Capitán 1: El portal en la plaza de mayo
El sol brillaba sobre la Plaza de Mayo en Buenos Aires, iluminando la Casa Rosada con su resplandor dorado. La mañana era tranquila, los ciudadanos iban y venían, disfrutando de la brisa fresca que soplaba desde el Río de la Plata. Todo parecía normal, hasta que un zumbido distante comenzó a resonar en el aire.
La gente se detuvo, desconcertada, al ver cómo un destello brillante aparecía en medio de la plaza. Un murmullo de asombro recorrió la multitud cuando un portal de luz azul se abrió lentamente ante sus ojos incrédulos. El portal era circular, como un ojo gigante que observaba el mundo desde otro lugar.
Desde el interior del portal, una extraña energía parecía emerger, distorsionando la realidad a su alrededor. El aire temblaba, las aves en el cielo graznaban nerviosas y las hojas de los árboles se agitaban inquietas. Nadie sabía qué hacer, todos miraban con asombro y temor a este fenómeno inexplicable que desafiaba toda lógica y explicación.
En medio de la confusión, un grupo de figuras se acercó al portal, saliendo de las sombras con determinación. Eran los miembros de la expedición designada por el gobierno argentino para investigar este extraño suceso. Entre ellos se encontraba el Capitán Marcos Santos, un soldado de élite de las fuerzas especiales, con su rostro curtido por el sol y sus ojos oscuros centrados en la tarea que tenía por delante.
Junto a él iba Lucía Fernández, una experta en magia folklórica, con su larga cabellera negra ondeando al viento y su mirada serena ante lo desconocido. A su lado caminaba el Dr. Alejandro Morales, un científico excéntrico especializado en física cuántica, con su bata blanca manchada de tinta y su mente inquieta buscando respuestas en lo imposible.
Completaba el grupo Sofía Ríos, una joven periodista intrépida, con su libreta en mano y su cámara lista para capturar cada detalle de esta extraordinaria aventura. Juntos se enfrentarían a lo desconocido, a lo inimaginable, con coraje y determinación.
El Capitán Santos se detuvo frente al portal, sintiendo la energía pulsante que emanaba de él. Miró a sus compañeros con seriedad y les dijo: "No sabemos qué nos espera al otro lado, pero estamos aquí para descubrir la verdad y proteger a nuestro país. ¡Vamos juntos, con valentía y determinación!"
Con un gesto decidido, el Capitán Santos cruzó el umbral del portal, seguido de cerca por Lucía, el Dr. Morales y Sofía. En un instante, la luz azul los envolvió, distorsionando sus sentidos y transportándolos a un mundo desconocido lleno de posibilidades y peligros.
Al otro lado del portal, los expedicionarios se encontraron en un paisaje totalmente diferente al de la Plaza de Mayo. Ante ellos se extendía un vasto valle cubierto de hierba verde y salpicado de flores silvestres de colores brillantes. A lo lejos, se alzaban imponentes montañas cubiertas de nieve y un sol radiante iluminaba el cielo azul.
El Capitán Santos miró a su alrededor con asombro, asimilando la magnitud de lo que acababan de presenciar. Se giró hacia sus compañeros y les dijo: "Estamos en un lugar completamente distinto, un mundo nuevo que desafía nuestra comprensión. Pero no podemos detenernos aquí, debemos explorar, descubrir qué nos aguarda y encontrar una manera de regresar a casa."
Con determinación en sus corazones, los expedicionarios avanzaron hacia lo desconocido, sin saber qué les deparaba el destino en este nuevo mundo lleno de misterios y sorpresas. El portal en la Plaza de Mayo seguía abierto, una puerta entre dos mundos que había desatado una aventura que cambiaría.
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