Cap 1 - Familia.
Unas semanas antes del incidente de la ouija.
Pov's Deican.
Hoy es uno de esos días donde me duele hasta la vida al levantarme, mi cuerpo se siente pesado y no quiere despegarse de la cama. La alarma no para de sonar una y otra vez, en cualquier momento Cassandra es quien vendrá a apagarla y despertarme. Busco mi teléfono con la vista, está sobre mi mesa de estudio, muy lejos, mejor cierro los ojos y espero a mi hermosa niñera.
¿Por qué alguien allá arriba no me quiere? Cassandra no tardó ni cinco minutos en abrir mi habitación y entrar, por desgracia mis padres le dieron todas las llaves de cada lugar en esta casa. No es divertido que te despierten cuando amaneces de la forma que amanecí yo.
—Levántate — no quiero, enciende la luz y apaga mi alarma. No me voy a levantar de la cama, no tengo ganas de ir a la escuela. ¿De qué sirve la escuela? Todo lo que me enseñan puedo aprenderlo por mi cuenta. Voy a pedir que me paguen un tutor, así no tengo que salir de la casa, de todas formas en la escuela mi vida no es nada divertida, que más da que en mi casa tampoco lo sea. Es culpa del sueño, no me deja pensar bien, por ahora solo quiero dormir ¿Es mucho pedir? — Son las 6:50, tienes que entrar a la escuela a las 8 y sabes que el trayecto dura más de media hora, así que dale — regaña quitando la sábana con la que me tapo.
—No quiero ir a la escuela — me viro y pongo la cara en mi almohada como buen malcriado que soy. No me entiende, tengo insomnio, en las noches me es muy difícil quedarme dormido, no sé ni cuantas horas he dormido.
—No me interesa — nunca le interesa, a nadie le interesa, a nadie le intereso — tus padres vienen hoy, tienen un día de descanso, ya están al llegar, así que te levantas o te levanto yo — grito mentalmente ¿en serio? ¿tienen que venir mis padres hoy? ¿no prefieren irse por ahí a un hotel? Al fin y al cabo eso es lo que hacen siempre, desde que tengo memoria estoy junto con Johan y una niñera encerrado entre las paredes de esta casa. Ellos solo se preocupan por el dinero, pagar, pagar y pagar, trabajar, trabajar y trabajar y se exageradamente más ricos, lo demás no les importa, como si sólo fuera su caso de caridad, un niño que necesita dinero y le están pagando todo, nada más les interesa. Si vienen aquí es que necesitan algo de este lugar, no porque vengan a verme.
—¿Me levantas qué? — sonrío por buscar el doble sentido a lo que me dijo, tratando de ocultar mi incomodidad con el hecho de que vengan mis padres. No me gusta que la gente a mi alrededor vea que puedo sufrir, a veces las bromas son la mejor manera de ocultar un mal sentimiento. En este caso tengo toda la razón para estar así, vamos que verlos una vez cada siete ocho, o nueve meses, quizás más, no es lo mejor que te puede pasar, son amargados, rectos e intolerables. Cass sonríe y se pasa la mano por la cara.
—Te espero abajo, el desayuno ya está servido, apúrate para que no se enfríe — sale de la habitación. Me levanto de mala gana. Hoy va a ser un día precioso. "Nótese el sarcasmo."
Después de asearme y ponerme el uniforme bajo a tomar el desayuno rápido para así poder irme la escuela antes de que mis padres lleguen, ya no parece tan mala idea tener que ir. Con mi mochila al hombro me tomo todo el jugo y me llevo una tostada en la boca para ir comiendo de camino a la limo con Johan que ya me espera en la entrada.
—Buenos días joven amo ¿Cómo amaneció? — habla Johan después que espera a que ya esté cómodo dentro del auto.
—¿Qué tienen de buenos? Es lunes — y por si fuera poco vienen mis padres. Johan se ríe de mi respuesta y arranca — Y te he dicho que no me digas más joven amo, desde que nací estás en esta casa, por favor — me mira por el espejillo.
—Esta bien joven amo — pongo los ojos en blanco.
—¿Ves lo que digo? — vuelve a reír. Pasados los más largos 45 minutos de mi vida llegamos a la cárcel.
—Que tenga un buen día joven amo — se despide Johan. Pongo un pie fuera, la luz me da de frente en la cara. Ahí yace el cartel que tanto odio, debería decir Bienvenido a las puertas del INFIERNO.
Las clases han pasado más lento de lo normal, con mi mente distraída en cualquier cosa menos ellas. Mis padres absorben mi mente por completo. Ya estamos en la cafetería almorzando. Hoy, solo por hoy, quisiera que la escuela fuera hasta bien tarde, y así no tener que soportar a mis padres. A la cafetería entra una chica que no había visto antes en esta escuela, cabello negro que cae hasta sus perfectas caderas, ojos oscuros como la misma noche, labios gruesos y apetecibles, el uniforme escolar se cierne de forma perfecta a sus curvas.
—¿Me estás escuchando? — pregunta Dean molesto logrando captar mi atención. ¿Me estaba hablando?
—Eh... No ¿Quién es? — con la mirada apunto a la chica que había entrado hace poco, ahora se encuentra tomando su almuerzo.
—Es la chica nueva, está en la clase de biología avanzada conmigo — informa. Así que nueva. Con razón no la había visto por aquí, que bueno que entre una chica linda en todo este nido de buitres feos.
—¿Qué me estabas diciendo? — le digo, pobre, no sabe lo que está pasando por mi mente.
—Te estaba hablando del trabajo que tenemos que entregar el viernes sobre relaciones políticas, el profesor quiere que creemos nuestros propios países y resolvamos los conflictos de manera que ambos países salgan beneficiados, un tratado de reciprocidad sería una buena idea — odio al profesor Ernesto, siempre poniéndonos trabajos como ese ¿sabe todo el trabajo que hay que pasar para crear un país? Ni que fuéramos líderes o algo por el estilo ¿Por qué no se va a tomar por culo?
—¿Cuales son los parámetros que puso para crear el país? — pruebo por primera vez la comida, hoy se me olvidó traer el almuerzo, no es que no me guste el de la escuela, que es privada por cierto, pero prefiero el de Cass. Soy muy exquisito para la comida.
—Ante que todo historia, cultura, dentro de eso un himno y algunos exponentes, deportes, arquitectura, los símbolos, lo típico, un pequeño resumen de las cosas escenciales — alzo una ceja molesto ¿lo típico? Tengo que hacer un himno. ¿Qué soy ahora? También compositor.
—Por eso odio al profesor — me quejo mientras sigo comiendo.
—Hola chicos — una voz femenina que no conozco nos saluda, alzo la vista para ver quien es. La chica nueva ¿por qué una chica nueva se acerca a nosotros? — ¿Puedo sentarme junto a ustedes? —pregunta amablemente con una sonrisa.
—Supongo que sí —hablo en voz baja.
—¡Claro! — grita Dean, patético.
—Muchas gracias — se sienta junto a mí y dejo de comer para observarla — Kyra, un gusto — sonríe.
—Dean — se presenta mi amigo — el gusto es mío.
—¿Y tú como te llamas? — casi se me olvida decir mi nombre.
—Deican.
—Hey tú — gritan desde otra mesa — Chica nueva — vuelve a llamar — ¿no prefieres venir aquí que estar con esos perdedores — los tres nos viramos a ver quien es, aunque con la voz es suficiente. James sonríe desde la primera mesa rodeado de su grupo de amigos.
—Con su permiso —dice Kyra y se levanta dejando su bandeja sobre la mesa. Sabía que se iba a ir, estoy acostumbrado, es solo una más. Vuelvo a centrar mi atención en mi comida cuando Dean toca mi brazo.
—Mira — Kyra de acerca a James, se sienta sobre él con las piernas abiertas, y sonríe de forma escalofriante, muy diferente a la que nos sonrío a nosotros. Con movimientos lentos se va encaramando sobre su regazo mientras todos en la cafetería miran. Algunos atentos y otros con enviada. De un momento a otro la rodilla de Kyra aprieta un lugar sensible y James suelta un jadeo de dolor, ella lo toma del cuello y encaja sus uñas; le susurra algo antes de levantarse. Da media vuelta para venir hacia donde estamos nosotros, pero antes se agacha y con un movimiento de una de sus piernas tumba la silla. Todas las miradas se clavan en ella, al mismo tiempo que, con aire de superioridad, se acerca a nosotros con un contoneo de caderas perfecto. James, en cambio, se levanta rojo de la rabia y abandona la cafetería dando un portazo.
—Wow, eres una pantera salvaje — bromea Dean cuando ella llega, como respuesta le guiña el ojos y seguimos comiendo. Espero compartir alguna clase con ella. ¿Y si le pregunto? Nah mejor no.
Cuando terminamos en la cafetería vamos a los casilleros y tomamos nuestros libros para ir a la siguiente clase. Los tres nos dirigimos a la misma. Si. Por desgracia es la clase del profesor Ernesto, "nuestro profesor preferido". Kyra se adelanta y entra primero.
—Deja que se siente a mi lado — le digo a Dean en voz baja y se ríe. Él se sienta conmigo en esta clase, por eso se lo pido.
La clase termina rápido, al menos para mí que me dormí como la mitad, no paraba de hablar de como debemos crear nuestros respectivos países y toda esa mierda. Hay algo que si tengo que agradecerle, el poder que tiene para hacerme dormir.
—Black, venga acá por favor — llama antes de que pudiera salir del salón. ¿Yo? ¿Ahora qué hice?
—Siento mucho quedarme dormido profesor yo...
—No — me interrumpe — Eso es para después, al fin y al cabo el único perjudicado es usted — uff que alivio — Ya que conoces a la nueva alumna quiero que la pongáis en su equipo, ella no conoce a nadie hasta ahora y no tengo tiempo de reorganizar los equipos ¿algún problema con eso? — ni si quiera se molesta en mirarme, solo está anotando cosas ahí en sus papeles.
—No, ninguno.
—Puede irse — hace un ademán para que me vaya.
—¿A que no saben que... — iba a darles la noticia a mis amigos cuando la directora se aparece detrás de nosotros.
—Black, recoja sus cosas, lo esperan afuera — informa con voz acelerada y nerviosa.
—Pero todavía faltan dos clases —nada más hizo falta que me mirara para despedirme, ir a mi casillero, tomar mis cosas e ir a la limusina. Afuera había otra limusina, no es la que siempre uso, esa es la de mis padres. Para mi suerte cuando llego al vehículo quien me espera es mi mayordomo.
—Lo siento mucho joven amo, pero sus padres quieren verlo — informa Johan. En todo el camino no puedo dejar de pensar en que es tan importante como para que me saquen de clases, es la primera vez que hacen algo como eso. Pongo la cabeza en el cristal y trato de mirar la carretera para despejar mi mente un rato.
Mis padres me esperan en la cocina. Lucía, mi madre, si es que puedo llamarla así, tiene una copa de vino en su mano, y mi padre, Damian, lleva otra.
—Ve a prepararte, la familia Knigth viene dentro de poco, así James y tú juegan un poco — asiento y voy a mi habitación.
¿Qué esperaba? ¿Un hola? ¿Cómo estás? ¿Te extrañamos?
Los odio, tan perfectos y sin sentimiento. Y ahora quieren invitar a sus abogados a su casa, otra vez. La familia Knigth son los abogados de mi familia desde que recuerdo, y bueno, siempre que vienen, James viene con ellos, nos conocemos desde que somos muy pequeños y nuestros padres creen que nos llevamos bien, que es lo que les hacemos creer. Me encanta la forma en la que dice que juguemos, tenemos 16 años por favor. Las lágrimas de impotencia salen de mis ojos antes de lo que esperaba, ahora mismo de lo único que tengo ganas es de romper todo y acostarme a dormir y no despertarme más.
Me meto al baño, dejo que el agua penetre en mi piel y se lleve toda tensión que pueda existir en mi cuerpo. El baño es mi lugar favorito, el agua siempre ha sido mi purificador, mi escondite, mi mejor amiga, no hay nada mejor que un baño para liberar la ira acumulada con tus despreocupados padres, los cuales no te quieren y ni si quiera se preocupan por ti. Solo te sueltan el dinero que te haga falta, como si eso fuera suficiente.
Cass llama a la puerta y grita desde afuera.
—Ya están aquí — que bien. Salgo de la tina y me envuelvo en la toalla. A veces ignoro el paso del tiempo acá adentro, ya ha pasado una hora, mis dedos parecen los de un viejo.
Una vez vestido bajo las escaleras para entrar en contacto con nuestros invitados. Demian besa la mano de Julia, y saluda con un apretón a su amigo, el padre de James, Alexander, quien saluda después a mi madre. Alexander y Demian se van a conversar de trabajo como siempre hacen, Lucía y Julia se van a quejarse de sus esposos y a contar chismes y James y yo nos quedamos en la sala con Cass.
—Tu nueva niñera está buena — por suerte veo a mis padres como mucho dos veces al año y de esas veo a los Knigth una sola vez, ya tengo suficiente con estar con este en la escuela como para tener que soportarlo también en mi casa.
—Lo sé — que puedo decir, mi niñera es joven, tiene un cuerpo envidiable, si fuera mayor intentaría algo. Joder, quien no querría estar con un bombón como ella.
—¿La has visto desnuda? — pregunta en voz baja.
—Todavía — ya quisiera yo haberla visto.
—Estoy aburrido — se queja — y si hacemos algo, no se, vamos a entretenernos en algo — tu siempre estás aburrido. No puedes parar de ser un niñato inmaduro.me estresa tener su presencia aquí, es como un bebé nolesto que no puedes dejar solo en ningún momento.
—No —sentencio volviendo a centrar mi vista en mi teléfono.
—Me voy a espiar a nuestros padre, y si me tratas de detener destruiré algo que quieras mucho —se levanta con la escusa de ir al baño, ruedo los ojos, me levanto diciendo que le voy a decir donde queda para seguirlo hasta el lugar en donde están nuestros padres, peor fue mi escusa, James ha visitado otras veces la casa, como si no supiera donde está el puto baño. La puerta está entre abierta y se encuentran hablando en voz baja. El más pequeño de los Knigth se coloca en la pequeña rendija que deja la abertura de la puerta, yo repito su acción, si él lo hace ¿por qué yo no puedo? A lo mejor nos enteramos de algo interesante.
—La policía nos está investigando — el cabeza de la familia Knigth es quien habla ahora.
—No me interesa, ahora no podemos parar —mi padre suena alterado, fuera de su imagen normal y perfecta que siempre muestra, jamás lo había visto así, ni en los peores momentos cuando la empresa se iba a pique. Tiene que estar metido en un buen marrón como para que esté con ese carácter. De cierta forma me gusta verlo así, asustado, ver qué si es humano y puede sufrir. Solo hizo faLTA QUE NOS miráramos para comunicarnos y tomar la decisión de quedarnos a escuchar más, el futuro de nuestras familias parecía estar envuelto en esa conversación.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro