Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Vante

Era de nuevo una noche estrellada, habían pasado ya dos semanas desde la muerte de Jerathel y Vante a menudo lo recordaba, dolía su recuerdo y verse manchado con su sangre dolía aún más. A menudo recordaba el modo y el amor con el que le hablaba de su amada esposa, le habría gustado conocer aquella emoción que tanta felicidad causaba en el rostro del anciano que quiso como amigo. El pequeño poblado que rodeaba al castillo descansaba apaciblemente, estaba rondando la media noche y no había prácticamente nadie en las calles, a lo lejos se veían en las casas algunas personas que aún no se iban a dormir. Vante estaba sobre un techo, junto a una chimenea, admiraba la vida que se veía a pesar de la hora en el interior de algunas casas, veía algunas parejas siendo felices, esposas cuidando de sus hogares llegando a esas horas despiertas.

Hubo algo que sacó a Vante de su ensoñación, una chica que lo había visto desde hacía rato, ella estaba en la ventana de su hogar, muy cercano a al techo donde Vante se encontraba, parecía que Vante no se había percatado de su presencia pues no presentaba ningún peligro y tomando en cuenta la cantidad de presencias que había en ese lugar. La chica de cabello negro, corto a la altura de su hombro, totalmente liso, traía una pequeña blusa con tirantes bajo un suéter grande y bajo este unos pantalones de mezclilla, con unas zapatillas tipo converse le sonría bromista y con mucha confianza al, según ella, apuesto chico sobre el techo.

─ ¿No estás ya muy grande para escaparte de tu casa? ─Dijo la chica, llamando la atención de Vante.

─ ¿No estás muy pequeña para estar despierta a esta hora? ─Respondió el príncipe Vante con una sonrisa delicada en su rostro

─No, siquiera eres mayor para que me digas eso... Tienes un cabello y ojos muy lindos, pero se te harán ojeras, ya vuelve a tu casa... ─dijo ella sonriente también.

Vante la miró por unos segundos, su mirada era dulce, volvió a sonreír y ella correspondió, sus pensamientos se centraron en ella en aquel momento, esta vez no era aquella necesidad de alimento que sentía antes, era compañía.

─No lo soy, pero lo seré un día... ¿Quieres venir aquí? ─dijo el príncipe, está vez no estaba manipulando la mente de ella.

─puedes hacerme daño o algo así... ─Respondió la chica en tono bromista.

─Créeme que si quisiera hacerte daño ya lo habría hecho, pero está bien... ─Vante volvió la mirada al cielo y esbozo una sonrisa después de decir aquello.

─Hablas extraño... No eres de aquí ¿Verdad? ─la chica empezaba a intrigarse, pues no era normal que un joven de la edad y apariencia del que estaba ahí apareciera de la nada.

─Te diré lo que quieras si vienes aquí... Lo prometo y tampoco te haré daño ─de nuevo empleaba ese tono de voz tan neutral y apaciguador que podría convencer a los ángeles de convertirse en demonios.

─Aunque quisiera ¿Cómo llegaría ahí? ─la chica sonó más convencida que dudosa y empezó a observar por donde podría escalar para llegar al desconocido.

─Déjame ayudarte... ─se levantó y calculó la distancia, alcanzaba a subirla desde donde estaba si ella subía por la ventana ─sube, yo te ayudaré a llegar aquí ─ La chica comenzó a subir sin dudarlo más y en efecto, Vante la ayudó a subir, de ese modo ambos se sentaron juntos sobre aquel tejado.

─ ¿Por qué estás aquí? Nunca antes te había visto ─ fue la primera pregunta que ella hizo.

─Quería escapar, respirar sin saber de tiempo, simplemente no quería hablar, solo sentir el silencio... Quería encontrar ese momento de paz... ─Dijo acomodándose y de nuevo fijando su mirada en el entorno.

─Hablas como alguien atormentado... ¿Acaso no eres feliz a tu corta edad? Los chicos de nuestra edad no tenemos tantas responsabilidades, no podemos ser tan infelices... ─ella volvió su mirada a Vante, vio su perfil, sus ojos bajó la luz tenue y le pareció tan bello que sonrió ─Eres muy bello, demasiado hermoso, tanto que me das miedo... ─expresó para terminar.

─No te da miedo eso, te da miedo lo que soy aunque no lo sepas... Mi nombre es Vante... ─la voz de Vante salió con dejo de frustración, sintió que ella se iría despavorida si le decía y tampoco quería husmear en su mente, quería ser lo más humano posible.

─Soy Yunne, Lo que eres ¿Que eres? Dime, ¿qué eres?... ─La joven entonces se llenó de más curiosidad, de verdad quería saber más de quién estaba junto a ella. Vante por un momento pensó que había hablado de más, pero también sabía que podría borrar la memoria de la joven en caso que ella reaccionara mal, pero también le pareció grato pensar en decir la verdad, veía grata la oportunidad de ser transparente y entonces lo decidió, no tenía nada que perder.

─Soy un híbrido... Demonio y humano... Mi madre era humana y mi padre un demonio ─expresó decidido, espero por un momento a que la chica reaccionara.

─ ¡¿Hablas en serio?! ─preguntó ella, confundida, sorprendida, la verdad no sabía que sentir pues aquellas palabras parecían tan verídico ─Demuéstramelo... ─fueron las palabras de ella en respuesta.

─ ¿Segura que no vas a asustarte? ─estaba decidido a llevar su curiosidad a las últimas consecuencias.

─No lo haré, lo prometo, pero demuéstramelo, te doy mi palabra de callar ─su curiosidad la estaba llevando al límite, se sentía nerviosa pero había una atracción que no le permitía alejarse.

Vante entonces se puso de pie y le mostró sus enormes y bellas alas completamente negras, sus ojos cambiaron a rojo y ella lo miraba al principio sorprendida y atemorizada por un instante, pero extrañamente le gustó lo que vio, el miedo se fue desvaneciendo cuando él le recordó que no le haría daño.

Desde esa noche, Vante iba cada noche con ella, le gustaba satisfacer la curiosidad que la joven había mostrado con respecto a él, Vante también le habló de su vida, de todo lo que había pasado y que apenas su vida había alcanzado para estar ahí, parecía desahogarse con ella. ─Sabes que me gusta estar aquí, nunca antes pensé que podría encontrar a alguien que no me tuviera miedo... Papá y Taehyung me escuchan pero es mi deseo que ambos tengan una vida tranquila por eso los dejo siendo ellos y disfrutando también de su tiempo ─expresó él.

─Vante... ─dijo ella y lo miró por un instante, haría algo que no sabía si saldría bien o si aquel ser reaccionaria bien a lo que haría, sin pensar y si advertencia se acercó lentamente a él hasta que sus labios rozaron los de Vante. Fue un beso suave, delicado y cortó que Vante respondió, cerró los ojos y disfrutó de aquel tacto, era la primera vez que besaba de esa manera, sin morbosidad, sin el anhelo de alimentarse de ella, era algo diferente a lo que sentía con Garin. Al terminar aquel tacto, ambos sintieron ese deseo de ir más allá y entonces bajaron a la habitación de Yunne, Vante no estaba seguro de lo ocurría o de lo que sentía pero tampoco quería detenerse, llegó con ella hasta donde ella se lo permitió, sintió entonces lo bien que se sentía la libertad en la otra persona.

Ella lo estaba haciendo a voluntad con él y él lo estaba disfrutando tanto que sentía que era algo que hacía por primera vez, pareció ser algo tan sublime que lo hacía sentir más vivo que nunca y por un momento sintió miedo de hacerle daño pero no, ella estaba bien, disfrutando de su cuerpo y libertad. Esa fue la primera vez que Vante hizo el amor, esa fue la primera vez que fue libre y que su lado humano había sido totalmente liberado, sin saberlo fue la primera vez que se sintió amado y sin saber que era lo había disfrutado. Para Vante las cosas habían empezado a cambiar por completo, sus penas se estaban aplacando cada vez más, poco a poco fue aprendiendo a sonreír igual que su hermano.

Una mañana nublada, Vante y Yunne salieron a caminar, casualmente también Garin que ahora tenía un vistoso vientre abultado y caminaba de la mano de su amado Taehyung, la pareja real no sabía que también Vante estaba por el mismo parque. Hasta que escucharon las risas de ambos, Yunne y Vante reían haciéndose bromas, pero lo que llamó la atención de Garin fue ver la sonrisa plena del joven híbrido, Vante sonreía como jamás lo vio durante estuvo en el palacio fingiendo ser Taehyung, Vante podía sonreír de la misma manera que su amado y ella sintió regocijo por él, porque borro de su mente aquel doloroso recuerdo de él muriendo entre tanto sufrimiento.

─Taehyung, amor... Tu hermano es feliz... ─dijo la señora a su esposo.

─Lo veo amor, ahora debo decir que también soy completamente feliz... Pero vamos, no quiero irrumpir su paz... ─dijo Taehyung tomando de nuevo el brazo de su esposa para continuar.

Cuando la noche caía, Vante se había despedido de Yunne y había caminado de nuevo hasta la roca del ángel, subió a aquella roca y recordó la conversación que tuvo por primera vez con Jerathel, definitivamente lo que había sentido por Garin había sido amor, pero lo que ahora sentía por Yunne no sabía cómo se llamaba pues lo hacía inmensamente feliz y lo hacía sentir pleno y vivo.

─ ¿Acaso Yunne también es un ángel? ─preguntó para sí mismo.

─No lo es, sólo te hace feliz... ─...

Vante escuchó la respuesta y de inmediato se puso en alerta hasta que vio unas alas blancas, un hombre joven y que vestía de blanco.

─ ¿Ahora que quiere tu señor? ─preguntó y debió admitir que con miedo, pues siempre tuvo miedo de ser feliz y que algo se lo arrebatara.

─Él no quiere nada, soy yo quien quería verte, mi pequeño demonio... Luces más hermoso que antes... Insisto en que debiste ser un ángel... ─dijo Jerathel con una sonrisa

─ ¡¿Jerathel?!... ¿Tú has venido a verme? Yo acabe contigo, no te merezco... ─el corazón de Vante dolió al verlo de nuevo pero sintió paz de saber que había vuelto a su naturaleza.

─Vante, deja ese pasado, ahora piensa en tu futuro, yo no vine a que te sientas mal, vine a decirte que por fin todo a terminado y que ahora que de nuevo estás enamorado y eres correspondido seas feliz porque tienes una eternidad por delante; Mi muerte solo fue parte del destino, yo quería ayudarte y a tu familia y así lo hice, para luego poder verte así, porque después de haber vivido un infierno mereces un paraíso, disfrútalo pequeño, por fin todo acabó ─habló el ahora ángel.

─No sé qué decirte... Solo que te extraño... Hay cosas que me habría gustado que vieras y que contarte, que siguieras con papá y conmigo, pero sé que tu Dios te cuida y eso me hace sentir bien... ─Dijo sintiendo un doloroso nudo en su garganta de los que hace mucho no sentía. Pasaron las horas y Vante y Jerathel compartieron de nuevo una última conversación, algo que Vante necesitó para renovarse y que ahora por fin lo había hecho.

Los días de infierno en los que Vante sacrificó todo al fin habían pasado, ahora Arlener veía a sus hijos felices, lo hacía feliz la idea de ver a Vante sonreír, verlo sentirse vivo y pleno, de nuevo enamorado y siendo correspondido...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro