Vante ahora se encontraba en las afueras de la ciudad, se había escapado luego de la desaparición de Sunoo y luego de dejar a su hijo en la cabaña ya seguro, aprovechó que Yunne  estaba no estaba en casa para volver a salir sin dar explicaciones, no era que le temiera pero tampoco era como que al regresar quisiera confrontar a aquella poderosa mujer que se había convertido en la madre de su hijo y que en el fondo sentía que amaba pero que por ahora debía esperar a que él tomara su alimento, ese era el verdadero tema que quería evadir. 

Justamente había encontrado a una de esas muchachas que siempre le llamaban la atención, en uno de los bares que mantenían abiertas sus puertas durante todo el día, ahora que era príncipe su verdadera imagen era muy conocida, por lo que decidió tomar la de un poblador cualquiera, acercó y buscó qué ella lo viera directo a los ojos para poder controlar su mente y de esa manera obligarla a seguirlo hasta donde pensaba llevar a cabo su fechoría primera desde que había vuelto del inframundo, necesitaba alimento y esto lo obligaba a buscarlo como siempre lo hizo. 

Sonrió al ver como aquella joven bajo su control llegó hasta su coche, mismo en el que había llegado hasta aquella parte del reino, la chica entró en la parte trasera del mismo y permitió que el incubo que ahora se quería alimentar de ella le retirará la ropa que estaba usando hasta ese momento, complacido al ver su cuerpo, los ojos de Vante de nuevo se volvieron rojos, algo que en los últimos días había estado ocurriendo muy a menudo y que nunca había sido parte habitual de su proceder pese a que en más de una ocasión antes lo había hecho. 

Los besos entre el demonio y la víctima no se hicieron esperar, este empezó a palpar su cuerpo perfecto para luego poder probar sus pechos, definitivamente aquella delicadeza que antes lo caracterizaba no se había ido, simplemente se había perfeccionado, porque la lujuria empezó a aumentar en el cuerpo de aquella mujer, piel blanca perdida a los encantos y el tacto del rubio que no hacía otra cosa más que alimentarse de aquella energía, hizo que la mujer también empezara a desnudarlo, dejando ver su cuerpo bien esculpido de piel blanca de porcelana al descubierto por completo. 

La mano traviesa del demonio empezó a bajar hasta llegar al su rincón mejor escondido y empezó a torturar aquella sensible zona con masajes tan diestros que la mujer empezó a gemir de placer sin saber que ese placer que ahora ella sentía también la estaba llevando al camino de las tinieblas, que la lujuria en la que ahora había caído la estaba arrastrando directamente a una condena infernal llevada de la manera más placentera posible porque aquel ser que ahora estaba empezando a entrar entre sus piernas estaba diseñado genéticamente para seducir y conquistar, para condenar las almas más puras. 

Los minutos pasaron, el demonio estaba tan hambriento que no permitió que aquellos durar mucho, pronto se vio satisfecho y desnudo un a un cadáver aún cálido, consumido por completo, ya sin alma ni vida alguna, su sonrisa de satisfacción era algo hermoso para cualquiera que lo viera, acompañado de su cuerpo desnudo era la tentación para cualquier ser humano por más pulcro que fuera, después de un rato bajo a la mujer de su coche y se vistió sin mirar atrás, subió al asiento del piloto y emprendió el viaje a casa ahora sin remordimientos por el momento. 

Yunne que se había quedado para darle consuelo a Garin por la pérdida de su hijo por fin había vuelto a casa, se encontró con Arlener y Häel que estaba en la sala bebiendo un poco de chocolate caliente de modo tranquilo mientras veían alguna película para niños en la TV. 

一 ¿Dónde está Vante? 一 preguntó la joven madre mientras colocaba su abrigo en la percha. 

一 Creímos que estaba contigo, vino con Häel y luego se volvió a ir pero no dijo nada 一 respondió Arlener que estaba con un brazo sobre los hombros del pequeño niño rubio. 

Antes que Yunne pudiera seguir hablando, escucharon el coche del mencionado estacionarse y giraron su rostro en esa dirección, aquel demonio bajó del coche con su atuendo habitual ahora de hombre de familia, cerró el auto y luego dirigió la mirada directamente a Yunne, ella que parecía decir tantas cosas con la mirada estaba de pie junto a la puerta y realmente por más poder de Lucifer que hubiera sobre la mente de este, su corazón seguía amando a esa mujer que había sufrido tanto junto a él, por eso se sintió desnudo y quizá descubierto cuando ella lo vio así. 

一 Querido...¿Dónde fuiste? 一 preguntó la joven esposa tratando de fingir que no le dolía lo que ahora estaba sospechando porque su bello Vante lucía reluciente, como lo hacía antes cuando había absorbido alguna alma joven. 

一 Estuve buscando a Sunoo, pero no hubo rastros de él, creo que me fui en la dirección equivocada, si me permites, querida... me daré una ducha y tomaré una siesta para luego ir con mi hermano...一 respondió Vante mientras pasaba junto a su esposa sintiendo que el ambiente en cualquier momento se tornaría pesado, ella lo sabía, él era demasiado transparente para ella. 

Ahora Yunne debía pensar bien todo lo que estaba viviendo, Vante le fue devuelto de la muerte como un híbrido de ángel pero su hijo de nuevo lo volvió demonio, nada había sido culpa de él y ahora la traición no era una decisión, era una necesidad porque ella como bruja jamás le daría la esencia de un alma humana, pasaría lo que ocurría con Caileah en su momento, él nada más recibía una ilusión de alimento, como darle al niño puras golosinas que no le nutrían en absoluto, pero eso no impedía que le doliera a la joven esposa.