Die Nacht der Schwarzen Katze {La noche del gato negro}
La noche había caído en la ciudad, era una particularmente oscura, la ciudad estaba demasiado silenciosa pues estaba rondando la medianoche una mujer corría por la calle vacía siendo perseguida por un hombre de mediana edad, sin saberlo unos ojos grises contemplaban la escena en la terraza de una casa de la avenida. El hombre dio alcance a la fémina y la abofeteó para luego aprisionarla contra la pared, el dueño de los ojos grises escuchaba los pensamientos suplicantes de la víctima, ella pensaba en su hijo, en su madre quienes la esperaban en su hogar, pero por los labios de ella solo salían gritos de ayuda. El sujeto que ignoraba que estaba siendo vigilado también ignoraba las súplicas de la fémina, hasta el momento en el que una profunda y ronca voz le habló muy cerca a su espalda.
— Dime que no estás haciendo lo que creo que haces... — Había un tono divertido y curioso en aquellas palabras dichas. El hombre volvió a golpear a la mujer para noquearla y dejarla tirada en el suelo y se dio la vuelta para saber quién le había interrumpido la diversión de la noche. Vio frente a él a un joven veinteañero, traía una camisa satinada celeste oscura, las mangas eran largas, traía sueltos los botones de los puños y en el cuello abiertos los primeros tres botones también, holgada y afuera del pantalón, el pantalón era de mezclilla claro un poco ajustado, acompañado de unos tenis Street style.
Parecía un muchachito inocente, el hombre vio el rostro de su oponente, el jovencito tenía los ojos grises al igual que el cabello y parecía ser de buena familia por aquella apariencia tan relajada que combinaba perfecta con el arete de cadena en su oreja izquierda. Un frío viento empezó a soplar lentamente, la luna se podía ver entre las nubes alargadas que la rodeaban haciendo que la noche se volviera un tanto escalofriante, pero aquel agresor no sintió miedo por lo que aquel joven pudiera hacerle, pues estaba armado por lo que respondió socarrón.
— ¿Que hace un chiquillo como tú a estas horas en la calle? — Levantó su arma apuntando al pecho del más joven — alguien podría meterte unos tiros y ese alguien podría ser yo — dijo soltándole disparo tras disparo a aquel joven hasta que cayó al suelo agonizando por los impactos.
Se dio la vuelta y quiso proceder a desnudar a su víctima pero antes de continuar una mano fría lo tomó por el cuello, lo levantó golpeándolo contra la pared y entonces pudo ver al mismo joven que acababa de agredir, este volvió a tomarlo por el cuello está vez con una mano y le sonrió. — ¿Te sientes muy valiente por que traes un arma? No necesito armas para hacerte daño, es más ni siquiera necesito tocarte... — lo dejó caer y el hombre entonces quiso correr pero la niebla que en ese momento se comenzó a formar no le permitieron ver. El hombre empezó a sentir que aquello lo ahogaba, como si aquello que no le permitía ver tampoco le permitía respirar, el ambiente se tornó frío para él y se dejó caer intentando arrastrarse.
— ¿Quién.... eres...? — preguntó con su último aliento viendo al joven agacharse frente a él.
—Vante... el demonio que ahora reclama tu alma — Dijo observando con interés y diversión como su víctima agonizaba hasta que murió —Nunca aguantan mucho.... — dijo ladeando su cabeza viendo y dejando el cuerpo ahí tirado con algo de decepción. Se puso en pie al escuchar que la mujer estaba despertando, llegó con ella y está lo miró desde abajo con miedo, pero al ver su "inocente" apariencia su miedo disminuyó.
— Es muy tarde para un jovencito como tú, las noches son peligrosas, tus padres deben estar preocupados... — habló ella tocando sus golpes. Vante escuchaba sus pensamientos, supo que también temía que le pasará algo a él, la veía buscar con la mirada pero sin preguntar.
— Nadie va hacerte daño, ahora — se agachó a su nivel — mírame...─ordenó ─debes volver con tu pequeño y tú madre, solo te caíste, nadie intentó lastimarte.... —dijo finalmente y se levantó. Aquella señora joven se puso en pie e inició su camino de nuevo, Vante solo la observó irse, de cierto modo le entretenía hacer aquello y a las horas que acostumbraba deambular por las calles siempre encontraba alguien que se convirtiera en su víctima. Dio la vuelta en dirección al palacio también, pronto amanecería y generalmente Taehyung se enfadaba mucho con él por salir de esa manera, pero su caminar se vio distraído por un ruido en un costado de la calle.
Se acercó para saber que era y pudo ver entonces, un pequeño gato negro atrapado en un plástico, parecía desesperado y se puso en guardia al percatarse de la presencia del demonio, este solo sonrió y lo tomó para liberarlo. El plástico se había enrollado varias veces en su pata y había atrapado las otras dos, Vante lo libero cuidadosamente y de nuevo lo puso en el suelo, después de eso acarició su cabeza y le sonrió para luego irse. El pequeño animal caminó detrás en su dirección y se detuvo en la esquina de la calle desde donde vio alejarse a su salvador y perderse en la noche. Pronto una voz femenina se escuchó en torno al gato.
— Así que, ¿es él? — el gato volteó e inesperadamente también tomó la forma de una mujer para responderle a quién le había hablado.
— Es él, aunque debo admitir que es una pena pues me parece lindo y no me pareció que fuera malo — dijo la mujer recostándose sobre la pared y cruzando los brazos.
— Ambos lo son, nuestro señor también lo es y deberá consumir a su hermano, ambos son buenos, nuestro señor es aún más noble que él, pero ambos fueron marcados desde su nacimiento, nadie puede cambiar su destino — habló la recién llegada observando en la misma dirección que la otra.
— Hasta hoy llega su tiempo de descanso, mañana la expiación de pecados inicia y ese joven va a sufrir constantemente hasta que haya pagado todo, entonces su alma será entregada... espero que haya disfrutado de este tiempo...— después de aquellas palabras ambas se dieron la vuelta y volvieron por donde habían llegado.
Después de caminar aquella ruta que siempre transitaba para llegar al palacio, Vante cruzó la puerta que abrieron los lacayos haciendo una reverencia, notaron su ropa dañada y manchas de sangre pero no dijeron nada, su alteza no podía ser molestado con preguntas. Atravesó el salón para llegar a las escaleras y cuando se disponía a subir el primer escalón, una voz similar a la suya le habló:
— ¿Me quieres decir dónde has estado y haciendo qué? — era Taehyung quién lo veía desde arriba con cara de enfado.
— Sabes que no eres mucho mayor que yo para que quieras controlarme, intenté llegar antes que despertarás pero un gato robó algo de mi atención, no me gusta que te enfades conmigo... menos por mis pasatiempos... — habló mientras continuaba subiendo.
— ¿Te volvieron a disparar? — preguntó el pelinegro teniendo ya cerca a su hermano.
— Ujum... — asintió lentamente haciendo un puchero tratando de restarle importancia a eso.
— ¿Que fue ahora? — Taehyung levantó un poco la camisa de su hermano para revisar que no hubiera marcas y que todo estuviera bien, a pesar de saberlo inmortal.
— Violador... era una madre soltera... la iba asesinar después... — expresó mientras permitía el peritaje de su hermano.
— ¿Y que fue eso del gato? — continuó con el interrogatorio Taehyung.
— Solo eso, un gato atrapado en bolsas plásticas de la basura — ambos caminaron en dirección a la sala ahora de los príncipes — ¿Por qué te preocupas tanto, Taehyung? — Cuestionó ahora el rubio.
— Porque me prometí que no permitiría que nadie te hiciera daño, a veces me asusta... — Estaba por proseguir pero decidió dejarlo así.
— ¿Sigues teniendo pesadillas? — Preguntó acomodándose en el sillón.
— Cada día más frecuentes, más crudas y más realistas, Vante, empiezo a... tener miedo... — Habló mientras colocaba sus manos con los brazos estirados sobre el marco de la ventana.
— ¡Oye! Estamos juntos ahora, nada de eso va a pasar, no importa que pase, estamos juntos... — ahora fue Vante quien llegó junto a su hermano viéndolo atormentado.
— Dime ¿Que pasara si te hago daño como en mis pesadillas? — Era evidente que Taehyung sentía mucho temor, se notaba en la desesperación con la que hablaba.
— Deja de pensar en eso, no va a pasar y si pasa no lo harás a propósito... Ahora cálmate antes que Garin te vea mal y se preocupe — De nuevo buscó calmar a Taehyung con una de esas sonrisas que eran solo para su familia.
Vante fue a su habitación, tomó un baño y horas más tarde estaba en la cabaña con su padre, mientras que Taehyung ahora tenía y aprendía más sobre las responsabilidades que tendría al ser rey, permanecía junto al gran rey Namjoon. Esas eran sus vidas desde que cerraron aquel capítulo tan crudo que las deidades los obligaron a vivir, ahora parecían estar en paz hasta el momento. Pero mientras los herederos permanecían tranquilos en la tierra humana, en el inframundo el gran monarca recibía una visita no muy grata.
— No recuerdo cuando fue la última vez que me divertí contigo, solo sé que estabas muy molesta — El monarca bebía algo mientras hablaba con la dama que le visitaba.
— ¿Que te hace creer que ya no lo estoy?— respondió la mujer también bebiendo.
—Supongo que peque de inocente al creer que me visitabas porque ya te había pasado el enfado — una sonrisa descarada apareció en los labios del monarca.
—¿Cómo olvidaría que jamás quisiste darme un heredero y que tomaste el tuyo de tu hermano? — Dijo con molestia.
— Recuerdo eso, pero sabes que como soy, jamás podría tener la paciencia de educar a un chico, incluso he descuidado a Vante, no puedo dedicarme a alguien — El gobernante fue sincero en aquella declaración.
— Por supuesto, el hermoso Vante, valiente y poderoso, pero sabes, he tomado mi propio heredero... por fin hice algo que de verdad va a enseñarte a respetar... Vante no tiene idea de lo que le espera — La mujer soltó una carcajada al terminar de declarar aquello.
— ¿Que has hecho? — Aquello tomó por sorpresa a Lucifer — ¡No puedes haberlo hecho! ¡No a Vante! — en un arranque de rabia arrojó la bebida y la tomó por el cuello.
Ella no paraba de reír, pero también era poderosa y arrojó al monarca lejos en defensa propia.
— Te dijo que me vengaría, tu favorito pagará el precio y su hermano es mi heredero, ahora nadie podrá detenerme... — Habló viendo al monarca desde arriba — Mañana inicia, solo quería avisarte para que te despidas, no sé cuánto tiempo sobreviva aunque a juzgar por la manera en que te comportaste antes, no harás nada por él o quizá sí, matarlo pues tú mayor temor se volverá realidad.... — la mujer tiro la copa y empezó a alejarse.
El monarca se puso en pie y golpeó todo a su paso, estaba furioso, impotente y de nuevo se sentía culpable pues lo que le sobrevendría a la familia de su hermano era por su culpa. De nuevo había afectado a su favorito, de nuevo no habría forma de ayudarlo, ahora no sabía, cómo le diría a su hermano que la cabeza de su hijo ya había sido vendida y que su otro hijo traería la desgracia al mundo...
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