"Te odio tanto que me aseguraré de que esta vez sufras de por vida"

La chica de cabellos - negros como la noche- estaba sentada en el jardín de el palacio donde habitaba, acompañada de otra mujer de cabellos - De un tono caramelo- quien bebía té levemente.

- Crees que vuelva pronto? - Preguntó sonriente la chica, mientras tomaba la taza de té caliento entre sus manos pálidas, lo cuál hizo fruncir el seño a la de cabellos caramelos.

- Anfitrite, ya basta mujer, Poseidón te engaña, comprende por favor - Se quejó Hera, molesta por que su amiga dejaba pasar las infidelidades de su marido, el Tirano de los mares, desde la antigüedad en la era de los dioses, la deidad se acostaba con otras mujeres por su belleza o por orden de su hermano Zeus para cumplir alguna profecía del oráculo, la esposa de Poseidón lo sabía más que nadie y le dolía como cuchillas en su corazón que su esposo no la ame, menos le sea fiel.

Pero aún sabiéndolo, se refugiaba en su pequeña caja de "Ellas morían algún día y yo estaré para la eternidad con el" pero vivía constantemente aterrada con la idea de que, su esposo le diera a beber ambrosía a su amante, si la mujer con la que Poseidón quiera estar se vuelve inmortal, es posiblemente la ruina para ella al pedirle el divorcio para tomar a una humana como compañera de vida.
No sólo perdería su puesto como reina de los mares y esposa del dios de los mismos , sino su orgullo quedaría aplastado al ser arrebatada de su puesto por una humana.

- Hera, tranquila, ella morirá en un par de años las condiciones de el mundo humano actual no son las mejores, estoy segura de que todo estará bien - Hablo con una sonrisa en sus labios pintados de un suave azul cielo.

- Anfitrite ya para con esa mentira, te daría la razón si solo fuera una visita de una noche para robar su pureza, pero estuve observando desde el Olimpo, el lleva meses viéndose con esa humana y ni siquiera le ah arrebatado la virginidad, es una doncella pura - Advirtió sería a la nereida, la de hebras oscuras solo bajo la mirada.

- Si mañana vuelve a ir a ver a esa humana me aseguraré de tomar manos en el asunto Hera, te lo prometo - Sonrió a la diosa, esta solo suspiró pesadamente, sabía que no importaba si encarará a la deidad de los mares para dejar a la mortal, sabía que Poseidón lo ignorara e seguirá viéndose por esa mujer, sin duda veía como un hipócrita a el dios que se proclama "Perfecto" y dice que los humanos con basura creada por los dioses, para que luego se acueste con mortales por su apariencia para decir que son tontos, como diosa de los matrimonios se enojaba al ver a un dios tan temido y respetado como Poseidón siendo infiel a su mujer le hacía recordar a el bastardo de su esposo.

- Más te vale mujer, solo dejas que tú orgullo y apariencia para los demás sea aplastada por una humana insignificante - La nereida solo guardo silencio, como para que su amiga más íntima se lo diga a la cara, la cólera subió a su pecho, tenía razón toda su imagen es pisoteada cada que Poseidón tiene una nueva amante.

- Yo me tengo que retirar, Zeus se enojara si llego tarde - Sonrió la de cabellos caramelo a su compañera, dejando la taza de té ya frío en la mesa de mármol. La diosa tomando su forma de cuervo tomo vuelo en el cielo nocturno, la mujer de cabellos oscuros solo se levantó, saliendo de el jardín del castillo de su marido, esperando que este ya este en casa para decirle que ya sabe que tiene una nueva amante. No le importa si es mala idea, la cólera estaba en su pecho entrando en razón por su amiga, después de tantos siglos y milenios donde el dios no le era fiel ya se canso de solo dejarlo pasar, tenía un plan en mente, si el dios quería a esa humana por su apariencia se encargaría de que su bello rostro sea dañado hasta que la deidad sienta repugnancia con solo pensar estar cerca de ella menos unirse a ella, de solo imaginar a la mortal arruinada por eso la hacía formar una sonrisa triunfante en su rostro.

Camino a la biblioteca donde sabia que si su esposo estaba, se encontraría ahí, abriendo la puerta de madera egipcia, con esos adornos de plata y oro, era una biblioteca grandiosa eso no lo podía negar, sentía pena al tener que llenar de gritos aquel hermoso lugar.

- Poseidón - Dijo el nombre de la deidad con enojó, al no recibir respuesta solo se enojó más por que sentía el aura divina de su marido. - ¡Respondeme! - Grito frunciendo el entrecejo.

La deidad solo asomó la cabeza mostrando su rostro igual de inexpresivo que siempre, la nereida solo mordió sus labios aguantando las grandes ganas de arrancarle los ojos a su esposo, se acercó a paso rápido a el rubio.

- ¡Dame una jodida explicación ¿por que tienes una nueva amante?! ¡Te lo deje pasar por milenios pero ya basta, estoy arta de ti y tus infidelidades constantes , te juro por lo que más quieras que esa humana no sobrevivirá a mi irá, tú la sentencias te a morir y tú llevaras esa carga sobre tus hombros hasta el final de tus días! - Amenazo colérica Anfitrite a su marido que dejó el libro en su estante, tenía todo calculado para que su "esposa" por que solo ve a Anfitrite como una idiota que no pide el divorcio por mantener su puesto, frunciendo las cejas respondió a la amenaza de su esposa.

- Tocas a esa mortal y yo mismo te haré sufrir una tortura que no olvidarás, no, te haré agonizar hasta morir si le tocas un pelo mujer, no me importa si te molesta, te dejas influenciar por la zorra de Hera ¿no? - Hablo, acercándose a la mujer.

- Mira como tiemblo, no importa tus amenazas o si tengo que morir haré que tú vida e la de esa mortal sea un total infierno, es una sentencia por humillarme tantas veces y con tantas mortales asquerosas, ¡La haré morir de la peor forma, que sufra hasta el último momento! - Sentenció la ninfa del mar, la deidad solo tomo del cuello a Anfitrite para apretar su agarré.

- Retira tus palabras Anfitrite - Hablo enojado la deidad, poniendo sus manos en la yugular de la contraria.

- m-mirate tan ridículo por una h-humana, que pensaran de ti ¿e-eh? "El D-Dios que mato a su esposa una ninfa b-buena y amable por una humana pecaminosa" - Burló, mientras su rastro se tornaba azul, sabía que si amenazaba con dañar el orgullo del dios lo afectaba más que insultos.

Poseidón solo soltó a la nereida, dejándola caer en el suelo frío de la biblioteca, tomando su tridente salió de la biblioteca, con el rostro rojo de irá.

La azabache solo se levantó, caminando a el sillón más cercano, cuando tomó asiento derramó lágrimas no de tristeza sino de rabia y rencor, estaba más que decidida en condenar a muerte a esa mortal sin importar si le costaba su propia vida con tal de arruinar la de Poseidón.

Nuevo capítulo, espero les guste. 🍓
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