historia en la tierra había desaparecido por completo — sollozó. — Pensé que a nadie le importaba lo poco que tuve de vida.

— Pues aquí me tienes, pequeña — le dijo con dulzura. — Y no me iré hasta ver que tú estarás en paz.

Y si ella tuviera cuerpo, Britney hubiera atrapado a Ballora en un fuerte y agradecido abrazo.

[...]

— Hemos tenido menos clientela estos días... — analizó Freddy. — Y no veo la causa — hojeó los papeles que tenía en mano.

— ¿No será que subieron mucho los precios? — opinó Chica.

— No, ellos ya están acostumbrados a eso.

— ¿Qué tal el entretenimiento? — propuso Eddy. — Nosotros podemos hacer un nuevo Show — dijo apuntando a sus amigos con el dedo.

— Es una gran... — un agudo sonido eléctrico hizo que todos los chicos se quejaran. — ¡Tranquilos, tranquilos! — exclamó el castaño. — Las bocinas no funcionan bien.

— Casi pierdo un tímpano — se quejó Tom.

— ¿Tenías prendidas las bocinas? — le preguntó Chica al chico con sombrero.

— De hecho no — recapacitó.

— Extraño — comentó la joven con cabellos azules.

— Demasiado — incluyó Eddy.

— Bueno, bueno — continuó el presente líder. — Creo que sería una buena idea tener nuevos shows, y con la ayuda de los Funtime.

Y la charla siguió, hablando sobre el trabajo, algunos cambios en el escenario.

[...]

— Que alivio, no tuve más trabajo asignado — dijo Bonnie.

Se acercó alegremente a la niña, pero su rostro hizo que retrocediera unos pasos, así borrando esa sonrisa.

— ¿Britney? — sus ojos no se movían, estaban completamente ocupados observando con demasiado detenimiento a la pequeña. — ¿Sucede algo, Britney? — preguntó con ligero temor.

Poco a poco su mirar se dirigió hacia la anatomía de la joven.

— No me... No me siento muy bien, Bonnie — dijo casi en un suspiro.

La chica terminó armándose de valor y finalmente acercándose más a la niña.

— ¿Qué sientes? — un delicado sentimiento de culpa la invadió por completo.

— Yo... — volteó bruscamente su mirada a la ventana. — No lo sé.

El silencio que se produjo trajo consigo un montón de nuevas sensaciones para las chicas.

— ¿Qué pasa? — preguntó de nuevo, viendo como la pequeña miraba el televisor.

— Enciéndelo... — susurró.

— ¿Qué? — no logró escuchar.

— Enciende ese televisor.

Con lentitud prendió ese viejo televisor que se mantenía olvidado al fondo de la habitación, al pulsar el botón unas luces color blanco comenzaron a moverse de arriba a bajo.

Alejó su dedo del botón, y centró su mirada en la reacción de la pequeña niñita.

— E-Escucha... Escucha — murmuró.

Rápidamente sus pupilas se dilataron, su idea de ver a Britney cambiaron a observar con atención el televisor.

— Creo que... — estornudó el chico. — Por fin... — inhaló brusco. — encontré a ese detestable ser — se le escuchó con mucho cansancio.

Pareciera como si él no hubiera consumido alimento en días, y es que al poder tomar un físico debía mantenerlo sano, pero dio la idea de que últimamente no se preocupó por ello.

La escena que se encontraba en pantalla era tomada desde el ángulo del rubio, él no se podía ver, no se dejaba ver, sólo se escuchaba su exhausta voz. No había un punto fijo en la grabación, en escasos segundos se lograba visualizar un fondo lleno de escombros, y obscuridad.

— Encontré esto hace unas horas, y no tengo idea cuando me durará — dijo refiriéndose a la cámara. — Así que... — volvió a estornudar. — Trataré de decir esto de la manera más rápida posible.

La tensión de apoderó de Bonnie, su corazón latió tan rápido, casi lo doble. Dio tantos latidos que parecía que ya no sólo lo hacía por ella, si no también para alguien más.

— Encontré al infeliz que me asesinó.

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