SOY REAL, NO PERFECTA

Me paro del sillón, tiro la revista y empiezo a dar vueltas por toda la sala, hoy es uno de esos pocos días en donde siento que puedo coger el cielo con las manos; no necesito nada más que una sonrisa en la cara para saber que todas las tormentas pasaran, he rogado, he llorado y ahora solo en un lapso de tiempo creo que estaré bien aunque sea por pequeños segundos.

La soledad no es de todo mal a veces realmente te ayuda a recapacitar sobre lo que estás haciendo mal o sobre las personas que te toca alejarte. Hoy tengo que estar en el supermercado a las doce de la tarde para recibir mi turno así que empiezo arreglarme para estar un poco presentable, al mirarme al espejo me veo radiante. Amarro mi pelo negro en una coleta alta, mis ojos azules tienen un brillo especial, aplico un poco de mascarilla para las pestañas y labial mate. Salgo justo tiempo para coger el autobús, espero alrededor de media hora hasta que el autobús se digna a pasar y puedo subir.

Llego cinco minutos tarde al trabajo y el día de felicidad se ha ido a la mierda cuando veo que viene mi jefa regordeta con una planilla en la mano y mirando el reloj, pongo mis ojos en blanco para dar siempre la misma escusa

— ¡Otra vez tarde Alicia! — me reclama

— Si, eso parece — alzo la mano enfadada — ya le he explicado que el transporte es demasiado lento

— Y creo que te he dicho que salgas más temprano de tu departamento — me mira directo a los ojos para que sepa que está bastante harta con mi impuntualidad

Me despido de mi jefa diciéndole que será la última vez cosa que yo sé que es totalmente falso, llego a mi lugar de trabajo para recibirle a mi compañera la caja y la cantidad de dinero que se ha hecho en el día

— ¿Otra vez tarde? — habla Mark a mi lado

— El autobús que se le pego la sabanas y le gusta que me meta en problemas, ¿y tú no se supone que ya deberías de estar saliendo?

— Hoy hago doble turno, ya sabes que este mes me toca pagar la hospitalización de mama y no tengo todavía el dinero completo — miro triste a Mark, su madre le diagnosticaron Sida y está en sus últimos días, pero el sigue luchando por salvar su vida aunque en el fondo sabe que su momento está por llegar

— En este pago te prometo que te pagare — sonrió

— No te preocupes Ali, antes mejor que te demores así va consumiendo más intereses — suelta una carcajada y yo lo sigo satisfecha

Trabajar en un supermercado es simplemente agotador, la fila de clientes parece nunca acabar, no falta la persona mal educada que te quiera dañar el día y te insulte, trabajo doce horas diarias y puedo asegurar que ningún día es menos pesado que otro.

Hoy me toca estar hasta las 8 de la tarde en caja y después pasar a degustaciones con Mark, cuando por fin llega el momento de salir doy gracias de poder respirar el aire frio y volver a mi apartamento para acostarme en una cama caliente. Corro hasta la parada de buses ya que es el último que pasa por la zona, abro la puerta y me tiro al sofá quedándome dormida.

Cuando abro los ojos son alrededor de las 10 de la mañana cosa que me toca meterme al baño para arreglarme he ir a trabajar. Este último año mi vida ha sido una rutina de mierda, no tengo el suficiente tiempo para mí solo me mantengo trabajando y durmiendo para poder aguantar el estrés que te genera el trabajo.

Hoy es un día bastante calmado, he organizado los productos y revisado que el inventario este bien cuando de pronto siento unos gritos procedentes de la entrada, me dirijo discreta cuando veo un tipo alto, fornido con un pasamontañas y amenazando con una pistola la caja de Mark para que le entregue el dinero, el corazón me empieza a palpitar demasiado rápido y la sangre a fluir por todo mi sistema; sin ni siquiera pensarlo una vez cojo la botella de whisky y la estallo en la cabeza del sujeto que estaba espaldas a mí, el tipo cae al suelo encima de los vidrios rotos de la botella, Mark me mira con los ojos abiertos y su frente sudada por el susto, yo en cambio estoy tranquila y cojo el teléfono para llamar a la policía.

Después de todo el proceso pude explicar todo lo acontecido a los guardas de seguridad que al parecer los dos estaban fuera de su puesto de trabajo, cuando llega mi jefa todo se complica más de lo previsto

— Alicia, ¿Cómo pudiste quebrarle la botella a ese sujeto? ¡Estás loca! — alza su voz

— No lo sé señora Morrison, lo único que tenía en mi mente era detener a ese tipo, vi a Mark muy nervioso. Además odio los ladrones — respondo lo más sincera posible

— Por si no lo sabes tú eres cajera no vigilante y si esos tipos te hubieran lastimado el seguro no te hubiera cubierto porque metiste las narices donde no te llaman. Solo para que lo sepas tienes que pagar la botella de whisky que quebraste

— ¡Que! — Alzo mi voz — más que salvo su mugroso supermercado tengo que pagar la botella. ¡Esta demente!, no le daré ni un centavo

— Tranquila te lo descontare de tu pago — sonríe de forma triunfante

En ese momento me mando sobre ella y le doy un puñetazo en la cara — vieja regordeta, ojala se engorde más con su cochino dinero— Mark aparece y me sujeta de los hombros para que me tranquilice

— ¡Cálmate Alicia! — susurra en mi oído

— Esta usted despedida — habla la regordeta

— No señora, yo no estoy despedida más bien renuncio que es diferente, ojala se metan los ladrones y la dejen sin un quinto

Salgo del lugar indignada, la rabia me consume más de lo normal. No puedes sentirte un día o una semana feliz porque llega alguien y daña todas tus emociones. Bajo la acera para cruzar la calle cuando un carro a toda velocidad viene directo sobre mí, cierro los ojos escuchando solo el crujido de las llantas en el pavimento

Es mi final....