[07]
—¿Celoso?
—Quizás.
Sonriendo, el cabellero de la guerra toma a su amigo llevándoselo entre saltos largos hacia un lugar más alejado. Una pradera no tan lejana que les brindaba aquella privacidad que deseaban ambos.
Entre pastizales, con solo el silencio de animales nocturnos y el viento, ambos chicos obtan por buscar la comodidad de un árbol bajo el cual esconderse y ahí bajo el follaje de las hojas ambos se sientan inclinando la espalda en el tronco que les brindaba soporte.
—Tris... Necesito hablar contigo de algo que sucedió hace poco. —Sus brazos se cruzan tras su cabeza sirviendo de almohada mientras miraba las estrellas y pensaba en todo—Hace unos días, se presentó ante mi una presencia extraña, nunca la había sentido en Liones. Era una niña de cabello rojo vino y ojos a par, juraba y repetía cosas que para mi son incoherentes... Pero... Sabía cosas, cosas muy personales que solamente yo sé.
>> —Dijo que ella puede ver el futuro, que tiene el don de la clarividencia. Es extraño, ese tipo de magia es muy compleja y hasta el momento, solo el antiguo rey de Liones tenía tales dones. Mencionó también que ya sabía donde iba a estar y que iba a hacer, por eso me esperó en un callejón desolado cerca del mercado. Lo más inquietante, es que juraba ser mi futura cónyuge. Dijo que ella y yo estaríamos juntos en el futuro. No quiso responder ninguna de mis dudas, desapareció de la nada mientras yo aún estaba procesando lo que había escuchado... Ella sabe cosas, que nadie más sabe de mi.
Tristan obvió todo lo que no le parecía demasiado relevante para el momento, mirando de manera seria a su acompañante porque no esperaba una clase de declaración tan inquietante. Habían muchas cosas o más bien huecos en esa historia. Si Lancelot estaba con ella ¿Qué había sido de él? No se imagina en un futuro compartiendo ningún tipo de intimidad con el rubio si este tenía ya el amor de una mujer. Él era muy ético para esas cosas, simplemente no podría, entonces algo debería suceder que los separe.
—Yo también quise preguntarle al respecto. También quiero saber qué sucedió entre nosotros. Si ella sabe lo que pasó con mi maestra y mientras estuve perdido, debe saber qué pasó para que tú y yo nos distanciemos.
Dice el mayor respondiendo las dudas en la cabeza de su amigo.
Sin decir nada por el momento, Tristan deja de estar sentado contra el árbol para moverse hasta quedar frente a frente al otro chico, sentándose sobre las piernas ajenas con las propias flexionadas quedando pocos centímetros entre los rostros.
—Agradezco mucho que me lo cuentes. Sé que eres bastante reservado y supongo que es algo que tiene días rodando tu cabeza. —Con el cuidado digno de tocar una rosa, el albino toma el rostro ajeno acariciando la piel, ganando la total atención de aquellos rubies hasta sentir dos fuertes manos a sus costados en la cadera.— Lance, no sé que es lo que espera en el futuro. Pero si fuese este mi último acercamiento a ti, entonces quiero olvidar lo que he oído y solo escucharte a ti. Por el resto de la noche y hasta el crepúsculo que trae consigo el amanecer.
Con todo el temor de un principiante, Tristan unió sus labios a los de su amigo ganando y soltando Un suspiro pesado, uno al unísono qué relajó los dos cuerpos.
Sus ojos se cerraron, dejando sus demás sentidos actuar, gusto de sus paladares, el descarado tacto en su piel, el sonido de sus movimientos y el olor ya conocido de ambos juntos.
No necesitaban ver, estaban ambos más que claros de en donde estaban en ese momento y es lo que importaba, como poco a poco unas manos se colaban bajo la camisa blanca del príncipe de Liones y las demás solo banajan hasta los hombros del rubio para sostenerse de ahí.
Lancelot no tenía ni idea de lo que harían, sabe las intenciones que han florecido entre ambos. Pero ninguno tiene la experiencia para saber qué hacer sin equivocarse.
Para cuando se separaron a tomar aire, tenían sus rostros rojos, no por haber aguantado la respiración tanto tiempo, sino porque debajo de cada pantalón, tenían un problema aún mayor que querían resolver pero ninguno se atrevía a dar el primer paso para ello.
Cada día, sus interacciones se hacían más pesadas, sus cuerpos llamaban más la atención del otro y morían por descubrir más allá de lo que siempre llevaban puesto.
Aún cuando suelen dormir juntos en sus días de ocio, siempre tienen mínimo, hasta los pantalones. El quitarse o no la prenda superior ya depende de cada quien, Tristan tenía muchas Pijamas por lo que encontraba eso innecesario, Lancelot uno que otro día prefería dormir sin camisa pero ese era su máximo.
El agarre de ambos incrementó, viéndose intensamente a los ojos, sin separar la mirada del otro y con un nuevo y mayor deseo despierto, Tristan comienza a moverse lentamente impresionado con que aquel roce le había gustado más de lo que le gustaba admitirlo.
Miró a su compañero intentando disimular la sorpresa de su descubrimiento mientras este solo sonríe y lo ayuda a hacer todo más coordinadamente. También lo estaba disfrutando demasiado como para dejarlo hasta ahí.
Echó atrás su cabeza al igual que el otro príncipe intentando ambos hacer más rápidos sus movimientos, estaban comenzando a sentirse extasiados, tanto que el mismo peliblanco intentó con desespero deshacerse de la vestimenta roja qué tenía el mayor. Este solo suelta una risa nasal permitiendo que haga con él lo que le viniera en gana.
Perdidos y con el corazón acelerado, los dos con vieron a besarse más desesperados que antes, buscando devorar los labios del otro dejando a un lado la gentileza del principio y más bien queriendo romper cada prenda que les estorbaba el contacto.
—¡Auxilio!
—¡Mierda!
—¡Lancelot!
Tristan se separa rápidamente mirando mal y casi riendo a su compañero quien de mala gana miraba hacia donde habían pedido ayuda y se ponía la ropa.
Le causa gracia como el otro príncipe lanzó la maldición por verse ambos interrumpidos. Él también estaba algo descolocado, pero no iba a enojarse. Más allá de quedar sexualmente frustrado, debían volver a ver que sucedía.
Para hacer todo más rápido, y tratar de disimular el problema que tenían ambos ahí abajo, dejaron por fuera sus vestimentas y Tristan sacó sus alas llevándolos a ambos lo más rápido posible hasta el origen del problema. Ahí notaron rápidamente que solo era un incendio. El verdadero misterio era que o quien lo había ocasionado. Pero para su suerte, una somnolienta e irritada Gawain usó su magia comenzando una tormenta fuerte que obligó a los habitantes a refugiarse pero que también terminó rápidamente con el incendio.
—¿Quien pudo haber hecho esto? —Tristan buscó refugio rápido en la habitación que tenían compartida, escondió sus alas y rápidamente busca cobija en unas telas.
—No siento ningún poder mágico cerca. O fue un accidente o fue alguien que ya estaba aquí. —Resume las posibilidades Lancelot secando su cabello mientras busca entre sus pertenencias alguna otra vestimenta que pueda utilizar pues la suya se había mojado levemente gracias a la tormenta hecha por Gawain. —Más parece un accidente, pero se extendió demasiado rápido.
Podrían llegar a ser que por los tiempos cálidos el fuego pudo consumir con rapidez todo a su paso. Pero lo que lo habrá ocasionado lo investigarán al día siguiente. De igual forma ya todos estaban cubriendose de la fuerte lluvia. Cree que la pequeña mujer exageró un poco con la intensidad pero tampoco se quejaba, eso le daba la tranquilidad que necesitaba.
—Tengo ropa extra por si quieres algo. —Con rapidez, Tristan busca entre sus cosas y le lanza algunas prendas a su amigo— Solo... No son tu estilo.
A todo eso y mientras el rubio iba a cambiarse. Tristan se preguntaba como es que Donny, Chion y Jade seguían dormiendo como osos con articulaciones por todos lados aun si habían estado hablando y afuera pasó de estar caliente como el ungüento a sumergido en el agua.
—Mnh... Deben estar cansados.
Se encogió de hombros tomando lugar en su cama y esperando al otro príncipe quien hizo lo mismo pero en el sofá, ya que estaban todos dentro uno tenia que dormir allí. Pero no era problema para ellos, de hecho, era un alivio porque estar en contacto directo luego de lo que sucedió no era la mejor idea.
Sin decir nada, ambos se dirigen una última mirada y cada quien se acomoda perdiendose en sus pensamientos hasta quedar dormidos.
A sus dieciocho años, Tristan y Lancelot tuvieron su primer encuentro íntimo y aunque no llegaron hasta el final, algo es seguro.
Ambos quieren más.
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