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2. Nombres y citas.

Luan

Los días habrían pasado con regularidad y de forma normal sin el factor sorpresa que se inmiscuyó a mi vida sin preguntar.

Caleb se había vuelto un amigo con el que salía regularmente, unas veces en grupo, otras a solas, o simplemente nos reuníamos en la casa del otro a hablar. De verdad, conocíamos mucho del otro.

—Hola, parejita feliz —saludó Ax entrando a la casa, cerrando la puerta tras de sí.

Cal y yo estábamos sentados viendo una película cuando Ax entró a nuestro campo de visión.

—Axenneth —saludó Caleb, Ax le correspondió el saludo y subió a su cuarto—. ¿Son ideas mías o se ve un poco más feliz desde la primera vez que le vi?

—Ya no tiene tantas ojeras y ha estado durmiendo un poco mejor.

—Me alegra mucho, Lu. Por cierto, ¿qué harás mañana en la tarde? ¿Tienes planes o algo por el estilo?

—No, ¿por qué? ¿Me vas a joder la paciencia mañana también?

—Vamos a comer juntos, ¿te parece?

— ¿Tipo restaurante de etiqueta o comida rápida? —pregunté con burla, él rueda los ojos.

—Me refería a comer helados, Luan. Como una cita de adolescentes exagerados —contó, yo sonreí—. Deja de reírte y dame una respuesta, mocosa.

—Bien, bien, acepto. ¿Vas a pedirle mi mano a mi madre formalmente? —me burlé, él rodó los ojos.

—Hey, no seas tan cruel —hizo un puchero. Le di un abrazo, enternecida, amaba cuando se comportaba como un bebé.

Puso su cabeza en mis piernas y acaricié su cabello, poco a poco empezó a dormitarse, haciéndome sonreír.

Me pareció escuchar un leve 'me gustas', que sólo contesté en mi cabeza.

Ay, mi dulce Cal.

Caleb

— ¿Qué debo hacer? —le pregunté a mi hermano mediante la línea telefónica, él rió— Ríete de nuevo y no te llevo a discotecas, Caleen.

—Sólo llévala a comer, y desenvuélvete con ella como siempre lo haces. No tienes que hacer que sea tan estrambótico, Caleb. Es una cita, no le vas a pedir matrimonio... Creo.

—Cállate, tonto.

—Uy, cuánto me hieres con ese insulto, imbécil —acto seguido escuché a mi madre regañándolo por usar esa palabra. Ja, idiota.

—En fin, te hablo luego —colgué.

No sabía qué hacer o cómo actuar en una cita, ¡yo no tuve citas! No tenía tiempo para eso, debía mantener mi índice académico hasta arriba, no podía desperdiciar las tardes de estudio charlando con alguien.

Caleen's phone.
No actúes como un loco, sé normal por una vez en tu vida.

Caleb's phone.
Si algo sale mal será enteramente tu culpa, mocoso del mal.

Cuatro de la tarde, estaba vestido y arreglado, listo para ir a su casa y pasar por ella como un puberto al que su padre le ha prestado su teléfono celular.

Luan's phone.
Esperando por ti, Doubell.

Caleb's phone.
Voy en camino, Lether.

Conduje hasta su casa, toqué el claxon para avisarle de mi presencia, y en pocos momentos salió, vistiendo un vestido blanco con girasoles adornándolo.

Luan siempre había sido preciosa, eso es innegable.

Cuando supe que estudiaría medicina me sorprendí mucho, y es que siempre había participado como modelo en un montón de certámenes. Sin embargo, luego supe que fue porque le aburrió el tener que ser meticulosa con sus comidas y la ansiedad de tener un peso exacto.

Volviendo al tema, me sonrió mientras entraba al auto, depositó un beso en mi mejilla al tiempo en que cerraba la puerta, haciéndome sonreír también.

— ¿A dónde vamos a comer, amorcito? —se burló, le di una mala mirada.

—A donde el diablo dejó los interiores —le contesté.

Fuimos a una heladería cercana, donde ambos pedimos pasteles helados sabor chocolate, mantecado y fresa. Si, uno de cada sabor.

—Eres dulce como la fresa, blanca como el mantecado, y hueles a chocolate —halagué, ella rió tanto que la atención de los demás comensales estuvo puesta en nuestra mesa—. ¿Ves? El arte de la poesía.

—Tú eres amargo como un jugo de limón sin azúcar ni agua —encogió los hombros, y siguió degustando su helado.

Conquistarla iba a ser difícil, ya lo veía.

— ¿Qué tal es tener hermanos? —Me preguntó— Sabes, soy hija única, no sé qué tal es. Lo más cercano que tengo son Axenneth, Delany y Rebellion, y es triste pues Del es seis años menor que yo, Ax diez y Rev quince. Mucho tiempo, ah.

—Bueno, mis hermanos son un estrés intenso, te lo aseguro —contesté—. Calder es cuatro años menor que yo, y Caleen siete. Calder es calmado, a decir verdad, pero es un amargado de primera, así que siempre anda con una cara de los mil culos. Caleen es como los adolescentes a los que no les importa nada, sólo mantener un buen promedio, es bastante bromista, la verdad, pero habla hasta por los codos. Así que vivir con ellos fue... Meh, a veces lo extraño.

—Wow... Genial.

— ¿Por qué no me hablas de tus primos? Me acabas de decir que son como hermanos para ti —pido.

—Delany es la mayor, ella es directa, sarcástica, si algo no le gusta lo dirá de inmediato, así que meterte con ella es saber que te cantará tus verdades sin medir. Ax... Ya le conoces, es más de mirarte mal si le haces algo, pero es muy dulce bajo esa corteza de rudeza y desinterés. Rev es sólo un niño, pero uno emocional, siempre quiere abrazos y mimos, supongo que busca lo que mi tía no les da.

— ¿De verdad es tan mala? —inquiero, ella asiente.

—Es algo rara. No quiere que sus hijos llamen la atención. Cabello corto, no uñas pintadas, ni maquillaje, ni faldas, pantalones cortos o apretados. Los ha criado de una forma dura, casi sin afecto, es por ello que Ax vive ahora conmigo, y por lo que Del está haciendo maletas para irse a la universidad lo más pronto posible.

— ¿Y su padre qué?

—Falleció hace ocho años, en un accidente de auto.

—Entiendo, es por ello que proteges a Ax de todo, uh.

—Sí, y por otras tantas cosas. Le han hecho tanto daño últimamente, Cal. Los adolescentes son crueles cuando se lo proponen, joder.

—Claro que lo son, ¿Ax también estudia en el instituto donde nosotros estudiamos? —Luan asintió— Wow.

—Si... Pero no es momento de hablar de Ax, ya mucho con su presencia —la rubia rió—. ¿Eres de los que besan en la primera cita?

—Depende de cómo haya sido la cita, ¿lo eres tú?

—Supongo que lo sabrás luego, ¿no? —Guiñó un ojo— ¿Tenías algo con Mellieadous Finnderberg en la preparatoria?

—Sin dudas me gustaba Mel, y creo que también le gustaba. Pero creo que se aburrió de mí fácilmente, supongo que no era interesante.

—Claro que lo eras —reprochó ella—, también eras caliente. Pero interesante, siempre tenías un tema que discutir, y usabas palabras muy lindas.

—Tal vez ella era de otro ambiente. Más de otro tipo de chicos. Pero era agradable conversar con ella en las horas libres, siempre fue muy amable.

—Aprendí a pronunciar su nombre en último año —contó—, Dios, qué nombre más complicado le dieron sus señores padres. Siempre lo pronuncié como 'meliadus' o 'miliadus', por eso nunca me acerqué a hablarle.

—Fue fácil de pronunciar para mí.

—No te he oído pronunciar su nombre completo en años, deléitame con tu hermosa pronunciación de ese nombre con origen antiguo.

—Que exagerada eres —reí—. Se pronuncia 'Melieadous', o 'meliaedús'.

— ¡Aplausos, por favor! —Exclamó riendo— Una vez le dije: ¡Meliadeus! Pero no me contestó, por lo que no le hablé jamás.

—Nuevo miedo desbloqueado: pronunciar mal un nombre y que no te hablen más por ello —reí—. ¿Cómo te pronuncio, Louan?

—Cállate, por Dios. Se pronuncia como se escribe, Luan, con tilde indirecta en la a. Siempre creí que tu nombre se pronunciaba como Keileb.

—Nah, es sólo Caleb.

—Entonces, sólo Caleb, ¿por qué eres tan lindo?

—No lo sé, ¿por qué eres tú tan linda?

—Porque me hicieron con ganas.

Y el resto de la tarde se basó en hablar de un millar de cosas, no entendía cómo siempre teníamos un tema de conversación, pero esperaba a que ese don no se nos fuera jamás.

Sentí nuestra cita finalizada cuando estacioné en su casa ya de noche, ella estaba a punto de salir del auto cuando me llamó.

—Caleb.

— ¿Uhm?

— ¿Quieres que te diga algo?

—Sí.

—Contigo, estoy dispuesta a ser de las que besan en las primeras citas —y con una sonrisa, se inclinó para besarme.

Tan divino como el mejor dulce del mundo.

Podía saborear los tres sabores de helado que pedimos en la tarde.

Y no sé si fue mi imaginación, pero el brillo tenue de una estrella fugaz fue captado por mis ojos cuando sus labios ya no estaban con los míos.

Y sólo pedí tener más momentos como ese.

Muchísimos más.

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