01.-
Hola a todos ☺️ aquí yo con mi segundo especial navideño, espero que sea de su agrado.
También es para el concurso pero se podría decir que es como una historia nueva, pero con algunas cosas que tome de mi especial anterior.
│ 🇦🇷 │ │ │ │ │ │ ❄️ │ │ │
│ │ │ 🇲🇽 │ │ │ │ │ │ │ ✦
│ │ │ │ │ ⚽ │ │ │ │ ✧
│ 🎄 │ │ │ │ │ │ │ ✦
│ │ ☃️ │ │ │ │ │ ✧
│ │ │ │ │ │ │ ✦
│ │ │ │ ✨ │ ✧
│ │ │ │ │ ✦
│ ♥️ │ │ ✧
│ │ │ ✦
│ │ ✧
│ ✦
✧
Posada Especial.
Era la mañana del 16 de Diciembre, en la Ciudad de Guadalajara, en México. Pasaban poco más de las 7 de la mañana y en aquella residencia casi todos dormían.
El matrimonio de Guillermo Ochoa y Lionel Messi era algo que cualquier pareja pudiera envidiar. Y no se decía por el sentido físico, pues ambos eran bastante atractivos; sino en el terreno de lo sentimental. Siempre se trataban como novios, como aquel primer día en que aceptaron llevar su romance. Tenían buena comunicación, siempre eran sinceros en expresar lo que sentían, y además eran cariñosos y siempre se veían muy enamorados.
De su unión tuvieron tres hijos.
Una niña de tres años, que era considerada un "Milagro Navideño", pues su pequeña había nacido de sorpresa, pues habían tenido múltiples oportunidades fallidas de lograr un embarazo, sin embargo, la noticia de su llegada fue un hermoso regalo Navideño y afortunadamente todo el embarazo de Lionel terminó correctamente. Pues había nacido un bonito 8 de Septiembre.
El nombre de la pequeña era María Natalia, en honor a sus abuelas. Una niña adorable de tres años que tenía hermosos cabellos rizados como su papá Guillermo y unos aterciopelados ojos castaños que les recordaban a los de Leo. Era una pequeña alegre, amigable y muy curiosa, propio de una nena de su edad.
Los hijos mayores eran dos, ambos niños adoptados a quienes amaban como si hubiesen sido suyos. Sus nombres eran Julián de 10 años y Kevin de 9, unos encantadores niños que adoraban a sus padres y muy en especial a su hermana, de cierto modo eran muy sobreprotectores con ella en especial debido a que aún la veían como una bebé en la casa.
Además, como si lo tuvieran heredaro de familia, ambos pequeños eran muy buenos jugando Fútbol, tenían habilidad para ello y amaban el deporte apasionadamente. Julián quería ser como Leo algún día y seguir su legado representando a Argentina algún día, Kevin tenía algo similar por idea, pero representando a México. Los niños estaban en el Nido Águila, una sección para niños del Club América, eso hacía sentir a Guillermo bastante orgulloso.
Sus tres pequeños eran un amor, y sus abuelos los adoraban demasiado.
El reloj despertador estaba programado para sonar a las 8 de la mañana, pues como ya estaban de vacaciones Kevin y Julián, Leo no se iba a levantar temprano para hacerles el desayuno y mandarlos al colegio. Y sin ruido provocado por sus hermanos y sus papás, Natalia no se levantaba hasta que ellos lo hicieran.
Ese día no fue el caso.
— ¡Mami, papi!.— La pequeña llegó corriendo y se subió a la cama.— ¡Despieten! ¡Despieten!
— ¿Eh?.— Más dormido que nada, Memo comenzó a despertar.— ¿Qué?
— Amor... es temprano.— Lo imitó Leo.
— ¡Despieten!.— Natalia seguía feliz.— ¡En la casa nevo y eta todo bonito!
— ¿Qué?.— Se enderezaron ambos hablando al mismo tiempo.
María salió corriendo y Memo se estiró para despertarse, pero Leo se levantó de la cama.
— ¿Cae nieve en Guadalajara?.— En sus años viviendo ahí, Lionel nunca vio ni un copo de nieve caer.
— No.— Negó con la cabeza su marido.— Eso solo en los estados del norte.
Ambos se levantaron extrañados de todo ello... pero al llegar a la sala... cuál fue su sorpresa.
Pues su hija al parecer se había levantado más temprano de lo usual y había abierto las puertas de la alacena de abajo, encontrando la Maizena y la harina para hot cakes. Cómo es color blanco, al parecer la imaginación de Natalia fue demasiado.
Y se dedicó a regar por la sala, el mueble del televisor, el comedor y demás muebles la harina entera, además de aventarla al Pino de Navidad y el Belén.
— No puede ser...— Leo casi se iba para atrás.
— ¡Feli Navida!
— Bien dicen que cuando lo niños no hacen ruido es porqué andan haciendo alguna travesura.— Se lamento Guillermo.
— ¡Buenos días!.— Kevin y Julián llegaron con una sonrisa.
Pero viendo la escena enseguida vieron a sus papás.
— Somos inocentes.— Se defendió Julián.
— Nosotros no fuimos.— Igual Kevin, quién estaba nervioso de ser incriminado.
— Vamos a desayunar.— Leo los vio resignado.
Poco después, estaban a la mesa de la cocina, habían preparado huevo con jamón y licuado de chocolate, plátano y avena.
— ¿Huevo?.— Kevin vio su plato.
— Íbamos a comer hot cakes pero alguien se acabó la harina.
Todos voltearon a ver a Natalia quién estaba picando con su tenedor entrenador un pedazo de jamón para comérselo.
— A ver... sus vitaminas.— Leo también había sacado un jarabe.
— Eso no nos gusta.— Se quejó Julián.
— Sabe horrible.— Lo imitó Kevin.
— Dejen de quejarse, cuando tenía su edad esa cosa sabía peor.— Memo de solo recordar cuando a él le daban el Emulsión de Scott, hizo una cara de asco.
Contrario a sus hermanos, a Natalia le dieron unas gomitas de ositos que eran vitaminas. Era una niña un poco melindrosa si de tomar medicamentos se trataba.
— Hay que apurarse niños, hoy inician las posadas y tenemos cosas que hacer.
— ¡Si!.— Festejaron los tres.
Las Posadas Navideñas iniciaban justamente ese día, y tenían una duración de 9 días. Básicamente es una tradición Mexicana que los niños adoraban, y a Lionel le gustaba.
Por lo que tardarían en rato en dejar reluciente su sala comedor, para ello habían contratado un servicio de limpieza de confianza, pues para la posada, Memo se había comprometido con comprar un par de piñatas y de llevar el ponche.
En la colonia, la privada donde se ubicaba la casa de los padres de Memo habían planeado una posada para los vecinos de la privada, afortunadamente había orden entre ellos y una reja que cerraba la privada, para hacer ello íntimo para los vecinos y mas seguro para los niños. En México muchas veces acaban llegando los "gorrones", y era mejor evitar ciertos disgustos.
Pero era una actividad divertida para todos, en especial para los niños, pues Natalia, Kevin y Julián adoraban esa época, además de esperar con ilusión el día de los Reyes Magos.
— Vamos a comprar las cosas.— Memo cargo a Natalia.— En lo que los niños están en su práctica de Fútbol.
— Si está bien.
— ¿Me compan un Gansito?
— ¿Te comiste tu Danonino y tú manzana?.— Preguntó Lionel.
— Si, y me lave lo dietes.— Natalia mostró sus dientitos.— ¿Me compan un Gansito? ¿Y a mis hemanos un Cocotodo?
— Está bien.— Sonrió Leo anotando en la lista el Gansito y un par de Chocotorros.
Mientras Kevin y Julián tenían sus entrenamientos en el nido Águila, y se encargaban de la limpieza en casa, la pareja se dispuso a comprar las frutas para preparar el ponche y también comprar los dulces para la piñata.
— ¿Papi te ha cotado tu cabello?.— Preguntó Natalia.
— ¿Eh?.— Memo la estaba sentando en su silla en los asientos traseros del auto.
— E que mami dice que te ve guapo.
— ¿En serio?.— Sonrió Memo pensando en la idea de cortarse el cabello pensando en su esposo.
— Pelo yo digo que miete...— Se quejó su hija.— Te ve feo así.— Natalia hizo puchero, pues hacía un tiempo Memo se cortó el cabello y su hija lo desconoció.
— ¿De qué hablan?.— Leo se acercó tras checar detalles en casa con la limpieza.
— Cosas de rizos...— Ahora Memo dudaba en volver a cortarse el cabello pese a que a Leo le guste.
Habían ido a comprar la despensa que necesitaban para preparar varias ollas de ponche.
Lo complicado era cortar las frutas, pues utilizaban jamaica natural para la bebida. En algunos estados el tipo de fruta que le ponen varía un poco, pero ellos lo preparaban de una mezcla de tejocotes, caña de azúcar, tamarindo, manzana, pera, guayaba, uva y ciruela.
— Dense un baño y arreglense que ya es tarde.— Lionel vio a sus hijos tras llegar del entrenamiento.
— Pero Leo, aún es buena hora.
— Que se apuren...
Al parecer Leo era como cualquier mamá mexicana... que piensa que no hay tiempo y va hacerse muy tarde para lo que harían.
Pero hasta eso, era divertido verlo. Y por fortuna tenían el tiempo suficiente para arreglarse y que el ponche esté listo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro