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Cap 3 - Ladrón

Me encuentro en un terreno llano, oscuro e inhabitado, la tierra es de color malva opaco y algunos árboles secos están dispersos por donde alcanzo a ver, una horrible bruma cubre todo el lugar, impidiéndome ver más allá de unos pocos metros frente a mi. Desde la lejanía puedo escuchar el ladrido de un perro pequeño y el crepitar de su cadena a consecuencia de su incansable movimiento. El disturbio que provoca el pequeño perro reverbera el silencio del lugar. Esa extraña sensación de inquietud que infunde el ecosistema a mi alrededor se aloja en mi cuerpo, late en mi corazón que se acelera con cada paso que doy hacia lo desconocido.

   ¿Dónde estoy? ¿Por qué sigo caminando?

El mundo onírico siempre tiene una sorpresa diferente para mí. Siempre me hago esa pregunta, siempre que estoy aquí. Este no es mi primer encuentro en este mundo, en este oscuro lugar lleno de bruma, en este terrorífico andar que no me lleva a ningún lado. La desesperación que provoca el querer encontrar algo, y que por más que busques ese algo no lo encuentres. Más desesperante que eso aún, es el no saber que buscas, pero solo lo buscas. Es como estar buscando la pieza que falta, un vacío inigualable que quieres llenar a toda costa.

Entonces lo tengo una vez más, esa imagen inconexa de mí, tan lejana y tan cercana a la vez, tan diferente y tan parecida... Con esa mirada perdida, oscura y sin fondo. Inmóvil.

Corro.

Corro con todas mis fuerzas para atraparme, mas no avanzo, no puedo hacerlo, por más que mi pies den un paso jamás avanzan, no pueden llegar a mí. Otra vez más, tan lejos y tan cerca de tener las respuestas que quiero, pero incapaz de lograrlo.

Me siento en el fango morado. Ensucio mi ropa con la tierra maloliente de este lugar.

   —¿Por qué? — grito a ver si me escucha, jamás lo hace, es como si no escuchara, no viera, no padeciera en lo más mínimo — Aquí estoy joder — grito frustrado una vez más pero nada — Ahhh....

Me despierto una vez más gritando. Cass está sentada en la cama conmigo, pasa su mano por mi cara como una madre que protege a su hijo.

   —¿La misma pesadilla? — pregunta en voz baja. En mi garganta comienza a formarse ese nudo que tanto odio, esas ganas de querer gritar.

   —Es frustrante, soy yo, tan lejos, tan cerca — respiro — no puedo — me siento sobre la cama, cruzo mis piernas y tapo mi cara con las manos. No es la primera vez que tengo este extraño sueño. Cada uno de mis encuentros con ese panorama me destruyen, remueven muchos sentimientos en mi interior y sigo sin saber la razón de que todo eso ocurra. El remolino de sentimientos aprieta mi pecho, queriendo escapar, amenazando con hacerme explorar. Cass me abraza.

   —Todo está bien, ya pasó — dice mientras aprieta su abrazo. Muevo mis manos para abrazarla y hundir mi rostro en su pecho — Mírame — alzo mi rostro para verla, me sonríe. Ella es la única que sabe esto, es la única persona a la que se lo he contado, porque fue la única que se despertó con mis gritos, a causa de que su cuarto está junto al mío. Si no hubiera sido por eso no se lo hubiera contado, no me gusta contar las cosas a la gente, yo solo puedo con eso, así es mejor — Fue un sueño, solo eso — vuelve a abrazarme.

Así nos quedamos durante un rato indefinido, el suficiente tiempo para que ese remolino de sentimientos pierda su fuerza sobre mí, y deje de afectarme por ahora, porque se que volveré a tener esta pesadilla, puede que no en unos días, ni semanas, hay veces que no la tengo por meses, y me da miedo, mientras más tiempo tarde en aparecer, más fuerte será su golpe.

   —Gracias — le digo en el momento en que se levanta para ir a su habitación a terminar la noche.

   —Para eso estoy aquí — cierra la puerta y se va. Agradezco mucho que Cass sea mi niñera a tiempo completo, que viva en mi casa y se dedique casi por completo a mí, nunca ha querido revelar sus motivos de estar aquí tanto tiempo, nunca ha hablado de su familia, o su vida, es raro, pero agradezco que esté aquí, ella es más que una niñera para mí. Ella y Johan son las únicas personas que puedo llamar familia. Me pregunto que sería de mí si les pasara algo o mis padres los despidieran.

Un mes después.

Ya son pasadas las 10 de la mañana, en esta casa no hay nada que hacer, todavía tengo que esperar hasta después de la hora de almuerzo para que mis queridos compañeros Dean y Kyra me traigan las tareas y podamos resolver la que nos dejó nuestro "querido" profesor Ernesto, que bondadosamente nos dió una prórroga por mi hombro, que por cierto está de lo mejor, solo me duele cuando levanto algo pesado o lo muevo mucho. Siempre he sido fuerte, los golpes no han podido conmigo, nunca podrán. Prendo la tele en busca de algo interesante en lo que entretenerse. Entre los canales me detengo en el que tiene la foto de un local en llamas.

    ...según las autoridades el incendio fue a causa de una falla en una de las instalaciones del local en el que se realizaba la gala organizada por la familia Evans, la cual, perdió a ambos organizadores, muchos de los invitados están hospitalizados en espera de noticias mientras que la cifra de muertes sube para acumular unos 56 muertos...

Ya supe todo lo que quería. La familia Evans vive cerca de nuestra casa, como fieles vecinos de tantos años debemos dar el pésame y como mínimo aparecernos en el funeral de los padres de la joven Sheyla. Mis padres también fueron invitados a la Gala pero a causa de el pequeño inconveniente de la bala no pudieron asistir, que mala suerte. Cass viene hacia donde estoy con una bandeja con almendras y se sienta a mi lado.

   —¿Quieres? — pregunta al mismo tiempo que introduce varias en su boca, yo sonrío negando, se lo mucho que le gustan las almendras — Viste las noticias, hace unas horas ocurrió todo.

   —Si, y decir que todo fue por una falla en uno de los equipos, son  cosas tan insignificantes — Cass asiente en respuesta sin dejar de comer.

   —Lo extraño es que deberían haber revisado los equipos previamente para evitar accidentes como esos — es costumbre que muchas veces ocurran cosas inexplicables entre las personas de la alta sociedad.

   —¿Estás insinuando que puede ser un sabotaje? — se encoje de hombros. Cass tiene razón, no es de esperar que alguna de las familias rivales los sacara del camino, estamos hablando de una familia con gran poder económico, que supera el nuestro en algunos ceros.

Entre conversaciones estúpidas y carentes de sentido, con comidas de por medio y el "reposo que indicó el doctor" pasaron las horas hasta el momento en el que Dean y Kyra ya están en mi cuarto.

   —No pienso hacer todas estas tareas — me quejé molesto ¿en serio? Me pasa esto y los maestros aprovechan el bendito momento para dejar más tareas que nunca. Pensé que solo iba a ser una.

   —Al menos tienes la ventaja que las puedes entregar cuando vuelvas a la escuela — habla Dean molesto ¿qué? — Envidioso — susurro. Si me escucha diciéndole así.

   —Entonces como nos repartiremos todo para la tarea que tenemos que entregar mañana — interviene Kyra. Es cierto la tarea de mañana representará un tercio de la nota final de la asignatura, por lo tanto tiene que quedar lo más perfecta posible. Aunque la escuela me valga verga, mis notas tienen que ser de las mejores, aunque no esté en la escuela, no puedo perder mi posición.

   —Como ya sabemos tenemos que crear 3 países — ambos asienten con preocupación — tenía pensado usar nuestras habilidades individuales en cada parte para luego juntarlo como un todo —yo siempre soy el jefe en estas cosas, tengo una capacidad sobrehumana para estos temas, mi equipo en todas las ocasiones termina siendo uno de los mejores en organización y limpieza — en vez de que cada uno cree un país con sus respectivos pensamientos vamos a crear los tres países entre los tres — me miraron con duda. ¿Cuándo me he equivocado? Ruedo los ojos. Tienen que aprender a confiar en su lider — Para crear cada país tenemos que tener en cuenta: Hechos históricos más significativos; celebraciones principales y exponentes de la cultura, ahí se incluyen desde cantantes hasta deportistas; ubicación geográfica, donde solo hay que poner el continente al que pertenece cada país, y los recursos naturales; los símbolos de la nación; el nombre como es obvio, el conflicto y la solución de este. Yo me encargaré de la parte más larga, lo que es historia, el conflicto y la solución. Kyra se encargará de todo lo que tiene que ver con cultura, y la parte del himno, por último Dean se encargará de lo demás ¿Están bien con eso? — asintieron. Lo sabía, no conozco mucho de Kyra, por eso decidí entregarle la parte cultural.

   —Ya que tenemos la parte oral asegurada la escrita tiene que quedar perfecta — inquiere la joven a mi lado. Es obvio, no tenemos que hacer la discusión gracias a mí, otra razón para esforzarse más.

   —Concuerdo contigo — apoyo, ella tiene la razón.

   —¿Alguna idea para empezar? — obvio, yo tengo todo cubierto.

   —A eso quería llegar. Como idea inicial tengo pensado que mi país esté lejos del vuestro, en otro continente y que  los de ustedes sean fronterizos. Como parte de la historia tengo pensando que en años atrás mi país los haya colonizado.

   —¿Por qué tu país? — interrumpe Kyra.

   —Espera, ya te acostumbrarás — informó mi amigo. Le enseño el dedo del medio.

   —Como iba diciendo, mi país años atrás los convirtió en una colonia por sus recursos naturales, sus países tenían minas de oro por todo lo largo de su territorio. Mi país al tener mayor armamento militar ustedes eran un blanco fácil hasta que juntaron sus fuerzas y lograron expulsarme, aunque ya no fueran mi colonia estuvieron durante años en la mira, hasta que por obra del señor encontraron una mina de diamantes entre sus fronteras; ahí empieza el conflicto, el cual todavía no he desarrollado mucho. En conclusión ustedes terminan vendiendo parte de sus diamantes a mí país a cambio de armamento de última tecnología. Y todos contentos — finalizo.

   —Me parece buena idea — de esa forma nos organizamos para empezar con la tarea.

Después de tres horas de búsquedas en google, discusiones por temas estúpidos y unas cuantas hojas que terminaron en la basura logramos un gran avance. Solo nos faltaba el himno de cada nación, de eso se encargaría Kyra en su casa después, se está haciendo muy tarde y ellos se tienen que ir.

   —Todo listo, nos vamos — informa Dean mientras entre los tres tratamos de dar un orden a los papeles.

   —Espero volver a repetir la visita — sonríe mi nueva compañera a modo de despedida antes de salir de la casa junto con mi amigo. Al instante que pude comprobar que ambos se habían ido me lancé sobre uno de los asientos de la sala. Este día ha sido muy largo. Jamás había escrito tantas cosas en cuestión de tres horas. Joder que mierda de tarea. Ya tengo tachado algo más en mi lista de deseos, ya no quiero ser presidente de este país. Aunque ya la herida haya sábado, todavía me da picazón. Voy a buscar una pastilla que me quite la molestia.

   —¡Nunca aparece nada en esta casa! — grito buscando la pastilla. Todo se pierde, ni porque Johan tiene que realizar la limpieza y el acomodo a diario. Entre tantos movimientos desesperados un ruido en específico captó mi atención. Venía del cuarto de Demian. Johan no tiene permiso de entrar en esa habitación, menos todavía Cass. Miré hacia todos los lados. No había nadie cerca, mejor. Me acerqué de puntillas, con suma lentitud y silencio. Puede ser un ratón. Muevo suavemente el pomo de la puerta, no tiene seguro, con extremada delicadeza la abro lentamente. Antes de asomar mis ojos por la pequeña brecha que he abierto me lo pienso dos veces. La última vez que hice esto, en la habitación donde mi padre tiene su escritorio, terminé con una bala que provocó la herida por la que estoy buscando medicina.

No Deican, no, da media vuelta y retrocede, esto no pude terminar nada bien, mira lo que pasó antes. Por una vez haz caso a tus instintos ¿Por qué? ¿Por qué los seres humanos tenemos que ser tan curiosos? ¿por qué queremos saberlo todo?

¿Vas a ir verdad?

Ruedo los ojos, claro que me voy a asomar. Con el corazón  a mil latidos por segundo logro asomarme. Dentro de la habitación se encuentra alguien con la cara cubierta y una linterna, moviendo muebles, abriendo cajones, levantando todas las cosas habidas y por haber en ese lugar. No sé porque me quedo mirando, presa del miedo ni siquiera puedo moverme. ¿Ahora que me voy a hacer? Hay un ladrón en mi casa ¡UN LADRÓN! Tengo tres opciones; la primera: correr y avisar a la policia; la segunda: quedarme en silencio que ver que pasa; y la tercera: entrar. Por la presión de mi mano en la puerta, esta se mueve sin querer y provoque un pequeño sonido que el ladrón capta al instante. ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!
Cierro los ojos, con miedo, esperando a que el ladrón hiciera algo.

   —¿Joven amo? — cojone que susto Johan. Espera ¿Johan? Abro los ojos, no hay nadie en la habitación. Me volteó y veo a Johan detrás de mí — ¿Cómo abrió la puerta? ¿Usted entró en la habitación?

   —Lo mismo estaba a punto de preguntarte. Johan ¿entraste en esa habitación? — me mira extrañado, como si lo que le estuviera preguntando fuera absurdo, tiene razón, como voy a dudar de él.

   —Joven amo, acabo de subir y verlo a usted aquí con los ojos cerrados, yo sería incapaz de desobedecerer una orden de su padre.

   —Tienes razón, no voy a dudar de tu palabra — Johan no me ha mentido nunca, al menos que yo sepa, es una persona muy correcta como para hacer eso — Tenemos que llamar a la policía, había un ladrón en el cuarto de mi padre— informo buscando entre mi ropa mi celular.

   —¿Llamarla otra vez? — es la segunda vez que llamamos a la policía en la semana, me detengo, esto podría traer problemas para la familia.

   —Lo mejor es llamar a la policía, ya estamos en investigación por lo antes ocurrido, si alguien nos robó algo de valor hay que avisar.

   —¿No crees que deberíamos informar a tus padres primero?

   —¿Para qué? Para que tomen la búsqueda por sus propias manos ¿y luego qué? No voy a dar más razones a la policía para que estén detrás de ellos — marqué el número y le entregué mi celular con la llamada puesta — Cuéntales lo ocurrido. Es una orden — Johan asiente y comienza a contar lo que yo le voy diciendo.

No tardaron mucho en llegar. La policía en menos de cinco minutos estaba aquí, como si estuvieran muy cerca, nos están vigilando, lo sabía.

   —¿Sabes qué objetos fueron robados?— cuestiona el oficial a Cass y Johan, están sentados en el living. Habían dos oficiales, una joven de no más de 30 años y un hombre de unos 40. El hombre, nombrado como Carl, es quien toma las declaraciones de los adultos que están a mi cargo. La joven permanece en la puerta, atenta y callada, en espera de órdenes. Voy hacia una de las cocinas de la casa, la más cercana a la sala — si tenemos como tres cocinas, me parece una exageración pero no fui quien construyó la casa — abrí el refrigerador y tomé un pomo de refresco. Para mi asombro, y menudo susto que me llevé por su culpa, la joven oficial de nombre desconocido me había seguido.
  

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