Cap 5 - Negocios
Después de la comida Cass y mi madre se van a conversar un rato y por segunda vez en el día quedo a solas con mi padre. Este día ha sido sumamente extraño para mí, no había tenido tanto roce con él en años, y menos tener una conversación civilizada.
—¿Qué recuerdas del ladrón? — empieza a hablar. Ahora que lo pienso no recuerdo mucho, tampoco había mucho por recordar. Estaba cubierto de pies a cabeza, a penas pude ver el color de sus ojos por la oscuridad que le rodeaba. Aunque ahora, viendo nuevamente las imágenes de anoche en movimiento, el cuerpo del ladrón parece más de una mujer que de un hombre. Cierro los ojos un momento, tratando de volver a revivir la escena.
—Tenía pelo largo, tapado por la ropa, estoy seguro que era una mujer. Eso es una mujer — es el único dato que por ahora tengo en mi poder. Vuelvo al tema de Kyra. Si el ladrón es una mujer puede que hasta ella misma haya sido ella. Aunque la estatura de la ladrona parecía un poco más alta, no voy a confiar mucho en mis ojos, con esa oscuridad no puedo confiar bien en nada de lo que ví.
—Lo que robaron fue un archivo muy importante — ¿Por qué me habla de esto? Debe estar muy asustado para implicarse en su vida — se que no tienes conocimiento de ello, pero hay una razón por la que no puedes entrar a ese cuarto hijo — ¿Me ha llamado hijo? Por primera vez en la vida Demian me ha llamado hijo.
—Si, lo sé, tienes cosas importantes dentro. Me doy cuenta de muchas cosas que ustedes ocultan — no soy un bebé, puedo ver muchas cosas aunque no lo diga.
—Lo sé, pero es por tu bien — ¿Por mi bien? Qué nivel de hipocresía.
—¿Por mi bien? ¿O por el suyo? — desafío molesto.
—No digas eso, nosotros nos preocupamos por ti — me río en su cara.
—¿Se preocupan por mí? En serio, buena manera de demostrarlo — las palabras son escupidas por mí como si fueran veneno. Trato de levantarme pero me detiene.
—Se que no hemos sido los mejores padres, y no te hemos prestado la atención que necesitas, pero si nos preocupamos por ti, a nuestra forma pero quiero que sepas que si lo hacemos —me vuelvo a sentar.
—Te escucho — ¿Puedo darle una oportunidad? Ha dicho algunas de las palabras que siempre quise oír.
—Se avecinan tiempos difíciles, esto es solo el comienzo, ese ladrón dará paso a muchos más, aumentaremos la seguridad de la casa como medida preventiva. Y no es solo eso, la policía está pisando nuestros talones en busca del pasado que hemos enterrado, no va a pasar mucho tiempo para que obtengan una orden de registro. Ya he visto que eres muy inteligente y sabes más de lo que pensábamos — hasta que se da cuenta.
—Que bueno que lo sabes —pongo los ojos en blanco.
—No me interrumpas — regaña — Estaba esperando el momento correcto para tener esta conversación — por favor que no sea esa conversación que tienen los padres y los hijos cuando estos crecen — Tiempos de crisis requieren medidas drásticas. Te pondré al tanto de las dos vidas que llevan tus padres al mismo tiempo, de los dos negocios. El legal —traga saliva — y el ilegal —No tengo palabras para expresar el grado de confusión que tengo. Mi padre me había dicho que se preocupaba por mí y que por eso me iba a involucrar más en su vida. No sé si esto sea para bien o para mal, pero me siento feliz, o algo parecido a eso —Nuestra familia lleva trabajando en esto desde que tu abuelo conoció el mundo de la mafia, o como nos gusta llamarlo ahora el crimen organizado. Así como tu abuelo me inculcó a mí el arte de trabajar para la mafia, yo te lo enseñaré a tí. Y espero con orgullo que como yo le des tu toque personal al asunto — se levanta de la mesa para caminar conmigo hasta algún lado. Se acerca a mi y pone su brazo a descansar sobre mi hombro — Tendremos tiempo para hablar de cada una de tus dudas con respecto a este mundo que te abre sus puertas por primera vez, pero antes debes aprender la parte legal.
—¿En serio? — me acaba de confesar que trabaja para la mafia, y luego me dice que primero tengo que aprender su trabajo legal. No es justo, es como si le enseñaran un juguete nuevo a un niño y luego se lo quiten y le digan que primero tiene que aprender a solo jugar con el viejo.
—Si por alguna razón yo tengo algún problema, tengo que huir, o muero. Todo puede pasar. Estoy contra la espada y la pared y no podemos parar nuestras vidas por eso. Quiero que sepas cómo llevar la carga de nuestro negocio — con el brazo que tiene descansando sobre mi hombro me condujo hasta otra de sus habitaciones, esta es, al parecer, la que más usa. No hay telarañas ni nada de eso, está extremadamente limpia. Es un réplica exacta de la otra habitación, con excepción de algunos detalles. En el fondo hay un gran ventanal que da al jardín trasero, frente a ella está el escritorio, a los lados los estantes, hay una mesita ratonera en la esquina izquierda en la parte de atrás y una silla junto a la puerta. El color de este cuarto no es muy diferente al otro, es un color crema clarísimo, casi como el blanco — Toma esa silla y siéntate junto a mí — así como lo dijo lo cumplo como buen hijo. Tomo la silla y me siento junto a él — Lo primero que tienes que saber, y lo más importante, es que en todo negocio, no debes confiar en nadie, absolutamente nadie y nunca creas en nada si no lo ves con tus propios ojos. Este mundo puede ser cruel, muy cruel, debes ser fuerte, los débiles no sobreviven aquí.
—¿En que consiste tu trabajo?
—Yo soy la máxima autoridad, todos los empleados de la empresa responden ante mí. Si en algún momento eres tú quien tiene que ejercer mi trabajo tienes que pedir las cuentas, con todo, gastos y ganancias, los empleados quien los acepta eres tú. Y una vez al mes tú, y unas personas que luego te presentaré, iran a realizar una auditoría. Hijo, no perdones a nadie, por las razones que sean, si alguien roba, se queda afuera, así los otros empleados aprenden y no cometen los mismos errores. Tienes que ser fuerte y hacer que todos cumplan con el reglamento. Ahora, para que veas un poco más de cerca la empresa, irás conmigo a una reunión.
—Solo tengo una duda, ustedes viven viajando por trabajo y ¿tienen una empresa aquí?
—¿Quién dijo que fuera aquí? — baja su mano a uno de los cajones del escritorio, toma una llave y lo abre. Mete la mano entre todos los papeles y de ellos saca dos pasajes.
—Pero yo no tengo Visa ni nada de eso — el solo sonríe como si lo que yo digo no importa.
—¿Quien dijo que no la tienes? — me entregó mi pasaporte, es que ni siquiera pasaporte yo tengo.
—Tienes una hora para estar listo, ponte un esmoquin para asistir a la reunión, es un viaje de ida y vuelta para el mismo día — salgo, cierro la puerta dejando a mi padre dentro y me encamino directo a mi habitación.
Johan es quien nos lleva en la limusina hasta el aeropuerto. Mi padre está sentado frente a mí, con la vista fija en su laptop mientras teclea con extremada rapidez, lleva así desde que entramos a la limo, debe estar haciendo algo importante. En cambio yo solo me limito a moverme por el incómodo esmoquin este, me da picazón, y además tiene olor a caja. Solo deseo que todo esto pase pero rápido, no tengo deseos de seguir en esta armadura por más tiempo.
Pasamos control aéreo y todas esas cosas de mierda para montarnos en un jet privado. Mi padre está sentado frente a mi con una copa de champagne y la laptop. Yo me entretengo poniendo mis audífonos y música. La música siempre ha sido, es, y será, la mejor acompañante. Cuando subimos los oídos se tupen y trato de despresurizar tragando saliva.
Después de tres horas, tres horas, de viaje llegamos a nuestro destino, sabrá Dios en que lugar del mundo hemos aterrizado. Ya estamos en el elevador de la empresa. Un gran edificio de muchas plantas, da mareo quedarse mirando desde abajo. El monumento hace que te sientas pequeño por su gran tamaño. En el piso número treinta el elevador se detiene. El empleado abre las puertas y salimos. Por dentro es aún más hermoso que por fuera. La gran claridad que entra por las paredes de cristal polarizado alumbra todo el lugar de día. Las paredes internas, que no son de cristal son blancas, con numerosos adornos en negro, brillantes y llamativos. Las personas se mantienen en sus puestos de trabajo, bien arregladas, algunas salen de sus oficinas con sus grandes carpetas llenas de papeles importantes. Algunas plantas ornamentales adornan nuestro camino hasta la sala de juntas. En el camino una joven de ¿quizás unos 25 años? Se acerca a nosotros con sus tacones de 10 centímetros de alto, su falda ajustada que se cierne perfectamente a sus caderas y su blusa que levanta sus llamativos pechos, unos hermosos labios, pintados de rojo, unos ojos café claro y su pelo castaño, suelto que cae hasta media espalda. Es hermosa.
—Buenos días señor Demian, los miembros de la junta directiva lo esperan en la sala de juntas —informa al llegar a nosotros — ¿Ese es su hijo?
—Si, es mi hijo, el próximo director de esta empresa y con suerte será aprobado por la junta, nos vemos luego Raiana, vuelve al trabajo — mi padre habla con tono autoritario y sin mirarla a los ojos. Ella da media vuelta y la pierdo de vista al doblar el pasillo. Seguimos caminando hasta llegar a una oficina de vidrio polarizado. Mi padre abrió la puerta y entramos. Hay al rededor de 16 personas sentadas en una gran mesa, con dos sillas vacías, una a la cabeza, y otra a su lado. Al mismo tiempo que nos dirigimos a sentarnos aprovecho para ver a las personas que están aquí.
De las 16 personas hay seis mujeres y los restantes son hombres. Por respeto espero a que mi padre se siente primero, para luego sentarme a su lado.
—Miembros de la junta directiva, quiero presentarles a mi único hijo. Deican — las demás personas de la sala asintieron y las mujeres sonrieron sin dejar de mirarme — Deican, ellos son Jonah — señala al más cercano a nostros. Aparenta unos cuarenta años, tez oscura, el único aquí, bigote, bien peinado y como los demás en esmoquin — Sarah — señala a la siguiente. Con un aproximado de cuarenta años también, de pelo rubio, ojos marrones, labios rosados, tiene unos grandes aretes brillantes, tiene un vestido azul ajustado — Defne —al parecer unos treinta años, pelo naranja, ojos azules, labios en contraste con su pelo, un collar de perlas adorna su cuello, con un vestido morado opaco — Angus —unos cuarenta años, rubio, ojos azules, barba de unos pocos días, esmoquin — Daniel — treinta años, pelo negro, ojos marrones, recién afeitado, esmoquin — Lucius — cuarenta años, pelo rubio, con bigote y barba, ojos claros, esmoquin — Nihan — unos veinti tantos, pelo castaño, rizo, ojos miel, labios pintados de marrón, tiene una cadena menos extravagante que las otras, es fina, al parecer de plata, su vestido es negro y muy formal — Tom — cuarenta años, rubio, barba, ojos oscuros, usa gafas, esmoquin — Casio – Anciano unos sesenta años o más, pelo cubierto de canas por completo, fracciones serias, esmoquin — Nathaniel — el más joven de las personas que nos encontramos aquí, unos veinte años , sin contarme a mi por supuesto, ojos verdes, pelo castaño peinado hacia atrás, gafas y esmoquin — Valerie — unos treinta, pelo negro y brillante, ojos oscuros, labios rojo vino, aretes grandes y brillantes, formados por varios círculos puestos uno arriba de otro de forma vertical de mayor a menor, vestida de negro también — Ángel — un hombre mayor, no tanto como Casio, con unos 50 años, tiene varias canas que cubren su pelo marrón, bigote con canas también, mirada seria y facciones que le dan un aire de maldad, esmoquin — Henry — cuarenta, mirada seria, tiene las manos entrelazadas sobre la mesa, medio calvo y con esmoquin — Laura — pelo rojizo, ojos verdes, facciones fuerte, parece tener unos cuarenta años más menos, vestida de blanco — Yasemin — unos treinta, de esas rubias plásticas que se creen superiores, ojos claros, labial de tono fuerte, con varias alhajas, desde aretes que llegan a su cuello, un collar de zafiros, anillos, pulseras y un prendedor de coral, vestida de azul claro — Por último, pero no menos importante, Desmond — me mira fijo, con curiosidad, ojos oscuros y siniestros, vacíos, sonríe ligeramente, con aire de superioridad, esmoquin.
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