2º
Abro los ojos sintiendo los latidos de mi corazón y la lengua afuera, en mis veintidós años de vida no había tenido un susto tan grande como este, todo mi cuerpo me tiembla y creo que estoy a punto de derrumbarme y caer al suelo; el hombre se baja del auto y me empieza a inspeccionar como si tuviera dos cabezas
— ¿Se encuentra bien? — me pregunta con una voz gruesa
Yo no respondo me quedo mirándolo como si estuviera en shock, estoy consciente de que me observa mas no puedo coordinar mis palabras ni mis actos
— ¡Señorita le estoy hablando, al menos tenga la decencia de responderme! — dice irritado
Cuando por fin me siento yo y mi cerebro empieza a funcionar de nuevo volteo y cojo una piedra lanzándola al parabrisas de su coche, el vidrio se quiebra de inmediato y el señor abre su boca sorprendido
— Si señor me encuentro bien, gracias por preguntar
El hombre apenas me mira sin responder una sola palabra
— ¡Señor le estoy hablando! — lo imito y como no tengo las ganas para quedarme en el lugar de los hechos volteo y me dirijo al estacionamiento
Me siento en el autobús pensando en que ahora estoy sin trabajo pero tampoco quiero ir desconsolada a mi apartamento para empezar a llorar como magdalena, más bien me apetece salir tomar un café con mi hermana. Cojo el móvil y marco el número de Zoe
— ¡Coño, hasta que por fin me llamas!
— Hola para ti también, solo por aclararte tú también tienes un celular y mi número para llamarme
— No tengo saldo — se escusa
— existen minuteros, no trates de excusarte siempre en todo
— parece que alguien está de mal humor y quiere desquitarse conmigo
— solo quiero tomar un café contigo hace mucho que no nos vemos y quiero saber cómo esta mamá
— No puedo salir hoy Alicia — baja la voz — tal vez otro día
— Entonces voy yo a tu departamento — trato de proponerle una mejor solución ya que ella al parecer no quiere utilizar su cerebro para darme alguna
— ¡No! Hoy estará Anthony en la casa y sabe cómo se pone cuando te ve en el departamento y sinceramente no quiero tener problemas con el
Me quedo callada a través de la línea, esta es la parte de mi familia que odio el hecho de que mi hermana se deje controlar de su marido el cual me odia me repugna, no me parezco a ninguno de ellos y espero nunca parecerme. Todas las mujeres de la casa son sumisas y viven encerradas en una maraña de mentiras; en cambio yo tengo los pies bien firmes sobre la tierra y no dejo que nadie quebrante mi espíritu, no existe ni existirá la persona que pueda controlarme
— Bueno Zoe no te molesto más, que tengas una bonita noche — cuelgo el móvil y me dirijo al apartamento
Cuando entro a mi casa me dirijo a la cocina y empiezo a preparar un café el cual todavía no se me quita las ganas de tomar, cuando la tetera suena me sirvo un vaso caliente y cojo el periódico mirando la sesión de trabajo, observo todo anuncio que aparece pero ninguno que pueda obtener; cuando ya me siento lo suficientemente cansada me dirijo a la cama para quedarme completamente dormida
El sol empieza a entrar por la ventana que olvide cerrar anoche, me desemperezo y cojo el móvil marcando el número que no debería estar llamando cuando escucho su melodiosa voz
— Halo
— Hola, ¿Cómo estás? — digo con emoción de escucharla después de tanto tiempo
— ¿Quién habla? — pregunta cuando siento que llama a Josh
— Soy Alice, solo quería saber cómo te encuentras
— No te conozco, ¡por favor no me vuelvas a llamar! — En ese momento mi corazón se desgarra más de lo que pudo estar alguna vez, cuando escucho la voz de Josh — ¿para qué llamas?
— Es mi madre, creo que tengo el derecho de hablar con ella y saber cómo se encuentra — digo enfadada
— Pero ya sabes que ella no se acuerda de ti, y cada vez que escucha tu voz se altera así que por favor no vuelvas a llamarla, si quieres estar informada habla con Zoe y no te olvides de pasar el cheque para los medicamentos de mamá
— Esta bien — corta la llamada mientras un sollozo escapa de mis labios, es tan triste tenerla tan cerca y a la vez tan lejos, no puedo ayudarla con nada solo con pasar dinero cada mes para que compren sus medicinas y pedir un milagro que nunca llegara, el timbre empieza a sonar así que limpio mis lágrimas y abro la puerta
— Hola princesa, gracias por salvarme el culo anoche — miro a Mark y le dedico una sonrisa, me hago a un lado para que pase — ¿Por qué tienes los ojos rojos?
— Por mamá, nunca se volverá acordar de mi — trago todo tipo de emociones que pueda estar sintiendo en este momento
— Hay nena como siento que la vida sea tan injusta contigo — me abraza mientras las lágrimas comienzan aparecer
— No sé porque se tuvo que olvidar de mí, y encima mi hermana no me puede ver porque su marido me odia. Estoy más sola que un perro, es mas a un perro lo quieren más que a mí, al menos yo lo querría si tuviera uno
— No seas ridícula me tienes a mi sabes que te amo con todo mi corazón — dice sonriendo
— Lo sé, por eso siempre serás mi persona favorita
Nos sentamos en el sofá y comemos galletas recién horneadas de la casa de Mark, se queda toda la tarde en mi apartamento mirando ofertas de trabajo en su Tablet el cual solo pudimos seleccionar una que era en un concesionario como recepcionista, envié mi currículo y ahora solo tenía que esperar llamada. El día pasó volando y Mark ya se despedía para irse a trabajar, me acomode en la cama cerrando los ojos hasta que perdí el conocimiento
El sonido escandaloso me despertó de inmediato, busco mi móvil hasta que lo encuentro debajo de la cama y contesto
— Halo — mi voz suena fea y soñolienta
— Buenos días señorita, la estamos llamando del concesionario Audi para concretar con usted una entrevista —dice un señor a través de la línea
— Así es — respondo inmediatamente
— ¿le quedaría fácil hoy a las dos de la tarde?
—Si señor
— Entonces quedamos a las dos de la tarde
— Gracias
Me bajo de la cama de golpe empezando a saltar por todo el lugar, estoy realmente feliz, nunca pensé que me llamarían tan rápido definitivamente esto ha sido un golpe de suerte. Me dirijo al baño y lavo mi cabello, cojo el secador y lo organizo en pequeñas ondas, uso un poco de maquillaje y me visto con un pantalón negro y una camisa manga larga a juego con unos tacones de diez centímetros. Quiero dar la mejor impresión de mí, porque ese puesto tiene que ser mío.
Salgo de mi casa con toda la positividad del mundo esperando que todo resulte de acuerdo a lo imaginado
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