Deseos
—Taehyung, estos días, desde que volví te he notado muy distante ¿acaso he hecho algo para molestarte? — preguntó Garin, preocupada.
—Por supuesto que no, solo que las cosas que están pasando en palacio me tienen preocupado, además la muerte de Chen... Eso... Sabes que no fue fácil— el príncipe tomó la mano de la joven y comenzaron a caminar por el jardín.
—Es verdad, jamás imaginé que enloqueciera tras la muerte de sus padres, aunque eso también fue horrible... — Expresó la muchacha
—No hablemos de eso... Este es nuestro momento... — Vante quiso cambiar de tema, pues el no podía opinar al respecto.
Vante en un principio se vio obligado a fingir disfrutar la compañía de Garin, se obligó a fingir estar bien con ella, pero Garin tenía una personalidad cautivadora, ella lo hacía reír desde lo más profundo de su ser, lo hacía disfrutar de las pequeñas cosas que pasaban a su alrededor.
Empezó a sentir paz en ella, él siendo un demonio sediento de sangre y pensando meticulosamente cuál sería su próximo movimiento, su próxima víctima no tenía tiempo para reír o estar en paz.
Pero ella se ocupó de eso, de llenar ese espacio, no le sorprendió después de conocerla a profundidad que su hermano estuviera prendado de ella, que le hablara de ella con tanto afán y devoción.
—¿Quieres acompañarme a la iglesia? — preguntó ella, Taehyung lo hacía sin problema alguno pues era un hombre natural.
—Está bien, vamos, te llevaré — Vante levantó la mano de la joven y dejó un suave beso sobre esta.
La señorita sonrió y luego lo abrazo por la cintura, a lo que él respondió pasando el brazo por la espalda de ella, dejando otro beso en su cabeza, sobre sus cabellos rizados.
Caminaron hasta el vehículo blindado que siempre transportaba al príncipe y abordaron, Taehyung pidió a sus padres no ponerle escolta, prefería estar libre, sus padres un tanto temerosos aceptaron.
Al llegar a la iglesia, ambos iban a entrar, pero entonces una señora que estaba en la entrada empezó a balbucear cosas incoherentes hasta que al fin le habló directamente al demonio tapándole en pasó.
—Debes respetar este lugar, los demonios no tienen pasó en la casa del señor! — expresó la señora con firmeza.
—Señora, él es el príncipe Taehyung, no puede hablarle así y menos directamente— dijo Garin por la manera en que le estaban faltando al respeto a Taehyung.
—Garin hija, pasa, permíteme hablar con su alteza— habló el sacerdote acercándose quién y a quién Vante miraba fijamente.
La joven entró y la señora se hizo a un lado apartándose para que fuera el sacerdote quien se encargará.
Vante en aquel momento, vio en el interior de la iglesia, había ángeles ahí, estaban preparados para atacarlo si llegara a profanar aquel lugar, nadie más podía verlos, sólo otro ser con iguales condiciones que ellos como lo era Vante sólo que de otro bando.
—Sabía que esto pasaría tarde o temprano, pero ¿por que tu hermano?— preguntó el hombre.
—No he venido a dañar a nadie, no quiero enfrentamientos y solo lo diré en secreto de confesión —expresó Vante.
—Sabes para qué es la confesión, tú no tienes cabida en el reino de Dios — dijo de nuevo el sacerdote.
—Entonces tendrá que quedarse con la duda — replicó Vante.
—Vante, acompáñame, aquí no podemos hablar — el sacerdote lo hizo caminar a un costado de la iglesia donde estuvieron solos.
—Señor, Taehyung fue asesinado, lo golpearon hasta morir, yo llegué a él antes que muriera... Por eso tomé su cuerpo él me invocó, no he hecho nada malo — explicó Vante a aquel buen hombre.
—Dios bendito!!! Porque asesinarlo si era tan bueno — dijo el sacerdote entrando en tristeza —solo recuerda que la carne es débil —.
—Lo sé, pero pienso irme en cuanto termine mi misión — expresó Vante.
Luego de una charla privada con el sacerdote, Vante decidió volver al palacio, se despidió de Garin y emprendió el camino, sentía un apetito voraz, por lo que busco a su nueva presa.
Estando en su habitación veía a las mucamas que recogían flores, hablaban y reían, pero hubo una, las más pequeña de estatura, traía su uniforme más corto por lo que mostraba sus torneadas piernas, los paletones de su uniforme negro hacían que su silueta se viera mucho más atractiva pues contrastaba con su pequeña cintura.
El incubo la veía atento pues debía levantar la mirada en cualquier momento para poder hacerla llegar a su habitación y en efecto, de un momento a otro la chica conectó su mirada con la de Vante.
Ella rápidamente se despidió de sus compañeras y caminó hasta la habitación del príncipe, a partir de ese momento la joven dejó de tener voluntad y el deseo fue lo único que logró sentir, nunca había visto al príncipe con deseo, siempre lo vio atractivo pero jamás deseó que la hiciera suya.
Llegó por fin a la recamara, entró y puso el seguro, Vante estaba sentado en un sillón junto a la ventana frente a la puerta, la habitación era grande, ella caminó directo a él y se metió entre sus piernas.
Lo beso profundamente con hambre, era un beso voraz y lujurioso, él sentía ese apetito de poseerla y eso hacía que ella actuará con desesperación por entregarse, él recorrió sus piernas y subió su mano hasta su ropa interior, pronto bajó aquella prenda sin dejar de besarla.
Teniéndola de pie bajo por completo su prenda dejándola sólo con el uniforme y comenzaron sus dedos a recorrer sus pliegues, a jugar con su clítoris y ella empezó a gemir y a retorcerse entre los brazos del demonio.
Vante desató los botones en la parte superior y busco sacar su pecho para comenzar a succionar su pezón, la gran mano de Vante la masturbaba sin parara y ella gemía cada vez más fuerte y con desesperación, se abrazaba a al cuerpo de él para sostenerse.
Pronto Vante sintió como ella se vino en su mano y de nuevo la beso hambriento, la cargo hasta la cama y le sacó por completo el uniforme, el también se desnudó y dejó ver su enorme erección hambrienta, ella estaba boca arriba, él se fue posicionando sobre ella.
Abrió sus piernas mientras iba subiendo, llegó hasta besar su cuello y colocó su gran erección en su entrada, poco a poco la fue introduciendo, ella de nuevo se sentía ansiosa, el seguía besando su cuello y de nuevo bajando a sus pechos.
Terminó de entrar en ella, sonrió al ver lo excitada que ella se encontraba, pues eso a él lo alimentaba, pronto empezó a moverse dentro de ella lento, ella empezó de nuevo a gemir, se abrazó a él deseando más y más, acto que el comprendió y empezó a darle más.
Cuando Vante llegaba al nivel máximo de éxtasis perdía voluntariamente el dominio sobre su imagen, ya fuera asesinado a sangre fría o mientras se alimentaba siempre volvía a su apariencia original y está no fue la excepción.
La mujer lo vio cambiar mientras las estocadas iban en aumento y eran más potentes pero no hizo nada por detenerlo, de igual manera ella ya estaba entregando toda su energía y ya no tenía fuerzas para evitarlo.
Ella se limitó a disfrutar de aquello pues no tenía energía para detenerse y tampoco lo deseaba, Vante la penetraba cada vez más y ella escuchaba su sensual voz ronca gruñir mientras entraba en ella, pronto llegarán al orgasmo y ella se iría de este mundo entregando su alma y energía a un incubo.
Después de varias estocadas más el orgasmo de ambos llegó, Vante acabó dentro de ella por completo y ella se dejó ir sobre él, ella dejó su último aliento en aquel orgasmo y quedó tendida sobre la cama, Vante salió de ella y acarició su rostro una última vez, sonrió placentero y le dejó un beso en los labios, bajó de la cama y se metió a bañar.
Dejó desechado aquel cuerpo sobre la cama sin prestarle importancia, ahora el se tenía pleno y lleno, después botaría el los desperdicios de su alimento pensaba él.
Horas más tarde unos cabellos grises, esponjados y ondulados se veían entre las copas de los árboles, los ojos grises de Vante buscaban un lugar despejado donde pudiera hacer una hoguera sin perjudicar la naturaleza de los árboles.
Arrastraba el cuerpo envuelto en la sábana que había ensuciado con ella, se mantuvo con su imagen real durante ese tiempo, estaba cansado de ser otra persona, quería liberarse y que mejor que destruyendo un cadáver.
—¿Sabes porqué te elegí a ti? Porque tu silueta es como la de ella, un perfecto reloj de arena, la deseo a ella pero no debo tocarla.
Tu en cambio eras una mortal común, eras alguien que pasó y sufrió un daño colateral—
Las palabras del incubo parecían tan sinceras, estaba externando sus pensamientos con aquel cadáver que lo había alimentado tiempo antes, recogió con una rama hojas secas y más ramas pequeñas para juntarlos y colocar el cadáver en cimas.
Roció combustible y le prendió fuego, busco un lugar donde estar cómodo para observar la hoguera, se le veía tranquilo, parecía estar es paz, era como un descanso de su misión, incluso su apariencia era pacífica como un joven inocente que no comete pecado alguno, zapatillas deportivas blancas, pantalón de mezclilla holgado y una camisa blanca de botones, la traía por fuera, también era holgada y no había doblado las mangas, lucia desarreglado pero a propósito, relajado, su rebeldía sólo se notaba en el pendiente de cadena que colgaba de su oreja izquierda, sus ojos grises se perdían observando la hoguera y el cadáver quemándose mientras se hundía en una charla con ese cuerpo.
—No te sientas mal, también te elegí porque eras supremamente bella, tu cuerpo fue exquisito, la verdad es que volvería a elegir si tuviera la oportunidad.
Pero a ti te podía probar, podía poseerte sin sentir culpa, en cambio ella, ella es lo que siento prohibido, lo que algo no me permite tocarla.
Pero la deseo, la deseo tanto cuando la veo, me prende su sola presencia, incluso la idea de estar cerca de ella, me consume la idea de saber que si la llegara a tocar no la volvería a ver por que no podré controlarme.
O que la podría enfermar, no tengo todo lo que quiero, parece que no siempre puedo ganar pero disfrutaré lo que sí puedo tener, así como te disfrute a ti... Duerme bien... —
Vio la hoguera consumida y los huesos calcinados de la chica y se dio la vuelta, realmente no le importaba que supieran que él era el asesino, no tendrían como probarlo y tampoco lo condenarían, pero tampoco quería dañar la imagen de su hermano, era por eso que siempre permitía que vieran su verdadera identidad cuando estaban a punto de morir, no querían que sus almas condenaran a Taehyung siendo inocente.
Garin había vuelto al palacio tiempo después del regreso de Vante del bosque, lo buscó en su habitación que ya estaba limpia, pero él prefería la sala del príncipe, ahí podía ver las obras que su hermano había pintado y lo sentía más cerca, también él llevaba una pintura que poco a poco y trazo por trazo iba tomando forma.
Se concentraba en aquella pintura que nadie había visto, cuando escucho que tocaban a la puerta.
—Adelante!... — Dijo dejando entrar a quien tocaba—
—Amor, te estaba buscando... Me quedé preocupada — Garin expresó siendo sincera
Ella caminaba en dirección a él cuando; él en un beso le cortó el paso y le dio la vuelta para que no pudiera ver lo que pintaba.
—Estoy bien, mírame... — Dijo Vante tiernamente cortando el beso.
—Lo sé, pero ¿Que fue todo aquello? — preguntó ella preocupada.
—Pues no lo sé, parece que mi presencia en ese lugar no es grata... No importa — dijo tomando asiento sobre un diván.
—Pero no es justo, tú siempre has sido bueno con ellos, no pueden tratarte así, le diré a tu padre — dijo ella desesperada, acercándose para sentarse en el regazo de él sin previo aviso.
—No lo hagas, no tiene importancia, ellos no me importan en absoluto... — expresó Vante, sintiendo como de nuevo aquel deseo que sentía prohibido se iba adueñando de él.
—Pero no deben tratarte mal... — la voz de Garin se volvió suave y sensual al pronunciar aquellas palabras.
—Son insignificantes... — Dijo el reprimiendo sus instintos.
Garin comenzó a respirar cerca de su cuello, rozando su nariz en este, deslizando la lengua delicadamente sobre su blanca piel...
Vante cerró los ojos, sintió como cada fibra de su ser ahora respondían a tales provocaciones, sintió que su entrepierna empezó a despertar, estuvo a punto de dejarse llevar.
Pero en aquel momento algo lo llevó a la realidad, él levantó el mentón de ella y la besó de nuevo para levantarse.
—Mi vida, quiero que me acompañes a hacer algo... — Dijo él juntando su frente con la de ella.
—Mmm? Lo que sea amor... — ella sonrió aun que vio su deseo frustrado.
Ahora Vante debía pensar en qué haría para salir de ahí, no tenía nada planeado por lo que todo sería una sorpresa incluso para él...
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