5º
Quien dice que las mujeres valientes no sentimos miedo, o que yo en este momento no estoy temblando como una gelatina. Cuando quebré su parabrisas lo hice solo con la intensión de provocarle un susto mayor al mío pero siempre con la esperanza de nunca volvérmelo a encontrar y ahora resulta que está pisándome los talones, espero que no me reconozca pues ahora estoy diferente a como me mantenía para el supermercado. Nos sentamos en nuestros respetivos lugares y para mi mala suerte quedamos cara a cara, bajo la mirada pero un imán me obliga a levantar la cabeza cuando veo los mismos ojos azules que me hipnotizan cada día, si pudiera pegarle una cachetada lo haría pero estoy segura que eso no cambiaría a corozo.
Tengo dos hombres espectaculares enfrente, uno me atrapa y el otro me tiene asustada por el hecho de haber actuado mal, quizá cuando acabe la reunión pueda disculparme por mis actos aunque dudo mucho que acepte mis palabras; de repente el hombre se da cuenta de mi mirada y posa sus ojos en mi causando un pequeño rubor en mis mejillas, se queda observándome un rato y luego me sonríe de forma maliciosa provocando que abra mis ojos como platos. Siento incomodidad por su fuerte mirada pero a la vez me siento retada, La reunión dura alrededor de dos horas y quedan en el acuerdo que Erick como dueño de la compañía probara el nuevo modelo para el mercado, pues ese es el privilegio de tener una empresa de carros tienes siempre los mejores modelos para ti, se levantan de sus respectivos asientos dándose la mano y felicitando a Erick por el buen trabajo que ha logrado en la empresa; después de un rato me dispongo a salir de la sala de juntas cuando su voz gruesa y varonil me llama
— Señorita Stone, ¿se dirige ya para su casa? — me paro en seco esperando su llegada
— Si señor
— ¿En que se moviliza? — lo observo saboreándome los labios
— En limosina, es solo que el chofer se ha quedado en casa porque le di el día libre — frunce el ceño y yo suelto una carcajada, trato de tranquilizarme ya que al parecer el hombre no tiene una pisca de humor — En autobús
— Yo la llevo — dice al fin
— No es necesario, estoy acostumbrada a viajar de noche no es la primera vez — enarca una ceja dándome a entender que no le ha gustado mi respuesta lo que me impone a explicarme mejor — quiero decir que en mi antiguo trabajo tenia horarios muy extensos y por lo general viajaba de noche
— No está en discusión, ¿vamos? — extiende su mano esperando mi respuesta, la observo por un momento apreciando muy dentro de mi como algo está por cambiar, puedo experimentar el miedo y la adrenalina pero aun sintiendo que no es la mejor opción pongo mi mano encima de la suya, inmediatamente me la estrecha y me acerca a su torso. Caminamos en silencio hasta la calle cuando un hombre alto, moreno de aspecto serio se acerca a nosotros y abre la puerta de un hermoso maybach 62s negro, creo que la boca se me desprende y me cae al suelo, en mis sueños más locos nunca imagine estar subida en un auto de estos no solo porque son extremadamente caros si no porque no combina con mi estilo. Subo en silencio y empiezo a inspeccionar todo por dentro, la cojineria es de cuero gris, cuenta con su propio aire y es realmente espacioso; se acomoda a mi lado y no puedo evitar sonreír para preguntarle
— Pensaba que eras de los hombres fieles a una causa — voltea su rostro serio y una mirada fría causando que el corazón se me acelere y de inmediato dañe mi sonrisa
— ¿Quién dice que no lo soy?, soy realmente apasionado con lo que considero mío señorita, mi lealtad esta con el que se la gane. Claro que todo depende de sus acciones
— Si... bueno no lo quería ofender, solo que me parece raro que usted que tiene una marca de coches tenga vehículos de la competencia— expongo mi punto de vista pero ya no es tan divertido como lo había sentido
¡Pero que idiota, es mi jefe y lo trato como tú!, ¡Maldita cabeza!
Sonríe por primera vez desde que lo conozco haciéndome rabiar — Que tenga una marca de coches no significa que no aprecie los buenos autos, no le temo a la competencia señorita Stone, analizo mi alrededor para que el cazador nunca se vuelva presa
Me anclo a su mirada sintiéndome estúpida por haber preguntado tal cosa, por alguna extraña razón lo considero perfecto hasta en su forma de hablar, todo el emana pasión aunque yo sea una chica segura de mi misma él me gana en todo sentido. El carro se detiene y me bajo del vehículo dándome cuenta que estamos al frente de uno de los mejores restaurantes italianos de la ciudad
— ¿Pensé que me llevaría a casa?
Realmente se está comportando demasiado amable, pero tampoco quiero confundir yo las cosas, sé muy bien que él es solo mi jefe y por más que yo quisiera que pasara algo entre los dos tengo que estar consiente que eso es imposible
— Yo tengo hambre y por cómo le ruge su estómago señorita Stone realmente tenía miedo que en cualquier momento le diera por comerme, aunque claro que se puede disfrutar de un buen banquete de muchas formas
Su comentario me deja de piedra y avergonzada no creo que mi estómago este tan desesperado de comida para que él se diera cuenta, y claro que me lo comería pero lo haría lento, como se debe degustar un delicioso pasa bocas. Ingresamos al local y de inmediato nos acomodan en una mesa junto a una fuente, es un restaurante hermoso donde se aprecia la noche y el aire libre, me acomodo en la silla entrelazando mis dos manos para darme seguridad cuando el mesero nos trae nuestras respectivas cartas para ordenar, veo todos los platos y nombres de exquisitas comidas lo que hace que se despierte un hambre feroz pero al pasar por los precios toda ilusión desaparece de momento; esto debería ser un robo en toda sus letras no podría comer acá ni trabajando un mes
— ¿Ya se decidió? — su tono es de pura curiosidad pero yo solo me quiero esconder en la silla
— Bueno creo que la pizza no estaría nada mal — digo esperando su aceptación
Cuando el mesero vuelve a entrar en acción Erick pide una pizza napolitana y una botella de vino tinto, nunca me he considerado una persona callada pero hay veces ciertas personas que te dejan sin habla, quitan todo rastro de seguridad en ti
— Señorita Stone la encuentro fascinante — la piel se me eriza y una presión en mi pelvis comienza a incomodar
— Creo que me puede llamar por mi nombre y no ser siempre tan cordial, y respecto a lo de fascinante no sé a qué se refiere. ¿Puede ser más específico? — no se ha donde vallamos a parar con esta conversación pero si quiere jugar pues le mostrare que soy una excelente contrincante
— Todo en su momento Alicia, por lo que se dé usted es soltera, vive sola, su hermana está casada y su madre se encuentra enferma — me trago la lengua al escuchar toda esta información de su boca
— ¡Pero qué es esto el FBI! — exclamo agobiada — si lo que pretende con esta cena es saber toda mi vida pues le advierto que no tendrá más información de la requerida señor Griffin — en ese momento llega nuestra cena y ya me encuentro sin apetito, nos sirven dos copas de vino y yo cojo mi copa para saborear la bebida
— Necesito saber al menos lo mínimo de usted, recuerde que labora en mi compañía tengo que estar atento con mis empleados
— ¡No me diga!, creo que ese periodo ya lo pase en las entrevistas, y tampoco creo que mi vida sea tan interesante para que usted quiera saber todo de ella, o debo suponer que a todas sus empleadas las invita a cenar — hablo obvia
— Vamos al grano, tengo cierto interés en ti
Me atraganto con el vino en mi boca, nunca pensé que mi jefe me dijera algo como esto, si, lo acepto, es encantador pero creo que fuera de eso no se vería nada bien que se involucrara con su personal; porque eso soy, ¿o no?
— Creo que es algo apresurado lo que usted me dice, además yo no tengo ningún interés en usted aparte de el que se debe tener por un jefe. Perdone si le he hecho pensar lo contrario
No me dice una palabra más, terminamos la cena en silencio y en ocasiones sentía que iba a reventar y terminaría diciendo que era mentiras, que él me interesaba más de lo estrictamente necesario, pero una gran parte de mi quería resistirse y no dejar que me dominara tan fácil, con solo mirar a su alrededor veo un hombre que tiene todo lo que quiere con solo pedirlo y porque yo sedería tan fácil a sus encantos
Por tu placer ¡idiota!
— ¿QUEEE?
Ya me vas a salir con el chorro de que no te mueres por abrirle las piernas, no te olvides Alicia que soy tu conciencia y, querida amiga ella no miente
— Te demostrare que te equivocas
Pues será un juego interesante
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