[06]
—Con este, ya son todos. No siento la presencia de nadie más en los alrededores.—
La chica de cabello azul asiente a la aclaración del rubio mientras este baja la guardia metiendo las manos en sus pantalones y mirando con desinterés a los delincuentes que habían atrapado.
Era una pandilla que iba por los pequeños alrededores y pueblos causando daño, robos e incluso muertes. Estan vinculados con desapariciones y tráfico de seres mágicos.
Aquí el problema no era que fuesen demasiado fuertes. Bien pudo ir otro escuadrón tras ellos, pero como el rey de Liones no conocía la capacidad mágica de los integrantes vándalos, había decudido enviarlos a ellos. Además que les serviría como entrenamiento a las afueras del reino y también porque cercano a ese lugar vendían una cerveza que les fue encargada a los jóvenes para llevarla hasta el castillo.
Más parecía lo de la captura una excusa exactamente para conseguir el alcohol.
—Está anocheciendo, lo más apropiado es que busquemos un lugar donde quedarnos a descansar hasta mañana. Luego podremos buscar el encargo del rey y dirigirnos directo al reino.
Todos sienten, nadie tiene nada que decir y a decir verdad tenían dinero suficiente para estar bien y comprar lo que haga falta. Así que solo debían encontrar alguna posada cercana y para eso, debían dirigirse a algún pueblo. Por lo que hicieron lo más lógico siguiendo un camino hasta que los lleve a la civilización.
No les tomó mucho tiempo divisar un buen lugar, no era la gran cosa pero podían pasar cómodamente hasta el amanecer cuando partirían inmediatamente.
Para que el dinero no fuese mal gastado, esta vez quedó en manos de Nasiens, todos votaron a favor de que sería el más indicado para poder repartir con sabiduría.
Al entrar en el lugar, se les informa que solo quedan sin ocupar tres cuartos. Uno doble y dos individuales. Para ellos seguía sin parecer un problema, por lo que pagan el precio justo, en ese momento entonces, el verdadero conflicto fue repartir a cada quien en su lugar. A las mujeres, por ser solamente tres, se les envió a un cuarto individual.
A Nasiens por su condición estando entre un género y el otro, el asunto era algo más delicado, pero se optó por dejarlo dormir acompañado de Percival en la otra habitación individual.
Ahora bien quedaban cinco, Donny, Jade, Chion, Tristan y Lancelot.
—Bueno, ya que somos cinco y cada cama es para dos, haremos lo siguiente. Cada uno de nosotros tendra al menos tres horas de guardia mientras los demás descansan. Dejaremos a las chicas y a Percival y Nasiens dormir tranquilos. No veo necesario que todos participemos de esto. —Informa de manera relajada Lancelot quien luego vio las camas y a los integrantes. —Yo haré la primera guardia, luego irá Chion, Donny, Tristan y Jade. En cuanto a las camas, Tanto Chion como Jade van a compartir una, entonces Donny y Tristan dormirán en la otra hasta que mi guardia acabe y así iremos rotando.
Todos parecían estar de acuerdo con lo dicho, claro, todos menos aquel que tenia un ojo cubierto quien no estaba para nada satisfecho.
—Me parece mejor que duerma yo con el príncipe, quiero decir, así tendrá la cama sola para él cuando llegue mi momento de hacer guardia, además, estoy más familiarizado con él que Donny.
—Si me permiten opinar, no creo que eso tenga sentido —Interrumpe el sobrino de Howzer algo avergonzado— Si Lancelot hace la primera guardia, aún si tu eres el segundo quedaríamos yo, Jade y el mismo Lance sin cama, así que alguno igual tendría que acostarse al lado de Tristan.
—No pedí tu opinión, campesino. El príncipe debe estar cómodo, ustedes tres pueden compartir una misma cama, cuando yo regrese de mi guardia entonces me quedaré vigilando qué nada malo suceda aquí dentro.
Para este punto, Tristan estaba más avergonzado que desconcertado. No puede creer que de verdad eso sea un tema por el cual discutir. Sinceramente era cierto que Donny y él no eran tan cercanos, pero le daba lo mismo, ambos son chicos y no es que se lleven mal. Además en todo caso, se sentiría más cómodo durmiendo con Jade qué con Chion, algunas veces siente que lo observa más de lo normal.
—Chion, no tienes derecho de llamar así a Donny, no ha dicho nada incorrecto. —Le corrige el albino sabiendo que los únicos que tienen problemas en ese momento son ellos, las otras habitaciones están bastante tranquilas— en cuanto al orden, pienso que es mejor que sea uno de cada cama, primero Lance, luego yo, Donny, Chion y al final Jade.
—Me parece bien. No seguiré perdiendo tiempo así que me iré en seguida.
El rubio camina hasta la pared donde estaban las ventanas. Siguió su tradición en salir y entrar por ellas y en pocos segundos ya no había trastro de él. Solo quedaban cuatro en el cuarto y Tristan rezaba pidiendo por paz.
—Bien, con su permiso, príncipe, iré a dormir ahora. Noto que las chicas al lado ya no emiten sonidos así que supongo que todos los demás están durmiendo.—
Jade no esperó respuesta, con él, cada quien se puso una vestimenta más cómoda o simplemente retiraron de su cuerpo aquellas prendas incómodas para tener mejor movilidad y más comodidad.
Solo minutos después, apagaron cada luz en el lugar y tomaron sus posiciones con tranquilidad esperando el regreso del rubio a las once para que sea el otro príncipe quien lo cubra.
Lo que no esperaban es que cierto miembro de la realeza estaria tramando una jugada tan arriesgada como podía ser efectiva.
Usando el sigilo a su favor y a penas dadas las diez y media, se dirige hasta el techo, invocando dos de sus espirutos elementales para poner fin a todo ese circo.
Con sigilo digno de un profesional, investiga dónde podría estar aquel joven, así busca con cuidado hasta que da con él, sentado en lo más alto de una chimenea, mirando las calles desolada.
Poniendo su hacha alargada a un lado para que no estorbe, usa sus dedos con sigilo dirigiendo a un espiritu de viento hacia donde se encontraba Lancelot. El objetivo era drenar de su ambiente hasta la última partícula de oxígeno y que así tenga un final rápido y eficaz.
Esta era la mejor oportunidad porwue Tristan iría a las once de la noche y eso significaba que podía volver, hacerse el dormido y dejar que sea el otro príncipe quien "Descubra" el asesinato.
Así ya no tendría más problemas con el rubio insolente.
—Vaya, sabía que eras estúpido. Pero no imaginaba que tanto. —un parpadeo, Lancelot estaba justo en frente, parecía irritado y esa mirada Carmesí brillaba con algo que él no podría describir— Debes aprender, Idiota, que para vencer a un enemigo, necesitas conocerlo primero y tanto no ocultar tu poder mágico como andar pensando tu plan, es una mal idea de emboscada contra mi.
Dicho eso, lo toma por el cuello de la camisa lanzandolo lejos, justo a un terreno vacío donde no iban a perturbar el sueño ajeno y no destruirian nada.
—La última vez, Tristan intervino. Veamos qué tal te va si él está durmiendo.
—¡No uses el nombre del príncipe en tu boca! Me das asco.
—Ven y obligame.
.
.
.
Asustado, su corazón latía a mil. Abrió los ojos mirando a todos lados tratando de tonar aire y tomó su cabeza qué casi dolía. ¿Qué estaba sucediendo?
Tenía un mal sabor de boca, como si algo realmente malo estuviese sucediendo.
Al mirar a su alrededor, cuando su visión ya se había enfocado bien, creyó notar el error y eso no hizo que se sintiera mejor de ninguna manera.
Donny estaba a su lado durmiendo cómodo, Jade también seguía durmiendo, aquí el problema estaba en que Chion no se encontraba y pudo ver que eran las diez treinta y cinco.
Sin tiempo para pensar demasiado las cosas, corrió hasta la ventana trepando hasta el techo, la energía mágica de Lancelot era fácilmente detectable cuando no estaba convertido en algún animal y si estaba con el otro chico, seguro podría saber rápido donde se encontraban.
Calmandose, cerró sus ojos permitiendose sentir su alrededor. Fue ahí cuando sacó sus alas blancas y en picada llegó hasta el lugar presenciando lo que más temía.
—¡¡Lance!!
El rubio mira casi con desinterés a su amigo mientras en sus manos tenía el inconsciente cuerpo del otro joven. A decir verdad, ni siquiera fue entretenido.
—Tranquilo, no lo maté, solo está inconsciente.
—¡No puedes andar por la vida noqueando a quien se te venga en gana! Me dieron un susto. Desperté exaltado por un mal sentimiento y los encuentro a ambos aquí, alejados y uno inconsciente.
—Tks, tendré que enseñarte la diferencia entre poder y deber. Parece que sigues teniendo dificultades con ello. —Dejando de lado el cuerpo ajeno, el rubio observa a Tristan, tan enojado que decide explicarse— Él fue a atacarme mientras estaba haciendo guardia. Y de hecho, su objetivo es directamente matarme. Así que por lo visto, siempre que tenga la oportunidad, va a intentar hacerlo.
Un debate mental se abre ante el albino. Porque sabe que Lancelot nunca miente, sabe que Chion no es un santo pero aun así le cuesta mucho asimilar esa afirmación como una verdad.
La última vez que tuvieron problemas por eso, había dejado en claro que no quería a nadie cerca del rubio por esa misma razón.
—No voy a defender a nadie, agradezco que no le hicieras un daño mayor. —Suspirando, Tristan usa su magia tratando de curar cualquier herida que pudiera tener y a los pocos segundos, este despierta teniendo como primera imagen a su príncipe— ¿Te sientes bien?
De inmediato Chion se pone de pie aunque su cabeza dolía y mira con odio al causante de toda su desgracia. Ahí parado como si nada mientras él era humillando frente a la persona que más le importaba.
—Estoy bien, príncipe. No tiene por que preocuparse. Solo quise salir a entrenar un poco. Ya sabe, para hacerme más fuerte.
Sabiendo que era una mentira, Tristan y Lancelot comparten una mirada de irritación y cansancio.
—Vete a dormir. No quiero verte de nuevo abrir ni un solo ojo hasta el amanecer. Es una orden.
Sin decir nada, asiente obedeciendo a su príncipe, al único que realmente respetaba y le importaba todo de sí. Era su único sostén en esa vida llena de miseria que le había tocado. Mientras se alejaba, pudo ver como el jinete subió pasó uno de sus brazos por el cuerpo de Tristan hasta que la mano llegó a la cintura. La rabio hirvió en todo su ser, viendo las figuras cada vez más pequeñas y observando una burlona sonrisa del rubio qué lo hizo apretar las puños.
—Creo que fui duro con él.
Suavemente y aprovechando que ya estaban solos, Tristan se acerca de manera voluntaria al cuerpo ajeno guardando sus alas, jania olvidado eso por estar pendiente a lo que hacían aquellos dos.
—Si no quieres que lo sea yo, mantén lo a raya. Hablo en serio Tris, si se me vuelva a acercar con la misma intención de hoy, voy a hacerle daño, por lo menos, una lesión.
—Este pueblo es Tranquilo —Cambiando de tema, Tristan mira a los alrededores tampoco sentía energía mágica más allá de la suya y sus compañeros— Deberíamos ir a un lugar más alejado. Quiero descansar y no podré hacerlo mientras estas en una misma habitación con los demás.
—¿Celoso?
—Quizás.
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