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Cap 24 - Ella

Pov's Deican.

Tengo tanto dolor de cabeza que creo que me va a explotar. No tengo la menor idea de dónde me encuentro en estos momentos, solamente todo es oscuro. Trato de levantarme de donde sea que estoy y siento un fuerte mareo que me hace caer de costado y estamparme contra las frías baldosas del suelo. Y por fin abro los ojos, claro que todo estaba oscuro si no había abierto los ojos ¿qué me ocurre? Estoy en una habitación ¿cómo llegué aquí? ¿Qué pasó ayer?

Emm... no tengo ni la menor idea de que pasó ayer. Como si el día hubiera sido borrado. Recuerdo antes de ayer que Kyra encontró a Giovani, ayer un edificio... todo lo demás es confuso. ¡Kyra! Tardo unos segundos en ubicarme en donde me encuentro. Estoy en mi habitación, o es mi habitación o no lo es. ¡Mierda! Todo en mi cabeza está muy confuso.


Un día antes.

Pov's narrador.

Amanda fue enviada por el cónclave para cumplir una misión, y como siempre había hecho, esta se sumó a su lista de misiones cumplidas. Luego de borrar todo lo que tiene que ver con el mundo celestial de la mente de Deican, centró su atención en la joven que estaba junto al muchacho que yace desmayado en el suelo.

   —Una Hellhound — la mira de arriba a abajo, determinando que puede hacer con ella — interesante espécimen tengo frente a mí ¿a caso no deberías estar con el jinete que te creó?

   —No — responde seca — ya haz cumplido lo que se te ha ordenado, puedes irte cazadora.

   —Todavía estoy pensando en que hacer contigo — Kyra estalla en carcajadas.

   —Como si tuvieras el permiso de hacerme algo. Estoy bajo la protección de un jinete del Apocalipsis y mientras eso siga así ni tu ni nadie puede hacerme nada y menos tú pequeño peón del cónclave — Kyra supo exactamente que decir para cabrear a la cazadora de demonios. Todo lo que dijo es cierto, mientras Amanda permanezca en el cónclave y Kyra bajo la protección de un jinete del Apocalipsis, no tiene permiso para tocarla — ¡Vete! ¡Ahora! — una chispa sale de los ojos de la Hellhound antes de que la joven de cabellos brillantes grabara una runa teletransportadora y se fuera a tomar por culo.

El cuerpo del joven se levanta del suelo, sin responder al nombre de Deican, quien controla ahora el recipiente es el demonio.

   —Tenemos mucho trabajo que hacer — informa tan pronto como logra levantarse del suelo.

   —¿Tenemos? — alza una ceja.

   —Todo lo relacionado con el poder celestial ha sido borrado de la mente de Deican, eso nos incluye. Cuando se despierte se sentirá horrible, tendrá muchas lagunas mentales y eso es lo peor. Todo en su mente será confuso y necesitará a alguien  ahí. Poco a poco tienes que encontrar la manera de volverlo a adentrar en nuestro mundo, de forma muy sutil, no sabemos cómo reaccione ahora a la noticia. Para él, en estos momentos, solo están en una guerra de pandillas en la que tiene que matar a Giovani. ¿Entendiste?

   —No me trago eso de que estés por puro disfrute dentro del cuerpo de Deican, esa preocupación que demuestras, ese interés, no es lo normal — Ezequiel se encoje de hombros tratando de restar importancia al tema — No pides nada a cambio y lo proteges como si fuera personal para ti. Esto me suena a engaño. Hay una razón oculta y la voy a descubrir — sentencia con los ojos encendidos.

   —No te metas en lo que no te incumbe — escupe molesto.

   —Soy su guardiana, todo lo relacionado con el me incumbe, y ahora tengo en mis manos su reacción hacia tu persona, veamos que más se puede hacer — Ezequiel cierra los ojos tratando de respirar. Luego sonríe.

   —Haz lo que quieras, vuelvo en unas horas, no molestes — y en el suelo aparece un vórtice oscuro en el que el cuerpo de Deican entra. Kyra resopla molesta, ni siquiera puede seguir su rastro. Ahora solo le queda esperar a que Ezequiel vuelva.

Pov's Ezequiel.

¿Qué saben las personas del verdadero dolor? ¿Qué saben los demonios del amor? ¿En verdad Dios sabe algo acerca del futuro? Respuestas muy profundas que todos creemos saber, pero nadie en verdad puede responder. Ni el más sabio de los humanos, ni el más antiguo de los demonios, ni el primer ángel de la corte celestial. Las respuestas que han dado ha estas preguntas solo son simples ilusiones de la débil mente mundana. Sufro preso de mi castigo. Nadie conoce el sufrimiento de ser demonio y enamorarse, las consecuencias que puede traer eso.

   —Nunca te enamores de una humana — me dijo mi primer amigo el día en que caí, esa era la primera regla de supervivencia ¿cómo no enamorarse de una flor tan delicada? ¿Cómo resistirse a tal belleza y pureza del alma? ¿Cómo dejar de amar a quién acepta tus demonios más oscuros? A alguien a quien le muestras tu secreto y no sale corriendo. Joder. Voy camino hacia el lugar en que la vi por primera vez, en aquel entonces me regaló la más sincera sonrisa.

Allí está, sentada sentada en un barco del parque  leyendo un libro, con el pelo a un lado, sus piernas cruzadas, dejando que su vestido cubriera hasta su rodilla y en sus pequeñas manos, el libro. Tan hermosa como siempre, y tan delicada como una rosa. Me senté junto a ella y la observé por un rato, no ha cambiado mucho, pasaron diez años desde la última vez que vi su rostro, ahora tiene más rasgos de madurez y las líneas de expresión comienzan a marcarse.

Flashback

Estábamos en medio de un beso, un apasionado beso lleno de fervor y locura. Ya lo sabía todo, sabía mi naturaleza, había visto mis alas negras, mis ojos rojos y mis garras, y aún así me sigue amando, ni siquiera se asustó por un segundo. Solo me dijo que seguía siendo el mismo sin importar la envoltura. Su sonrisa era tan franca, dulce y pura. No hay ser que se pudiera resistir a esa sonrisa y al brillo de sus ojos. Mi cuerpo comienza a experimentar algo extraño, eran como avispas dentro de todo mi cuerpo. Me separo de ella. Sus ojos se abren como asustada, toca mis brazos y no siento el suave roce de sus manos. Me atrevo a mirar mi cuerpo y lentamente veo como mi atadura terrenal desaparece. En sus ojos comienzan a formarse las lágrimas.  Este es nuestro adiós.

Fin del flashback.
Hice una mueca de dolor,debe haber sufrido igual o más que yo, todo por mi culpa.

   —¿Quién eres niño? — pregunta sin dejar de mirar el libro. Todavía tengo tiempo de irme, de desaparecer y no volver jamás, de dejar que siga con su vvida. De dejar que sea feliz.

   —Soy aquel que prometió qué volvería a verte — digo con voz seductora. De mi corazón se desprendían pequeños trozos, y dolía, dolía como si te atravesaran con un cuchillo una y otra vez. Trato con todas mis fuerzas de no demostrarlo. El amor causa tanto dolor como alegría y duele.

   —No se quién eres, ni que pretendes. Creo que me has confundido con alguien más — deja el libro para mirarme con sus hermosos ojos azules, esas lagunas en las que no temes nadar por horas.

   —Después de diez años no creí volver a verte — su rostro cambió.

   —¿Ezequiel? — pregunta mientras las lágrimas amenazan con salir de sus ojos. Puedo decir que no soy él, puedo irme, todavía hay tiempo de no causarle más sufrimiento del que ya causé.

   —Si — sus pupilas se iluminan, suelta el libro por completo y al instante nuestros labios se sellan en un cálido beso que desearía durara para toda la eternidad— para — la tomé por los hombros y la separé — Tienes 35 años y yo estoy en un cuerpo de 16, debemos ir a una casa.

   —¡Cuanto te extrañé! Nuevamente estás en otra envoltura, pero sigues siendo tú—secóa la lágrima que salía por el rabillo del ojo — No se si recuerdas la primera vez que te vi de verdad — la recordaba, y mucho, fue la primera vez que ella vió mi verdadera forma, tenía miedo, miedo de perderla, y en cambio, solo me sonrió — Vamos, mi casa queda en la esquina — como si no lo supiera ya, inconscientemente Deican pasa a cada rato por aquí, solo es obra mía para mirarla una vez más. Toma mi mano y comenzamos a caminar. Cuando llegamos a la casa abrió la puerta y entramos.

Su casa había sido remodelada, nada del otro mundo, mas la madurez que había alcanzado desde que la dejé se notaba. Había una foto sobre una mesita que me llamó la atención: era de ella, con otro hombre a su lado y un niño en sus brazos. Entendí al instante todo, después de tanto tiempo no esperaba que esperara por mí, tuvo que hacer su vida, y eso era lo mejor. No puedo decir que ver esa foto no hizo que mi pobre corazon se estrujar. Cuando se percató de la foto que miraba me sonrió.

   —Es mi hermano y mi sobrina, viven muy lejos de mí, hace mucho que no los veo, ella debe tener unos 12 o 13 años — no puedo mentir, me siento muy aliviado. Aunque es una lástima que ella halla desperdiciado tantos años de su vida por mi culpa.

   —¿Por qué no tienes pareja? ¿O hijos? — no podía no preguntarle.

   —Lo intenté, durante 10 años intenté estar con alguien, lo más que duré fue un año, pero jamás pude olvidarte, no podía olvidar a un demonio, incluso una vez llamé así a mí última pareja, por eso terminamos, en cuanto a hijos, por desgracia o no, no puedo tenerlos — se sienta en el sofá. ¿Y si esto es culpa mía? ¿Si no puede tener hijos por haber estado conmigo su primera vez? ¿Si es un castigo por haberme aceptado?

   —Lo siento mucho — no se que más decir, ni si quiera podía haber imaginado esto.

   —No lo sientas, nada de esto es tu culpa — eso no lo sabemos todavía.

   —Todavía lo recuerdo — sus mejillas se encendieron, reí — recuerdo lo tímida que eras, lo débil que te sentías, y también recuerdo que estabas molesta porque yo sabía más que tú — ella también sonrió.

   —Eso es mentira, yo sabía más, solo quería saber cuánto tu sabías.

   —¿Sabes lo absurdo que eso sonó? — ambos estallamos en risas. Cuando paramos pegué mi frente con su frente de manera que nuestras narices se tocan, ambos cerramos los ojos. Le toco las puntas del pelo mientras voy acercando mi boca a la suya — te extrañé — susurré en sus labios, sintiendo nuestro aliento chocar. Diana respondió volviéndome a besar. Levanté sus manos las llevé con suavidad a mí cuello y coloco las mías en su cintura. Nuestros besos subían la intensidad, me sentía feliz. Lástima que puede ser la última vez que la veo.

   —¿Te pasa algo? — liberó mi boca. Claro que me pasa algo.

   —No. Nada, solo no creo que esto sea real — no mentí del todo. La cargo, subo las escaleras, llevándola a la primera cama que me encuentro. Beso su cuello con suavidad y lentitud, al mismo tiempo que ella enreda sus manos en mi pelo. Voy quitando el vestido mientras sigo besando su cuerpo, paso mis manos por detrás de su espalda y desabrocho el brasier, sigo besando su cuerpo, bajando con lentitud, besando su piel, saboreando cada lugar, memorizando cada escondite.

Me detengo a observarla —¿Ya he dicho que eres extremadamente hermosa? — se ruboriza.

   —Muchas veces, ahora calla — se levanta, me toma y pone mi espalda pegada a la cama, quedando ella sobre mi cuerpo. Acerca su boca a mí oído.

   —Ahora verás quién sabe más.

                    ***********

   —Te amo — me susurra una vez terminamos, las gotas de sudor en nuestros cuerpos son iluminadas por la luz de la luna que se filtra por la ventana.

   —Yo también te amo. Eres mi primer amor, mi reina, la luz de mi oscuridad, la que ablanda mi frío corazón y me hace llegar al cielo con tan solo una mirada — Acaricio suavemente su pelo. Sube y deposita un suave beso en mis labios, para volver a recostarse a mi pecho. Pocos segundos después nos quedamos profundamente dormido.

El ruido de los truenos nos despierta a ambos, hay una tormenta, que conveniente.

   —Debo irme — me paro lentamente de la cama.

   —¿Volverás? — pregunta parándose frente a mi.

   —Siempre lo hago — siento un fuerte dolor en mi corazón. No me atrevo, no, tengo que verla de nuevo, vendré otro día, antes de irme volveré. Vuelve a besarme y se separa de mi tomando una de mis manos.

   —Te amo — repite.

   —Yo también te amo. 

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