Cap 20 - Perdiendo el tiempo.
Pov's Ezequiel.
Había visto muchos de estos en el infierno, miedos que los búnkers revivían para torturar a las personas, viviendo su peor pesadilla una y otra vez sin descanso. Es extremadamente placentero ver como gritan una y otra vez hasta el cancancio, como poco a poco la humanidad va abandonando su alma, como en la cúspide de su desepero latente muchos acudían a la infalible práctica de los pactos con sus castigadores, pobres humanos que creen que su condición mejorará al hacer esto, al contrario, su sufrimiento se volverá aun más atómico, muchos de ellos terminan siendo demonios, quedando excentos del perdon de Dios, siendo castigados a vivir eternamente como esclavos de su señor. Cuando las almas en tormento dejan de sentir eso, ese horror profundo que les provoca su castigo, cuando quedan en ese estado vegetal, ese en el que no sienten ni padecen, son enviadas de nuevo a la tierra, a reencarnar en los diminutos cuerpos de los bebés humanos, y el señor omnipotente les da una nueva oportunidad de expíar sus pecados y entrar a su maravilloso reino.
La oscuridad de la noche abraza por completo el lugar, no hay ni una sol luz encendida, los árboles, muchos de esos sin una sola pizca de vida, se movían al compás de la fría brisa nocturna, provocando un crepitar enloquecedor. Es muy irónica la situación, esta prisión en la que "curan" a los enfermos mentáles, es la razón por la que muchos de ellos jamás salen de este lugar. Las campanadas que anuncian el final del día y el comienzo de otro se hacen presentes, la media noche, la hora de los muertos, siento el poder de las almas que vagan por la tierra, de los demonios menores que vienen a molestar, de los rituales que han comenzado, nuestro vínculo con la energía oscura y las almas negras se ha intensificado.
Gritos ensordecedores salen del lugar, las pequeñas sombras oscuras que los atormentan se hacen visibles. Si supieran que muchos de los monstros que ven existen, pero no, los humanos no pueden creer en seres más allá de si mismos. Su sed de poder, su codicia, la injusticia y el egoísmo crece cada día más, urdiendo su red de mentiras. La raza humana es una bomba de relojería esperando el momento menos oportuno para explotar, algún día acabarán con el mundo, o mejor dicho, algún día terminaran de acabar con el mundo, pues esa tarea, empezó desde el momento en el que pusieron su pié en el jardín del Edén.
Ya me fui de mi objetivo, debo entrar en el manicomio, ahora es el momento más oportuno. Hay dos guardias en la reja, armados con unas grandes ametralladoras. Aprovecho la oscuridad y el poder nuevo que tengo para escabullirme entre las sombras y aparecer detrás de cada uno partiendo su cuello. Entro al lugar, algo no me da buena espina, este no es un manicomio normal, nada que no esperara. Esa sensación que te carcome por dentro, similar a un hormigueo en la columna vertebral. Miro el papel en el que está el nombre de la parsona a la que deberíamos ver.
Lucía Santiesteban - 63 años - sala B piso 3.
Ese es el lugar al que tengo que ir. Vuelvo a las sombras para cruzar la puerta. Al intentarlo algo me detiene, y quema. Sabía que no había algo bueno aquí. El lugar está protegido por runas, no de esas que los cazadores usan para atraparnos, sino runas demoníacas. Así como mi poder creció con la campanada de las doce, el de la runa demoníaca se aumentó el doble. No hay forma de que pueda pasar sin hacerme daño. Pero bueno, necestio entrar, y haré lo que tenga que hacer para lograrlo. Así sea acabar dañar gravemente el cuerpo de Deican.
Inhala
Exhala
Inhala
Exhala
Cierro mis ojos, pongo un pié y comienza a quemarse con extremada rapidez, un humo negro sale de nuestra piel y el olor a cadáver quemado es desagradable. Sigo entrando, aguantando el dolor que me provocaba la quemadura infernal de la runa. Es desesperante, extremadamente doloroso, la sangre que abandonaba mi cuerpo hierve en nuestra piel. Cuándo por fínlogro entrar la vista de nuesteo cuerpo era desagradable, no queda ropa cubriéndonos. Las numerosas quemaduras llegan hasta los huesos, el solo verlas me duele. Jamás pensé que los humanos sintieran tanto dolor es la primera vez que siento tanto, son tan frágiles. Si le entrego el cuerpo a Deican así, morirá. Intento seguir en movimiento, mas me es casi imposible, el dolor es insoportable, no tengo palabras para describirlo, el solo roce del aire provoca que arda más. Tengo que hacer esto, no puedo dejar que a Deican le pase nada, no puedo, no ahora. Mi cuerpo pierde el equilibrio y caigo. Emito un grutal sonido al sentir como las pequeñas piedras se encajaban en la piel quemada.
Tengo que seguir, tengo que...
—Eres un maldito Ezequiel, lo se todo, todo tu plan, eres un mentiroso — Deican está cubierto de sangre, hasta sus dientee estaban teñidos de ese rojo escarlata, el lugar en donde estamos solo está iluminado por una tenue luz, detrás de él estaba Kyra en su forma animal, con los dientes afuera y sangre saliendo de su boca, ambos se lanzan sobre mí, Kyra muerden mi brazo, arrancó la piel, Deican me apuñala una y otra vez sin descanso — Morirás maldito, morirás por todo, tu hermano la pagará — siento como la sangre empaña mi ropa y mi cuerpo, como ese líquido caliente y negro se encharca bajo mis pies, de pronto todo se detuvo, él observa a lo lejos, sonríendo, bastardo, me engañó. Deican se queda ahí viendo como de a poco la vida va abandonando mi cuerpo.
Abro los ojos con una fuerte punzada en mi abdomen. Todo había sido un sueño, me está afectando el cuerpo humano, no es típico de demonios soñar, no soñamos porque no necesitamos dormir. Volviendo a la realidad ¿Dónde estoy? Miro mi cuerpo en busca de aquellas quemaduras que me hice. Estoy lleno de vendas, alguien me recogió, curó mis heridad y me vendó ¿quién?
—Hola joven ¿a que debo tu visita? — ante mí aparece una señora mayor, de aproximadamente unos 60 años, sus ojos estan negros por completo, las venas de su cara sobresalían del mismo color y sus uñas eran largas y afiladas, teñidas de rojo opaco, sangre seca.
—Hola Lucía, o debería decir Paimón — sonrío levantándome de la silla en la que estaba.
—Hace mucho que no te veía hermano — me extiende la mano y lo saludo.
—Hacía mucho tiempo que no sabía de ti, pensé que habías muerto o peor, que te habías enamorado, pero al parecer has estado muy ocupado — se carcajea de mi comentario.
—Hay muchas cosas que aquí se pueden hacer, es muy divertido — se sentó en un escritorio, yo me senté al frente — ¿Whisky o vodka? — me pregunta al mismo tiempo que busca entre los cajones unos vasos de cristal.
-Whisky — destapa la botella y sirve ambos vasos para luego tomar uno y entregarme el siguiente.
—Te veo bien, ese cuerpo de niño de 15 años está muy bueno — los dos sonreímos. Los demonios no tenemos preferencia de sexo, solo nos dejamos llevar por la Lujuria —siento lo de las runas — espero que mis poderes ayuden a no dejar marcas en su precioso cuerpo.
—Tú tampoco estás tan mal — me mofo.
—¿Bromeas? Este cuerpo es una mierda, ni follar puedo, al menos no sin obligar a nadie
—No prefieres cambiar de cuerpo — volvimos a reír.
—Todavía no se cómo — después de tantos años en la posesión de cuerpos Paimón todavía no sabe como cambiar de cuerpo ¿me pregunto cómo habrá llegado a estar dentro del adefesio?
—Te puedo enseñar a cambio de algo de información — alza una ceja interesado en mi propuesta.
—¿Qué quieres saber?
—Eres un maestro de las runas y los sellos. Sabes de todas esas cosas como si hubieras nacido pegado a esa letras extrañas. Necesito tu ayuda para identificar a un demonio que necesito sacar de mi paso.
—Es imposible que no sepa de quién se trata — su pecho se ensancha con orgullo — Sorprendeme.
—No voy a dejar que te metas en mi mente así que puedes buscar una hoja y una pluma para dibujar — rueda los ojos entregándome una con que dibujar. Unos minutos después tenía el sello listo. Cuando le entregué la hoja estaba dando el último trago. Me lo escupe todo en la cara cuando logra ver a quien pertenece.
—No te puedo decir su nombre porque podría morir de solo hacerlo — Deican ahora está dormido, pero cuando despierte va a tener todos estos recuerdos en su mente. Así que debo seguir lo planeado a la perfección más o menos.
—Está bien, lo entiendo ¿puedes decirme todo lo que sepas acerca de este demonio? — mientras más información mejor y peor. Pero si así debe de ser, así será.
—Hablamos de un demonio al que Lucifer respeta. Te puedo decir que tiene prácticamente la edad de Caín — ¿tan viejo es? — Ezequiel, hablamos de uno de los primeros hijos de Lilith y probablemente el más antiguo. Ten mucho cuidado, no eres ni una uña para él — aún así mi querido Deican hará todo para salir ganador. Así le cueste la vida. Ese poder vengativo, esa ira escondida, jamás había visto nada igual. Quién realmente conoce su poder debería temerle.
—Está bien, gracias por la información, busca un nuevo cuerpo y te diré como hacerlo — vine aquí por gusto — ¿prefieres ser mujer o hombre? — quiestiono.
—Me da lo mismo – shaquea los dedos para que uno de los guardias que no había visto cuidando la puerta venga hacia aquí.
—Solo, cierra los ojos, he imagina como lentamente abandonas el cuerpo de Lucía, empezando por una mano, luego el brazo, y así — siguió mis instrucciones, el cuerpo de la anciana cae al suelo convulsionando, su pecho se moueve de una manera espelusnante, se puede escuchar el crujir de sus huesos cuando Paimón inició el proceso de salir del cuerpo, pobre Deican cuando pase por lo mismo. Siento que venir aquí fue una completa pérdida de tiempo, de valioso tiempo del que no disponemos, y el tener que sanar las heridas provocadas por la runa restó parte del tiempo. Una vez que esta fuera del cuerpo entra en el otro, gritos grotezcos, huesos crujiendo, demonio adentro y listo, posesión demoniaca para llevar, ruedo los ojos, me molesta cuando en vez de lograr lo que quiero pierdo el tiempo de manera muy miserable.
—Puedes quedarte el tiempo que quieras — ofreció Paimon — hay mucha diversion en este lugar.
—No hace falta, tengo cosas que hacer — trato de esquivar su proposición, aunque conociendolo no se va a rendir tan fácilmente.
—Tengo algo que podría ser de tu interés — tiene toda mi atención, él se caracteriza por ser un embustero, sabe sobre todo, y a la vez sobre nada, debería quedarme a ver que es lo que tiene. Abre otra de las gavetas. Al parecer no fue una completa pérdida de tiempo venir. Espero que tenga algo que de verdad sea importante para captar mi interés. O juro que lo mato. Saca una pequeña caja de piel, es opaca y se ve que tiene muchis años, el deterioro no oculta nada. Hay un sello casi invisible, antes era dorado, ahora es algo extraño. Me entrega la caja. Me sorprende el peso que esta tiene. Cuando al abro, la joya dentro de esta es iluminada al instante por la luz de la luna. ¡Santa mierda! No puede ser. Levanto la vista con ira. Ahora sí que lo mato.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro