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VII

"Gracias"

La falta de aire en sus pulmones hizo que se detuviera en su carrera a la costa, tomando sus rodillas cansada, sus músculos estaban adoloridos a morir, su cuerpo no era apto para ejercicios fuertes como carreras largas, después de todo fue criada como una doncella casadera, que en su futuro estaba contraer matrimonio con un noble e ser madre de sus hijos, como la hermosa y sumisa esposa que estaba de moda.

El fresco aire de la playa llenó nuevamente sus frágiles pulmones, estaba decidida a que esa noche ese hombre no le pondrá ni un dedo encima, a pesar de estar consciente de que sus piernas dolían pues, su casa y la costa estaban a una gran distancia entre ambos.

¿Cuando se supone que aparece el príncipe azul –con su majestuoso tridente– para salvar a la princesa blanca?.

Volvió a correr una vez más par escapar de aquel abominable hombre, tenía ganas de llorar e buscar protección en los brazos de su amado rey del mar, esperando sus dulces palabras mientras acaricia su cabello.

Su ropa de dormir era un total desastre sucia y rota en algunas partes, cada paso que da para escapar de su cazador es más pesado, su mirada oscura de nubla por las lágrimas que amenazan con salir, ¿Por que a ella?. Nunca hizo nada malo, ni siquiera había echo aún su presentación a la sociedad por pedido de su madre, como ese hombre se enteró de su existencia si nunca resaltó.

Entonces lo escucho, la voz de Rege, corriendo a ella, su cara mostró más horror, estaba totalmente desnudo de cintura para abajo , su rostro de veía sudado e con indicios de ser un enfermo mental, su carrera era rápida a comparación de la de ella.

¡Era totalmente espantoso!.

Volteo a el frente corriendo con todas sus fuerzas, podría decir que ganaba una carrera de caballos ahora mismo, sus pies dolían por que se había lastimado la planta de estos con algunas rocas en el camino, si no daba lo mejor de si, ese día sería su fin.

Pero, sucedió.

Moviendo sus pies como podía para alejarse de ese hombre, no tenía donde esconderse, solo había arena, e si encontraba un lugar para esconderse un respiración la iba a delatar, deseaba que Poseidón llegara a su rescate como nunca deseo algo, sus pies se enredaron entre sí, Charlotte cayó a el suelo con horror, su cerebro palpitaba a mil por hora al ver como aquel hombre se paró enfrente de ella, sólo se arrastro intentando alejarse lo más que podía de aquel horrible ser, como un animal herido buscando escapar de el cazador que intentaba acabar con su vida.

Rege solo se lanzo sobre ella en un forcejeo brutal, claro que Charlotte no se iba a dejar ganar por nada, a pesar que su cuerpo estaba dolido, pateaba débilmente en un intento de alejar a ese hombre.

- ¡Poseidón! ¡Poseidón! - Grito a todo pulmón el nombre de la deidad que dijo que velaba por su bien, ¿Dónde estaba ahora mismo? Rogaba a dios tenerlo a su lado, que solo fuera un mal sueño dónde despertaba sabiendo que estaba con el hombre que ama, sin que ninguna mujer estaba tras su cabeza, siendo feliz por siempre y para siempre.

Pero esto era real.

- ¿Por qué dices el nombre de ese hombre?, el no vendrá a salvarte Charlotte Cordelia Vasilías, tú príncipe azul no vendrá por ti, debes saber tú lugar en este mundo - Rege tomo una de las manos de la joven a la fuerza, alzando el dedo correspondiente a el anillo de compromiso. - Aquí pondré el anillo cuando te tome, ¡Frente a el reino de tu amado! Que mujer tan vulgar y infiel eres - Sonrió, Charlotte en el borde de la más alta desesperación solo pensó en ¿Como conocía a la deidad?, pero eso era secundario ahora, intentando safar su dedo del agarre, más fue en vano por que el hombre notando el forcejeo doblo completamente el dedo de la albina, haciendo que soltara un grito de dolor, su cara no mostraba belleza angelical ya, si no el más profundo dolor e agonía, no esta lista para esto y nunca lo estará.

Con su dedo totalmente roto siguió forcejeando, solo logrando hacer enfadar a el hombre, mientras la manoseaba de forma obscena y brusca Charlotte solo seguía pateando aún sin perder la fé en su salvación, su garganta ardía por los gritos que soltaba intentando llamar la atención de alguien más fallaba, su cuerpo comenzó a seder a el dolor provocado por el forcejeo fuerte, algo que hizo que sus intentos de escapar sean más débiles.

Pero parece que Dios escucho sus rezos.

El cuerpo de Rege salió volando, causando un gran impacto en el momento que choco con una piedra, Charlotte no se digno a ver donde cayó, solo mirada hacía arriba, viendo el hermoso cielo azul, que fue tapado por la figura de el rubio que tanto espero, sosteniendo su dolido cuerpo en sus brazos con desespero, era la primera vez que veía así el rostro del dios, su rostro estaba rojo por la ira de ver a la doncella en ese estado, examinando de pie a cabeza mientras ella solo emitía el sonido de una respiración algo pesada, su cabeza estaba contra el pecho desnudo de la deidad.

Poseidón solo volteo su cabeza a donde se encontraba su tridente, su hermoso tridente, el asco y rabia invadió su rostro al ver como mancho su preciada arma con la vil sangre de el hombre que intentó abusar de su humana frente a su reino , cargando con cuidado a la doncella con si se tratara de una princesa siendo rescatada por su príncipe azul.

Hera le había encargado asesinar a unos hijos de la madre de las bestias que estaban haciendo de las suyas en una de las ciudades a su nombre –De las pocas que aún creen el los dioses griegos, siendo estas blanco de ataques de bestias–, ¿Si tanto le molesta que estan arruinando una ciudad que esta a su nombre, por que demonios no va ella?.

Le desagrada tener que ir el mismo pero no quiere problemas con Zeus ni Hera, no por miedo, no por respeto, no por apreció, solo no quiere que le lleguen a tocar un pelo a su amada o que lo molesten.

Fue fácil acabar con esas bestias inútiles, debió mandar a Hermes para un trabajo tan fácil o a Hércules. Pensando en ir a ver a su humana después de acabar con ellos, dudo al principio ya que estaba posiblemente dormida como un bello ángel, algo que le gustó, poder ver como dormía en la más profunda paz sin ningún problema.

Con forma de mérgulo atlántico voló en el amplió cielo nocturno, algo que le gustaba por que la combinación de su apreciado reino e la luz lunar quedaba magnífico, al llegar a la ventana de la habitación de su querida doncella virginal se alarmó viendo que no estaba, entró ya en su forma normal de varón, buscando por cada rincón con la esperanza de verla ahí, más no encontró nada algo que solo lo alarmó contando el echo que había ropa de hombre en el suelo e todo estaba desordenado, cuando se decidió entrar a el baño.

Vio la ventana abierta que daba a el patio, decidió saltar desde la ventana a este, viendo el rastro de pasos siendo llegados a un hueco entre los arbustos del patio, con su hizo un hueco lo suficientemente grande para que el pasará, viendo filosa mente como las pisadas se dirigían directamente a la costa, entonces lo entendió.

Charlotte debió a ver corrido a la costa buscando que el la ayudará algo que espanto a la deidad de los océanos, por primera vez en todos éstos milenios de su existencia, rogando que todo este bien.

Poseidón sintió temor.

Con su velocidad inhumana de dirigió a la costa, pensando que Anfitrite estaba relacionada a esto, ya imaginaba las maneras de acabar con su vil existencia cuando lo presenció con sus azulados ojos.

Un hombre de mediana edad desnudo de cintura para abajo, gordo e a su vista asqueroso, sobre su amada, el trance de ver como tocaba a su mujer fue roto por un grito soltado por ella desesperada, la cólera de apoderó de su ser y alzando su tridente lo lanzó disparado a el hombre, estaba asqueado de tener que manchar de sangre su tridente, más de la sangre de ese tipo.

Viendo como su cuerpo salió disparado del de su amada, sin pensar en recojer su arma corrió a el auxilio de Charlotte, algo que lo hizo sentir más temor era el estado de ella, su frágil cuerpo con marcas rojizas por golpes, su dedo morado y roto, sus ojos antes llenos de la más pura felicidad y amor estaba rodeados por ojeras y apagados, su cabello estaba echó un desastre.

El instinto de protección creció en su pecho, tomándola en brazos, si tan solo se hubiera apurado, si solo no lo hubiera tomado a la ligera, si hubiese desobedecido a Hera ella estaría bien.

La apego a su pecho, no vio indicios de los padres de la chica, por ende la iba a llevar a su palacio para tratarla, solo fue a recojer su majestuoso tridente, viendo el cuerpo inerte de el duque que intentó tomar a la fuerza a su humana, deseaba despedazar cuál bestia ese cuerpo mortal pero su prioridad era su mujer ahora mismo, tomando y agitando su tridente para limpiar un poco la sangre en sus tres cuchillas, llamó a su carruaje, digno de un dios siendo tirado por veloces caballos de mar.


Dale espero les guste, le estaba muriendo enferma, pensé que ya iba a visitar a Poseidón a el otro mundo, pero ya estoy mejor.

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