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Cap 4 - Padre

Pov's Deican

   —Hola ¿Te llamas Deican verdad? —asiento. Está vestida con el uniforme de oficial, trae su pelo negro recogido en una cola, no lleva alhajas, imagino que en su trabajo no se permite llevar prendas muy llamativas.

   —Hola — se queda mirándome por unos segundos — ¿quieres? — es lo único que logro decir para romper el extraño silencio que se ha formado.

   —¿Podemos hablar? — alzo una ceja entre molesto y confundido.

   —Lo que haces es ilegal — no puede interrogar a un menor sin permiso de su tutor — escuché perfectamente a mi padre decir que no podías interrogarme.

   —No del todo, me presento, soy Andrea — levanta su mano para que yo corresponda a su saludo.

   —Te diría mi nombre pero ya lo sabes — no respondo a su saludo, ni siquiera hago el intento. Le dirijo una mirada de asco.

   —Ya veo — baja la mano — Eres muy inteligente, no lo dudo, así que iré directo al grano — sabía que había algo en concreto que quería pregutarme, algo que no tiene que ver con el robo.

   —Te escucho — si me interesa respondo, si no es su problema.

   —Tanto tú, como yo, sabemos que tus padres están metidos en cosas sucias, solo necesitamos un pequeño empujoncito para tener pruebas sólidas en su contra. Prometo que si nos ayudas el dinero no será decomisado y todo lo que pertenece a tus padres será tuyo — cuando voy a responder me detiene — no quiero que me respondas ahora, solo quiero que le des una oportunidad a pensar esa idea. Tendrás más dinero del que puedes imaginar, poder, harás lo que quieras y sobretodo, tendrás amigos en la policía para ayudarte. Hoy ha sido solo un ladrón ¿qué será lo siguiente?

   —Andrea terminamos aquí — grita el oficial desde la sala y la joven frente a mí me ofrece un guiño, acompañado de una tarjeta con un número de teléfono y se va junto a su amigo.

Esto ha sido raro pero ahora ha creado unas cuantas interrogantes. Bien el ladrón puede ser uno de esos policías, que se metió aquí para tener algo de información, o puede ser algún rival. Y si lo siguiente es venir a por mí, secuestrarme o cosas peores para obtener lo que quieren de mis padre, eso ha pasado muchas veces a lo largo de los años con otras familias, no voy a sacrificar mi vida por dos personas que son tan insensibles conmigo. Hay muchas cosas a favor. Tendré lo que quiero, dinero, el poder de hacer lo que quiera y no hará mucha la diferencia, al final ellos nunca están aquí, los veo una vez, prácticamente cada año, qué más da que no los vea, la vida sigue igual. ¿Qué se supone que debo hacer?

Cuatro días después.

He tenido días, cuatro para ser exacto, para pensar desde que los oficiales se fueron. Una propuesta tentadora fue la que salió de la boca de aquella joven de cabellos azabache. No tengo razones para entregar a mis padres a la policía, además de que sean unos insensibles sin corazón, que jamás me han demostrado mucho afecto, ni se han ocupado de mí y cuando vienen son una verdadera molestia; están metidos en cosas turbias que pueden poner en peligro mi seguridad... pero aún así siguen siendo mis padres, eso debe significar algo ¿no? No voy a seguir dando vueltas a este tema, no los entregaré, no sin razones de verdad, que no tengan que ver con los sentimientos de un adolescente de dieciséis años, son mis padres, ¿qué clase de persona entrega a sus padres a la policía?

Ahora tengo otra cosa en qué pensar. ¿Qué hacía ese ladrón aquí? Además de robar por supuesto. Me refiero a el objetivo con el que venía. No puedo decir que tomó de esa habitación, desde que era pequeño no he vuelto a poner un pie ahí; la casa ha pasado por tres remodelaciones desde entonces, y ese cuarto jamás ha sido tocado. Por más que quiera entrar no puedo, mi padre está aquí, por todo ese tema, y si con él fuera de la casa no puedo entrar, peor es con el en ella. Si hay algo a lo que hay que tener miedo en esta casa, es a las prohibiciones que los dueños han puesto. He visto gente desaparecer por esa causa.

Desde mi habitación puedo escuchar las voces de alguien, aunque lejanas y casi inaudibles puedo distinguir claramente de quienes provienen. Son ellos. Mis padres.

¿Por qué siguen estando aquí?

Debe ser por el ladrón, nada más, resolverán todo y se iran de nuevo, como siempre lo han hecho, esta vez nada va a cambiar. A la puerta - que he dejado abierta por descuido - asoma su cabeza mi niñera y con una sonrisa triste dice:

   —Su padre lo esperan en la habitación en la que trabaja — da el recado y se va. Me quedo quieto tratando de asimilar la información que me acaba de dar ¿mi padre? ¿en la habitación? ¿a mí? ¿DEMIAN BLACK ME ESTÁ ESPERANDO EN ESA HABITACIÓN? Esto solo puede significar que moriré. Si existe algún Dios en el cielo, este es tu momento de ayudarme. Tomo mi teléfono, abro el WhatsApp y escribo un mensaje a Dean.

Si no vuelvo en 10 minutos considerame muerto amigo.

Presiono la tecla de enviar, y, con el corazón en la mano, emprendo rumbo por el pasillo de la muerte. No puedo, me detengo a tomar aire ¿Le tengo miedo a mi padre? Ni que me fuera a matar, él no haría nada que perjudique su figura. Sacudo mi cabeza, como si sirviera de algo y sigo caminando.

Toco la puerta, sin asomar la cabeza o dar alguna otra señal de mi presencia, y permanezco esperando a su respuesta. Da la orden para que pueda entrar en la habitación, la vista es muy distinta a la que ofrece la oscuridad de la noche. La habitación parece sacada de una película de fantasmas, pintada toda de blanco, polvorienta y con telarañas. Demian me espera recostado en la mesa, con los brazos cruzados, la mirada fría e imponente; los músculos de su rostro contraídos no ayudaban mucho con el peso de semejante situación. Se viene un buen regaño, o al menos eso creo.

   —Deican — habla cuando por fin logro llegar frente a él — anoche entró una persona aquí, y se robó un papel muy importante para mí —solo asiento, todo eso ya lo sabía, fui yo quien presenció ese acto de hurto, de seguro esa es la razón por la que he sido requerido — para estar seguro solo quiero hacerte una simple pregunta, porque se que no pudiste ser tú — eso me produce alivio, no me va a regañar, solo va a ser una pregunta ¿qué tan malo puede ser? Hacerme esa pregunta mental me hizo recordar la de veces que en las películas los protagonistas dicen eso, y termina siendo aún peor de lo que pensaban que sería — ¿Haz dejado entrar a alguien nuevo a la casa? Soy consciente de que tus amigos han venido a hacer un trabajo, según tengo entendido vino alguien más además de Dean — oh por Dios! Kyra. Ella es nueva, entró  a mi casa sin conocerla de nada. ¿Y si solo se acercó a mí para tener acceso a mi padre? Hubo un momento en el que fue al baño, y no quiso ir al de mi habitación. ¿Y si en ese momento entró aquí? Todo cuadra. Chica nueva, desconocida, linda, sin mucha información acerca de su pasado, con un interés particular en mí. Esto era lo que quería, que estúpido fui al dejarla entrar ¿Ahora como le digo a mi padre esto sin parecer un tonto?

   —Dean vino con una amiga nuestra, no sé mucho sobre ella, es nueva en la escuela— esa mirada de decepción que tanto duele está en su rostro. Es verdad que todavía conservo parte de mi inocencia ¿Qué iba a imaginar yo que adentrar a esa chica en la casa iba a ser tan malo? Por eso no confío en nadie, ni en mi propia sombra.

   —Está bien, puedes irte —No dijo nada más, no preguntó quien era la chica. Tengo miedo que resulte muerta, las cámaras de la casa estaban encendidas y grabaron su estancia aquí.  volví a mirar el escritorio. Entre todo el polvo que lo cubre está la impecable marca de una carpeta faltante. Pudo haber sido eso lo que tomó el ladrón. Aproveché mi salida para caminar con lentitud y dar otra vista a los únicos muebles, aparte del escritorio, que adornan este lugar. Hay dos estantes, uno a cada lado, fijos en las paredes. Uno de ellos permanece cerrado, con un candado gordo y el otro está abierto. Dentro de este último solo hay carpetas que parecen querer reventar de tantos papeles que son guardados dentro de ellas. Si fuéramos una familia normal el hecho de ver tantos papeles me asombraría, mas  después de vivir tantos años dándose cuenta de algunas cosas extrañas que aparentemente no tiene explicación, ya nada raro de lo que provenga de esos dos puede causar algún asombro. Aún así la curiosidad por abrir uno de esos me carcome. Soy humano, está en mi naturaleza ser curioso. Tratando de callar mis pensamientos salgo de la habitación dejando la puerta abierta, con la esperanza de que en un descuido, pueda encontrarla de la misma manera. Lo mejor que puedo hacer es ir a mi habitación y esperar a que la marea baje, no sin antes volver a mirar ese estante que carece de candado. Ahí tan lindo, pidiendo a gritos que me acerque e indague en cada rincón de lo que oculta, como si susurrar de forma lenta: "ven, aquí estoy, ven"

Mis padres son un enigma que espero con el tiempo poder descifrar. En ese mismo momento mi teléfono empieza a sonar con mi tono característico, la canción "Genius" de Sia, Labrith y Diplo. En la pantalla aparece el nombre de mi amigo. Creo que lo asusté con el mensaje que le dejé, a veces puedo ser un poco exagerado con respecto a algunas cosas. Solo un poco.

   —¿Si? — contesto.

   —¿Qué ocurrió? — me causa un poco de gracia el hecho de que su voz sonara tan preocupada sin saber por lo que escribí el mensaje.

   —Nada de que preocuparse, es que ¿recuerdas el cuarto que te conté al que tengo prohibido entrar?  — escucho su resoplido. Puede que haya agrandado un poco más de lo normal lo que pasaba.

   —Ajá, prosigue — sonrío, se que se está conteniendo para no regañarme.

   —Pues bueno, Demian me llamó estando dentro de él.

   —No jodas — ahora está asombrado, al menos espero que no me de un discurso por asustarlo — ¿qué había adentro?

   —Muchos papeles y suciedad.

   —Aburrido — me río. Es verdad que es aburrido, si tan solo pudiera resolver la duda de lo que hay dentro. Pueden ser papeles de trabajo pero si no lo son, puede ser información oscura, muchos trapos sucios.

   —Ajá. ¿Hay algo nuevo en la escuela? ¿Algo de suma importancia que necesite saber?

   —Cogimos todos los puntos en el trabajo, fue el mejor de la clase —mi pecho se ensancha del orgullo. Claro que el nuestro es el mejor. Yo sabía que iba a ser así — Además de que hace una semana que Nolan no aparece, ya lo han dado por desaparecido y la policía ha venido dos veces a hacernos visitas. Lo más extraño es que no es solo él, tampoco sabemos nada de Nora, de Sophie, de Leila o Héctor.

   —No es normal que Nora falte. Ella es la alumna estrella, la que jamás falta, tiene notas excelentes, nunca le llaman la atención, no sale de su casa, estoy más que seguro que debe comer libros.

   —Por eso la preocupación de los maestros y la policía, los padres están desesperados, puede ser un caso de secuestro de rehenes en masa pero siguen en espera de una nota o algo con lo que puedan trabajar.

   —Mantenme al tanto de eso, por la televisión no han dicho nada y si se trata de un psicópata o algo por el estilo quiero que te cuides, no salgas solo, es más no salgas, no hables con nadie que no conozcas de muchos años, ni siquiera hables con alguien que conozcas si no estás con mucha gente a tu alrededor, los psicópatas se esconden en todos lados, no vayas a ningún lugar solitario o tétrico.

   —Si mamá ¿algo más que deba saber? — ruedo los ojos — Hablamos después y ni te preocupes.

   —Hablamos después entonces — cuelgo.

Que raro ese tema de las desapariciones en la escuela. Los objetivos hasta ahora no tienen mucha conexión. Nora es una come libros, Nolan es un friki que se lleva con muy poca gente y ama a los lagartos, Sophie es la típica rubia idiota que se cree mucho, Leila la chica depresiva que se sienta al final del salón y Héctor un Emo. No hay mucha conexión que conozca entre ellos además de que pertenezcan al mismo salón. Eso es, si pertenecen al mismo salón puede ser un maestro el que esté llevando a cabo los secuestros. Yo sabía que no podía confiar en los dos maestros nuevos que entraron, de seguro ellos tienen algo que ver.

Voy a dejar ese trabajo a los policías. Soy muy joven para estar cargando mi cabeza con estos problemas. Cass me llama desde abajo. De seguro ya está la comida lista. Mientras bajo las escaleras a toda prisa, doy un paso en falso y caigo como seis escalones hasta golpear mi espalda con fuerza contra el piso. En el momento del choque abro mi boca dejando salir todo el aire de mis pulmones. Por unos segundos, cuando me levanto, siento la molesta sensación de no poder respirar. Mierda, duele. Sigo caminando hasta llegar a la cocina, donde me esperan mis padres. Demian está sentado a la cabeza de la mesa, mi madre a un lado, y con una separación de unas dos sillas de por medio se encuentra sentada Cass. Ya la comida está en la mesa y frente a mi madre hay una silla vacía con un plato, por lo que me siento en ese lugar.


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